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El perro de Vlachavas

AlantarAlantar Gonzalo de Berceo s.XIII
editado octubre 2014 en Narrativa
Su cabeza está enterrada en el Monte Osa”, nos dice mientras señala una cima, en el horizonte. Hablamos de Efthymios Vlachavas, un sacerdote griego que luchó contra el poder otomano. Encabezó, en el año 1808, un alzamiento armado que se extendió por toda la región de Tesalia. Finalmente, Alí Pashá, el “León de Ioanina”, acabó con su resistencia; como señal de victoria dejó la cabeza de Efthymios sobre un pilar de piedra.


Aquí comienza la leyenda: “Efthymios tenía un perro, que siguió a los asesinos en silencio”; ha bajado la voz para contárnoslo, como si hablara de algo secreto. Al parecer, el perro, después de muchos esfuerzos, logró trepar al pilar y agarrar la cabeza de su amo. Amparado por la oscuridad, huyó con ella hacia el Monte Ossa.


Nos sirve una ronda de ouzo y comienza a recitar:


¿Quién es ese?”, pregunta el pino al plátano;
el sauce al ciprés, el olmo al laurel.
¿Quién es ese que pasa?, ¿acaso no es Vlachavas?”


Parece traducir directamente del griego. Eleva ligeramente los ojos ligeramente, como tratando de recordar.
El perro asciende por la ladera de la montaña, cada vez más agotado. Los árboles van desapareciendo a medida que se acerca a la cima, cubierta por un manto de nieve. Allí el animal cava un agujero, en un último esfuerzo, y entierra la cabeza de Vlachavas; luego se tiende a su lado y muere. El sol comienza a elevarse por el Este.

“¡Oh, feliz sea el lecho de nieve,
donde enterrado yace Vlachavas!.
La madre que dio a luz al héroe,
de nuevo le abre su pecho.”


Celebra los último versos alzando su vaso: “¡yamas!”1. “Yamas”, respondemos, alzando los nuestros y vaciándolos de un trago; miro para ella disimulando una sonrisa: hace esfuerzos para no fruncir el ceño; no le gusta el licor. La noche se ha ido cerrando, sólo quedamos los tres en la terraza. Se escuchan ladridos en la lejanía; tal vez algún descendiente, del perro de Vlachavas.




1. "¡Salud!.


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Comentarios

  • paraclixisparaclixis Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado octubre 2014
    Aparte de retratar la fidelidad/lealtad de un animal como el perro, el relato, con sutil ternura desemboca en una perpetuación... El perro, de algún modo, junto con Vlachavas, permanece, así sea en un lejano eco, en una alegoría, habiendo dejado descendencia.

    Enhorabuena Alantar... A lo mejor, hubiera estado bueno haberle dado algo más de extensión al relato (simple opinión o percepción); sin embargo, pienso que has logrado crear cierta intriga y transmitir un mensaje de perseverancia y fidelidad perruna, con concisión y acierto.
  • AlantarAlantar Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado octubre 2014
    Gracias, Paraclixis.

    Trato de ser muy breve en estos textos, simples escenas de un viaje a través de Grecia.

    Este momento del perro me llamó especialmente la atención, ya que hace referencia a algo que aún permanece muy vivo en ciertos lugares del país: su pasado relacionado con Constantinopla, los tiempos de la ocupación otomana y la religión ortodoxa.

    Un saludo.
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