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Últimas palabras de un personaje secundario.

anderosuanderosu Gonzalo de Berceo s.XIII
editado diciembre 2013 en Narrativa
Yo que gozaba de una vida tan plena, que no conocía la dicha de carecer de preocupaciones e incluso me quejaba de ella, ¡ay! Digo con seguridad que sólo vive verdaderamente, sólo experimenta ampliamente la vida el que ha cruzado el umbral, el que ha sufrido en piel ese zarandeo que se mofa del destino, esa finalidad que se intercambia en un instante como el voltear de una hoja. Tengo la triste obligación, no sé si por verdadero deber o tan solo porque siento que si no lo grito al blanco cielo explotaré, de informar a la nada que mi autor ha muerto esta mañana.

Presencié todo el suceso, pues el sillón de la sala se ve sin problema desde este escritorio. Estaba tan sereno, como siempre es (¡fue, fue! Dios mío, aún me desgarra el pecho aceptar su partida), escuchando las noticias, cuando sus ojos se tornaron quebradizos como caramelo y empezaron a mirar nerviosos a los lados sin cesar, como buscando a la muerte que ya se encontraba a sus espaldas. Después los cerró muy lento, como queriendo absorber su último vistazo a este mundo que tan mal lo trató.


El pobre dejó esta novela inconclusa. No lo puedo aseverar con seguridad, pero diría que no llegó ni a la mitad el manuscrito. La naturaleza le arrebató esas páginas que jamás serán. En su historia soy un personaje secundario, espero que esto no reste importancia a lo que diga.

No diría que estoy demasiado bien escrita y construida, son notables un par de contradicciones en ciertas conversaciones, sobre todo entre los capítulos II y IX. Además, la descripción que me otorgaron no es la más provechosa. Lo cierto es que no puedo explicar con demasiada certeza quien soy. No me molesta esto, más bien confié en Ernesto, confío en que hay una razón por la que sea menos y no más.

Ernesto nunca llegó a ser uno de esos escritores exitosos, aquellos de los que se hablan incontables años después de muertos, con todos sus libros y cartas publicadas hasta el cansancio. No será jamás un Kafka (le oía hablar de él con sus colegas en ocasiones), al que le publiquen novelas inacabadas.

¿Qué será de mí, encerrada en este altercado tan particular? Casi siento la brisa de la ventana que dejó abierta llevarse mi pelo y mis palabras como polvo… ¿Habrá un sentimiento más aplastante y que conceda mayor impotencia (…y con qué ligereza la concede) que conocer con certeza el despropósito de la propia existencia? ¡Conocer, conocer! Otra empresa frustrada incluso antes de proponérmela. ¿Qué podré conocer yo, tan indefensa en esta resma inmóvil y condenada?

Siento como se atrofian una a una, con suma crueldad, todas mis extremidades. Mi mente las sigue… Camino de lado a lado para intentar airearlas, sin ningún rumbo posible. ¿Y qué camino puedo pretender obtener, con el cuerpo tieso a pocos metros de mí…? La vaharada post-mortem da las primeras bofetadas a mi rostro lacio. Ya no habrá nadie quien me escriba, nadie que tome las decisiones que definan mi desenlace. No deseo el barco a la deriva de la resignación, pero ¿me queda opción?

No, las páginas no se escriben solas, mi vida pasa a ser en un cerrar de ojos, en la última inhalación de este buen hombre, una roca precipitándose por una montaña sin fin. Estoy sentada en el piso, esperando con ansias absolutamente nada.

¡Pobre el que niega la necesidad de dirección en la vida! En la misma medida, ¿es admisible que sea yo tan arrogante como para pretender darle una propia? ¡Imposible! Precisamente para eso existió él, y degradarme a una impúdica rebelión sería inadmisible. Ante todo, debe prevalecer el respeto en mi alma que tanto le debe…

Aun así, no puedo evitar que prevalezca la nostalgia… Quise haber conocido más el mundo exterior, haber visto alguna vez el cielo, oído más pájaros cantar, quizá oír más música que la que ofrecían acá. Ernesto nunca sacó el manuscrito de la casa. No se lo reprocho, pero tampoco es la añoranza un fenómeno racional.

Soy de las que sostienen la opinión de que decir algo exalta aún más la emoción que encierra a reservárselo y, por lo mismo, estos pensamientos errantes van inundando poco a poco mis ojos. Una vez más, sin intención alguna de ofender a lo superior a mí, ¿por qué hubo de tocarme esta suerte tan espantosa, la merezco acaso? ¡Preferiría mil muertes a la incertidumbre, al timón roto, a este campo blanco e infinito! Imagino como algunos se quejarán de la ignominia de ser los únicos en el planeta conocedores de su finitud, y a ellos replico: ¿no sería peor aún ser conocedores del infinito o no saber absolutamente nada del destino, aunque aceptando que debe de haber uno? ¡Enloquecerían! Yo que he conocido ambos pesares, les aseguro que mucho más degradante es este último.

A esto me reduzco. El tiempo que lo reduce todo, ha reducido a Ernesto a una figura petrificada y me ha reducido a mí a este discursillo de polvo, un divagar ceniciento. De nada sirve, nada soy, no es más que un desperdicio de energía seguir pensando y profiriendo las dulces melancolías que me presionan. Verdaderamente, es el fin. ¡Me rindo, me rindo! Sí, ¡me entrego a lo que pida el universo de mí, me resigno a callar, entiendo que jamás fui libre y que osar conseguir algo más por mis humildes medios es la ridiculez más ciega concebible! Todo este blanco sustrae de mi corazón el último hálito de esperanza…

¡Ay! Ya veo a los uniformados marchar dentro del apartamento, el hedor nos debe haber delatado… Algo cambiará al fin, aunque sea para mal. ¡Es ahora todo claro, siento como una alegría incomparable invade hasta el último rincón de mi cuerpo! Escapo del nefasto hoyo que pensé que no abandonaría jamás. Vuelve a mí la sonrisa, vuelve algo de poder, qué importa que sea tan solo psicológico... ¿Es esto a lo que llaman coloquialmente la “luz al final del túnel”? Es la más dulce recompensa conocer mi fin venidero. ¡Gracias, Ernesto! ¡Gracias, oficial! Ahora me propongo a reposar, es sólo cuestión de tiempo para que empiecen a deshacerse de los efectos hallados de importancia menor. Estoy tan acostumbrada a esperar. Sin embargo, espero una vez más. Pero esta vez espero con júbilo ante algo distinto. ¡Espero la hoguera y su amoroso fuego que me llama, que me abraza y entiende! ¡Espero volverme uno con ella, para no retornar jamás a este mundo implacable!



***



Estas páginas anexadas fueron halladas sobre el manuscrito de una novela inconclusa del fallecido boletero de trenes y escritor Ernesto García, en su apartamento en la calle Mayor.

Comentarios

  • anderosuanderosu Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado noviembre 2013
    Digan que les parece, por favor.
  • SuinaSuina Garcilaso de la Vega XVI
    editado noviembre 2013
    Prometido.
    Hasta pronto.
  • SuinaSuina Garcilaso de la Vega XVI
    editado noviembre 2013

    Últimas palabras de un personaje secundario.


    ¡Original!

    En las primeras frases plañideras creo que has dado con con el timbre llorón perfecto, no solo para captar la atención del lector, sino la esencia del personaje. Por supuesto le quitaría una de las dos terminaciones en mente tan cercanas. ( en vez de ampliamente, con amplitud). Quedaría un bloque perfecto. ( en el tono, en la smaneras, en la actitud, en el cómo lo cuenta, el contenido y el continente).
    No importa que a veces el narrador sea álgido en su relato, pues acaba de fallecer su creador, y sí, se puede permitir el rasgarse las vestiduras, porque además hay cierta corriente soterrada de humor cáustico que lo salva de la ridiculez….como ese grito… de ¡Fue, fue, Dios mío, aún me desgarra el pecho aceptar su partida…parece una opereta con intención de que le sea. ( Me encanta). Por lo tanto te puedes permitir palabras grandielocuentes y frases hechas como las de último vistazo a este mundo que tan mal lo trató …arrebatar….¡Qué será de mí!...sentimiento aplastante…suma crueldad…suerte tan espantosa…último hálito de esperanza…todas esas exclamaciones dramáticas que en un contexto de seriedad resultarían ridículas, aquí son adecuadas. ¿Por qué? Porque eres consciente de ello, ( o espero que lo hayas sido), has utilizado el drama para resolver un cotidiano de dolor desde la sutil ironía.
    Y además está el guiño de la novela como sujeto sufriene y paciente hacia su autor mediocre, un infeliz inconcluso de contradicciones en varios capítulos de malas descripciones,de incertidumbres en la construcción del personaje, ( un mal escritor).
    Quitaría la mención a Kafka, no necesita ninguna referencia, todo escritor que se precie sabe de quién se trata sin necesidad de esgrimir su lectura.
    Y he ahí a la novela inconclusa, resma inútil vacía de palabras junto al cadáver de su autor fenecido. ¿Ves? Humor ácido que casa con el dramón que se ha montado su huérfano de palabras.

    ¡Sí señor, muy bien! Esto sí que sí.


  • anderosuanderosu Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado noviembre 2013
    Suina,
    ¡Muchas gracias por tus palabras y tu tiempo!
    Me alegra que te haya gustado, ahora mismo estoy revisando y arreglando mi nuevo cuento, que publicaré aquí apenas me sea posible. ¡Espero ansioso nuevos textos tuyos!

    Saludos...
  • SuinaSuina Garcilaso de la Vega XVI
    editado noviembre 2013
    De nada.

    No hace falta que esperes nuevos trabajos ¡Anda que no tengo puestos cuentos por aquí!
  • solyarenasolyarena Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado noviembre 2013


    A mí también me gusto' mucho.

    Desde las primeras líneas desperto' mi interés.

    Muy bueno.


    Saludos.

    SolyArenas.

  • anderosuanderosu Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado noviembre 2013
    Mil gracias a ti también, SolyArenas.

    ¡Saludos!
  • TrasgoTrasgo Fernando de Rojas s.XV
    editado noviembre 2013
    Excelente, muy original...

    Me acordé de Unamuno, de las nívolas, los entes de ficción y esa clase de 2 medio que me dejó volando en la niebla...

    Dudas solo para ampliar y aprovechar de aprender, no me queda claro que Referirse a Kafka sea un error o un problema, no entendí eso que dice Suina... Además, no lo dice el autor, lo dice un personaje y yo a los personajes les perdonaría todo ... jajaja (Además, los personaje son inperfectos, pero inmortales incluyendo a Ernesto García y nosotros no... ).

    Por último yo creo, que los personajes, también pueden utilizar frases hechas y redichas, fraces rebuscadas y citar en latin si quieren. Hablar en el idioma que quieran, con la terminología que deseen, decir groserias, etc, etc... Solo tiene que concordar la descripción con el pensamiento, el habla, su actuar, etc... No podría leer a un personaje Narcotraficante sin educación, por ejemplo, filosofando con palabras de tercer orden y pretender que eso sea muy creible.

    A mi me pareció un cuento inteligente y creo que tiene mas interpretaciones que las que el propio autor quiso dejar... (Suele pasar)

    Saludos
  • SuinaSuina Garcilaso de la Vega XVI
    editado noviembre 2013
    Por supuesto trasgo que los personajes tienen mil bocas, y diversos registros…si hablas de un personaje fatuo, vanidoso, poseso de sí mismo, pedante…hay que revestirlo de frases hechas, latinismos, y se puede utilizar cualquier recurso que haga creíble al personaje…y si es un personaje de la calle utilizar el lenguaje de la calle o coloquial. Por supuesto también me encantan los personajes imperfectos, es aburrido crear personajes demasiado lineales, estamos de acuerdo.
    Por aquí solemos hacer narraciones cortas donde tenemos que poner todasl as armas para el lucimiento del personaje, que no del autor, y creo que tenemos que liberarnos de lo que sobra o estorba.
    Me quise referir no al vocablo del personaje, sino a los pensamientos del autor que se entrometen en el personaje para su propio lucimiento, creo que hay que huir de las frases hechas, latinismos,clichés, estereotipos que deslucen un texto, salvo que el texto se ade tal longitud que pase desapercibido, o que esté magistralmetne utilizado.
    Creo que, aún siendo aprendices de escritores, simples aficionados, debemos ser singulares, personales, crear nuestro propio estilo ( aunque hayamos bebido obligatoriamente de las fuente de los buenos autores de literatura, el aprendizaje…pero luego hay que soltarse de la influencia de todos ellos e intentar tener estilo propio, algo muy difícil...) soltar lastre, entre elloslas frases hechas, las citas que no vienen a cuento, los latinejos… ( solo por absoluta necesidad del guión).
  • anderosuanderosu Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado noviembre 2013
    Muchas gracias por tomarte el tiempo de leerme y comentar, Trasgo. Justo el otro día cavilaba sobre lo que tu dices, o al menos lo hacía en lineas afines. A veces especificidades de personajes me enfurecen, otras me conmueven.
    Tomemos, por ejemplo, "El túnel".
    Dejando por fuera las temáticas, trama, todo eso, y concentrándonos en el estilo, muchas veces me resulta imperfecto, a veces hasta impetuoso.

    Por ejemplo:
    "Simplemente María. Esa simplicidad me daba una vaga idea de pertenencia, una vaga idea de que la muchacha estaba ya en mi vida y de que, en cierto modo, me pertenecía".

    Al menos a mí me produjo una picosa zozobra leer esto aún la primera vez. Sin tocar la anáfora, admitiéndola, la redundancia de 'pertenencia' es innecesaria y evidente. Habría sido superior, en mi humilde opinión, "...y de que, en cierto modo, era mía".

    Pero Juan Pablo Castel es un pintor, no un escritor. Ese es el asunto, ya lo has dicho tu, ese es el escudo, si se me permite la palabra.

    Ahora bien, hablo en abstracciones. No tengo opinión que compartir sobre el asunto Kafka en mi relato. Kafka esta ahí, es y listo. No me molesta, a diferencia de otras observaciones que hizo Suina en mi cuento "Mañana", digamos. "Mañana" es muy pobre.

    En fin, parece que me extendí un poco. Saludos, y gracias de nuevo.
  • TrasgoTrasgo Fernando de Rojas s.XV
    editado noviembre 2013
    Cuando leí el comentario de Suina se me vino encima Roberto Bolaño y los Detectives Salvajes, ahí la gran mayoría eran poetas ...mexicanos, argentinos, chilenos... una mujer parisina, un loco desde el manicomio, y tu pueden notar la diferencia en los personajes y por supuesto que tienen ese escudo del que tu hablas. De hecho a mi me pareció un pedante unos de esos personajes que citaba en latín, lo detesté desde un principio, y lo leí odiándo. De ahí también mi comentario con respecto al latín.

    El mismo Bolaño, lista cientos de autores (algunos de ellos, creo inexistentes)... y a mi como lector me gusta por que puedo hacer nexos. Desde ese libro, salté a otros dos, lo que te deja mas interesado aún en la literatura.

    Entiendo lo que dice Suina con respecto a dejar las influencias y buscar el estilo propio, pero creo que eso no se busca, simplemente aparece con el pasar de los textos y cuando uno se siente cómodo con sus escritos y siente que, ya no hay que seguir trabajándolos. (Todavía no me pasa)

    Con esto que dice Suina también, me queda mas clara su posición... y comentario inicial.

    "...salvo que el texto sea de tal longitud que pase desapercibido, o que esté magistralmente utilizado."

    Detectives Salvaje es extenso y Bolaño un maestro.


    ...

    En el túnel, claro es un pintor bastante culto, celópata y quizás cuanto más, no tendría por que ser un gran literato, ni manejar tanta técnica al escribir...Su estado emocional también debería influir.

    En este tema son discusiones que se dan y escuelas que seguir. Y hay que extenderse todo lo necesario con tal de aprender.

    (Otro texto largo y otro maestro.)

    Por último, agradezco la riqueza de los comentarios.

    Saludos
  • anderosuanderosu Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado noviembre 2013
    Ah, ¡los detectives! Grande.

    Sí, lo recuerdo bien, te refieres al abogado, al relato de la sima y todo eso.
    Estoy de acuerdo, resultaba un tanto cansón aquello.

    No te sorprenderá que no tenga más que agregar. Me alegran un poco todas estas conversaciones, estas divagancias literarias... ¿No es extraño? Me resulta imposible ahondar en temas así con cualquier persona que conozco en carne y hueso y, en cambio, basta alzar la tapa de la laptop y golpear unas cuantas teclas para estar en el meollo del asunto, con gente que ni sabemos existen.
  • SuinaSuina Garcilaso de la Vega XVI
    editado noviembre 2013
    Yo no sólo existo, sino que además soy. :p
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado noviembre 2013
    Yo también soy y me mantengo no solo del aire:):D
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado diciembre 2013
    Anderosu
    Recordé un texto de Vargas Llosa, se llama “historia de un deicidio” que es nada menos que un ensayo dedicado a García Márquez.
    En wiki encontré esto:

    "Escribir novelas es un acto de rebelión contra la realidad, contra Dios, contra la creación de Dios que es la realidad. Es una tentativa de corrección, cambio o abolición de la realidad real, de su sustitución por la realidad ficticia que el novelista crea."

    Mario Vargas Llosa. Historia de un deicidio
    //
    Tu texto lleva a la práctica algo de lo propuesto por Vargas Llosa, un personaje que se lamenta por que no va “vivir”.

    Bueno, es lo que tengo que decir.

    Saludos

    pd.: Los elogios ya te los dieron antes así que quisé ser "original".
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