Me encanta el riesgo.
Llámame loco, Acúsame de no tener apego a la vida, de ser un inconsciente. Pero, la sensación de dejarte caer desde arriba del puente atado a un simple cable elástico… esa…esa no la cambio por nada.
¡Menuda descarga de adrenalina!
¡Menudo subidón!
¡Uh, uh, uh, uh ,uuuuuh!
Bueno, si acaso… hasta ayer.
La primera estrella la vi cuando, tras arrojarme al vacío, me percaté de que el novato de la expedición era el que había medido mi cuerda. El muy inútil había puesto tres metros más de lo que debía de acuerdo a mi peso. La vi cuando di con mis dientes contra las piedras del río.
El primer y descontrolado impulso hacia arriba me hizo ver la segunda estrella, cuando, desequilibrado como subía, di con la cabeza en un pilar del puente.
Y cuando la cuerda que me sujetaba friccionó contra una esquina de hormigón y se cortó, dejándome caer desde lo alto, entonces vi la tercera y definitiva estrella.
Ahora, desde mi cama del hospital, escayolado e inmóvil desde hace seis meses, apenas atisbo a ver alguna estrella por la ventana, cuando cae la tarde, antes de que esa insensible enfermera me la cierre.
Comentarios
La escalada hijo mío, es más segura....siempre y cuando no te asegure el inepto de la esquina, que si te contara....
CUANDO LLEGÓ TODO ESTABA NEGRO
Cuando llegó todo estaba negro.
Brillaba el sol de mediodía,
pero todo se encontraba cubierto de ceniza.
Hasta donde su vista alcanzaba,
la calle donde había vivido y el parque colindante,
todo parecía quemado.
Observó de cerca la superficie de una de las farolas.
Como si hubiera sido un árbol,
estaba cubierta de placas carbonizadas,
a modo de reseca corteza.
Nadie paseaba por allí.
Ningún coche circulaba.
No había rastro de vida.
Nada.
Sólo aquella capa de ceniza,
un silencio que ensordecía,
un dolor impersonal que pertenecía al cuerpo,
pero no al alma.
Antes, masticaba el aire,
como quien piensa en un problema que no tiene solución,
sin la pretensión de encontrarla.
Masticaba cada bocanada,
buscando un sabor que nunca llegaba,
que no existía.
Tragaba, paciente, cada suspiro
sin encontrar siquiera el recuerdo,
sin querer observar el futuro,
que se le olvidó hace tiempo.
Era sólo pensamiento aletargado
de una existencia cruel.
La caída fue mortal.
Cuando llegó todo estaba negro.
Mucho más lírica y trágica que mi Puenting.
Me gusta, pero necesito leerlo varias veces para poder asimilar todo el mensaje y captar todos los matices que has querido plasmar en el poema.
¡Enhorabuena!