Llevo un tiempo leyendo este foro, he comentado un par de veces algunas cosas que me han parecido interesantes y esta vez paso por aquí para publicar un pequeño relato que escribí hace un tiempo, si mal no recuerdo para un concurso de relatos de un foro en el que estaba en ese momento.
El relato tiene toques de varios géneros pero debido a su contenido general, creo que la literatura fantástica es el más apropiado. Desde un comienzo fue un relato pensado a tener un comienzo y un final, o al menos, un aparente final, lo cual tampoco significa que no podría ser continuado de alguna manera en otros relatos, pero no está dentro de mis planes. Es probable que tenga sus buenos errores pero me he limitado a algunas correcciones ortográficas menores (ya que ando algo corto de tiempo estas semanas).
O
La piedra de la eternidad
En una habitación pobremente iluminada por la luz de dos pequeñas velas, sin duda consumidas por el paso del tiempo, y por la llama que las adornaba, se alcanzaba a vislumbrar la silueta de una persona un tanto peculiar. El hombre, de apariencia desgastada y desalineada, llevaba gafas gruesas, las cuales usaba para poder descifrar los escritos que sostenía entre sus delgados dedos, debilitados por el paso de muchos años, y en los cuales, él creía, se contenía un muy antiguo secreto, el cual era anhelado por todos los hechiceros y alquimistas de aquellos tiempos.
No podría llegar a imaginar que, dentro de aquellas palabras y extraños símbolos, se hallaba realmente eso que por tanto tiempo había estado buscando: el secreto detrás de la Piedra de la Eternidad. Para alguien como él, cuyos dotes en la hechicería comenzaban a verse afectados por la edad, tan preciado y misterioso objeto era sin duda la fuente de toda su esperanza.
Durante muchos años, se había instruido en la antigua disciplina de la alquimia, y especialmente durante los últimos cinco años, no había dejado de investigar a fondo toda la información que había logrado recolectar a lo largo de su vida sobre ese místico objeto, dueño de infinitas leyendas e historias, y que sin duda poseía cualidades únicas. Según los relatos antiguos, la Piedra de la Eternidad no solo era capaz de prolongar la vida de aquella persona que la poseyera, sino que además, tendría la capacidad de amplificar las capacidades mágicas de una persona hasta los más altos límites, permitiendo realizar hechizos de otra forma imposibles.
Durante muchos siglos, incontables alquimistas intentaron forjar tan inimaginablemente poderoso objeto, pero ninguno de ellos estuvo ni remotamente cerca de lograrlo. Pero él sabía que había hallado algo; un pequeño detalle que nadie más parecía haber podido notar se escondía en esos textos, y era algo vagamente comprensible para las personas que no tenían conocimientos en la hechicería. La Piedra de la Eternidad debía ser creada por un hechicero, alguien cuyas dotes mágicas naturales pudieran iniciar el proceso de formación de tan complejo artículo.
Aun cuando más de uno de los que habían intentado forjarla habían sido los magos y hechiceros que se habían hecho con conocimientos y habilidades alquímicas, ninguno de ellos había contado con la astucia y atención suficientes para darse cuenta de que, sin otorgar parte de sus poderes naturales al proceso de formación, el resultado carecería de la capacidad de realizar ninguna de las acciones que tantas leyendas le atribuían, y solo sería una simple roca sin ningún tipo de utilidad.
Durante semanas estudió los antiguos textos, algunos de ellos otorgados a él por su padre, quien había fallecido mucho tiempo atrás, y que le había encomendado la tarea de continuar con su investigación, algo que el hombre habría hecho de todas formas por cuenta propia, pues siempre le había resultado atrapante el trabajo de su padre. Comenzó lentamente a mezclar todos los ingredientes necesarios para realizar el proceso de transmutación que llevaría a aquel antiguo objeto que había estado perdido del conocimiento de la humanidad durante siglos, o incluso milenios.
Llegado el momento, comenzó a realizar conjuros para dar a la mezcla aquella cualidad mágica requerida por tan misterioso objeto. Movía sus manos por encima del contenedor donde los ingredientes comenzaban a fundirse unos con otros, y desde la punta de sus dedos podían verse pequeños hilos de luz, de un suave y a la vez intenso color plateado, los cuales se movían libremente como si se tratase de telas movidas por el viento, y se unían a la composición causando en esta un cambio de tonalidad sin duda extraño, pues el brillo que emitía, y el color que tomaba, parecían otorgarle luz propia.
El proceso era lento. Había estado poniendo todo de su parte para tener éxito, y al fin, luego de mucha investigación y duro trabajo, la mezcla parecía estar completa. Los escritos indicaban que debía ser vertida en algún contenedor que pudiera otorgarle una forma más sencilla de utilizar y que debía ser expuesta al primer rayo de la primera luna llena del invierno, pues la energía de la luna daría a este objeto los tan extraños dotes que tantas historias parecían asegurar que tendría.
El hombre llevó su preparado afuera, pues la noche se acercaba, y había estado comprobando con anterioridad cual sería el momento en el que la luna brillaría con su máximo esplendor y daría su primer rayo de luz al mundo, calculando cada minuto del proceso en base a ese preciso instante, el cual no podía dejar pasar. Subió a la parte superior de su hogar, el cual era una estructura de dos pisos con forma similar a la de una torre. Al llegar a la parte más alta, extendió sus brazos hacia el lugar donde todo su tiempo de estudio de los movimientos lunares le había dicho que esta aparecería, y vio, con un brillo en sus ojos, y alegría en su corazón, como el primer rayo de la luna bañaba con su luz todos esos años de trabajo, investigación y esfuerzo, y como el preparado comenzaba a brillar nuevamente, como si la luz naciera desde su interior, irradiando tanto brillo que era casi segador.
¿Habría funcionado? Se preguntaba atónito al ver como la mezcla realizada parecía cambiar de forma. ¡Si, esa era! ¡Había logrado crear la Piedra de la Eternidad! El objeto resplandecía vigorosamente, lucía como si estuviera hecha de plata, pero a través de su brillo podían verse todos los colores del arcoíris, y muchos otros colores que tal vez nadie había visto en miles de años. La energía que salía de ella era abrumadora, parecía nublar todos los sentidos, perdiendo la mente y la imaginación en un mundo inexistente y lleno de luz.
El trabajo de tanto tiempo había dado frutos, y ahora que la tenía tan cerca, parecía que esta se alejaba. “¿Qué sucede?”, se preguntó a sí mismo en sus pensamientos. Sus ojos no parecían ver la luz como antes, alrededor la oscuridad parecía sumergirlo en un mundo sin brillo, sin calor, sin aire. Los cerró con fuerza como quien intenta hacerlos reaccionar, y volvió a abrirlos, sin notar una mejora. Su respiración parecía estar entrecortada, y aunque buscaba volver a sentir el aire recorriendo sus pulmones, un dolor invadía su pecho mientras sus brazos parecían sentirse más débiles. Dejó caer aquel preciado objeto frente a él, era la única luz que veía en toda esa oscuridad, cayendo al vacío frente a sus ojos como una luz que se sumerge en la oscuridad, el tiempo parecía pasar más lentamente mientras desaparecía en la distancia. Llevo la mano a su pecho y dijo, con su último aliento: “He tardado... demasiado tiempo…”, y con esas palabras, sus ojos se cerraron, y cayó en un profundo sueño del que ya jamás despertaría.
Por Daniel Rost
O
Les invito a dejar opiniones, críticas y cualquier otra cosa que quieran comentar. Aclaro que cualquier similitud con cualquier otra historia es, y lo digo sinceramente, mera coincidencia. Yo personalmente no he leído nada demasiado parecido a esto, pero no puedo saber si existe tal cosa o no. Tampoco buscaba originalidad, sino más bien probar mi capacidad narrativa de ese momento.
EDITADO: Ups, me quedo muy chico el título, ahí lo cambié de tamaño.
Comentarios
Gracias por el comentario pensé hacerle un final feliz, estuve pensando bastante en cual elegir, pero al final preferí poner ese.
hel echizero muhere?
Bien escrito, un argumento interesante.
Una consulta:
¿Quisiste decir : desaliñada o desalineada?
Saludos
1ºEvita la repetición de palabras (fíjate al final con la palabra "ocuridad", que fácilmente puede sustituirse con un "tinieblas" o parecido)
2ºHay que tener cuidado con el exceso de comas. No lo domino yo tampoco, pero fíjate en la primera frase: Une frases mediante conjunciones o emplea puntos para evitar que el resultado quede feo visualmente.
3ºEl número de comas aumenta la lentitud del texto, y es que el problema no es sólo visual. Si quieres recortar frases, busca otros métodos de escritura para conseguir concisión.
Espero que los consejos te valgan. Suerte
Un saludo.
Aprecio sus comentarios y opiniones respecto al relato, sin duda las voy a tener muy en cuenta