A la rutina cansada, exasperante del trabajo siguió la normalidad carente de ilusiones de la vida privada (por así decirlo, las cadenas de la comida y las cadenas del amor). Estaba cansada, muy cansada. Por la noche un ángel se le apareció, quizás en sueños, quizás no. El ángel cubría su cuerpo con sus alas grandes, oscuras, pesadas, y mostraba una sonrisa pacífica y afable. Era, como es natural, rubio y de extremada belleza. Abrió las alas y ella pudo ver que tanto el cuerpo del ángel como el espacio interior de sus alas estaban cubiertos de estrellas. Se sintió reconfortada mirándolo y deseo que todo cambiase. Y en efecto, todo fue a partir de ese momento en cierto modo diferente. Quizás un observador superficial sería incapaz de constatar cambio alguno, pero lo cierto es que aquella intervención milagrosa había hecho que todo fuese de otra manera, aunque fuera casi imposible describir con precisión qué había cambiado. Era el resultado de la intervención incomprensible, indescriptible de algo que estaba entre el cielo y la tierra.
Agosto 2009
Comentarios
Nu hubiera puesto este título:
Pequeña historia con final feliz en la que interviene un ángel
El lector sabe de un pricipio del final feliz!
Un saludo de Alemania.
Pedrito