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Inshalah

PedritoPedrito Pedro Abad s.XII
editado junio 2009 en Narrativa
„Para el tiempo“, le había dicho hace mucho tiempo una mujer, la cual le quería mucho, “por favor para el tiempo”. Pero no podía pararlo.

Mediodía. Casi no pudo dormir en la noche. Despertó tarde, abrió los ojos. Rayos del sol hicieron bailar el polvo en el aire. Miró la pieza como nunca la había visto antes, como nunca más la vería.
En la pared había un estante, lleno de libros, muchos de los cuales había leido. Unos fotos en la pared, fotos de tiempos pasados.
Nunca había entendido, cómo una cultura desarrollada, que había desarollado la escritura, bases de la matemática, que había influenciado y formado el mundo por muchos siglos, había perdido su importancia, había casi desaparecido.

Se levantó, se afeitó, se lavó y se puso un traje festivo, como para ir a un casamiento o a un entierro.

Cuando llegó a la cocina, miró a su mujer. Qué bonita era. Ella preparaba una comida. Su hijo jugaba con un auto de bomberos en una esquina.
Tomó café.
Sí, volvería en un rato para comer con ellos.
Se despidíó, abrazó a su mujer y su hijo, quiso decirles algo pero no lo hizo.

Bajó la escalera. La última parte tendrían que renovarla, pensó.
Cuando abrió la puerta y salío a la calle la luz del sol le impidió reconocer algo. Vio primero solamente sombras.
La vieja del tercer piso lo saludó, pero él no se díó cuenta.

Caminaba lento en dirección del mercado, como lo había hecho muchas veces. Hoy le pareció todo diferente , los mismos negocios como siempre, la gente y el tráfico en la calle, los ruidos distintos, pero vio todo como por una neblina, todo se movió como grabado con cámara lenta.

La gente lo miró y él notó en sus caras lo que pensaron. Para él que era árabe, la vida se había complicado.
Pacientes se extrañaron por un médico árabe, habían pensado « que esa gente trabaja solamente como basurero o negociante».
Su jefe se había jubilado, pero no él, sino un joven médico alemán había recibido el puesto. El hecho no le había sorprendido, no había esperado otra cosa.

En un principio había querido integrarse a esa cultura nueva, había aprendido el idoma, había tratado de adaptarse.
Pero después había descubierto la imagen falsa de esa sociedad, que se nombraba multicultural, y miraba a los emigrantes como indivíduos indigentes y patológicos.
En todas las partes notaba arrogancia y frialdad social.

En el mercado le saludó un colega de trabajo, un tipo de mierda que buscaba solamente su propia ventaja. Como odiaba a esa gente.
Ayer le habían deseado buenas vacaciones.

Más gentío en todas las partes se gritaba, compraba, vendía : legumbres, flores, frutas, condimientos, losa de greda.

Pensó en sus padres y hermanos, ya muertos, por error había caído una bomba en su casa, se había declarado.
Su papá había trabajado como campesino. El y su mamá se habían esforzado para sobrevivir. No supieron lo que pasaba en las ciudades.
Tenían cinco ovejas, dos cabras, árboles de olivas y un perro chico.
Pero de repente volaron aviones sobre su terreno, pasaban tanques. Aparecieron soldados . Llegaron de otros países y se quedaron.

Se abrió paso por entre la multitud, llegó al centro del mercado. Dos policías pasaron.

Tocó el cordel debajo de su abrigo.
Tenía que hacerlo. Se preocuparía de su familia.
Actuaría por el Dschihad, por Dios.
En la última noche había visto los dos Angeles de la Tumba, no le habían preguntado por su fe. Entraría directamente al paraíso.
Cambiaría esta vida por una vida en el otro mundo para que en el futuro nadie tuviera miedo ni tristeza.
Se había financiado sus estudios, era un elector de Dios.

Todo empezó dar vueltas alrededor de él, escuchó ruidos y voces como si tuviera agua en las orejas.
Tiró el cordel, todo terminaría.

Y entonces vió a su mujer y su hijo, haciéndole señas con las manos, riéndose, acercándose corriendo. Ya muy cerca de él.
Trató de alejarse de ellos, pero sabía que no quedaría tiempo suficiente y por última vez no podía parar el tiempo.

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Comentarios

  • PedritoPedrito Pedro Abad s.XII
    editado junio 2009
    Hola odmaldi,
    y espero no piense que sólo vengo a corregir

    De ninguna manera!

    Gracias por tu ayuda.

    Por la narrativa te contesto más tarde.

    Saludos de Alemania

    Pedrito
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