La dama ausente

Una de mis obras favoritas Espero les guste...




La dama ausente. De Juan Nougués

Sus ojos simples pero infinitos lo miraban, así como él la miraba a ella. Por más que todos lo negaban, ellos estaban convencidos de que estarían juntos por siempre, de un modo u otro. El amor era puro y correspondido, cualquiera que viera un beso de ellos sabría esto. Durante meses permanecieron juntos, luego años, y así el fuego de este sentimiento nunca se apagó.
Vivían felices, eran jóvenes y hermosos, todavía tenían una vida por delante.
Llegó entonces el día en que ella sintió algo que nunca nadie y fue con un doctor en busca de respuestas que no encontró. Pronto notó indeferencia en sus padres respecto a ella, como si en vez de ser su hija, fuera un huésped maltratado; por la calle la gente no intentaba esquivarla; en sus estudios, los profesores la salteaban en las tareas a realizar; él a menudo olvidaba llamarla. Ella pensó que, de algún modo, hasta la gente desconocida la odiaba, sintió que envidiaban su amor, pero se equivocó. Se convenció a sí misma de que era algo pasajero, que pronto todo volvería a ser como antes.
Esperó días, y nada sucedió. Aquellos se convirtieron en semanas, y nada sucedió. Meses, y nada sucedió. Todo fue peor, ya nadie decía su nombre siquiera, como si lo hubieran olvidado. Los ojos que rara vez la miraban parecían perdidos.
Su familia se mudó y ella no los acompañó. Prefirió quedarse con su amor, para ella aún vivo, para él olvidado. Donde sea que su amado iba, ella también, él acompañado y al mismo tiempo solo.
Un año sucedió a otro y ella aceptó su condición: más que para sí, no existía.
Vivían tristes, eran viejos y de algún modo bellos, pero aún tenían una vida por delante.
Llegó entonces el día en que él sintió algo que nunca nadie. Se encontraba cenando en la casa heredada de sus padres, él acompañado y al mismo tiempo solo. Pronto sintió que enfrentado a él, en la silla que normalmente permanecía vacía, ahora alguien se sentaba.
Ella pensó que, de algún modo, él la miraba.
En su mente, él dibujó una hermosa mujer, era vieja, y sintió que por una vida entera, ella siempre estuvo allí, y él siempre la amó.



A mi novia Fiamma con cariño,
Juan Nougués