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[LISTA] El grifito abierto de Anna.

Espero sorprenderos con este relato que escribí el año pasado y que he retocado un poco para la ocasión, se lo dedico a mi amigo Antonio que anda por tierras frías.


La cafetera comenzó a burbujear y a expandir su aroma por toda la casa, ese era mi momento favorito del sábado. Corrí hacia la vitrocerámica y aparté la cafetera. Preparé el desayuno minuciosamente. Hacía meses que Iván y yo lo dejamos y desde entonces vivía sola en el apartamento del Novo Sancti Petri. Me encantaba levantarme desnuda en verano y pasear descalza por la casa. Me dirigí al salón con la bandeja bien pertrechada, café, un trocito de pan tostado, uvas rojas y un poco de queso fresco. 


Siempre desayunaba en la esquina de la mesa donde el sol de la mañana entra suavemente a través del gran ventanal.
Disfrutaba de la vista a través de el campo de golf, ese césped verde recién cortado y fresco me tranquilizaba. El otoño estaba cerca y ya se notaba el aire más fresco, quizás por eso algunos pájaros piaban mas de lo normal. El calor del sol acarició las ondulaciones de mi cuerpo desnudo placenteramente. Primero mis piernas y luego mi espalda baja. Mis bellos se erizaron. Al ponerme al sol, los jugadores de golf podrían verme desde afuera, pero el paso estaba alejado y no me importaba. Es más, me gustaba la idea de ofrecer una alegría gratuita. 
El olor a café y pan tostado completaban ese momento perfecto pero al sentarme noté humedad debajo de mí y eso rompió la magia. Al principio pensé que la silla estaba mojada, pero luego recordé que había tenido un sueño erótico muy intenso con Iván. La culpa la tenía aquella serie algo erótica de Netflix, “Tu, yo y no se qué...”, todas las noches veía uno o dos episodios y llevaba ya varias noches acostándome un poco excitada. Meses sin estar con un hombre y un par de veces consolada por mí misma, no me satisfacían completamente. No me gustaba estar así de excitada, me gusta tener el control siempre. Además, me sentía incómoda desayunando con el charquito debajo. Miré la hora y no me daba tiempo de “adecentarme”, la grúa estaba a punto de llegar. Tuve que renunciar a la agradable lentitud y desayunar rápido. No estaba muy centrada, la verdad. La madera recia de la silla presionaba mi húmeda intimidad, era muy excitante, pero no me dejaba degustar el desayuno relajadamente. Me balanceé varias veces como un péndulo, cuidadosamente, variando la presión de lugar. Sin darme cuenta, devoré toda la bandeja como una leona en celo.
En ese momento, sonó el timbre insistentemente, era el gruista. Salí corriendo y gritando, teléfono en mano. Empujando la bandeja con mi cadera tiré la taza. El resto de café con leche condensada, aún templada cayó graciosamente sobre mi muslo. Cuando me ponía nerviosa me volvía un poco torpe, eso hacía reír mucho a Iván.
-Voy, voy, ya voy!
-Señora, dese prisa, no hay sitio para aparcar y tengo la grúa en medio de la calle!
Su potente voz atravesó el portón y hasta las paredes, diría yo. Parecía el lobo que podría tirar la puerta a soplidos si se lo propusiese.
-Voy, voy, un momento!
Corrí a mi dormitorio, me calcé los tacones bajos del trabajo, me peiné con las manos frente al espejo unos segundos y miré el cajón donde guardaba mis braguitas para ponerme unas, pero en ese momento de nuevo resonó toda la casa.
-Señora, dese prisa, por favor, están pitando!
Me enfundé mi vestido corto de Armani y salí corriendo a trompicones. Cogí mi bolso, las gafas de sol y el teléfono del mueble de la entrada, abrí el portón y se me cayó el bolso al suelo. El hombre era muy grande, alto y fuerte. No tenía aspecto de gruista. Recogió mi bolso, me hizo una señal para que le siguiera y salimos apresuradamente del edificio. Mientras el apartaba la grúa me puse las gafas de sol y guardé el teléfono en el bolso. En cuanto esperé un par de segundos el aire fresco de la mañana me recordó mi desnudez y humedad. Apreté las piernas y me crucé de brazos intentando ocultar mis pechos, que con el fresquito amenazaban con abrirse paso a través del vestido. Era la única prenda que llevaba puesta, me sentía insegura. Sólo me daban un poco de confianza las grandes gafas Gucci de pasta negra. Miré mis piernas y en el muslo derecho lucía una mancha salpicada blanquecina y seca, que no parecía un salpicón de café con leche, precisamente. La froté con los dedos mojados de saliva después de lamerlos, disimuladamente. Aún sabía a café dulce.
De reojo, vi como el hombre se acercaba apresuradamente mirándome con extrañeza, disimulé intentando estirar el vestido. El gruista vestía un pantalón chino ajustado azul y una camisa blanca remangada y algo abierta en el cuello. Estaba muy musculado. La barba corta y morena, junto con las gafas de sol RayBan le daban un aspecto elegante y salvaje, a la vez. Era muy, muy atractivo.
-Señora, me llevo el coche al taller, no arranca. Conozco uno bueno aquí cerca, si quiere, vamos ahora mismo y lo dejamos allí.


Continúa...

Comentarios

  • editado noviembre 2021

    Yo me perdía hasta en el parking del corte inglés, si no me llevaba el, daría más vueltas que un trompo. Además el hombre emanaba confianza y respeto. Le dejaría que me llevara al infierno, si hiciera falta...

    -De acuerdo, vamos a ese taller, yo no conozco ninguno.

    Iván se había encargado del BMW desde que me lo regaló. Me subí a la grúa, era muy alta, no tengo dudas de que al subirme enseñé toda la “matrícula”, trasera. Me senté rápidamente y estiré la falda lo poco que pude pero noté como la fría tapicería me apretó el húmedo monte. Por la ventanilla pude ver como un hombre se llevaba la mano al pecho simulando un infarto cómicamente. Nos miramos riendo.

    -Me llamo Esteban, señora. Llegaremos enseguida al taller.

    -Hola, yo soy Anna, con dos “enes”. Muchas gracias, Esteban.

    Hubo un leve silencio. Esteban metía las marchas con fuerza, sus músculos se tensaban bajo una leve cortina de bellos morenos. También asomaban de su pecho que parecía querer reventar la camisa blanca cuando inspiraba. Un leve y elegante aroma a colonia de hombre me rodeó.

    -No pareces un gruista, Esteban, espero que no te moleste que te lo diga.

    -jajaja, no, Anna con dos “enes”, soy el dueño de la empresa. Un trabajador ha enfermado y he tenido que sustituirle para no dejar a los clientes colgados.

    Me dijo sonriendo encantadoramente. A cada cambio de marcha que asestaba, mi cuerpo hacía un movimiento de vaivén en el asiento que hacía que me resbalara en el asiento, este me acariciaba directamente en lo más sensible de mí. Estaba excitada, sintiendo cada latido de mi corazón ahí abajo. Esteban metió la quinta y me rozó con su meñique el muslo. Él ni se dio cuenta, pero yo recibí una descarga eléctrica como si hubiese metido los dedos directamente en un enchufe de la pared. Cuando llegamos al taller esperé que Esteban se bajara primero y después repasé un poco el asiento con la mano antes de bajar. Nada más bajar noté como mi fluido cálido y espeso resbalaba por la cara interior de mi muslo lentamente. Rápidamente apreté las piernas, que vergüenza, joder!.

    Esteban fue a hablar con el mecánico, yo me acerqué a el muro de la nave que proyectaba sombra. Para ocultarme un poco. El taller era entre largo y oscuro. Extrañamente ordenado y limpio. Dos puertas de garaje opuestas lo ventilaban agradablemente.

    Sin darme cuenta me llevé la mano a la boca por el apuro que estaba pasando y el olor a sexo de mi mano me excitó aún más. Sentí como una gotita se desprendía de mi cuerpo y chocaba en el suelo. Una vez hecho el camino otras más la siguieron haciendo un Charquito entre mis pies. No sabía dónde meterme. Con mi pie traté de difuminar el charquito en el suelo. En mi vida había segregado tal cantidad de fluidos, ni pasado tanta vergüenza.

    En ese momento Esteban y el mecánico se acercaron a mí sonriendo. Tras la presentación, muy amablemente el mecánico, que se llamaba Mario me explicó que ese fallo era típico y que tenía fácil arreglo, me indicó con el dedo el capó del coche. Era un tipo mono con cara simpática, rubio y delgado.

    -Acérquese Anna, es esta pieza de aquí. Esta conexión tiende a aflojarse con las vibraciones del motor y al soltarse desconecta la batería. Deteniendo el motor. Voy a ponerle unas tuercas con arandelas elásticas para que no vuelva a ocurrir.

    Le seguí, al menos así pude desentenderme del charquito, que no desaparecía de ninguna manera en ese cemento pulido. Tuve que inclinarme sobre el capó para no parecer mal educada dejando la retaguardia prácticamente al aire. Estaba en medio de los dos hombres. Mi cuerpo, pequeño y semidesnudo se retorcía de deseo. Me sentía desvalida y rodeada, eso me excitaba aún mas. Esteban me pidió escusas y pasó lentamente tras de mi. Aquel punto del taller era tan estrecho que me rozó con su “herramienta” mis nalgas desnudas, primero una y luego la otra. Me sentía explotar. Me volví y le miré, el estaba como si nada!, mirando una bombilla, con cierta forma fálica. No me lo podía creer!, me había restregado el paquete por todo el culo y se había quedado tan pancho!. 

    Intenté que no se me notara la excitación pero cuando me incorporé comenzó el goteo de nuevo. El mecánico, estaba un poco agachado aún y el chorreo se produjo justo frente a él. Las gotitas salieron de debajo sin rozar el vestido. Impactaron sonoramente en el suelo produciendo pequeñas estrellas oscuras, brillantes y sonoras. Era evidente de donde habían salido y que no había nada entre aquello y el suelo. Mario me miró con la cara desencajada. Esteban también. Yo me apreté con las manos y el bolso el vestido, en la zona baja. Mario, divertido dijo:

    -Anna!, creo que tienes una fuga en la zona baja de junta de la culata, jajaja!

    Ambos rieron a carcajadas. Yo me quería morir!, me quedé en shock un instante.

    -Os juro que esto no me ha pasado en mi vida. Estoy muy avergonzada. Lo siento.

    Salí corriendo pero entre apretar la falda, las piernas y el bolso sólo corrí unos pasos y me dí la vuelta.

    -Mira, Esteban, no he hecho esto en mi vida, pero te pediría que me hicieras el amor ahora mismo, por favor. Incluso si quieres, Mario, creo que habrá para los dos.

    Ambos se miraron sonriendo y tras unos segundos incómodos Esteban dijo:

    -Anna, con dos enes, Mario y yo somos algo más que amigos, así que me temo que no podremos complacerte. Lo siento. Ahora, por favor, ve a tu casa y vuelve vestida convenientemente para recoger el coche. Gracias.


    No dije nada, salí despacio del taller y caminé avergonzada hasta mi casa, dejando un rastro de gotitas por el camino, para no perderme a la vuelta...


    FIN


  • Nota: No sé manejar bien el salto del editor a la web, se producen cambios de formato que no entiendo ni puedo corregir, perdonen las disculpas.

    Espero que hayan disfrutado.
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    Gracias por la dedicación, Fran. Pero, si me lo permites, la hago extensiva al resto de compañeros de la LISTA

    Ni este tuyo ni en ningún texto venidero de otros colegas de la LISTA, voy a entrar más en correcciones gramaticales, puesto que tenemos el privilegio de contar en nuestra fila con una compañera, Gades (Ana, con una sola "ene"), que es una gran profesional en el menester. Pero, en general, observo que la redacción es casi impecable, con ese tonillo de picardía necesario en este tipo de relatos.

    Me ha sacado más de una sonrisa. Como no podía ser de otra forma en tu caso, ubicas la narración en la Urbanización playera Sancti Petri (Chiclana). Anna ( con doble "ene") es una chica atrevida, desinhibida, liberal, algo así como "pasota", de esas mujeres que se ponen el mundo por montera, aunque exterioricen (quizá falsamente) un cierto pudor o vergüenza.

    Me ha gustado el detalle de añadir las marcas de algunos objetos (Armani, Guzzi, BMW, "pantalón chino"...), complementos que hacen que el texto adquiera una mayor riqueza. Bien narrado y encajado todo. Es un escrito, como antes digo, semi erótico, pero en absoluto grosero. Lo cual deja mucho o casi todo para la imaginación.

    ¡Buen trabajo, amigo Fran!

     :)

     


  • Bien, amigo mío, has calado a la perfección a mi amiga Anna. Es una chica moderna y divertida pero mantiene la compostura.
    Dudé si borrar las marcas pero finalmente las dejé, a ver que opinan los compañeros. Me alegro que te guste y que te hayas divertido y reído.

    Un saludo bético
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    Supongo que la "pasota" Anna (así, con doble "n") habrá cerrado su grifito, al menos hasta que aparezcan los comentarios de los restantes compañeros; si no lo ha hecho, se va a deshidratar por abajo  :p


  • JAJAJAJA, pobre Anna que cuando quiso volver siguiendo las gotitas, éstas se habían secado y se perdió de camino al taller.
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII

    -o-

     :)

     
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII

    -o-

     :)

     
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII

    -o-

     :)

     
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    "Parriba" este texto de la LISTA, que todavía quedan algunos compañeros de la misma que tienen que hacer sus comentarios.

     :)

     
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII

    -o-

     :)

     
  • GadesGades Garcilaso de la Vega XVI
    Gracias @antonio chavez por mantener el texto arriba. Así lo encuentro antes cuando vuelvo.

    Mmmmmm

    Fran, casi me ha dado pena no ser lesbiana, porque la situación de mi medio-tocaya urgía una solución, y, dicho sea, el tal Esteban no me «pone» nada nada, aunque reconozco que es del tipo que «pone» a la mayoría. 

    Primero unas risas. ¡Qué situación tan tan incómoda! y tan bien elaborada para hacerla excitante, desde el desayuno. 

    @antonio chavez, no hagas eso de dejar de hacer correcciones porque las haga yo. A mí siempre se me pasa algo, más que nada porque aquí vengo a disfrutar, no a trabajar, y yo soy la primera que mete la gamba.

    Ahora ya sí, ese otro tipo de comentarios, que no pasan de detalles que se corrigen fácil. Te lo voy a resumir. 
    Por un lado tienes unas cuantas repeticiones de la misma palabra o la misma raíz en líneas consecutivas. Eso queda feo. Faltan unas cuantas comas. y abusas de los adverbios en -mente. Esas tres cosas, leyendo en voz alta tu texto, las notarás y las podrás cambiar. 
    El vello, referido a pelo, es así, con v. Lo has puesto al menos dos veces con b de buenorro que está el tío, ja ja ja. En las exclamaciones has de poner el signo de apertura también. Te faltan algunas tildes (él, cómo...)

    Con todos mis respetos, ¿meses sin estar con un hombre y solo un par de veces se masturba? En este personaje femenino que has creado eso no cuela.

    No es necesario que digas que era muy muy atractivo, lo has descrito antes de tal manera que nos queda claro que para ella lo es, y esa forma de decir las cosas en un texto es mejor que soltarlo directamente.

    A ver a ver... ¿el hombre mostraba o inspiraba confianza y respeto.... o más bien deseo?  No sé, no me cuadra eso de ir confiada y tranquila con él cuando lo que pasa es que va deseando darle un repasito, como bien dices acto seguido, dejaría que le llevara al infierno.

    «Me dijo sonriendo encantadoramente...» no debe ir en punto y aparte, debe ir tras el texto anterior con una raya previa.

    Después choca que utilices lentamente y rápidamente en el mismo contexto, se contradicen y rompen el ritmo.

    Tienes un «charquito» con mayúscula. Si quieres resaltarlo ponlo en cursiva mejor o entre comillas. Por cierto, las españolas: «». Yo las escribo con (alt+174) y (alt+175).

    Los vocativos van separados por coma: Acérquese, Anna.

    Pusiste escusas. Lo correcto es excusas.

    Pobre Anna, ¡qué putada!

    Feliz Navidad, Fran.

    Besos mil.

    Ana (con una ene)



  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    Gades

    @antonio chavez, no hagas eso de dejar de hacer correcciones porque las haga yo. A mí siempre se me pasa algo, más que nada porque aquí vengo a disfrutar, no a trabajar, y yo soy la primera que mete la gamba.


    A Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César

     :)

     
  • Hola, almitas lindas.
    Aparecí y vengo con todo.

    Anna, Anna.
    Liberal y hermética a su vez. Para ser tan abierta al mundo actual, no creo posible el faltante para una necesidad básica; en mi parecer un poco exagerado, pero es cuestión de estilo. 😅😂

    El tema actualizado a la realidad liberalista del mundo.
    Los personajes bien diseñados y psicológicamente definidos, con impecable muestra de las personalidades en estos tiempos.
    El ambiente acorde a las situaciones con descripciones precisas.
    La redacción aunque es fácil de leer y coloquial, necesita algunas revisiones para que la estructura sea pragmática, repeticiones sin considerar la construcción narrativa.
    La gramática con detalles para corrección que no interrumpen la lectura.
    Un relato jocoso y con un toque erótico atractivo.

    Ahora voy por: @antonio chavez
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