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Una historia como cualquier otra en el mundo.

Hola a todos. Les comento: dentro de poco voy a participar en un concurso literario de esos que son a nivel nacional y para todo el público. Los participantes deben escribir una historia con temática libre, con un mínimo de 2000 palabras y un máximo de 4000 palabras. Obviamente, lo hago más por diversión que por el premio en sí, ya que es muy difícil ganar debido a la cantidad de gente que participa.

Dejo el enlace en caso de que alguien esté interesado en participar:
https://www.escritores.org/recursos-para-escritores/31655-xxxii-premio-de-narracion-breve-de-la-uned-espana

Les quería dejar lo que yo he escrito, en caso de que tengan un tiempito para leerlo. Le agradezco a cualquiera que se tome la molestia de leerlo y comentarle lo que le parece. Cualquier comentario, ya sea para dar su parecer, para puntualizar un error o algo que consideran que debería ser mejorado, es bienvenido. Espero que lo disfruten.

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Una historia como cualquier otra en el mundo

En el cielo estruendoso se dibujaban venas de luminiscencia que se mezclaban con las nubes grisáceas que cubrían aquella fría ciudad, ciudad que podría ser como cualquier otra ciudad en el mundo. Entre medio de aquella tormenta, una nube, que podría ser como cualquier otra nube en el mundo, se desgarró de punta a punta, dejando paso a una llovizna suave aunque intermitente. En medio del aguacero, una gota, que podía ser como cualquier otra gota en el mundo, comenzó su descenso en dirección a las melancólicas calles que yacían debajo suyo. 

Era pequeña y frágil, tan transparente que incluso la luz más leve era capaz de atravesarla sin esfuerzo. A pesar de la sencillez de su composición, en su interior, un pequeño corazón compuesto de la misma sustancia que daba vida a todo su ser, latía tímidamente sin detenerse. Este pequeño órgano dotaba a aquella gota de una conciencia, aunque limitada, suficiente para comprender su propia existencia y su entorno.  

La caída duró solo unos segundos aunque, para ella, se trató de un viaje largo, difuso y vertiginoso. Fue depositada sobre una superficie de tela negra en forma de cúpula, la cual la amortiguó de un golpe que podría haber sido mortal. Por desgracia, sí lo fue para la mayoría de sus semejantes. Las demás, nacidas de su misma fuente, cayeron directamente al suelo, impactando contra él y reventando como si fuesen frutos maduros. Su nacimiento había sido marcado por la huella de la fatalidad y, a pesar de aquello, no fue capaz de sentir tristeza por sus hermanas fallecidas, ni tampoco dicha por haber sobrevivido.

Aquella superficie se trataba de un paraguas, el cual cumplía la función de cubrir las dos cabezas de la pareja que habitaba bajo suyo, pareja que podría ser como cualquier otra pareja en el mundo. Él, alto, delgado y de postura altiva. Ella, pequeña, pálida y dócil como una pluma.

Ambos caminaban imperturbables por los bordes de la transitada calle de la ciudad. 

La gota oyó cómo la mujer hablaba con una voz suave y ondulante, que parecía esconder, sin embargo, un deje de inseguridad en su tono.

—¿Qué viste en mí? —preguntó. 

El hombre, quien caminaba a su lado, clavó sus ojos en los de ella, dejando entrever un gesto de extrañeza.

—¿A qué te refieres? —dijo con voz curiosa.

—Quiero decir, ¿Qué viste en mí aquel día que nos conocimos? Había decenas de mujeres en esa fiesta, mujeres preciosas, ricas y con mejor posición económica que la mía, pero aun así decidiste hablar conmigo. ¿Qué fue lo que te impulsó a hacerlo?

—¿¡Estás de broma!? ¿¡Te has visto al espejo!?

El hombre señaló con una de sus manos el vestido rojo que llevaba puesto, vestido que hacía resaltar aún más su ya de por sí sofisticada figura. Ella le proporcionó un suave golpe en el hombro en señal de reprimenda.

—¡Estoy hablando en serio!

El otro sujeto, quien inicialmente no le había dado importancia a la pregunta de su pareja, por fin comprendió que ella estaba hablando en serio. Su sonrisa se borró de su rostro y quedó allí pensativo por un momento. 

—Ahora que lo preguntas, realmente no lo sé con exactitud. Simplemente te vi allí, sola, y una voz dentro mío me indicó que debía acercarme. Tal vez fueron esos rulos rebeldes que llevabas aquella noche, tal vez fue esa mirada penetrante con la cual me observaste o tal vez fue esa sonrisa despreocupada que siempre te gusta llevar. Más bien, yo diría que fue un conjunto de todo aquello.

La mujer pareció satisfecha por la respuesta, ya que no volvió a ahondar en el tema. Él, tal vez más por diversión que por curiosidad, decidió devolverle la inquietud.

—¿Y qué hay de ti?

—¿Yo qué?

Su mirada demostraba que había comprendido perfectamente la pregunta, aun así, ambos parecían haber tomado aquella conversación como si fuese un juego para niños.

—¿Qué viste en mí? Presumo que no he sido el primer hombre que ha intentado conquistarte. ¿Por qué conmigo fue distinto?

Ella meditó unos segundos y, con una sonrisa pícara dibujada en su rostro, contestó.

—No lo sé, esa noche estaba despechada, aburrida y borracha. ¿Eso es suficiente para ti?

Él entornó los ojos hacia arriba en señal de molestia. Ella soltó una carcajada al aire, luego envolvió su cara con sus delicadas manos y ambos se entrelazaron en un beso corto aunque apasionado. Luego, se abrazaron el uno con el otro y continuaron avanzando calle arriba. 

La gota observó toda aquella escena con una curiosidad inusitada. Se preguntó si existía, acaso, alguna magia imperceptible que unía a aquellos dos seres, o a cualquier pareja del planeta tierra, ya sea por un instante o por toda una eternidad. Y si existía una fuerza tal, ¿Cómo actuaba? ¿Era azarosa o predeterminada? ¿Era propia de la naturaleza, la misma naturaleza que parecía haberla creado a ella, o era producto de otro ser encargado de decidir los designios de los hombres? En aquel momento, ella había comprendido, casi sin proponérselo, el significado de la pasión y del amor, dos sentimientos tan reales como enigmáticos. Sin embargo, eran dos sentimientos que ninguna gota era capaz de sentir. Sus corazones simplemente no estaban diseñados para albergar tales emociones. 

Al entender esto, una envidia potente creció en el fondo de su organismo, envidia que dirigió, casi sin querer, hacia todos los seres humanos. Se preguntaba, dentro de su limitada lógica, porque no era capaz de poder disfrutar de semejante don divino. Había nacido sola, y sabía que, irremediablemente, viviría y moriría sola también. Comprender aquello hizo que su pequeño corazón, antes puro como un diamante, se viera contaminado de una sustancia espesa y dañina, la cual recorrió sus vísceras con la furia de mil ríos.

Metros más adelante, una leve brisa la quitó de aquel sitio y la depositó suavemente sobre el ventanal de un auto, un auto que podría ser como cualquier otro auto en el mundo. En esa zona de la ciudad, el tránsito se encontraba completamente detenido y la cuadra entera sumergida en un escenario de escándalo. El bullicio de los gritos, las bocinas y las sirenas de la ambulancia ahogaban cualquier otro sonido que proviniese del exterior.

Dentro del auto, una familia compuesta por dos adultos y dos niños dialogaban preocupados sobre aquello que estaban presenciando.

Comentarios

  • —¿Qué pasa papá? ¿Por qué nos detenemos? —preguntó el más chico de ellos, con una voz aguda y temblorosa.

    —No lo sé hijo, algo ha detenido el tráfico. ¿Tú ves algo, cariño? —le inquirió a su esposa que estaba sentada en el asiento de al lado. 

    La mujer sacó su cabeza por fuera de la ventanilla para poder observar mejor. Poco después, un grito suyo hizo que todos en el auto se perturbaran.

    —¡Oh, dios mío, no puede ser! —dijo a los demás, con el terror impregnado en su rostro.

    —¿¡Qué pasa mamá!? ¿¡Qué has visto!? —preguntó asustado el segundo niño. Los demás la miraron expectantes esperando alguna respuesta por parte de ella.

    —¡Ha habido un accidente! Dos taxis acaban de chocar de frente. Al parecer, alguien ha fallecido.

    Un silencio sepulcral invadió el interior del vehículo durante unos instantes. Existían momentos en la vida en los cuales, pronunciar si quiere una palabra, por más insignificante que fuese, podría llegar a ser catalogada como innecesaria, incluso de inservible, y aquel momento era uno de ellos.

    El hombre, al comprender que el embotellamiento de autos iba a permanecer durante un largo rato estancado, decidió bajar del vehículo para ver si podía ver más en detalle la situación. Unos pocos metros más adelante, un cadáver de una señora yacía tumbado en el suelo, cubierto parcialmente por una lona negra. Los paramédicos intentaban separar a un joven que buscaba alcanzar aquel cuerpo al grito de «¡Madre, madre!». El muchacho intentaba sortear los brazos que lo detenían con una furia inusual. Las venas de su cuello y de su frente latían como lombrices vivas debajo de una piel a punto de rasgarse. Su garganta parecía escupir fuego y sus ojos, rojos e hinchados, expulsaban lágrimas a raudales que caían al ritmo de la lluvia.

    El hombre sintió un escalofrío espeluznante que recorrió su espalda y una tristeza inmensa que le penetró el alma. Sin embargo, de inmediato fue distraído por otro acontecimiento que ocurría cerca de allí. Los choferes de ambos taxis, heridos, pero vivos, se enzarzaban en una pelea a puño limpio, en medio de improperios que surgían desde la rabia más pútrida de su corazón. Todo era caos y confusión.

    La gota, quien presenciaba todo aquello desde una posición privilegiada, fue capaz de captar la ira y la tristeza en los rostros de aquellos individuos. Dos sentimientos que, de alguna manera, había logrado comprender, como alguien que comprende una situación ajena a pesar de no estar viviéndola en carne propia. Pudo captar cómo ambos sentimientos parecían combinar perfectamente juntos, como dos piezas que se unen en impecable armonía para formar un todo más grande. Y, a pesar de que lograba percibir como aquellos seres buscaban repeler esas sensaciones con todo su ímpetu, no pudo evitar sentir recelo por lo que veía. Ella no era capaz de sentir tales emociones y reflexionó que, peor que sentir algo como aquello, era no sentir nada en absoluto. La ira y la tristeza parecían ir acompañadas de una reacción, de un impulso interno, casi animal, violento, irracional y equívoco, pero era una reacción al fin. Ella, por el contrario, no era capaz de reaccionar ante nada. Incluso sospechaba que no sería capaz de reaccionar contra su propia muerte cuando su turno finalmente llegara. Solo se limitaba existir, a aceptar lo que el destino le tenía deparado, a moverse solo a base de fuerzas ajenas que la impulsaran. Su corazón se envenenó aún más de lo que ya estaba con aquella sustancia odiosa y aborrecible.

    Un tercer viaje la llevó a perderse dentro de la cabellera de un niño, un niño que podría ser como cualquier otro niño en el mundo. El chiquillo, con los cachetes colorados por el frío, jugaba con su hermano gemelo a las carreras a lo largo y ancho de la cera. A ninguno de los dos parecía importarle en lo más mínimo la lluvia ni el alboroto del accidente que estaba sucediendo justo en frente de ellos. Solo pensaban en correr y correr, como palomas sueltas volando a lo largo de un cielo interminable. En sus rostros, la gota pudo observar como una leve luminiscencia blanquecina surgía de ellos, producto de aquella inocencia que solo tienen los seres humanos cuando aún no han transitado los escabrosos senderos de la vida, mezclado con la exaltación propia de una diversión sin preocupaciones. Aquella luminiscencia provocaba una curiosa contraposición con el aura de tristeza que inundaba el día. Los gritos de los niños surgían y se perdían rápidamente en medio del ambiente, aunque, para ellos, era lo único que importaba en el mundo.

    La gota, nuevamente sin ser consciente de que era aquello que provocaba que los niños se viesen tan distintos al resto de los humanos, fue protagonista de dos conceptos tan ambiguos como deseados: la libertad y la felicidad. Ambos sentimientos rebosaban por los poros de los chiquillos, cubriendo sus cuerpos con una capa fina, casi imperceptible, pero que, curiosamente, parecía protegerlos de todo mal. Sintió rencor y repulsión, al entender que no podría tomar para sí aquel néctar creado por los dioses. Su corazón, ya machacado, se ensombreció aún más.

    Una segunda gota, de contextura más grande que la suya, cayó del cielo y fue depositada a su lado. Ella, quién no esperaba que aquello ocurriese, se sobresaltó del susto. Cuando fue capaz de recomponerse, intentó comunicarse con su par. Le gritó, le hizo gestos, hasta intentó acercarse a su posición, cosa que le fue imposible por su naturaleza tan inmóvil. Todo esto fue en vano. Aquella gota, a pesar de las semejanzas que tienen todas las gotas del mundo, no se parecía en nada a ella. Su mirada era cristalina, su piel acuosa parecía estar muerta y en su interior no latía corazón alguno. Confusa, siguió intentando buscar maneras de comunicarse, pero todo indicaba que sus súplicas no serían correspondidas. Luego de un rato, se rindió abatida.

    Al cabo de unos segundos, debido a un brusco movimiento de su huésped, ambas gotas salieron disparadas en direcciones opuestas. Ella, mientras caía en un vacío sin fondo, vio como su gemela se perdía en la distancia. Miró ahora hacia el suelo, consciente que, esta vez, nada la detendría de su fatídico destino. En un breve instante, su triste y corta vida pasaría ser un simple y minúsculo acontecimiento del pasado, ignorado tanto por propios como ajenos. 

    Durante el tiempo que duró la caída, reflexionó sobre lo injusto y efímero que había sido su paso por la tierra. Las dudas existenciales rondaban alrededor de su limitada conciencia como moscas que se reúnen sobre un cuerpo putrefacto. Eran varias las preguntas que pesaban sobre su cuerpo, preguntas que le hubiese gustado tener más tiempo para responder. ¿Por qué había tenido la desgracia de existir, de vivir, de ser? ¿Quién la había creado y con qué maquiavélico propósito? Se preguntó también, si acaso había sido la única gota con esa extraña capacidad de pensar, de comprender, o si, por el contrario, había sido una gota más como las millones de gotas que existían en el mundo, todas perdidas a lo largo y ancho de la historia.

    Al llegar a destino, su cuerpo se despedazó en millones de partículas más pequeñas, dando por finalizada su existencia. No sintió dolor, solo percibió cómo su alma, si es que acaso existía algo así dentro ella, era arrancada de cuajo desde el centro de su cuerpo. Tal vez su alma era su conciencia, o era su corazón, o tal vez las tres cosas resultaban ser lo mismo.

  • Y allí moría aquella gota, con el corazón endurecido y carcomido por la envidia, el recelo y el rencor. Una gota que pudo ser como tantas otras, o que quizá, por esos raros caprichos del destino, fue parte de una especie única e irrepetible dentro de su género, y que sirvió, sin proponérselo, como la musa propulsora que agitó los hilos de la pluma de este escritor. Ella, sin saberlo y, muchos menos imaginarlo, sería la culpable de que las hojas de esta historia se vieran embadurnadas con la tristeza propia de alguien que es olvidado, de alguien que es incapaz de sentir. Historia, por cierto, que podría como cualquier otra historia en el mundo.

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    (la tuve que partir en tres partes porque no entraba)
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    ¿Permitrm entrar en ese concurso
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII

    Permiten


  • Kantos, me gusta tu historia. El hacer de narrador una gota de agua sencillamente me ha encantado y va a llamar la atención. Ahora hay unos cuantos detalles, en mi opinión que hay que pulir, algunos muy importantes y otros de poca monta.

    • Quitar "estruendoso", es más para petardos , jaleo de altavoces, fiesta, batallas, etc. En mi opinión a una tormenta le quita glamour.
    • Ciudad fría: mejor algo que lo de a entender que utilizar el adjetivo de siempre.
    • Largo, difuso y vertiginoso: eso último no puedo experimentarse larga y difusamente.
    • Quitar dócil: la pluma no es dócil, es lábil, y además no le pega a lo que dices después de ella, le resta atractivo.
    • Importante: Si vas a usar un patrón como recurso, lo que está muy bien, este debe acabar el párrafo, justo delante del punto y aparte para que haga su magia. Si no está en los sitios adecuados no causa su efecto.
    • "El otro sujeto": eso es de lenguaje policial, no pega en este relato, resulta despectivo.
    • "Devolverle la inquietud": rompe el ritmo de la frase porque inquietud es un sustantivo muy fuerte, pregunta es lo que se espera y ahí no necesitamos brillar.
    • "La sonrisa pícara" de ella: la cambiaría. Ya me la habías descrito como que la sonrisa despreocupada era su especialidad, y me encantó esa frase. Ya tenía una idea en la cabeza de mujer interesante. Lo de la sonrisa pícara me la ha descolocado. Creo que debe ser fiel a sus sonrisas.
    • Importante: Tu gota ha adquirido consciencia, siempre interpreta muy bien los sentimientos y las emociones que observa, así que no porque lo digas el lector se va a creer que hay sentimientos que no comprende. Eso es una contradicción que salta a la vista. Al leer tu relato el lector no duda de que la gota siente. Para crear su sentimiento de rencor, envidia, y frustración (cosa que está muy bien traida) sólo necesitas hacer hincapié en que ella no va a poder vivirlo, porque es única en su especie, y eso le duele, conocer lo bueno y que no sea para ella, el vivir entre dos mundos, la maldición del híbrido). En resumen: no le quites lo que ya le has dado: la gota siente, eso no hay más que leerlo.
    • "Néctar creado por los dioses": un cliché muy gordo.
    • Importante: Por último  le daría una limpieza de frases innecesarias que no aportan nada a tu interesante y original relato,  frases que le resta más que le suma. Pregúntate, y sobre todo en las frases finales antes del punto y aparte (que han de ser siempre las mejores, no lo olvides) si esa frase aporta algo que no se haya dicho ya. Si no es así es mejor que la quites y hagas que la última concluya con intención (piensa en como termina las frases la música).


  • Me ha gustado mucho, solo vi dos errores, (si quiere una palabra) => siquiera una palabra, (a lo largo y ancho de la cera) => ancho de la acera

    Coincido muchisimo con Alégora, decir que no tiene sentimientos es una contradicción gruesa, preferible recalcar su frustración por no poder compartir sus sentimientos con otros.
  • cehi dijo:


    ¿Permitrm entrar en ese concurso
    Si Antonio, es para todo el público, no tiene restricciones.
    Dentro de esta página hay una lista de concursos de todos los tipos y colores, seguro que habrá alguno que te interese:
    https://www.escritores.org/concursos/concursos-1/concursos-literarios

    Alégora dijo:
    Kantos, me gusta tu historia. El hacer de narrador una gota de agua sencillamente me ha encantado y va a llamar la atención. Ahora hay unos cuantos detalles, en mi opinión que hay que pulir, algunos muy importantes y otros de poca monta.

    • Quitar "estruendoso", es más para petardos , jaleo de altavoces, fiesta, batallas, etc. En mi opinión a una tormenta le quita glamour.
    • Ciudad fría: mejor algo que lo de a entender que utilizar el adjetivo de siempre.
    • Largo, difuso y vertiginoso: eso último no puedo experimentarse larga y difusamente.
    • Quitar dócil: la pluma no es dócil, es lábil, y además no le pega a lo que dices después de ella, le resta atractivo.
    • Importante: Si vas a usar un patrón como recurso, lo que está muy bien, este debe acabar el párrafo, justo delante del punto y aparte para que haga su magia. Si no está en los sitios adecuados no causa su efecto.
    • "El otro sujeto": eso es de lenguaje policial, no pega en este relato, resulta despectivo.
    • "Devolverle la inquietud": rompe el ritmo de la frase porque inquietud es un sustantivo muy fuerte, pregunta es lo que se espera y ahí no necesitamos brillar.
    • "La sonrisa pícara" de ella: la cambiaría. Ya me la habías descrito como que la sonrisa despreocupada era su especialidad, y me encantó esa frase. Ya tenía una idea en la cabeza de mujer interesante. Lo de la sonrisa pícara me la ha descolocado. Creo que debe ser fiel a sus sonrisas.
    • Importante: Tu gota ha adquirido consciencia, siempre interpreta muy bien los sentimientos y las emociones que observa, así que no porque lo digas el lector se va a creer que hay sentimientos que no comprende. Eso es una contradicción que salta a la vista. Al leer tu relato el lector no duda de que la gota siente. Para crear su sentimiento de rencor, envidia, y frustración (cosa que está muy bien traida) sólo necesitas hacer hincapié en que ella no va a poder vivirlo, porque es única en su especie, y eso le duele, conocer lo bueno y que no sea para ella, el vivir entre dos mundos, la maldición del híbrido). En resumen: no le quites lo que ya le has dado: la gota siente, eso no hay más que leerlo.
    • "Néctar creado por los dioses": un cliché muy gordo.
    • Importante: Por último  le daría una limpieza de frases innecesarias que no aportan nada a tu interesante y original relato,  frases que le resta más que le suma. Pregúntate, y sobre todo en las frases finales antes del punto y aparte (que han de ser siempre las mejores, no lo olvides) si esa frase aporta algo que no se haya dicho ya. Si no es así es mejor que la quites y hagas que la última concluya con intención (piensa en como termina las frases la música).


    Gracias Alégora por tu devolución tan detallada, la aprecio mucho. Hay varios puntos que me van a ayudar a mejorar el relato.

    chclau dijo:
    Me ha gustado mucho, solo vi dos errores, (si quiere una palabra) => siquiera una palabra, (a lo largo y ancho de la cera) => ancho de la acera

    Coincido muchisimo con Alégora, decir que no tiene sentimientos es una contradicción gruesa, preferible recalcar su frustración por no poder compartir sus sentimientos con otros.
    Gracias a ti también chclau por tomarte el tiempo de leer y de comentar. Veo que tanto tu como Alégora han coincidido con respecto a esta contradicción sobre los sentimientos de la gota, así que tendré revisar ese apartado.

    Un saludo a todos.
  • isabel veigaisabel veiga Garcilaso de la Vega XVI
    Estos días estoy un poco liada y tendría que ir muy despacio para comentar todo el relato. Si comento para algo importante como un concurso, me paro en cada frase, en cada párrafo, y ahora estoy en la recta final de la publicación de mi novela y me quita tiempo, lo siento.

    He leído el principio y me ha parecido que sobran palabras, es todo lo que puedo decir. De momento, te dejo un artículo de una chica que tiene experiencia como jurado en concursos. No digo que tú tengas todos esos errores (no puedo decirlo porque no he leído el relato completo). Sólo comparto el artículo a título informativo.
    https://dianapmorales.com/2017/07/blog/10-errores-de-escritura-que-pueden-descalificar-tu-relato/
  • editado febrero 2021
    texas dijo:
    Estos días estoy un poco liada y tendría que ir muy despacio para comentar todo el relato. Si comento para algo importante como un concurso, me paro en cada frase, en cada párrafo, y ahora estoy en la recta final de la publicación de mi novela y me quita tiempo, lo siento.

    He leído el principio y me ha parecido que sobran palabras, es todo lo que puedo decir. De momento, te dejo un artículo de una chica que tiene experiencia como jurado en concursos. No digo que tú tengas todos esos errores (no puedo decirlo porque no he leído el relato completo). Sólo comparto el artículo a título informativo.
    https://dianapmorales.com/2017/07/blog/10-errores-de-escritura-que-pueden-descalificar-tu-relato/
    Hola Texas, no te hagas problema, valoro que hayas pasado por aquí a comentar. La fecha límite del concurso es el 21/03, así que aún me queda tiempo para corregir lo que sea necesario. Con respecto a lo que comentas de que "sobran palabras", ¿me podrías decir a que te referís exactamente? ¿Debería sintetizar más o escribir oraciones más cortas? Supongo que va por ahí la idea.
    Leeré el artículo que me has colocado, se ve útil e interesante.

    Gracias, un saludo. 
  • isabel veigaisabel veiga Garcilaso de la Vega XVI
    Mañana empiezo mis vacaciones, intentaré leer más detalladamente. 
  • Ariel GarcíaAriel García Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado febrero 2021

    Según mi criterio, se trata de un relato bien pensado, inteligente, aunque observo un esquema literario con abundancia de circunloquios. Estimo que el exceso de ambages y giros para rematar representaciones dificulta la interpretación del sentido. No olvides, Kantos, que para permitir la “respiración del lector” la estructura del texto debe contar con espacios o puntales. Un sobrante de palabras debilitará tanto tu esfuerzo descriptivo como la voluntad de quien decidiera leer tu obra. Por todo esto, es relevante ejercitar la sintaxis y sus constituyentes, no sólo escribiendo sino también leyendo a otros autores y examinando con atención la forma de sus composiciones.

    Aunque, entenderás, se trata sólo de mi opinión.


  • Según mi criterio, se trata de un relato bien pensado, inteligente, aunque observo un esquema literario con abundancia de circunloquios. Estimo que el exceso de ambages y giros para rematar representaciones dificulta la interpretación del sentido. No olvides, Kantos, que para permitir la “respiración del lector” la estructura del texto debe contar con espacios o puntales. Un sobrante de palabras debilitará tanto tu esfuerzo descriptivo como la voluntad de quien decidiera leer tu obra. Por todo esto, es relevante ejercitar la sintaxis y sus constituyentes, no sólo escribiendo sino también leyendo a otros autores y examinando con atención la forma de sus composiciones.

    Aunque, entenderás, se trata sólo de mi opinión.


    Gracias Ariel por tomarte el tiempo de leer. Veo que tu comentario va en la misma línea de lo que me ha comentado Texas. Además, estos días han habido varias personas que me han señalado el mismo problema. Hasta que no me lo puntualizaron, no me di cuenta que caía en este tipo de errores. Es un tema que voy a tener que trabajar para poder detectarlo y corregirlo durante mi proceso de escritura. 
    Por ende, te gradezco también por haberlo traído a colación, me va a servir mucho para poder mejorar de aquí en adelante.

    Un saludo.
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