El coche era negro. Negros nos vimos un voluntario y yo para llevar a aquel herido por asta de toro hasta el coche a través de los negros y desiguales peldaños de la primera casa que vimos para asistirlo. La sangre brotaba negra. Negro era el trayecto hasta el hospital más cercano. La esperanza de vida de aquel pobre maletilla se me antojaba negra. De rubia borrachera, a resaca negra. En el improvisado coso, los negros toros mugían justicieros. De miles de cirios negros se engalanaba la noche negra. Negro me tenían ya los persistentes gritos provenientes de los aficionados taurinos
Ahora veo claro que todo lo que pasó aquella madrugada podría haber sido el principio de mi felicidad con él, junto a él eternamente, y yo no retrocedería ante nada con tal de que fuera mío, solo para mí, con tal de que ninguna otra mujer se cruzase en su camino. Las chicas de nuestro círculo de amistad no se atreverían ni siquiera a acercársele desde aquellas terribles acusaciones mías en público; a partir de ahora, estaba ya condenado, difamado, señalado por todos. Pero a mí eso no me importaba. Iría adonde quiere que fuese por estar con él, siempre con él, aunque tuviese que perseguirle, como dicen que el ojo de Dios perseguía a Caín
“¡¡La Pepa del Eufrasio alquila su cuerpo!!”. El bando ya estaba en la calle. El telón de las censuras estaba en lo más alto, ya todos podían gozar de la noticia. Las últimas resistencias de Pepa saltaban, rotas, y su desesperación empezaba a salir, taponando ojos, oídos y boca de los malsines.Aun no habiendo encajado ese golpe bajo, su respuesta no fue especialmente insultante, solo cortante como hielo. “Bastaría un poco de respeto a mi vida, máxime sabiendo todo el pueblo los muchos cornudos y cornudas que hay en esta tierra”. No dijo nada más. Era suficiente.Las lenguas cesaron después de su primera bala; rodaron en un leve siseo y eran sorbidas por la esponja del silencio. La segunda golpeó la esponja con puño enguantado. Se levantó un rumor de hipocresías, un refregar de manos y un crujir de las articulaciones, y hasta las tensiones en los músculos y las arritmias en los corazones tamborileaban la atmósfera con dedos broncos
Siro es un tipo vulgar: bajito, calvo, delgado, desdentado... Tiene 82 años, y aun su baja estatura y su delgadez, desarrolla una actividad pasmosa: se mueve por la fábrica cual zarandillo; sube y baja y está a la vez en todas partes. Todos los colegas decimos de él que parece que tiene el don de la obicuidad. Aunque le conozco muy bien, a veces me sorprende con un algo absurdo, y otras, con un buen sentido “sanchopancesco”. A veces se muestra ingenuo y candoroso como un niño, y otras veces, agudo y perspicaz. Los años aún no han empañado el brillo en sus ojos: se mueven con extraordinaria viveza, o se acurrucan en las cuencas, sumidos como dos puntos fulgentes. Su humanidad es inefable, y el rasgo más sobresaliente de su carácter es la modestia. Lo vemos como queriendo sobresalir entre todos nosotros, a fuerza de querer ser, de sentirse insignificante
“¿Sabías que nuestra buena amiga Juana me besó una tarde en este mismo parque y en este mismo banco y yo creía que se había enamorado de mí? Pensé que era mi gran oportunidad con ella. Pero me equivoqué, amigo mío; Juana era una mujer honesta, sincera, pero la mayoría de las mujeres hace cosas tan sorprendentes que desconcierta”. “Así es, buen amigo. Y a mí me repugna ver las de maniobras extrañas que son capaces de hacer algunas para darnos a entender que las cosas que hacen o dicen son reales, auténticas, cuando ellas saben que no lo son”.
Buenos días foro. Espero que les esté yendo bien. Saludos.
Hola Rafaaragon13. Mala racha la actual en el foro. Hay poco movimiento. Me empecino en darle vida a diario, pero tengo pocos seguidores. Y es una pena porque este foro de Literatura es (era) de los mejores en su género. Confío que las cosa cambien Un saludo afectuoso
La verdad yo aspiro a lo mismo. Que este foro tenga más vida; he estado explorando los apartados del mismo y veo que en una época hubo cientos de foreros que metían mano por acá. ¿Pero saben? Me he pasado por otros foros literarios y la situación es bien parecida a este. ¿Será que la gente se ha mudado a otros foros? ¿O la realidad es más trágica?
La verdad yo aspiro a lo mismo. Que este foro tenga más vida; he estado explorando los apartados del mismo y veo que en una época hubo cientos de foreros que metían mano por acá. ¿Pero saben? Me he pasado por otros foros literarios y la situación es bien parecida a este. ¿Será que la gente se ha mudado a otros foros? ¿O la realidad es más trágica?
Muchos foreros antiguos que dejaban escritos realmente interesantes.
La culpa principal de que los foros públicos (y quizá también los privados) estén de capa capa caída la tiene las redes sociales, sobre todas Facebook. Allí se permite todo, sin un control severo de lo que se publica. Solo salen al paso cuando se meten contra alguna celebridad, pero porque ésta se queja a la dirección, precisamente por ser celebridad y porque se le supone poder; o cuando atacan a algún político (o politicucho, que más da, no importa), que cualquiera de ellos saca a relucir un poder que parece más fuerte que el poder de todas las celebridades juntas, irónicamente, ese mismo poder es el que le otorgamos los ciudadanos con nuestros votos.
Claro. Yo por eso a Facebook solo lo miro para comunicarme con varios de mis amigos que pasan más tiempo allá, así como para compartir un poco de mi contenido literario. Fuera de eso, no le gasto tiempo. Ese lugar se ha vuelto demasiado tóxico, precisamente porque no hay control.
Hay otra red social que también tiene ese problema, aunque esto viene desde su concepción: 4chan. Allí, por el solo hecho de decir algo que no le agrada a ciertas personas, ya van tres y cuatro cavernícolas a amenazarte de muerte. Claro, como todos ahí son anónimos, realmente no sabes con quién estás conversando. Una vez los desenmascaras, resulta sorprendente saber lo cobardes que son.
Cuento 46 años, soy drogadicto y no tengo trabajo; soy guapetón. He visto en una guapa y próspera mujer de 30 años la posibilidad de ser feliz. Pero, por esa mujer he llegado a la situación en la que ahora me encuentro. No fue mi culpa; ella destrozó el ídolo con su indiferencia. Tal vez por eso he decidido no renunciar a las mujeres. La realidad es que estoy confundido; no sé si lo que quiero es no volverla a ver, o verla de nuevo. Aunque, si la veo, sé que le dará igual porque me parece que le soy un estorbo, que no sé aún por qué, por qué no me valora. Pero una noche salí de pesca y encontré a una chica, con la que me llevo de pm. Ya, ya sabía yo que no era tan complicado
Mi abuelo materno nació y vivió en Santander. Era un tipo con una fuerza tan grande como su brutalidad. Se ganaba la vida de peón. Pero pasaba de trabajar. Era adicto al vino, las mujeres y a las peleas de tascas. Y los demás le temían. A los 30 se enamoró de una moza de 20 años. Pero su amor era agresivo. Ella le odiaba y sus padres no habrían autorizado su boda. Él la acosaba con la procacidad de un sátiro. Dos hermanos de ella, más jóvenes que mi abuelo, una noche le dieron una paliza hasta dejarle malherido. Se escondió y, cuando al alba salían sus agresores para acudir a sus trabajos, entró en la casa y mató a la moza a porrazos. Luego huyó al monte y de él a Francia. Anduvo romero y vagabundo dos lustros. Trabajaba en todo lo que le iba surgiendo para sobrevivir. A los 40, quebrantado por el rudo trabajo y, sobre todo por su vida de borrachera y crápula, tuvo la suerte de colocarse de portero en un hotel. Usaba entonces barba larga, para tapar una herida que le cruzaba la cara, y bigote. Al poco se casó con una camarera del hotel, guapa y más joven que él, pero solía perder la dignidad ante su marido
No he sido un hombre feliz. Es que ni siquiera he llegado a saber concretamente en qué consiste la felicidad. A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de conocer a gente de diversos pelajes y he podido ver que el bienestar moral puede aglutinarse en torno a las cosas más inverosímiles y contradictorias. Infinitos son los cebos que el hombre se pone para cazar esa utopía que llaman felicidad. A mí, me parecen artilugios con los que nos pescamos a nosotros mismos de un modo ingenuo, incansable, agotador, como el ratón queriendo atrapar al gato. Al menos yo, siempre me he sentido con la sensación de estar luchando contra fuerzas invencibles
Y aún no he vuelto, pero quisiera volver. Lo recuerdo con cariño, Me llena de ternura pensar en eso. Volvería a ver mi mar, mi lluvia y mi viento, y oiría el rumor incansable de las olas. El mar, y la lluvia, y el viento, los evoco con reverencia de dioses lares. Siento pena de mí y me cuesta soportar un deseo de llorarme. Me gusta rememorar el pretérito al lento correr de mi pluma, alzo la cabeza y me quedo ensimismado, desparramándome en él.El mar de olas bravías. Los truenos hacían vibrar las paredes de mi dormitorio y el resplandor de los rayos lo iluminaba. Alzaba las manos y las bañaba en la luz espectral de las descargas eléctricas. Pegaba la nariz al helado cristal de la ventana. El viento silbaba en las calles. Arreciaba la lluvia. La tendalera de la ropa golpeaba contra los barrotes. A veces se oía, espeluznante, sorda, la sirena de algún barco que había quedado aprisionado en el traidor bajío de la barra, y ya en toda la noche no dejaban de oírse sus quejidos, como un animal herido de muerte. Al alba se podía ver el siniestrado inclinado de banda y las olas ensañándose con él, golpeándole los flancos, barriéndole de proa a popa. Aparecía el remolcador vomitando una densa columna negra, debido al derrote de su motor. Luchaba en vano contra la arena. Al menos 24 horas de agonía, hasta que las olas destrozaban el casco y esparcían su esqueleto sobre la playa. Todo este lejano dolor: las palizas injustificadas de mi padre, la corta ración de bazofia… Todo. No tiene valor ni consigue borrar la visión apacible de mi pueblo. Como si ahora, en que está próxima mi muerte, la vida, con una generosidad que me niego a pensar que es tardía y cruel, se echase sobre mis pies y así apaciguar la marea de mi espíritu. Todo es mar hoy para mí. Un resplandor rosáceo entra por la ventana de mi cuarto del hospital y se posa tan delicadamente sobre la colcha que no me atrevo a tocarlo por temor a que se me quede entre los dedos como el polvillo de las alas de la mariposa.Limpios me llegan los recuerdos, y mi soledad es apenas un murmullo acariciador de pequeñas olas.Me desconciertan estas nuevas sensaciones porque nunca he sido una persona blandengue. Pero no quiero engañarme, me encuentro solo, desamparado, triste y no siento ningún rubor por confesar mi debilidad
Pues
él era “la fe”, un notario que le complacía destacar en todo ámbito y ambiente,
incluso ruin; estar en la primera fila, presidir los actos públicos, capitanear
los cortejos para recibir a alguna celebridad, y dejar caer, su parla, muy elocuente
en verdad, con cualesquiera de éstos motivos. Su familia era millonaria, pero
de baja extracción. Había asistido a buenos colegios, y sabía usar las
prerrogativas de ser el único heredero de una inmensa fortuna. Era rico y no necesitaba
trabajar, pero quería sumar al brillo de su dinero el lustre de un alto cargo
que empavonase su ego hasta borrar su imagen de sangre plebeya. Se avergonzaba
de sus orígenes y hasta trabas vería en ellos para ser el día de mañana el presidente
del gobierno. Lo que le negaba era que fuese de la talla suficiente para enamorar
a mi ex. Ahora, quizá, transcurra feliz la vida de ella a su lado. Pero yo
podía haberle dado más en un segundo que él en toda la vida. Porque en el
supuesto de que, en su vanidad de de ser un ser superior, haya permitido a su “ya estrenada”
esposa guardar bajo llave lo que le ocurrió conmigo, no es sino una repugnante generosidad
de un hombre comprensivo, con una afectación falsamente cristiana y con la
desdeñosa ejemplaridad de una vida recta, pero con "ciertas" concesiones; o sea: un
cabrón consentido. ¡Dios, se puede mutilar El Giradillo, en un acto de locura! ¡O incendiar La Catedral, en una ansia por
figurar! ¡O arrojar La Torre del Oro al Guadalquivir, por esnob! ¡¡Pero no se
pueden convertir en una casa de vecinos!!
nacimiento hasta el fallecimiento. Bien. De acuerdo,
pero te golpean desde todos lados, lo que te obliga
a pensar, anonadado: ¿por qué y para qué venimos a
la vida?¿Para descubrir un día que todo lo que se ha
construido se derrumba cuando llega la ida?
Gracias por este escrito, y en definitiva todos. Este en especial me ha hecho reflexionar sobre el proceso de cambio y renovación que vivimos constantemente, los humanos y la naturaleza en general, para bien y para mal.
Gracias por este escrito, y en definitiva todos. Este en especial me ha hecho reflexionar sobre el proceso de cambio y renovación que vivimos constantemente, los humanos y la naturaleza en general, para bien y para mal. Un saludo.
Lo has interpretado y definido perfectamente. Otro saludo
Comentarios
Buenos tardes, Foro
Buenos tardes, España
Buenos tardes, Mundo
Buenos tardes, Foro
Buenos tardes, España
Buenos tardes, Mundo
Buenos tardes, Foro
Negro
El coche era negro. Negros nos vimos un voluntario y yo para llevar a aquel herido por asta de toro hasta el coche a través de los negros y desiguales peldaños de la primera casa que vimos para asistirlo. La sangre brotaba negra. Negro era el trayecto hasta el hospital más cercano. La esperanza de vida de aquel pobre maletilla se me antojaba negra. De rubia borrachera, a resaca negra. En el improvisado coso, los negros toros mugían justicieros. De miles de cirios negros se engalanaba la noche negra. Negro me tenían ya los persistentes gritos provenientes de los aficionados taurinos
Ahora veo claro que todo lo que pasó aquella madrugada podría haber sido el principio de mi felicidad con él, junto a él eternamente, y yo no retrocedería ante nada con tal de que fuera mío, solo para mí, con tal de que ninguna otra mujer se cruzase en su camino. Las chicas de nuestro círculo de amistad no se atreverían ni siquiera a acercársele desde aquellas terribles acusaciones mías en público; a partir de ahora, estaba ya condenado, difamado, señalado por todos. Pero a mí eso no me importaba. Iría adonde quiere que fuese por estar con él, siempre con él, aunque tuviese que perseguirle, como dicen que el ojo de Dios perseguía a Caín
“¡¡La Pepa del Eufrasio alquila su cuerpo!!”. El bando ya estaba en la calle. El telón de las censuras estaba en lo más alto, ya todos podían gozar de la noticia. Las últimas resistencias de Pepa saltaban, rotas, y su desesperación empezaba a salir, taponando ojos, oídos y boca de los malsines. Aun no habiendo encajado ese golpe bajo, su respuesta no fue especialmente insultante, solo cortante como hielo. “Bastaría un poco de respeto a mi vida, máxime sabiendo todo el pueblo los muchos cornudos y cornudas que hay en esta tierra”. No dijo nada más. Era suficiente. Las lenguas cesaron después de su primera bala; rodaron en un leve siseo y eran sorbidas por la esponja del silencio. La segunda golpeó la esponja con puño enguantado. Se levantó un rumor de hipocresías, un refregar de manos y un crujir de las articulaciones, y hasta las tensiones en los músculos y las arritmias en los corazones tamborileaban la atmósfera con dedos broncos
Buenos tardes, Foro
Siro es un tipo vulgar: bajito, calvo, delgado, desdentado... Tiene 82 años, y aun su baja estatura y su delgadez, desarrolla una actividad pasmosa: se mueve por la fábrica cual zarandillo; sube y baja y está a la vez en todas partes. Todos los colegas decimos de él que parece que tiene el don de la obicuidad. Aunque le conozco muy bien, a veces me sorprende con un algo absurdo, y otras, con un buen sentido “sanchopancesco”. A veces se muestra ingenuo y candoroso como un niño, y otras veces, agudo y perspicaz. Los años aún no han empañado el brillo en sus ojos: se mueven con extraordinaria viveza, o se acurrucan en las cuencas, sumidos como dos puntos fulgentes. Su humanidad es inefable, y el rasgo más sobresaliente de su carácter es la modestia. Lo vemos como queriendo sobresalir entre todos nosotros, a fuerza de querer ser, de sentirse insignificante
Buenos tardes, Foro
Buenos tardes, España
Buenos tardes, Mundo
“¿Sabías que nuestra buena amiga Juana me besó una tarde en este mismo parque y en este mismo banco y yo creía que se había enamorado de mí? Pensé que era mi gran oportunidad con ella. Pero me equivoqué, amigo mío; Juana era una mujer honesta, sincera, pero la mayoría de las mujeres hace cosas tan sorprendentes que desconcierta”. “Así es, buen amigo. Y a mí me repugna ver las de maniobras extrañas que son capaces de hacer algunas para darnos a entender que las cosas que hacen o dicen son reales, auténticas, cuando ellas saben que no lo son”.
Buenas tardes, Foro
Buenas tardes, Foro
Hola Rafaaragon13. Mala racha la actual en el foro. Hay poco movimiento. Me empecino en darle vida a diario, pero tengo pocos seguidores. Y es una pena porque este foro de Literatura es (era) de los mejores en su género. Confío que las cosa cambien Un saludo afectuoso
La verdad yo aspiro a lo mismo. Que este foro tenga más vida; he estado explorando los apartados del mismo y veo que en una época hubo cientos de foreros que metían mano por acá. ¿Pero saben? Me he pasado por otros foros literarios y la situación es bien parecida a este. ¿Será que la gente se ha mudado a otros foros? ¿O la realidad es más trágica?
Muchos foreros antiguos que dejaban escritos realmente interesantes.
La culpa principal de que los foros públicos (y quizá también los privados) estén de capa capa caída la tiene las redes sociales, sobre todas Facebook. Allí se permite todo, sin un control severo de lo que se publica. Solo salen al paso cuando se meten contra alguna celebridad, pero porque ésta se queja a la dirección, precisamente por ser celebridad y porque se le supone poder; o cuando atacan a algún político (o politicucho, que más da, no importa), que cualquiera de ellos saca a relucir un poder que parece más fuerte que el poder de todas las celebridades juntas, irónicamente, ese mismo poder es el que le otorgamos los ciudadanos con nuestros votos.
Hay otra red social que también tiene ese problema, aunque esto viene desde su concepción: 4chan. Allí, por el solo hecho de decir algo que no le agrada a ciertas personas, ya van tres y cuatro cavernícolas a amenazarte de muerte. Claro, como todos ahí son anónimos, realmente no sabes con quién estás conversando. Una vez los desenmascaras, resulta sorprendente saber lo cobardes que son.
Soltero y entero, y sin pareja
Cuento 46 años, soy drogadicto y no tengo trabajo; soy guapetón. He visto en una guapa y próspera mujer de 30 años la posibilidad de ser feliz. Pero, por esa mujer he llegado a la situación en la que ahora me encuentro. No fue mi culpa; ella destrozó el ídolo con su indiferencia. Tal vez por eso he decidido no renunciar a las mujeres. La realidad es que estoy confundido; no sé si lo que quiero es no volverla a ver, o verla de nuevo. Aunque, si la veo, sé que le dará igual porque me parece que le soy un estorbo, que no sé aún por qué, por qué no me valora. Pero una noche salí de pesca y encontré a una chica, con la que me llevo de pm. Ya, ya sabía yo que no era tan complicado
El prenda de mi abuelo
Mi abuelo materno nació y vivió en Santander. Era un tipo con una fuerza tan grande como su brutalidad. Se ganaba la vida de peón. Pero pasaba de trabajar. Era adicto al vino, las mujeres y a las peleas de tascas. Y los demás le temían. A los 30 se enamoró de una moza de 20 años. Pero su amor era agresivo. Ella le odiaba y sus padres no habrían autorizado su boda. Él la acosaba con la procacidad de un sátiro. Dos hermanos de ella, más jóvenes que mi abuelo, una noche le dieron una paliza hasta dejarle malherido. Se escondió y, cuando al alba salían sus agresores para acudir a sus trabajos, entró en la casa y mató a la moza a porrazos. Luego huyó al monte y de él a Francia. Anduvo romero y vagabundo dos lustros. Trabajaba en todo lo que le iba surgiendo para sobrevivir. A los 40, quebrantado por el rudo trabajo y, sobre todo por su vida de borrachera y crápula, tuvo la suerte de colocarse de portero en un hotel. Usaba entonces barba larga, para tapar una herida que le cruzaba la cara, y bigote. Al poco se casó con una camarera del hotel, guapa y más joven que él, pero solía perder la dignidad ante su marido
Buenos tardes, Foro
Buenos tardes, España
Buenos tardes, Mundo
Atormentado
No he sido un hombre feliz. Es que ni siquiera he llegado a saber concretamente en qué consiste la felicidad. A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de conocer a gente de diversos pelajes y he podido ver que el bienestar moral puede aglutinarse en torno a las cosas más inverosímiles y contradictorias. Infinitos son los cebos que el hombre se pone para cazar esa utopía que llaman felicidad. A mí, me parecen artilugios con los que nos pescamos a nosotros mismos de un modo ingenuo, incansable, agotador, como el ratón queriendo atrapar al gato. Al menos yo, siempre me he sentido con la sensación de estar luchando contra fuerzas invencibles
La Vida
Era una persona pesimista y, en cierto modo,
desesperada, que de la vida nada ya esperaba.
Decía que la vida era sólo un período desde el
nacimiento hasta el fallecimiento. Bien. De acuerdo,
pero te golpean desde todos lados, lo que te obliga
a pensar, anonadado: ¿por qué y para qué venimos a
la vida?¿Para descubrir un día que todo lo que se ha
construido se derrumba cuando llega la ida?
Me marché de mi pueblo
Y aún no he vuelto, pero quisiera volver. Lo recuerdo con cariño, Me llena de ternura pensar en eso. Volvería a ver mi mar, mi lluvia y mi viento, y oiría el rumor incansable de las olas. El mar, y la lluvia, y el viento, los evoco con reverencia de dioses lares. Siento pena de mí y me cuesta soportar un deseo de llorarme. Me gusta rememorar el pretérito al lento correr de mi pluma, alzo la cabeza y me quedo ensimismado, desparramándome en él. El mar de olas bravías. Los truenos hacían vibrar las paredes de mi dormitorio y el resplandor de los rayos lo iluminaba. Alzaba las manos y las bañaba en la luz espectral de las descargas eléctricas. Pegaba la nariz al helado cristal de la ventana. El viento silbaba en las calles. Arreciaba la lluvia. La tendalera de la ropa golpeaba contra los barrotes. A veces se oía, espeluznante, sorda, la sirena de algún barco que había quedado aprisionado en el traidor bajío de la barra, y ya en toda la noche no dejaban de oírse sus quejidos, como un animal herido de muerte. Al alba se podía ver el siniestrado inclinado de banda y las olas ensañándose con él, golpeándole los flancos, barriéndole de proa a popa. Aparecía el remolcador vomitando una densa columna negra, debido al derrote de su motor. Luchaba en vano contra la arena. Al menos 24 horas de agonía, hasta que las olas destrozaban el casco y esparcían su esqueleto sobre la playa. Todo este lejano dolor: las palizas injustificadas de mi padre, la corta ración de bazofia… Todo. No tiene valor ni consigue borrar la visión apacible de mi pueblo. Como si ahora, en que está próxima mi muerte, la vida, con una generosidad que me niego a pensar que es tardía y cruel, se echase sobre mis pies y así apaciguar la marea de mi espíritu. Todo es mar hoy para mí. Un resplandor rosáceo entra por la ventana de mi cuarto del hospital y se posa tan delicadamente sobre la colcha que no me atrevo a tocarlo por temor a que se me quede entre los dedos como el polvillo de las alas de la mariposa. Limpios me llegan los recuerdos, y mi soledad es apenas un murmullo acariciador de pequeñas olas. Me desconciertan estas nuevas sensaciones porque nunca he sido una persona blandengue. Pero no quiero engañarme, me encuentro solo, desamparado, triste y no siento ningún rubor por confesar mi debilidad
MICRORRELATO
¿Y quién era él?
Pues él era “la fe”, un notario que le complacía destacar en todo ámbito y ambiente, incluso ruin; estar en la primera fila, presidir los actos públicos, capitanear los cortejos para recibir a alguna celebridad, y dejar caer, su parla, muy elocuente en verdad, con cualesquiera de éstos motivos. Su familia era millonaria, pero de baja extracción. Había asistido a buenos colegios, y sabía usar las prerrogativas de ser el único heredero de una inmensa fortuna. Era rico y no necesitaba trabajar, pero quería sumar al brillo de su dinero el lustre de un alto cargo que empavonase su ego hasta borrar su imagen de sangre plebeya. Se avergonzaba de sus orígenes y hasta trabas vería en ellos para ser el día de mañana el presidente del gobierno. Lo que le negaba era que fuese de la talla suficiente para enamorar a mi ex. Ahora, quizá, transcurra feliz la vida de ella a su lado. Pero yo podía haberle dado más en un segundo que él en toda la vida. Porque en el supuesto de que, en su vanidad de de ser un ser superior, haya permitido a su “ya estrenada” esposa guardar bajo llave lo que le ocurrió conmigo, no es sino una repugnante generosidad de un hombre comprensivo, con una afectación falsamente cristiana y con la desdeñosa ejemplaridad de una vida recta, pero con "ciertas" concesiones; o sea: un cabrón consentido. ¡Dios, se puede mutilar El Giradillo, en un acto de locura! ¡O incendiar La Catedral, en una ansia por figurar! ¡O arrojar La Torre del Oro al Guadalquivir, por esnob! ¡¡Pero no se pueden convertir en una casa de vecinos!!
Buenos días, Foro
Un saludo.
Buenos tardes, Foro
Buenos tardes, España
Buenos tardes, Mundo
Rafaaragon13 dijo...
Gracias por este escrito, y en definitiva todos. Este en especial me ha hecho reflexionar sobre el proceso de cambio y renovación que vivimos constantemente, los humanos y la naturaleza en general, para bien y para mal. Un saludo.
Lo has interpretado y definido perfectamente. Otro saludo
Buenas tardes a todos
Buenos días, Foro