Como me levantaba tarde, hacía la comida, comíamos y no tenía sueño suficiente para echar la siesta, pues se presentaban ante mí unas cuantas horas antes de ver a mis amigos en el bar chino. Entonces me sentaba ante el ordenador y escribía durante una hora en que fuera hacía mucho calor y en mi casa también y terminaba sudando mientras escribía una historia. Como días antes había estado en el pueblo, recordaba el libro que leyó allí por las tardes, "París era una fiesta" en el que Hemingway contaba cómo iba a los cafés de París a escribir y cómo se cruzaba con todo tipo de artistas, todos medio gilipollas como él. Y luego se ponía a escribir bajo el influjo de ese escritor alcohólico y demente y escribía unas historias que no valían un duro pero ayudaban a pasar las horas de la siesta entretenido en algo.
Comentarios
Me entretienen bastante tus historias cortas, y esta es buena.
Sin embargo, no coincido contigo en que Ernest Hemingway era un gili... eso, porque un gili... eso no gana así como así un Nobel y un Pulitzer. Hemingway era un enfermo crónico de una enfermedad que castigaba terriblemente a su intelecto, que la heredó de su padre, al igual que dos hermanos del afamado escritor, los dos se suicidaron y Hemingway murió debido a su enfermedad, y también "a la ayuda" del alcohol que ingería con demasiada frecuencia.
Saludos
Creo que su estilo de vida era su medio de afrontar la enfermedad. Incluso hoy, es difícil tratar la hemocromatosis; Hemingway sabía que un día iba a morir de eso, así que, cuando la muerte lo agarrase, se aseguró de vivir todo lo que pudo antes de que su cuerpo ya no pudiera más. Ciertamente no lo envidio ni por un segundo.