UN PATIO ASOMADO AL CIELO
Cuando por fin llegué a casa le pregunté a mi marido como le fue su día, mejor que el mío, seguro, no sé para qué le pregunto porque siempre le va bien; no tiene que lidiar con ningún toro zaíno, ni con los atascos para entrar en la ciudad; no tiene que pintarse una amable sonrisa en el rostro.
Lo primero que hace cuando se levanta es mirar el cielo para predecir el tiempo con su hoy hará calor, o es posible que llueva, llévate el paraguas por si acaso, lo ha dicho el parte… lo llama así, el parte, como si estuviéramos en una guerra, no dice noticiero, o el telediario, no, no…, anuncia un rotundo parte. Todas las mañanas me da el beso de despedida en la puerta de casa, comprueba el aire de las ruedas con unas pataditas que suenan ¡paf, paf!, siempre dos en cada goma, controla que el nivel de la gasolina no roce la reserva, si los cristales están limpios, el cinturón de seguridad amarrado, y entonces ¡por fin! da la señal de adelante, hace círculos con las manos girando un volante virtual …así, así, así…ya puedes salir, hasta la tarde, que te vaya bonito.
Hoy es lunes, los lunes suelen ser complicados, llego tarde a casa, acabo de terminar de hacer la cena, y con una copa de vino blanco muy muy frío y seco, salgo por fin al patio y respiro. Las flores de jazminero comienzan a abrirse, y Venus asoma, un punto luminoso en el azul oscuro casi violeta del cielo.
— No es Venus cariño, es el satélite Hispasat 1C.
— ¿Si?, ¿seguro?, Venus siempre sale a la misma hora.
— No sale, siempre ha estado ahí desde que lo lanzaron, en su posición trasatlántica 30 º Oeste, de amplia cobertura, abarca desde las Islas Canarias hasta gran parte de Rusia. Venus está por el otro lado, mira, por allá.
Me da mucha rabia que me estropee mi momento venusiano, así, de esa manera tan didáctica, y aunque sé, porque me lo ha contado él, que el lucero del atardecer es el mismo que el del alba, pienso como aquellos griegos que creían que Venus era dos astros diferentes, Phosphorus y Hesperus, el atardecer y el alba.
Hace poco en casa de mi cuñado se celebró una fiesta, a lo ancho y largo de su enorme jardín dispuso unas lámparas solares en formas de estrellas, libélulas y girasoles, que se encendían y apagaban cambiando de color gradualmente cada pocos segundos, entonces mi marido compró un amplio surtido para nuestro pequeño patio. Durante la mañana las expuso al sol para que se cargaran de energía, y hoy las estrenó, todas juntas y de golpe brillando como luciérnagas incandescente bajo el satélite Hispasat 1C, diez lámparas solares en un menguado patio. Entonces llegó mi hijo de sus actividades extraescolares, además del deporte lo tenemos apuntado lunes y miércoles en clase de inglés, martes y jueves en ajedrez, el viernes lo liberamos. Soltó su mochila cargada de tareas y le dije:
— Niño, dame un beso, mira que lámparas tan bonitas ha comprado tu padre.
Horrorizado contestó que parecía que estuviéramos dentro de un árbol de navidad, o en un escaparate. Así que apagamos las luces y nos pusimos a mirar a lo alto. Comenzaban a salir las estrellas, todas las estrellas, y aunque sabíamos que lo que mirábamos era el reflejo de lo que fueron hace millones de años, que mantienen sus formas gracias a un equilibrio hidrostático, que empuja la materia hacia el centro de ellas mismas, gases, plasmas, fantasmas de lo que fueron, por un maravilloso e irrepetible momento, a los tres nos pareció que nuestro patio no era una parodia de patio, un didáctico patio iluminado por energía cibernética, sino un patio asomado al cielo, o mejor, un cielo asomado a un patio.
Comentarios
¡Que' bien!
Muy bueno tu breve cuento.Tienes mucha facilidad para escribir.Sin lugar a dudas...
Saludos.
ñatas te voy a dar yo a tí:)
Graciassss
Estas aventuras maritales tuyas son dignas de recopilarlas en un libro.
¿ Has leído alguna vez, Como ser mujer y no morir en el intento de Carmen Rico Godoy ?Tu manera de escribir se parece mucho a la de ella.
Mis felicitaciones por el relato y por hacernos pasar un rato agardable con tus palabras.
Un beso reina mora.
Encantada y divertida tras leer este relato.
Un abrazo.
El final me parece exquisito: "... a los tres nos pareció que nuestro patio no era una parodia de patio, un didáctico patio iluminado por energía cibernética, sino un patio asomado al cielo, o mejor un cielo asomado a un patio".
Qué grandeza: ¡Un cielo asomado a un patio!.. No hay forma más bella de bogar en el cielo con tus sentimientos
Enhorabuena.
Gracias señor.
Un saludo. Y Hasta pronto.
Éste es un cuento al que le tengo cierto cariño.
A mi, en cambio, me recuerda tu estilo al de Marguerite Duras: insufrible.
La manera en la que hilas oraciones, tan despreocupada, da una sensacion general de desasosiego, nada agradable literariamente.
Esto solo logra separar al lector del texto.
Pareces tener ideas buenas, pero la ejecucion necesita mas trabajo.
Saludos.
Hasta pronto señor crítico
Algunos me encantan, en otros me tranco más...
Quiero rectificar la palabra "insufrible" de mi comentario más arriba. Ahora me parece demasiado dura para lo que en verdad pienso del texto.
Entonces, la cambio por esto: Imagino que alguna vez has estado en un auto-lavado de esos en los que pasas, aún dentro del carro, por una serie de cerdas rotatorias, de esponjas inmensas, etc... Siento algo parecido con este estilo. No sé que hay del túnel de cerdas, esponjas e instrumentos, pero algo del hecho de estar adentro me causa nerviosismo.
aunque no sea dada a comentar los textos del foro, los leo con interés y con agrado. ¡Los tuyos me gustan mucho!
Gracias por hacerme reír con tu especial sentido del humor.
Quizá la palabra cinismo no sea la adecuada, no hay "mala leche" en mi escrito, trato al marido con cierta ironía yo diría que casi suave.
A mí me gusta mucho que me leas querido escritor, sé que comprendes como escribo.
He intentado un oximorón (algo exótico, si quieres).Y no sé como se me ocurrió eso de "exquisito cinismo". Sucede que no quiero ser reiterativo pero es verdad que me dejas sin palabras.