Mi marido siempre anda por su parte de la casa y yo por la mía. No es que mi casa sea muy grande, pero para no tropezarnos cuando no toca tropezarse hemos desarrollado un radar, lo llamamos delicadeza.
Él es feliz cuidando las flores de su jardín, ésas maravillas que no me deja tocar ni muerta y que luego, cuando nos vienen a ver las amables visitas, me miran a mí, la señora de la casa y dicen:
¡Ay que plantas más lindas tienes! Y claro, enseguida pone la cara que se le pone con la rabia por dentro y la mandíbula apretada. Como lo conozco traduzco enseguida su mandíbula, que para eso una sabe francés, y entonces digo lo que digo siempre:
— ¡Ya quisiera yo!. Mi marido es un jardinero excelente.
Cuando suelto la retahíla de que mi marido es un buen jardinero sonríe, sonríe mucho y me planta su mano en la rodilla, cuando hay visitas más, que es como poner el sello de marido y ya me puedo poner, por fin, a pensar en otras cosas, qué en realidad es lo que más me gusta, pensar en mis cosas mientras los demás hablan y hablan. Asiento y niego y hasta parece que estoy. Naufrago entre dos mares, el de la realidad y el éter.
Sin embargo, para conseguir el punto de nirvana, necesito saber que el jardinero se siente feliz, cómodo y tranquilo.
Lo peor que llevo es cuando las enciende, las enciende como quien cumple un deber ineludible, enciende una y se va a por otra. Las voy apagando a medida que me las encuentro encendidas, salvo la que está viendo en ése momento. Un día de estos mi marido y yo tendremos que ponernos de acuerdo con los encendidos y apagados de las cuatro teles que hay en mi casa ¡Pero da tanta pereza discutir!. Es estupendo tener distracciones diferentes, eso hace que nos mantengamos unidos, él por su lado de la casa y yo por el mío, ni se me ocurre comentarle lo que pienso cuando estoy flotando, es que hay que ser considerada, no saben lo que agradezco que él no me cuente lo que ve y escucha en sus cuatro jodidas teles. Esto es amor, el no atormentarnos sin necesidad ninguna.
De vez en cuando nos reunimos en nuestra casa, por ejemplo a la hora de comer y también para dormir y otros asuntos de lechos conyugales. Le gusta que me deje puestas las medias rotas que me suele romper por las mañanas, total, para una manía que tiene no se la voy a fastidiar. Hago las faenas domésticas con toda la naturalidad del mundo, con un delantal sobre la incidencia desgarrada del suceso mañanero y hacemos la lista de la compra juntos de esa guisa, o hablamos de la factura del dentista, o del perro de la vecina que ladra mucho y no nos deja desgarrar medias con tranquilidad.
Si, esto le encanta, la naturalidad en los modos. He probado a ponerme esas gasas llamadas tentaciones y enseguida se ha venido abajo el pobrecito. La puesta en escena mañanera, haciendo como si no hubiésemos sido tan felices hace un ratito, dura hasta que enciende las teles. Y ¡Flop! Se evapora todo el post encanto mañanil, entonces me quito los jodidos restos de las medias rotas, y me ducho, y me visto y floto por la casa, que es lo que más me gusta hacer.
Eso sí, suele poner sus cuatro teles bajitas para que me pueda concentrar en mi viaje al nirvana.
No sé si reírme o llorar.Creo que prefiero reírme (me acabo de levantar y me duele la cabeza y siempre me han dicho que la risa alimenta el alma, aunque no llene mi nevera).
Has descrito lo que por desgracia hay en miles de casas españolas y no tan españolas.La convivencia entre parejas, uno por cada lado, sin comunicación alguna, solo los raticos mañaneros, con medias rotas de por medio.Soberbio.
Ese estar, pero no estar a la vez, flotando por la casa, pensando en todo y en la nada a la vez, mientras las teles escupen sus mentiras piadosas para aliviar el hambre de luto.
Me tendré que poner al día con los demás relatos, ahora que ya estoy medio "instalada".Felicidades por el relato.
¡Muy bueno, Suina!
Con gracia y desenfado relatas realidades comunes que terminan por ser aceptadas como mal menor.
No es que encuentre mal que cada uno tenga sus espacios,aficiones, amistades y libertad para recrearse en ellos; eso lo defiendo, pero en tu relato hay un trasfondo de más calado sobre la relación conyugal.
Siempre me llama la atención la exhibida felicidad y buena armonía de algunas parejas. Soy incrédula al respecto la mayoría de las veces.
Lo que creo es que,como en tu relato, se asume,sin tragedia, la situación que los años ha ido trasformando y desluciendo.
Vosotras si que teneis sentido del humor, y sobre todo comprensión de lo que es un cotidiano algo dificil, cada uno lleva la convivencia como puede, supongo que la protagonista de mi cuento... no tan cuento, lo llamaria inteligencia emocional...o a lo mejor "no queda otra".
Bueno, es muy divertido escribir desde todo los ángulos, perspectivas, esquinas, situaciones, circunstancias...
Gracias por entender lo que he contado chicas.
Bueno, lo de las medias rotas... que desperdicio menos mal que se coloca las mismas, pero lo que percibo es que el marido no hace nada más, osea que ya esta pensionado o tiene tanto dinero para estar todo el día metido en la casa, en fin, se salva que al menos se hablan a raticos, no se necesita más, pues la monotonía hace el resto:p:)
Suina, me gusta cómo escribes: con claridad, humor y contenido.
En el personaje masculino veo dos caras de su personalidad: la delicadeza y sensibilidad hacia las plantas que amorosamente cuida y el apasionamiento con el que rompe las medias, como muestra de su indiscutible virilidad, con nocturnidad y alevosía.
Es el reflejo de muchas parejas: distanciamiento diurno y apretujamiento nocturno.
Amparito mujer jjaja, ¿Como se va a romper siempre las misma medias? entonces seria un agujero tremendo, un gran agujero negro. Bueno, pueden ser medias, o bragas, o cualquier cosa que se pueda romper porque al marido, no sé si jubilado, lo que le gusta es romper a su mujer. Las medias son una metáfora humoristica en clave de ja. Por cierto, que caras están las medias y que facil se rompen.
Gracias Leos.
Usted ha entendido al marido y también a la nocturnidad y la alevosía.
Lo que hay es lo que hay, el sentido del humor es un buen lubricante para el sexo, y sobre todo, para que la vida no chirríe.
jajaja, pues por eso, si se las va a romper para que se las pone nuevas, pero claro que gracia tendría sino tuviera nada que desgarrar, los hombres son bichos raros:):p
Suina
He leído y es cierto, es así. Pero es inevitable.
No tengo comentarios técnicos no soy un experto en tecnicismos, soy un mortal común y corriente.
En mi mente siempre tengo una idea:
El matrimonio debería durar nueve meses, luego se deberían dar tres meses de vacaciones. En tres meses ambos vuelven a estar solteros, descansar de la convivencia para luego regresar despejaditos.
Es una idea nada mas…
Gracias Suina por hacerme reflexionar.
Pues si, el amor es lo que tiene, que dura lo que dura duro...:)
No, en serio, la convivencia es complicada para todos.
tengo un pequeño texto por ahí que habla sobre eso, sobre las duraciones y permanencias de lo que se ha dado en llamar amor.
Comentarios
Has descrito lo que por desgracia hay en miles de casas españolas y no tan españolas.La convivencia entre parejas, uno por cada lado, sin comunicación alguna, solo los raticos mañaneros, con medias rotas de por medio.Soberbio.
Ese estar, pero no estar a la vez, flotando por la casa, pensando en todo y en la nada a la vez, mientras las teles escupen sus mentiras piadosas para aliviar el hambre de luto.
Me tendré que poner al día con los demás relatos, ahora que ya estoy medio "instalada".Felicidades por el relato.
Con gracia y desenfado relatas realidades comunes que terminan por ser aceptadas como mal menor.
No es que encuentre mal que cada uno tenga sus espacios,aficiones, amistades y libertad para recrearse en ellos; eso lo defiendo, pero en tu relato hay un trasfondo de más calado sobre la relación conyugal.
Siempre me llama la atención la exhibida felicidad y buena armonía de algunas parejas. Soy incrédula al respecto la mayoría de las veces.
Lo que creo es que,como en tu relato, se asume,sin tragedia, la situación que los años ha ido trasformando y desluciendo.
Me gusta mucho tu sentido del humor.
Un abrazo.
Bueno, es muy divertido escribir desde todo los ángulos, perspectivas, esquinas, situaciones, circunstancias...
Gracias por entender lo que he contado chicas.
En el personaje masculino veo dos caras de su personalidad: la delicadeza y sensibilidad hacia las plantas que amorosamente cuida y el apasionamiento con el que rompe las medias, como muestra de su indiscutible virilidad, con nocturnidad y alevosía.
Es el reflejo de muchas parejas: distanciamiento diurno y apretujamiento nocturno.
Saludos.
Usted ha entendido al marido y también a la nocturnidad y la alevosía.
Lo que hay es lo que hay, el sentido del humor es un buen lubricante para el sexo, y sobre todo, para que la vida no chirríe.
He leído y es cierto, es así. Pero es inevitable.
No tengo comentarios técnicos no soy un experto en tecnicismos, soy un mortal común y corriente.
En mi mente siempre tengo una idea:
El matrimonio debería durar nueve meses, luego se deberían dar tres meses de vacaciones. En tres meses ambos vuelven a estar solteros, descansar de la convivencia para luego regresar despejaditos.
Es una idea nada mas…
Gracias Suina por hacerme reflexionar.
No, en serio, la convivencia es complicada para todos.
tengo un pequeño texto por ahí que habla sobre eso, sobre las duraciones y permanencias de lo que se ha dado en llamar amor.
Lo subo, me gustaria que lo leyeras Juancho.