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El fin de los días: Caelum et infernum

JaviJavi Anónimo s.XI
editado diciembre 2011 en Proyectos
Pues estoy escribiendo una novela, la primera, y bueno, no es muy buena pero me gustaría escuchar vuestras críticas. Quiero aclarar que en un principio iba a ser el guión de un juego y, al final, se convirtió en este proyecta xD. Bueno, tengo dos cápitulos que pueden leer a ver que les parecen:

Licencia:
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El fin de los días: caelum et infernum por Javier Balsera se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
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Introducción:
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Desde los albores de la existencia la historia divina y de su creación recogida está en santa escritura. Muchos años, nombres y acontecimientos recoge, sí, pero desde el génesis hasta el apocalipsis incompleta está. Escrita por aquellos cuya tinta ha sido derramada en papel ungido con la santa memoria de aquellos que vieron, de aquellos que aun están por ver. Ahora soy uno de aquellos que han visto, uno más que derrama su tinta y deja en conocimiento del lector de este sagrado manuscrito los sucesos que desde el paraíso, como ángel de luz que todo lo ve, he podido observar. He visto a vuestro héroe en los tres mundos y en cuál de ellos más bravura demostró imposible seríame decir. Tan sólo podría asegurar que fue con gran certeza el elegido para llevar a cabo esta difícil y siniestra tarea y nuestro señor defraudado jamás quedó. Marcó el rumbo de la batalla, haciendo que cambiara a nuestro favor y consiguió salvar su alma, que si bien condenada al fuego eterno no había sido, las puertas del paraíso para él jamás abrieron. Siendo nuestro divino enviado el arcángel San Gabriel, certera fue su decisión de mostrar eterna servidumbre y nunca abandonar, por oscuro y lúgubre que fuera, este glorioso camino.[/ocultar]

Comentarios

  • JaviJavi Anónimo s.XI
    editado diciembre 2011
    Capítulo I - Muerte y despertar
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    Vuestro héroe, que como ya sabréis es de quien trato de hablaros en este escrito, es Jason B. Slater. Era un soldado del ejército estadounidense, un marine. Tenía veintisiete años cuando murió en la guerra nuclear, un disparo mortal le alcanzó en China, mientras luchaba contra los ejércitos comunistas. Era alto y, en realidad, lo sigue siendo, de pelo castaño oscuro, cortado como cualquier marine. Sus ojos eran marrones y blanco de piel. Destacaba en él su cuerpo, musculoso, bien definido. Y, a pesar de ser un gran soldado, no pudo sobrevivir al conflicto muriendo en el acto tras alcanzarle esa bala enemiga. Cayó desplomado al suelo, muerto por siempre en ese mundo.

    Más tarde, no podría decir exactamente cuanto tiempo después, volvió en sí, confuso, sin saber que había pasado, ni donde se encontraba. Se preguntaba qué era ese lugar tan lúgubre en el que había despertado. En un suelo rocoso con arena negra y rodeado por una espesa niebla oscura como las sombras que no le dejaba ver nada. Se incorporó, con un paralizante miedo que se apodero de su cuerpo e inundó de temor su mente, y empezó a moverse lentamente. El lugar era silencioso, un silencio que perturbaba la mente de vuestro héroe, tan sólo los cuervos sonaban allí de vez en cuando. Jason andaba sobre ese terreno rocoso y abrupto hasta ver como una bandada de cuervos, metros delante de él, comenzó a volar. Se habían asustado por alguien que Slater pudo ver pasar por el lugar. Se trataba de una persona encadenada y de aspecto decaído que erraba sin rumbo, con el rostro y el cuerpo desfigurados y sollozando y lamentándose. Esa escena aterró a Jason, que comenzó a correr hacia el punto opuesto a este ser. No veía por donde iba, ni sobre que pasaba, tan sólo huía presa del pánico hasta llegar a un edificio. Era como una iglesia no demasiado grande en la que entró buscando refugio ante su terror. Nada más entrar en lugar comenzó a sentir paz y alivio y se sentó en uno de los bancos quedando su mirada fija en la cruz del altar y rogando que llegara el despertar de ese macabro sueño. La tenue iluminación de la iglesia se convirtió en una luz cegadora proveniente del altar y en cuyo interior apareció una figura de forma humana. La intensa luz fue consumida y el misterioso personaje caminaba lento hacía Jason. A medida que se acercaba era posible observarle con más detalle. Se trataba de una persona de pelo largo, rubio y ondulado ataviado de una túnica blanca y marrón que cubría su cuerpo hasta sus pies.

    –¿Sabes dónde estás? –Preguntó el hombre misterioso.

    –¿En el infierno?

    –Oh, no, para nada. El infierno es un lugar oscuro, tenebroso.

    –¿Es que no has visto este lugar?

    –Puedo ver el miedo en tus ojos, pero debes saber que el infierno es un lugar mucho peor que este y suponía que no querrías acabar allí.

    –¿Quién eres?

    –Un enviado de Dios al que algunos llaman Gabriel, el divino arcángel San Gabriel. –Respondió haciéndose una pausa incómoda que duró varios segundos–. No has sido llamado a los cielos, Jason, pero tampoco eres merecedor de una condena eterna. Te ofrezco la posibilidad de limpiar tu alma, de vivir por siempre en los cielos, sin conocer miedo ni dolor.

    –¿Todo tiene un precio, no? ¿Y qué se supone que tengo que hacer para ser merecedor de esa gracia?

    –Verás, esto se remonta al principio de la creación. Cielo, tierra e infierno, no era necesario nada más. Pero cuando Eva mordió la manzana influida por la serpiente, que realmente era Kayhntus, príncipe de los infiernos, disfrazado y ordenado por el propio Lucifer, Dios creó este lugar, un lugar difícil de comprender, porque ocupa el mismo espacio que el lugar del que vienes. Estás en La Tierra, en su parte oscura, donde los pecadores vienen a limpiar sus almas o a venderlas al maligno. Esta es la última oportunidad de las personas para ascender a los cielos. Pero los cielos no están aquí, ni arriba, están en otro universo, en un lugar al que sólo los más poderosos ángeles de luz pueden abrir sus puertas en este mundo. Pero aquí mismo, también, se encuentra Lucifer, en el centro del planeta, ese es el infierno en el que se oculta y desde el que mantiene una lucha desde hace milenios con el cielo. Pero son las personas las que deciden vender su alma al demonio y acabar con esta tortura, sin saber claro está lo que les espera, o mantenerse fieles a Dios nuestro señor. Pero hay alguien que se está saltando las reglas. Y ese es Lucifer, que encargó a su mano derecha, Alastor, uno de sus tres generales de los ejércitos malignos, que arrastrara cuantas almas pudiera, encarcelando a aquellos que podrían haberse salvado. Por eso necesitamos la ayuda de alguien como tú, alguien que ponga fin a su actividad en este lugar y le de a todos la posibilidad de arrepentirse, de sufrir para limpiar su alma y para ser recompensados. Además de que esta actividad supone un grave peligro para los ejércitos divinos.

    –¿Y cómo lo hago?

    –Alastor ha enviado a uno de sus archiduques, Ahdimumne, que es el que se encarga de apoderarse de las almas. Alastor jamás le fallará a Lucifer, si destruyes a Ahdimumne , él mismo vendrá y podrás derrotarle. Con uno de sus generales caídos asestaremos un duro golpe a los ejércitos malignos.

    –¿Y por qué no lo haces tú? ¿O Dios? Si vosotros no sois capaces de hacerlo ¿Por qué lo iba a ser yo? Si es la mano derecha del mismísimo demonio no debe ser un adversario fácil, se llevaría también mi alma ¿Acaso puedes asegurarme que podré cumplirlo y que mi alma no será llevada a los infiernos?

    –No.

    –¿Entonces? ¿Por qué iba a hacerlo?

    –Porque tu esposa te espera en los cielos…

    Tras estas palabras, Jason miró sorprendido a Gabriel y se hizo el silencio. Slater quedó pensativo unos instantes.

    –¿Y bien? –Insistió Gabriel.

    –Argh, vale, lo haré ¿Dónde encuentro a ese Ahdimumne? –Accedió Jason tras otro pequeño silencio.

    –Sabía que tomarías la decisión acertada, Jason. Tu eres un guerrero, piensa que esto es como una de vuestras campañas militares. El importante siempre está bien protegido. Según parece, Ahdimumne se encuentra en un castillo que hay al noroeste de aquí, su ejército le estará protegiendo. Tendrás que dar lo mejor de ti y acabar con todo demonio que veas. Cuando acabes con su jefe, quizás opongan algo de resistencia, pero acabarán retirándose presas del terror.

    –¿Cuántos son?

    –El ejército está divido en tres partes, cada una comandada por un general. Estas partes, a su vez, están divididas en otras tres más, mandadas por los archiduques. Eso quiere decir que te estás enfrentando al jefe de una novena parte del ejército maligno. Pero los archiduques tienen posesiones en el infierno que les han sido concedidas y no las dejan desprotegidas nunca. No obstante, sí es cierto que pueden ser miles.

    –Ya… Bueno, vale, pero lo de que el castillo está al noroeste no me sirve, necesito precisión ¿Cómo voy a encontrarlo si no?

    –No te preocupes, darás con él. Lo único que tienes que hacer es dar con un destacamento de demonios. Estarán intentando robar almas. Síguelos y llega hasta uno de los puestos avanzados. Allí podrás conseguir la localización del castillo.

    –¿Es que tú no la sabes?

    –Claro que no…

    –¿Qué clase de poderoso arcángel eres?

    –Deja esa ironía fuera de nuestra conversación. Lucifer es muy poderoso, no es tan fácil.

    –Vale, puedo hacerlo ¿Pero cómo me defenderé?

    –¡Con armas, por supuesto!

    –¿Armas? Y de dónde las saco.

    –Je, yo no estoy autorizado para hacer ciertas cosas, tendrás que arreglártelas sólo.

    –Supongo que volveré a verte.

    –No lo dudes. Por cierto, uno de los príncipes del infierno, Refkuh, estaba muy interesado por alguna razón en esta campaña. Si tanto le interesa, es posible que el castillo esté protegido por demonios alfa. Deberías tener mucho cuidado con ellos.

    –¿Demonios alfa? ¿Qué mierda es eso?

    –Estamos en una iglesia, deberías guardar modales.

    –Ah, lo siento.

    –Bien. Los demonios alfa son demonios de pura sangre, los más poderosos. Y por ello son los que protegen a los príncipes del infierno. Son bastante peligrosos.

    «He de regresar a los cielos. Volveremos a vernos cuando llegue el momento.

    Habiendo acabado la conversación, la luz cegadora del altar volvió a nacer, inundando la iglesia por completo y llevándose consigo a los cielos a Gabriel. Jason quedó cegado y cuando pudo volver a ver, el poderoso arcángel ya había desaparecido y se encontraba sólo y desprotegido en el lugar. La iglesia se quedó fría y todo volvió a ser tan tenebroso como lo era antes de que Gabriel llenara de quietud el alma de Jason.[/ocultar]
  • JaviJavi Anónimo s.XI
    editado diciembre 2011
    Capítulo II - El fuego del destino
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    Jason permaneció sentado en el banco, pensativo. Atemorizado por encontrarse solo en ese oscuro y frío lugar. Recordando a su esposa, Susan, a la que podría volver a ver, a abrazar, besar y sentir si completaba la misión encomendada por Gabriel. Se levantó, valiente, venciendo al paralizante temor que se había apoderado de él, y salió de la iglesia con paso firme. Volvió a encontrarse perdido entre la oscura niebla y caminó sin rumbo fijo.

    Llevaba ya varios kilómetros cuando entre la niebla vio una luz. Se acercó, cauteloso, hasta poder ver de qué se trataba. La luz era un fuego en el que un extraño hombre con barba descuidada y vestimentas rasgadas se calentaba intentando sobrevivir al frío intenso del lugar. Jason, que permanecía oculto tras una roca, siguió observando al hombre, intentando obtener algún tipo de información.

    –Deberías acercarte al fuego y calentarte o morirás de frío. –Dijo el hombre pasado un rato.

    Jason confió en él y se acercó, sin temor, parecía que aquel hombre le inspiraba confianza. Sin embargo, se detuvo unos metros delante del fuego.

    –Vamos, siéntate.

    Dicho esto, Jason accedió finalmente a sentarse y se calentó en el fuego.

    –¿Cuánto tiempo llevas aquí? ¬–Preguntó Jason.

    –Mucho más del que puedas imaginar. Sabes, joven, este es un lugar al que muy fácilmente se accede y muy difícilmente se abandona. A no ser que sucumbas al maligno, como muchos hacen.

    –¿Es cierto que está robando almas? ¿Que se las lleva por la fuerza? ¿Cómo lo hace?

    –Cierto, muy cierto. Al cielo o al infierno, son los dos únicos lugares a los que sólo tu alma accede. Pero aquí se te otorga un cuerpo nuevo, igual al que tenías al morir. Si mueres, tu alma abandona el cuerpo por unos instantes, pero si en esos instantes un demonio la atrapa es capaz de enviarla a los infiernos para ser encadenada.

    –Entonces… ¿Los demonios no tienen cuerpo?

    –¡Claro que tienen! Si no, no podrían atacarnos y matarnos. Lucifer les provee de un cuerpo para que puedan venir aquí.

    –Entiendo. Pero en ese caso, si mato a un demonio, esté volverá a vivir, ya que su alma volverá al cuerpo ¿No?

    –No, este es un lugar creado por Dios. Todos los procesos que aquí tienen lugar vienen de su mano, por eso tu alma puede volver al cuerpo pero no las suyas. Lucifer es muy poderoso, pero no tanto. Si un demonio muere, su alma se marcha al infierno donde deberá recuperarse hasta que esté lista para volver a tomar un cuerpo.

    –Me alegras el día, pero hay algo que no me queda claro. Si un al…

    Un ruido detuvo la conversación. Ambos miraron al lugar del que este provenía haciéndose un completo silencio sólo quebrantado por el crujir de la madera que ardía. Ninguno se atrevía a apartar la vista y estuvieron así, mirando fijamente, durante unos interminables segundos. Entonces algo apareció entre las rocas y la niebla y saltó al lugar donde se encontraban. Cayó sobre el fuego y, cuando esto ocurrió, la llama se volvió azul y el ser golpeó a Jason fuertemente en el pecho enviándolo varios metros atrás. Golpeó en las piernas al desconocido hombre de las barbas haciendo que se hincara de rodillas en el suelo y le arrancó la cabeza brutalmente con sus propias manos. La tierra negra se tiño de sangre y el ser miró a Jason que se encontraba sentado en el suelo, doliéndose por el fuerte golpe.

    Jason pudo ver como el alma del misterioso hombre ya muerto abandonó el cuerpo. Era un pequeña luz blanca muy brillante que iluminaba el lugar e incluso atravesaba la espesa niebla. El ser, responsable de su muerte, absorbió aquella fuente de luz, que se metió en él.

    Fue entonces cuando este giró la cabeza para mirar a Jason y pudo vérsele con más detalle. Se trataba de un demonio de forma humana. Tenía la piel rojiza y el pelo, corto con grandes entradas, totalmente negro. También dejaba ver algo de vello facial en la zona del mentón, también negro como la oscura niebla del lugar. Dos cuernos salían de su frente estando uno de ellos, el de la derecha, partido casi por la base.

    El demonio lanzó a Jason una sonrisa malévola y dio un gran salto, de varios metros de altura, desapareciendo entre la oscura niebla. El fuego volvió a la normalidad y Jason se acercó de nuevo, a gatas, viendo el cadáver degollado del desconocido hombre de las barbas.

    Jason no sabía por qué había matado al hombre desconocido y no a él, quizás se lo hubiera buscado, quizás hubiera hecho algo y lo merecía. A lo mejor ese hombre había decidido vender su alma al diablo y acabar con esta tortura. No sabía que pensar, se encontraba confuso y atemorizado y decidió volverse a perderse entre la niebla.[/ocultar]
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado diciembre 2011
    Hola Javi, bienvenido:):p:D
  • lettoexpresslettoexpress Pedro Abad s.XII
    editado diciembre 2011
    Hola, vas muy bien amigo, te falta alguna que otra técnica que pulir, recuerda que un capitulo no esta completo cuando has añadido todo sino cuando ya no tienes mas que quitarle. Con respecto al mundo que creas tiene que ser como toda novela una mentira que parece verdad, por ratos lo logras por ratos divagas, por ejemplo decir que me gusta la limonada fría pero no muy fría, puede tener su acierto en algunas frases, pero no en todas, no repitas mucho eso. Ruego me disculpes ya que ya no me da el tiempo para seguir leyendo todo, y pues en la parte de la mitología, tiene que basarse aunque sea una parte, aunque sea minúscula en una verdad, y pues lucifer esta en el fondo del mar si sacas a luz los escritos hebreos, sin embargo podrías sacar algo interesante del libro apócrifo del papa de Noe, Enoch. Creo que enriquecería tu novela. Ahora para las técnicas dependería de si te gusta escribir de corrido mucho como Isabel Allende o si te gusta dar ideas y descripciones párrafo tras párrafo. Ya en ese aspecto te recomendaría enriquecerte con Vivir para contarla de Gabriel García Marquez o Cartas a un Joven Novelista de Mario Vargas Llosa. Como veras son pequeñas cositas que veo siendo un novato :) Pero un consejo... aunque sea de un conejo...

    Ya luego cuando me de un tiempo en estos días leo todo.

    Suerte.
  • lettoexpresslettoexpress Pedro Abad s.XII
    editado diciembre 2011
    listo ya lo lei, mantengo lo que dije en el mensaje anterior.
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