Patricio
Ya había pasado el mediodía, lo sabía por la posición del sol, tenía mucha hambre y sobre todo sed, solo había bajado una sola vez al río, en la noche, cuando aún estaba Patricio, después se acomodó entre las zarzamoras y no se había movido por temor de ser visto.
Pasaban muchos vehículos por el camino.
Según sus cálculos Patricio debía llegar de un momento a otro.
Patricio…, se llamaba realmente Patricio?, o Carlos ?, o Jorge? ………….
En fin que no importaba, pero como fuera que se llamase le estaba muy agradecido, porque cuando llegó a Lota huyendo y todos sus contactos fracasaron, no le quedó otra alternativa que jugársela y visitar una antigua amiga de la universidad, casi al filo de toque de queda.
Tampoco estaba, la habían detenido hacía dos días, pero estaba Patricio, su hermano, que lo albergó esa noche, le dio comida, ropa seca, pero sobre todo se interesó en un proyecto suyo de irse a Concepción por los cerros y buscar contactos en la ciudad, que estaba seguro de lograr, porque conocía muchas direcciones.
Patricio se interesó a tal punto de acompañarlo y hacer él mismo los contactos para evitar que fuera reconocido en la calle;
y ahora estaba aquí, al borde de la ciudad, esperándolo, como se había acostumbrado en estos últimos dos días a esperar que Patricio solucionara sus problemas; esperando que trajera ropa gruesa para la noche, esperando que volviera con comida, esperando sus informes de la ruta que seguirían y ahora esperando que trajera una cédula nueva y la dirección de un refugio seguro.
El sol le daba ahora directamente, y eso más la sed le dicidió a bajar al río a refrescarse y beber, aprovecharía también para cambiarse a un escondite más fresco, escuchaba ahora más espaciado el ruido de los automóviles .
Bajó lentamente, afirmándose en sus adoloridos miembros, lamentaba ahora el haber pasado su juventud leyendo y no haciendo deportes o ejercicios, tenía un estado físico pésimo.
Llegó al borde del agua y creyó escuchar un ruido a sus espaldas, se dio vueltas y vio claramente a Patricio que lo indicaba desde el borde del camino, estaba junto con cuatro militares que lo apuntaban con sus armas, vio también salir humo de sus caños y sintió un fuerte golpe en el pecho que lo lanzó atrás, vio la cara bonanchona de su madre que le traía el postre de leche que hacía cada vez que se enfermaba, también vio la Lucía cuando se encontraron solos en la salita del centro de alumnos, se vio a sí mismo recibiendo su título en la facultad, y volvió a ver a Patricio indicándolo y sólo ahora notó lo poco que se parecía a su amiga y quisó fijar de nuevo esa imagen desconcertante y no pudo porque sintió el agua mojándolo entero y ya no vio nada más…
Comentarios
Saludos
Shaianti
Felicidades
gracias por sus repuestas que me alegraron mucho.
Me gusta mucho que no dramatices en excesos, un relato preciso de descripciones, salvo la pincelada final de la madre y Lucia. A veces se consigue mejor efecto emotivo sin histrionismos. A mi parecer, tu lo has conseguido.