Despedida
Empezó despacio. Primero no me dí cuenta de mis dificultades. Esto es normal, pensaba, estoy envejeciéndome, me acerco a los sesenta.
Con el recuerdo de nombres tuve siempre dificultades; buscaba casi toda mi vida algo y después pensaba que alguien me lo había sacado.
Hace unos días fui al sótano para buscar algo y una vez abajo, no sabía qué. Un día busqué una llave y la tenía en la mano.
Terminaron las vacaciones. Primer día de clase. Soy profesor jefe de un cuarto año básico. Este curso ya lo tengo hace tres años, conozco los alumnos y sus capacidades.
Los niños cuentan acerca de sus vacaciones, muchos estuvieron en otros países con sus padres. Cuando yo fui alumno, nunca viajamos a ninguna parte, nos faltaba el dinero.
No recuerdo algunos nombres, miro en la lista de los alumnos, vuelvo a recordarme. Esto me pasaba en los años pasados varias veces, pienso.
En el recreo quiero presentar una colega nueva a los otros profesores . La conocí en la última semana escolar antes de las vacaciones. No recuerdo su nombre.
Tengo un hambre horrible. En la comida mi mujer me pregunta:
“Compraste la leche?”
“Qué leche?”
“ Te pedí comprar leche al volver del colegio!”
“ No sé nada de eso!”
“Nunca escuchas cuando te digo algo.”
Creo que él olvida siempre más. Estoy bastante preocupada por eso. Claro, se trata solamente de cosas no tan importantes, pero en el último tiempo aumentan estos hechos. Siempre está buscando algo, por ejemplo sus gafas, sus llaves estaban ayer en el refrigerador.
Además viene muy agotado del Colegio, hace una siesta muy larga, pero siempre está cansado y se enoja fácilmente.
De vez en cuando no se recuerda de los nombres de amigos.
Habla poco, creo que tendría ir a un médico.
Hoy por la tarde tengo mi hora de consulta en el colegio. Una mujer entra en mi oficina, me abraza y me besa. Ella me causa sorpresa. Es una mujer bien atractiva, una joven con pelo negro y ojos verdes. Creo que la vi una vez, pero no sé dónde. Trato de esconder mi inseguridad.
Nos sentamos ante una mesa.
Golpean en la puerta, una colega entra, dice que quiere arreglar el PC como había dicho en la mañana . No recuerdo ninguna conversación, pero estoy contento que ella esté.
-“Sí, yo creo que tengo que hablarle de mi hijo. Sus notas no son tan buenas, necesito su consejo”, me dice la mujer.
No sé todavía quién es esa mujer, no sé de cuál alumno se trata. Tengo que concentrarme y descubrir con quién estoy hablando.
-“Sí, parece que su hijo tiene dificultades para concentrarse, se nota en las matemáticas.”
-“Cómo? En las matemáticas? Pensé que en esa materia anda bastante bien!”
- “No anda mal, pero le cuesta solucionar problemas.”
-“Quizás por sus dificultades en alemán? Me dí cuenta que muchas veces no sabe lo que tiene que hacer, no entiende el texto y su ortografía es pésima!”
Ya me acerco, el hijo tiene dificultades con la ortografía, solamente tres niños tienen este problema.
-“Tendría que leer más, casi nunca habla de libros.”
- “Entonces Ud. opina, que tendría que practicar dictados con Adriano?”
Ya lo sé, el cabro se llama Adriano. Miro en mi lista de alumnos, se llama Adriano Jaramillo y ella es Claudia Jaramillo.
La colega ha terminado su trabajo. “Hasta mañana”, dice y se va.
La Claudia se levanta y me abraza otra vez.
-“ Me has faltado mucho. Podemos encontrarnos el jueves? El jueves a las 20 hrs. En el mismo motel como la última vez.”
La señora Jaramillo no se va sin besarme.
No sé dónde estuvimos, ni siquiera sé que estuvimos juntos. No sé de donde conozco esa mujer ni recuerdo ninguna relación con ella. Tengo que ir a un médico. Urgentemente.
Llegando a casa estoy completamente agotado. Mi mujer Petra no está. Por suerte, pienso. Me duele la cabeza. Voy al dormitorio, me acuesto. No puedo recordar dónde he conocido esa Claudia ni una relación con ella.