No importa dónde vayas, no importa qué hagas, siempre trataré de encontrarte, con las manos vacías, con el corazón lleno, de tanto pedir que quites las vendas que te pusieron en los ojos. ¿Puedo ser yo la que te salve? ¿Puedo ser yo con la que pases abrazado por horas? No pienso decir que me amaste con alna y piel como yo, pero me alegro saber que puede hacerte sonreír unos días, encontraba mi propio paraíso en ellas, pero nadie jamás sale con vida del paraíso, nunca tendré el control, nunca es suficiente para mí, y eso es horroroso. Fuiste débil, te dejaste llevar por recuerdos muertos de una persona muerta de sentimientos, no es por ofenderte, pero ya no está, y debes buscarte a ti mismo en la tierra que no usaste para enterrarlos. La amarás a ella, pero ella no lo hará, por no darte cuenta que cuando tú escribías cartas para ella, yo hacía poesia y filosofía, con cada cosa que te gustaba, buscaba cambiar de la forma en la que matara versiones mías, y a pesar de no tenes tus mismas ilusiones, pensaba siempre que vendrías por ellas y por mi amor también. Estoy desesperada, incógnita de todo, quiero amarte, quiero desahogar cada uno de tus sentidos, que te recuestes en mi y cantes como no pudiste con ella, quiero que veas que no todas somos iguales, y aunque jamás la superes traspasare las líneas de todo, romperé reglas y buscaré tu amor en cada partitura o acordé, estaré aquí, no me iré sin darte explicaciones. ¿Acaso ella o tú las diste? ¿Realmente me conoces? ¿Realmente sabes lo que es amor? Si no lo haces, no soy quien, pero estaría feliz de enseñarte, como un juego de ajedrez.