Dependencia Emocional

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En la ducha, las angustias caen como los chorros de agua, pensando si hablar o no hablar, si decir lo que siento o volver a ocultarlo. Pensar si terminar la relación con la persona con la que tanto había costado volver, o cambiar mutuamente para demostrar que el apego evitativo que tenga no sea una razón para mis sobrepensamientos. Recalcular mis errores, las decepciones que tuvo por mi culpa y si estaba mal extrañar la forma en la que lo abrazaba hace tanto tiempo, cuando nisiquiera éramos nada, o cuando el titulo de novios no nos pertenecía, pero yo era su maestra de besos, y él había aprendido a besar conmigo, cuando sólo éramos nosotros. Buceaba en esos recuerdos, en las cosas que había hecho mal, pero chocaba siempre con mi insuficiencia, paraba y me daba cuenta del futuro que no tendriamos y que él solo quería ser feliz, y la que decía que lo iba a hacer ahora sólo iba a ser la culpable de haber arruinado una amistad. Tengo una guerra en mi interior, nunca me había sentido así, desearía saber cómo destruir las ventanas de estas 4 paredes sin cortarme los dedos, desearía por fin verlo, y sin importar lo que me pase, vaya y sienta su corazón latir contra el mío, aunque no con los mismos la latidos.