Un paraíso en la Tierra

antonio chavez

Un paraíso en la Tierra

La cala era un recoveco paradisíaco, y, en cierto modo afrodisíaco que despertaba los sentidos con sus encantos. Ubicada en un lugar por ahí perdido, sus inmaculadas arenas se extendían bajo el destello del astro rey, creando un paisaje de ensueño. Sus pequeñas olas con sus suaves danzas susurraban secretos que sólo el mar conocía.

La brisa salada arrastraba una fragancia que calaba el alma. Palmeras elegantes se mecían al ritmo de la brisa, proveyendo sombras intermitentes, dejando sobre la arena nimios círculos de oro de sus frutos. El Cielo, azul celeste, era un espectáculo que evocaba romance. Sus aguas estaban impregnadas de una energía mágica, atribuida a una leyenda indú que hablaba de atributos afrodisíacos.

Los nativos creían a fe ciega que sumergirse en el mar en los atardeceres fortalecía los lazos amorosos y avivaba la pasión. Las parejas, atraídas por promesas de Amor, se aventuraban en aquella agua cristalina, buscando la chispa que quemase las promesas y las convirtiese en realidades.

La blanquísima arena bajo los pies era suave, y lisa como terciopelo, lo que invitaba a caminar descalzo y a dejarse llevar y arrastrar por la sensualidad del entorno.

Una música flotaba en el ambiente interpretada por una banda de músicos taumaturgos. Las parejas enamoradas bailaban al ritmo de la melodía, y sus risas aleaban con el murmullo del océano.

En los anocheceres se iluminaba con antorchas, creando así un ambiente íntimo. Los elegantes chiringuitos cinco tenedores, ofrecían delicias culinarias con ingredientes exóticos.

El fascinante fulgor de las antorchas, aleado con el suave ritmo de las olas, creaba el escenario ideal para cenas románticas, "y para algo más", a la luz del satélite Luna.

Con su aura y su facultad para avivar el Amor, la cala ganaba reputación de ser el destino ideal para quien buscaba iniciar o fortalecer sus lazos amorosos.

Cada uno de los rincones de este idílico edén estaba impregnado de una magia, convirtiéndolo en un lugar donde el Amor florecía con ímpetu y en armonía con la Madre Naturaleza.

A Chávez López
Sevilla julio 2024