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Andora o la pasión sublimada 10ma. entrega (Por Carlos Pereyra)

No estaba en condiciones de escapar nuevamente, tenía que reponer fuerzas y para ello solo tenía a mi favor la influencia que ejercían mis formas femeninas sobre su mente enferma y desquiciada. Necesitaba vencerlo con astucia y por eso utilicé mis palabras. Apelando al poco francés que conocía, comencé a excitarlo con  frases provocativas:

-       Mira que tetas tan malas –le dije-  cuando más angustiada me encuentro  se salen de mi blusa para exponerme más a tu crueldad.

(Aunque se lo dije en francés, más tarde me daría cuenta que hablaba muy bien el español). Me miraba con inquietante morbosidad, mientras sus manos temblaban a causa del deseo reprimido…Sebalá debería estar dándose un banquete con aquella situación. Decidí entonces extremar un poquito más las acciones para aprovechar su reacción

-       ¿Qué hacemos con ellas? ¿Debemos castigarlas?

Le hablaba con sádica coquetería y mis palabras parecían operar en él un efecto afrodisíaco. Asintió ante mi proposición y yo le clavé la mirada como si se tratase de una bestia hipnotizada.

           - Muy bien, entonces vamos a hacerlo.

Comencé a pellizcarme los pezones mientras profería insultos contra mis tetas por haberse descubierto. Su rostro palideció al ver como los pezones se erguían ante el estímulo. Fue entonces cuando me dijo en perfecto castellano:

-       Quiero que seas mía

Yo también le cambié el idioma y le dije que estaba dispuesto a complacerlo, pero que necesitaba saber que iba a hacer conmigo.

-       Todavía no lo sé- respondió ante mi pregunta- Por ahora llevarte conmigo.

-       Esperarías a que me repusiera un poco, estoy muy maltrecha por el forcejeo.

 No me respondió, sin embargo, tomé sus manos  y las coloqué sobre mis pechos, ubicando sus pulgares en mis pezones, después lo invité con un movimiento a que se sentara a mi lado. Cuando lo hizo, quedamos tan pegados que sus rodillas rozaban mis piernas, el siguiente paso era hablarle de cerca para embriagarlo con mi aliento y así lo hice:

-          Te gusta mi cuerpo ¿verdad? Puede ser todo tuyo si al menos dejas que me reponga. Te prometo que si eres bueno conmigo no habrá lugar en él a donde no llegues, a donde no me penetres, a donde no me hagas saber que tú eres el hombre y yo tu perra sumisa. Si tú quieres puedes encontrar conmigo  los más inesperados límites del placer.

Él me escuchaba atentamente, debajo de su pantalón pude ver como su verga se debatía por salir en una incontrolable erección. Poco a poco fui deslizando mi mano hasta su bragueta y se lo saqué mientras le seguía hablando, esta vez llevando mi boca a pocos centímetros de la suya.

-       Y me vas a penetrar con tanta furia, con tanta vehemencia, con tanta fuerza que me romperás las entrañas mientras yo grito, lloro y reviento del delirio, del deseo.

-       Sí, sí, -era lo único que aquella bestia podía pronunciar en ese instante-

Comencé a masturbarlo pasando mis dedos por el glande mientras se lo masajeaba ligeramente, aquella manipulación lo hacía retorcerse del deseo.

-       Y después... me lo vas a meter por detrás para desvirgarme también por ahí y yo te pediré clemencia, pero no habrá piedad para mí, por el contrario, me darás más fuerte, más duro y no estarás feliz hasta poblar las estrechas oquedades de mi culo con tu verga dura y ensanchada.

-       Ahhh... que bien lo haces. Sí Chana no fuera como tú no la trataría tan mal.

-       ¿Quién es Chana? –le pregunté-

-       Es mi... mujer, la conseguí con un viejo Holandés que vino hace algunos meses por Cayena. No sé si será verdad, pero dicen que realiza subastas clandestinas de mujeres en el medio de la selva.

-       ¿Y tú la compraste?

-       No –me respondió en tono cortante- Ella está conmigo por que quiere.

-       Pues bien, ahora vas a tener dos perras para ti solito. Cuando termines con una podrás empezar a cogerte a la otra.

-       No lo creo, sí te tengo a ti no puedo tenerla a ella. Gastaría mucho en comida. Creo que se la dejaré a Ferguson cuando venga la próxima semana.

-       ¿Quién es Ferguson? ¿Para qué la quiere? –Pregunté ya sin ocultar mi turbación-

-       Un inglés que está de paso por Cayena.  Ayer vino a contratarme como remero y al ver a Chana me dijo que le parecía perfecta para grabar algunas escenas.

-       ¿Escenas? ¿Qué clase de escenas?

-       Estás preguntando mucho ¿Por qué?

-       Para conocerte más –le repliqué- para saber que es lo que más te gusta y no cometer los errores de Chana.

-       Más te vale que no los cometas, Chana a veces me saca de mis cabales con sus quejas y me he visto en la necesidad de ser duro con ella  para que se calle.

-       Anda... por favor, dime ¿para qué quiere a Chana?

-       Debe ser para filmar algunas de una de esas películas pornográficas o que sé yo. La última vez lo vi con un equipo de filmación. Me dijo que estaba interesado en Chana porque en las condiciones en las que la había visto le parecía que era una mujer resistente y era lo que andaba buscando para hacer algunas tomas. Me ofreció mil dólares si dejaba que se fuera con él y creo que me hubiera dado más si se lo hubiera pedido, porque Chana es muy bonita a pesar de que ahora la tengo prácticamente en una covacha.

(Continuará)

Comentarios

  • La coloco por acá para mantener todas las publicaciones en el mismo foro... esta estaba en otro foro de esta pagina
  • Esta muy entretenida la historia, entre que queda casi en cueros la chica y que casi la violan, pues me tienes en suspenso por saber que sigue. :)
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