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¿El talento nace o hace? Respectivamente una pregunta ecuménica de tiempos de antaño con respuestas superfluos, hasta, diría yo, melodramatico. Aquellos padres o tutores que creen tener un hijo con talento, ¡ja!, bellacos y bribones y, como quién dijo: austeros. Pongan desde una edad temprana, lo más rápido que se pueda, a un oficio intelectual, humanista, tecnico, ¡que más da!; y háganlo estudiar, ejercer, practicar, frustrarse, etcétera, hasta que sea un erudito, especialista... ¡Pero claro!, —si son unos buenos lectores ya se habrán dado cuenta— su poca profundidad en todas las otras ramas existentes de la cultura, hace a un ¿ser incompleto? Aquí entra el siguiente sustantivo: subjetividad. El hombre (o mujer. Poco importa) es todo un catedrático, tiene buen capital, sin embargo, ¿es feliz? Más fácil: ¿Se formula preguntas existenciales? Poca importancia hay, porque sus progenitores están feliz, y él, sin elegir nada, es un ser ¿incompleto? Total, subjetividad.
En resumen, es analógico con la escritura, literatura (o todo), dónde haya centro de comparación con escala jerárquica, ¿quién es el mejor? Para dar una hipótesis inconexa: todos aprenden a escribir, claro está, vocabulario, léxico, sintaxis, morfología, libros, la pedanteria aumenta y la frustración por saber que, entre más sabes menos sabes, es dilema para satisfacer las risas.
He creado muchos narradores, heteronimos, —¿Pessoa?—, cuentos, poemas, alguna novela suelta para conocerte, figuras retóricas mezcladas, pero, sin embargo, cuando no vives la vida no eres nada, ¡ah!, y también disciplina, aunque ya la han formulado mucho: es como el boxeo, etc, etc.
Las ideas, como dijo Cortázar, —todo una introducción desalentadora para terminar citando a Julio— vienen de la alteración de lo normal... Entonces, ¿dónde radica lo normal de cada uno?
Comentarios
En el caso de un escritor es posible desarrollar ese talento leyendo a buenos escritores, estudiando las reglas gramaticales y sobre todo escribir y seguir escribiendo.
Así, la práctica hace al maestro.
Personalmente pienso que no existe. Pienso que hay cosas que nos gustan / interesan más que otras y, por tanto, les dedicamos más esfuerzo, consiguiendo ser más hábiles. Pero, al menos yo, no tengo talento en algo que nunca me haya interesado. ¿En lo que sí? Pues sí, pero precisamente por eso, porque me gustaban o me interesaban, no porqur hubiera nacido con ningún don.
Hay diferencias sutiles en la sociología de cada persona, ahí radica, a modo de morfología, la diferencias de narrativa. Faulkner escribió en la misma estadía; Hemingway iba y venía. Ambos son buenos escritores, y sin embargo, vivieron en tierras diferentes.
Lo voy a situar con la pirámide de Maslow: ¿Dónde está la cúspide de la normalidad vida?
Los humanos entran en comparaciones, ¡viva el país!, y lo hacen para satisfacer su vanidad narcisista, ¡que importa!, y haré la comparación con la normalidad de la vida: ¿Vivir en Rusia o Esuatini? Naturalmente estan aquí o acullá, hablando: sociología terrenal; comparaciones superfluas; Superhombre inexplicable. Común-e-irreal.