Yo no quiero tu amabilidad;
de verdad,
no la quiero
si al final
en la cama
no sabemos
si nos estamos peleando
o encariñando
si ya sé lo que querés
y no es quedarte
el único lugar
en el que te sentí suave
fue en la piel
y aquella vez
cuando se rompió
la perilla del calefactor
y la arreglaste
y lo dejaste en piloto
como a mí
y te fuiste
por la misma puerta
por la que realmente
no entraste nunca.
Comentarios
Ante ellos, lo mejor es darle vuelta a la página.