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Prólogo
Lyna huyó en cuanto escuchó pasos, probablemente causados por la patrulla que la había estado persiguiendo.
Estaba exhausta, pero consiguió llegar a uno de sus escondites en donde se preparó para mandar un mensaje a los Clanes.
—Hola Lyna —dijo una voz a su espalda.
Se volteó sorprendida.
—¿Qué haces aquí? —le espetó.
—Este es mi territorio ¿lo olvidas?. Yo soy quien debería preguntarte.
Sabía que no podía mentirle, así que le dijo la verdad.
—Tenía que usarla.
—¿Sin mi permiso?
—Era necesario —dudó un poco antes de añadir —no lo entenderías.
—Por supuesto que no —dijo tranquilamente.
Ella sabía que la única manera de escapar era con su permiso.
—¿Lo sabes? —preguntó.
—Si —dijo ella bajando la cabeza.
—Entonces tienes dos opciones, ¿Quieres escucharlas?
—Habla.
—La primera, me das tu nexcret por voluntad propia o la segunda…
—Me la quitas sobre mi cadáver, ¿verdad?
—Si, tú decides.
—Creo que ya sabes la respuesta, de cualquier modo moriré.
Se acercó a ella lentamente, y luego, con un movimiento de su mano apareció un bastón de obsidiana con dos piedras brillantes incrustadas en él.
«¿Que diablos?, ¿Cómo consiguió dos NEXCRETS?. Es imposible. A menos que...»
—Dharc... entonces fuiste tú —dedujo.
Se detuvo frente a ella.
—Sí, fui yo, perdóname.
Apuntó el bastón hacia ella. Una luz. Un grito. Un golpe seco. Silencio.
Este texto ya lo tenía preparado de un libro que iba escribir y al final me dio paja.
No puedo esperar a ver como se desarrolla la historia.
Comentarios
La ceniza grisácea brillante quedó suspendida en el aire durante unos insulsos segundos antes de posarse sobre las losas negras color mohoso en el escondite de Lyna.
Con un bastón como este nadie en el mundo podría hacerle frente a Dharc, ni siquiera los Alfiles Mayores. Una siniestra risa comenzó a nacer en el interior del pecho del muchacho que fue reptando hasta desembocar en una carcajada atronadora que llenaba los recovecos del descuidado cuartucho.
Mientras reía, Dharc escuchó los pasos metálicos que anunciaban las llegadas de los patrulleros, ya alertados, al otro lado de la puerta de madera rancia que los separaba. Se giró y seguro de sí mismo se preparó contra lo que fuera a entrar del otro lado ya que ahora si era invencible, invencible de verdad.
<<Se acabó eso de estar huyendo el resto de mi vida como hacen los demás. Ahora nadie puede pararme>> pensó.
Inspiró el aire estancado de la habitación, llenando sus pulmones y levantó ambos nexcrets. Un fino pinchazo le atravesó de lado a lado antes de que pudiera terminar de levantar el bastón si quiera, como si un avispón le hubiera picado solo que no era una avispón y no era un simple pinchazo sino un cuchillo de obsidiana que había atravesado todas sus defensas y también su pecho de lado a lado.
Un hilo de sangre recorrió sus labios antes de caer por su barbilla mientras los patrulleros gritaban al otro lado.
--- ¡Alto!, ¡Quien haya dentro que salga con las manos arriba! --- Gritaban inútilmente ante la respuesta de nadie.
Las últimas palabras de Dharc el Indómito no fueron escuchadas por Lyna que recuperó su cuchillo de obsidiana y agarró el negro y escamoso bastón antes de que cayese al suelo mientras su antiguo amigo volvía a ser el polvo del que había venido.
La muchacha sacó el nexcret incrustado de su cuchilla, y ante la sorpresa de nadie cambió uno de los dos nexcrets que Dharc había incrustado en su vara por el que ella había llevado todo este tiempo. Justo cuando terminó la puerta se vino abajo golpeada por los patrulleros.
Tal vez habría estado mejor alargarlo más pero para esta dinámica creo que queda bien ir haciendo pequeños plot twists de capitulitos cortos jajaja. Perdón por la ortografía si hay alguna falta :P