Gala, insomne, se moría "de envidia" al ver dormir a su secretario durante largos viajes
28/05/2023 18:55 Actualizado a 28/05/2023 20:55
Málaga, 28 may (EFE).- El escritor Antonio Gala, que tenía insomnio, "se moría de envidia" cuando viajaba a América, con muchas horas de vuelo de noche, al ver que su secretario personal se quedaba dormido y al día siguiente le echaba "unas broncas", ha recordado el propio Luis Cárdenas, su sombra durante casi treinta años.
Tras la muerte del autor este domingo, Cárdenas ha relatado en una entrevista con EFE ésta y otras anécdotas, que al secretario, que viajaba frecuentemente con Gala, le hacen "mucha gracia".
Gala "siempre ha tenido insomnio", explica para añadir que, en esos largos vuelos, sin embargo, él -que ejercía como su secretario- se quedaba "como un ceporro dormido", mientras el poeta, dramaturgo, novelista y ensayista "se moría de envidia" y al día siguiente le echaba "unas broncas" por haberse dormido mientras estaba con él.
Algo parecido pasaba con la comida, a Gala "no le gustaba nada comer", mientras que el secretario es "de buen comer"; son cosas de las que se acuerda mucho: "En el fondo me reía porque contaba unos chistes y unas anécdotas que eran para literalmente partirse de la risa".
"Era insomne, toda la familia es insomne; pero cuando dormía, dormía" y quienes trabajaban con él en la Finca La Baltasara, en Alhaurín el Grande (Málaga), su paraíso y refugio durante más de 30 años, optaban por no despertarlo. "Resulta que es que se había dormido muy tarde y se levantaba tarde", añade.
DORMÍA POCO Y SE LE NOTABA EN EL HUMOR
"Dormía poco y se le notaba enseguida en el humor", precisa quien le acompañó de forma continua entre 1992 y 2021, que comenta que "cuando por las mañanas llevabas el desayuno y los periódicos le veías la cara y ya sabías 'ha dormido mal', o sea 'que vamos a dejarlo solo'".
Y es que cree que "era un libro abierto, como buen escritor, y lo conocías enseguida". Cárdenas resalta que "el sentido del humor de Antonio Gala es mítico", contaba chistes y anécdotas, "que decían que eran verdad, pero seguro que se las había inventado".
Cree que la clave de su éxito, su "misterio", es "cómo decía las cosas, decía las cosas dependiendo a quien tenía que decírselas; sabía qué lenguaje tenía que emplear" y "te quedabas embobado, utilizaba esas palabras, ese tono, esa cadencia".
Recuerda que en la Feria del Libro le decían las señoras: "Don Antonio a mí lo que me gusta es escucharlo". Y él les contestaba siempre: "Usted lo que tiene que hacer es leerme, para eso soy escritor".
Luis Cárdenas huía siempre de entrevistas periodísticas, que justificaba en que si era su secretario "hay ciertas cosas que se van a quedar en el secretario, en secreto, cosas que no se pueden saber" y que quedan para él. "Prácticamente todo lo que se puede saber de Antonio Gala él lo ha escrito", comenta.
LA FUNDACIÓN GALA, SIEMPRE PRESENTE PARA EL AUTOR
La última vez que estuvo con Gala fue el pasado 19 de mayo, con motivo de la clausura de la 21 promoción de la Fundación Antonio Gala, y recuerda que lo que tenía muy presente era esa misma institución, "la obra más importante que él siempre ha dicho" y que es sobre lo que giraban casi siempre sus conversaciones.
Y también salían los chicos de la Fundación, "sus niños como él los llamaba", quería que "estuvieran bien atendidos"; cuestiones que abordaba con las personas cercanas más que las cuestiones de salud.
El actual director de la Casa Museo Antonio Gala La Baltasara señala que la última vez que vio a Gala "seguía teniendo ese aspecto maravilloso, con ese brillo en los ojos tan característico".
Y yo. Para mí, era un dios de la palabra y de la escena; el mejor escritor español después de Cervantes. Tuve el gran honor de conocerlo en persona y de hablar con él en muchas ocasiones. Llegamos a cogernos mucho aprecio. Fui en mayo del 2023 a su funeral en Córdoba. Él me animaba a escribir y se tomaba la molestia de leer cosas mías e incluso de corregir algunas. Lo echo en falta.
Comentarios
ANTONIO GALA Y EL CARNÉ DE CONDUCIR
Antonio Gala en sus propias palabras:
"Nunca he vivido en un armario, siempre he tenido vestidores"
Gala, insomne, se moría "de envidia" al ver dormir a su secretario durante largos viajes
Málaga, 28 may (EFE).- El escritor Antonio Gala, que tenía insomnio, "se moría de envidia" cuando viajaba a América, con muchas horas de vuelo de noche, al ver que su secretario personal se quedaba dormido y al día siguiente le echaba "unas broncas", ha recordado el propio Luis Cárdenas, su sombra durante casi treinta años.
Tras la muerte del autor este domingo, Cárdenas ha relatado en una entrevista con EFE ésta y otras anécdotas, que al secretario, que viajaba frecuentemente con Gala, le hacen "mucha gracia".
Gala "siempre ha tenido insomnio", explica para añadir que, en esos largos vuelos, sin embargo, él -que ejercía como su secretario- se quedaba "como un ceporro dormido", mientras el poeta, dramaturgo, novelista y ensayista "se moría de envidia" y al día siguiente le echaba "unas broncas" por haberse dormido mientras estaba con él.
Algo parecido pasaba con la comida, a Gala "no le gustaba nada comer", mientras que el secretario es "de buen comer"; son cosas de las que se acuerda mucho: "En el fondo me reía porque contaba unos chistes y unas anécdotas que eran para literalmente partirse de la risa".
"Era insomne, toda la familia es insomne; pero cuando dormía, dormía" y quienes trabajaban con él en la Finca La Baltasara, en Alhaurín el Grande (Málaga), su paraíso y refugio durante más de 30 años, optaban por no despertarlo. "Resulta que es que se había dormido muy tarde y se levantaba tarde", añade.
DORMÍA POCO Y SE LE NOTABA EN EL HUMOR
"Dormía poco y se le notaba enseguida en el humor", precisa quien le acompañó de forma continua entre 1992 y 2021, que comenta que "cuando por las mañanas llevabas el desayuno y los periódicos le veías la cara y ya sabías 'ha dormido mal', o sea 'que vamos a dejarlo solo'".
Y es que cree que "era un libro abierto, como buen escritor, y lo conocías enseguida". Cárdenas resalta que "el sentido del humor de Antonio Gala es mítico", contaba chistes y anécdotas, "que decían que eran verdad, pero seguro que se las había inventado".
Cree que la clave de su éxito, su "misterio", es "cómo decía las cosas, decía las cosas dependiendo a quien tenía que decírselas; sabía qué lenguaje tenía que emplear" y "te quedabas embobado, utilizaba esas palabras, ese tono, esa cadencia".
Recuerda que en la Feria del Libro le decían las señoras: "Don Antonio a mí lo que me gusta es escucharlo". Y él les contestaba siempre: "Usted lo que tiene que hacer es leerme, para eso soy escritor".
Luis Cárdenas huía siempre de entrevistas periodísticas, que justificaba en que si era su secretario "hay ciertas cosas que se van a quedar en el secretario, en secreto, cosas que no se pueden saber" y que quedan para él. "Prácticamente todo lo que se puede saber de Antonio Gala él lo ha escrito", comenta.
LA FUNDACIÓN GALA, SIEMPRE PRESENTE PARA EL AUTOR
La última vez que estuvo con Gala fue el pasado 19 de mayo, con motivo de la clausura de la 21 promoción de la Fundación Antonio Gala, y recuerda que lo que tenía muy presente era esa misma institución, "la obra más importante que él siempre ha dicho" y que es sobre lo que giraban casi siempre sus conversaciones.
Y también salían los chicos de la Fundación, "sus niños como él los llamaba", quería que "estuvieran bien atendidos"; cuestiones que abordaba con las personas cercanas más que las cuestiones de salud.
El actual director de la Casa Museo Antonio Gala La Baltasara señala que la última vez que vio a Gala "seguía teniendo ese aspecto maravilloso, con ese brillo en los ojos tan característico".
Y yo. Para mí, era un dios de la palabra y de la escena; el mejor escritor español después de Cervantes. Tuve el gran honor de conocerlo en persona y de hablar con él en muchas ocasiones. Llegamos a cogernos mucho aprecio. Fui en mayo del 2023 a su funeral en Córdoba. Él me animaba a escribir y se tomaba la molestia de leer cosas mías e incluso de corregir algunas. Lo echo en falta.
Y tú tuviste la dicha de conocer a tu tocayo en persona, Antonio.
En otro momento contaré cómo lo conocí.