Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!
La oscuridad había sido despojada de su cuerpo y condenada a contar cada segundo del tiempo que pasaba. La profecía se había cumplido, y sus propios hijos habían impuesto el castigo; una prisión eterna, una infinita labor.
Ser testigo de todo lo que sucedía. Ser, eternamente, el hilo del presente.
Así había sido y así era, y había pasado tanto tiempo que sólo la oscuridad era consciente de ese paso, por ser ella la encargada de hacerlo pasar.
Para el resto, el olvido iba erosionando las paredes de la memoria.
Poco a poco, gota a gota, los dioses dejaban de recordar, y la oscuridad lo sabía.
La arrogancia acomodada de sus hijos crecía como una planta parasítica, y traía consigo una magnífica oportunidad.
Algo que sí tenía forma, que podía juntarse y moldearse, que abría una salida, que ofrecía una solución.
El atisbo de una posibilidad de resurgir, y de al fin poder aniquilar a aquel que había pronunciado las palabras de su maldición.
El tiempo guardaba un secreto. La oscuridad empezó a moverse.
Cronos era libre.
Comentarios
Éxitos con tu obra.
Saludos.