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¿Quién estaba más loco de los dos?

antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


¿Quién estaba más loco de los dos?

López llegó al cementerio de su ciudad. Visitaba diariamente a su esposa y cuidaba su tumba. Pero ese día, mirando con indignación la tumba, se percató de un movimiento de tierra y de que el ataúd no estaba.

—Se lo ha llevado un muchacho -le informó el sepulturero.
—¿Por qué y para qué?’ –le preguntó.

Sin esperar respuesta, perdió los nervios y cogió del cuello al sepulturero, de quien logró que le dijese la dirección del joven. Ya informado, le dijo:

—Nadie sabe el valor sagrado de un amor hasta que lo pierde.

Presuroso se dirigió hacia la dirección indicada. Al llegar, tocó varias veces el timbre y, alarmado, abrió la puerta un joven, portando en una mano un grueso libro de psiquiatría. Estaba preparándose su examen final. No dijo nada, pero López, llorando y airado, le preguntó:

— ¡¿Dónde está mi esposa?!

El joven sabía a quién se refería. Lo llevó a su cuarto, y ya allí, López posó la mirada en un esqueleto, que sobresalía en un rincón, donde había una mesa, en la cual tenía el joven sus libros y sus apuntes. López se arrodilló frente al esqueleto y pronunció las siguientes palabras:

—Amor, si escogiste este lugar para tu eternidad, lo respeto. Pero déjame que venga a visitarte todos los días.

El joven, estudiante de medicina, no se opuso, y todos los días limpiaba su cuarto, porque sabía que López iba a venir. Los días en que fue visitado el esqueleto eran vividos con intensidad por los dos. Intensidad, empero, era un sentimiento demasiado pequeño para el viudo López.

Y llegó el día siguiente...

—Amor, te traje tu vestido de novia y tu peluca pelirroja. Yo te voy las dos cosas. Seguro que las vas a lucir como aquel maravilloso día.

Y seguidamente, ceremonioso y con sumo cuidado, le puso el vestido y la peluca al cadáver de su esposa.

—¿Ves, amor? Estás muy guapa.

Y llegó el tercer día...

López llevaba en la mano un vaso con leche caliente con Cola Cao.
—Amor. Te gustaba tu desayuno. Yo te doy la leche. No te pude traer tus galletas favoritas porque no las había de nata.

Acercó el vaso e inclinó el vaso con la dulce bebida, no dándose cuenta de que el líquido se filtraba por las costillas, manchando libros y apuntes del estudiante.

Y llegó el cuarto día...

—Amor. Te traje tu carmín, y tu espejito para mirarte. Yo te maquillo.

Pero el estudiante se disgustó al ver manchado de marrón “su” esqueleto.

Y, día tras día, pasaba el tiempo con la misma rutina de un amor delirante. Hasta que al joven le llegó el momento de entregar su tesis en la Facultad. Basaba todo el texto en las impresiones recogidas de López. En la tesis se contemplaba incluso los delirios del viudo. Y el resultado final de esto fue un sobresaliente alto, un “10”.

Antes de los preparativos de la fiesta de graduación, el jefe de la sección de psicología le preguntó al estudiante:

—¿Quién te va a entregar el título
—El esqueleto que tengo en mi casa –respondió.

Ese misma mañana internaron a López en un manicomio. Y el decano de la universidad se lamentó de haber entregado el título de Psiquiatría a un enfermo mental, al que, días después, ingresaron en otro manicomio.


LA CAJA DE MSICA 10 UN RINCONCITO PARA COMPARTIR - Pgina 9 Esquel11


Antonio Chávez López
Sevilla junio 1998

 :)

 
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