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LA BESTIA

Me despierto. He tenido un sueño erótico. Quería tener sexo y solo podía conformarme con ver dos cuerpos desnudos bajo un ventanal. Ella era penetrada de espaldas sentada sobre su regazo. Yo deseaba ser ella para sentir aquellas manos sobre mis caderas, pero el sueño me martirizó con ser una simple mirona. 

Pienso que los labios depilados de mi pubis están demasiados sensibles y con el simple roce de las sábanas me hace tenerlos siempre erotizados. Y lo intenté, pero también la costura del pantalón del pijama no me ayuda a detener esta sensación. 
Coloco mis manos sobre ellos como si quisiera acallar su deseo. Mis caderas se mueven en su ajuste automático. Pero no, no quiero acariciarlos demasiado, sería un acto de vileza hacia mi misma. 
Vuelvo a recordar esos cuerpos desnudos y la luz del ventanal. Quiero cinco minutos mas en este estado de calma y placer. Me embarga el deseo de un orgasmo. Me siento húmeda pero elijo deleitarme en el gozo oculto de negarlo. Mis dedos rozan mis labios, los retiro, los vuelvo a rozar. Deseo estirar este delicado momento. 
No, no voy a hacerlo aunque mis caderas comiencen su danza sagrada; únicamente  pretendo el sabor dulce de un caramelo; jugar con mi instinto y retener este pleito. 
Aparto mis dedos suavemente, elijo la satisfacción de crear toda una mañana de roce continuo contra mis bragas, de ajuste de caderas al sentarme en cualquier sitio, de sangre fluyendo a raudales en todo mi pubis. Sí, será que me contenga con mi sonrisa juguetona al dar las gracias por un café en cualquier terraza.
Lo guardo, lo amordazo para disfrutar de todos sus intentos de escapada. Así, con este secreto de tacto, " Mi Bestia" se engrandece. Ya, mi queridísimo deseo, confórmate con esta simple golosina, como te ordena tu dueña encarnada en pubis. 
Te preparo para el momento perfecto y entonces cansada La Bestia de caminar entre los barrotes de su jaula, saldrá abarcando todo con su rugido y empujándome con sus garras al abismo de todos los pecados. 
Mi Bestia indómita y salvaje, me acaricias la espalda y el interior de mis muslos. A veces eres tan delicada que consigues despistar a mis defensas. Mi Bestia preferida, esa que nadie conoce. Yo te alimento cada mañana con los impulsos de mis sueños. Te acomodas a mis pies esperando el momento exacto de escalar mis piernas. 

Intenta calmarte, mi querida Bestia, acompáñame hoy en silencio, permíteme que disfrutemos de nuestra compañía. Regálame el placer de creer que puedo dominarte. Solo quiero el engaño de tu docilidad. Se que te lanzaras sobre mi en algún momento y entonces, estallaré como tu bien sabes que estallo. 
Yo quiero ser tu presas mientras me coloco una corona de espinas y de laurel sobre mi frente. Hazme ese favor, deja que hoy juegue a ser tu dueña. 


Comentarios

  • DIODAMA dijo:
    Me despierto. He tenido un sueño erótico. Quería tener sexo y solo podía conformarme con ver dos cuerpos desnudos bajo un ventanal. Ella era penetrada de espaldas sentada sobre su regazo. Yo deseaba ser ella para sentir aquellas manos sobre mis caderas, pero el sueño me martirizó con ser una simple mirona. 

    Pienso que los labios depilados de mi pubis están demasiados sensibles y con el simple roce de las sábanas me hace tenerlos siempre erotizados. Y lo intenté, pero también la costura del pantalón del pijama no me ayuda a detener esta sensación. 
    Coloco mis manos sobre ellos como si quisiera acallar su deseo. Mis caderas se mueven en su ajuste automático. Pero no, no quiero acariciarlos demasiado, sería un acto de vileza hacia mi misma. 
    Vuelvo a recordar esos cuerpos desnudos y la luz del ventanal. Quiero cinco minutos mas en este estado de calma y placer. Me embarga el deseo de un orgasmo. Me siento húmeda pero elijo deleitarme en el gozo oculto de negarlo. Mis dedos rozan mis labios, los retiro, los vuelvo a rozar. Deseo estirar este delicado momento. 
    No, no voy a hacerlo aunque mis caderas comiencen su danza sagrada; únicamente  pretendo el sabor dulce de un caramelo; jugar con mi instinto y retener este pleito. 
    Aparto mis dedos suavemente, elijo la satisfacción de crear toda una mañana de roce continuo contra mis bragas, de ajuste de caderas al sentarme en cualquier sitio, de sangre fluyendo a raudales en todo mi pubis. Sí, será que me contenga con mi sonrisa juguetona al dar las gracias por un café en cualquier terraza.
    Lo guardo, lo amordazo para disfrutar de todos sus intentos de escapada. Así, con este secreto de tacto, " Mi Bestia" se engrandece. Ya, mi queridísimo deseo, confórmate con esta simple golosina, como te ordena tu dueña encarnada en pubis. 
    Te preparo para el momento perfecto y entonces cansada La Bestia de caminar entre los barrotes de su jaula, saldrá abarcando todo con su rugido y empujándome con sus garras al abismo de todos los pecados. 
    Mi Bestia indómita y salvaje, me acaricias la espalda y el interior de mis muslos. A veces eres tan delicada que consigues despistar a mis defensas. Mi Bestia preferida, esa que nadie conoce. Yo te alimento cada mañana con los impulsos de mis sueños. Te acomodas a mis pies esperando el momento exacto de escalar mis piernas. 

    Intenta calmarte, mi querida Bestia, acompáñame hoy en silencio, permíteme que disfrutemos de nuestra compañía. Regálame el placer de creer que puedo dominarte. Solo quiero el engaño de tu docilidad. Se que te lanzaras sobre mi en algún momento y entonces, estallaré como tu bien sabes que estallo. 
    Yo quiero ser tu presas mientras me coloco una corona de espinas y de laurel sobre mi frente. Hazme ese favor, deja que hoy juegue a ser tu dueña. 


    DIODAMA dijo:
    Me despierto. He tenido un sueño erótico. Quería tener sexo y solo podía conformarme con ver dos cuerpos desnudos bajo un ventanal. Ella era penetrada de espaldas sentada sobre su regazo. Yo deseaba ser ella para sentir aquellas manos sobre mis caderas, pero el sueño me martirizó con ser una simple mirona. 

    Pienso que los labios depilados de mi pubis están demasiados sensibles y con el simple roce de las sábanas me hace tenerlos siempre erotizados. Y lo intenté, pero también la costura del pantalón del pijama no me ayuda a detener esta sensación. 
    Coloco mis manos sobre ellos como si quisiera acallar su deseo. Mis caderas se mueven en su ajuste automático. Pero no, no quiero acariciarlos demasiado, sería un acto de vileza hacia mi misma. 
    Vuelvo a recordar esos cuerpos desnudos y la luz del ventanal. Quiero cinco minutos mas en este estado de calma y placer. Me embarga el deseo de un orgasmo. Me siento húmeda pero elijo deleitarme en el gozo oculto de negarlo. Mis dedos rozan mis labios, los retiro, los vuelvo a rozar. Deseo estirar este delicado momento. 
    No, no voy a hacerlo aunque mis caderas comiencen su danza sagrada; únicamente  pretendo el sabor dulce de un caramelo; jugar con mi instinto y retener este pleito. 
    Aparto mis dedos suavemente, elijo la satisfacción de crear toda una mañana de roce continuo contra mis bragas, de ajuste de caderas al sentarme en cualquier sitio, de sangre fluyendo a raudales en todo mi pubis. Sí, será que me contenga con mi sonrisa juguetona al dar las gracias por un café en cualquier terraza.
    Lo guardo, lo amordazo para disfrutar de todos sus intentos de escapada. Así, con este secreto de tacto, " Mi Bestia" se engrandece. Ya, mi queridísimo deseo, confórmate con esta simple golosina, como te ordena tu dueña encarnada en pubis. 
    Te preparo para el momento perfecto y entonces cansada La Bestia de caminar entre los barrotes de su jaula, saldrá abarcando todo con su rugido y empujándome con sus garras al abismo de todos los pecados. 
    Mi Bestia indómita y salvaje, me acaricias la espalda y el interior de mis muslos. A veces eres tan delicada que consigues despistar a mis defensas. Mi Bestia preferida, esa que nadie conoce. Yo te alimento cada mañana con los impulsos de mis sueños. Te acomodas a mis pies esperando el momento exacto de escalar mis piernas. 

    Intenta calmarte, mi querida Bestia, acompáñame hoy en silencio, permíteme que disfrutemos de nuestra compañía. Regálame el placer de creer que puedo dominarte. Solo quiero el engaño de tu docilidad. Se que te lanzaras sobre mi en algún momento y entonces, estallaré como tu bien sabes que estallo. 
    Yo quiero ser tu presas mientras me coloco una corona de espinas y de laurel sobre mi frente. Hazme ese favor, deja que hoy juegue a ser tu dueña. 



  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    Te puse un privado

     :)

     
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