Atrevimiento frustrado¡Qué
tentación!
Recuerdo aquel día en el parque cuando estaba sentado al lado de
ellos. Aunque estaba viendo que no había nadie más cerca de nosotros, sin embargo,
los miraba furtivamente. La realidad es que podía pasarme toda una eternidad
mirándolos, admirando su carnosidad, su belleza, su blanquísimo diente paleta
mordisqueando el labio inferior. Su carmín rojo sangre, insinuándoseme,
provocándome, invitándome...
En ese momento me entraron unas ganas
indescriptibles de besarlos, de recrearme eternamente en ellos; pero no, no podía
permitirme semejante atrevimiento. Por contra, me satisfacía a mí mismo relamiéndome los
míos. Me sentía en una nube. Aunque sabía de sobra que mi felicidad estaba en esperar
una mejor oportunidad. ¿Una mejor que aquella? Sí, mejor. Pero notaba que, como
un imán, se sentían atraídos por los míos.
Sé
que por ahora tengo que aguantarme, pero también sé que puedo esperar todo el
tiempo que haga falta. Los dejé ir. Me fue difícil tomar tan terrible decisión.
Todavía no entiendo por qué los deseo tanto.
Pero es que labios como aquellos no se
ven todos los días.
Antonio Chávez López
Sevilla septiembre 2014