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El Diálogo Intercultural. Fundamentado en seminario con Dr. Raúl Fornet-Betancourt

Comenzamos aclarando como es posible concebir la diversidad cultural. Sólo es posible por medio de la comprensión interactiva, intercultural, interpersonal, e íntersubjetiva. La comprensión hermenéutica va a centrar su enfoque en las mediaciones que se presentan dentro de una cultura compartida con los otros. El acto de comprensión humana surge como una respuesta sentida (subjetivamente) como apropiada hacia lo indescifrable, en lo cual media lo simbólico en sus más amplios sentidos, por ejemplo, un gesto, una melodía, etc. Un gesto esta destinado a suscitar en el otro un sentido, el cual al ser emitido, muchas veces tiende a suceder que el emisor no se percata de manera clara o consciente del mensaje transmitido. Esto suele llevar al emisor a un proceso de decodificación de sus propios gestos o mensajes, lo que podría ser calificado como un monólogo subjetivo. El diálogo entonces no se convierte en una exteriorización de un mensaje, sino en la interiorización -retroalimentación del ser- de su propio mensaje. De la misma manera el lenguaje proveniente del medio exterior, al ser captado, ya sea consciente o inconscientemente por el sujeto, pasa a formar parte de su ser interior, es decir, el lenguaje es ontologizado, por lo que el sujeto puede tender a reproducirlo (a partir de su forma simbólica original) de una manera muy parecida. Además, el lenguaje al ser decodificado y/o aprehendido en el interior del ser, es reconstituido, reconstruido y posiblemente transformado por las formas simbólicas presentes en su estructura psíquica; es decir, se desenvuelve a partir de las vivencias o experiencias particulares anteriormente adquiridas; y pasa luego a constituirse en una forma de vida, es decir, a manifestarse de manera activa, ya sea verbal, vital o existencialmente. Por eso hablo de la cultura de origen de una persona en el sentido de punto de apoyo para planes de identidad que, sean individuales o colectivos, han de ser siempre libres, es decir, resultado de un proceso de discernimiento, de apropiación crítica y de elección. La cultura de origen no es para una persona su destino inexorable sino su situación histórica original; situación que indudablemente la define como persona perteneciente a un mundo con sus propios códigos sociales, políticos, religiosos, axiológicos, etc.; y que constituyen para ella la "herencia" desde y con la que empieza a ser. (Fornet-Betancourt, 1998:54-55) Este condicionamiento de la vida humana interpela a aquellos miembros de nuestro sistema social que no están comprometidos con la recreación del mismo, a que se conviertan en seres activos. Como promueve Raúl Fornet Betancourt, en trabajadores de su propia cultura, deben tratar de experimentar con lo propio. Para él Interculturalidad es: comprender; hacer experimentos intentando comprender desde el horizonte desde donde podemos observar nuestro proyecto y los ensayos que hacemos y podemos hacer desde nosotros. Considera que debemos de dejar de ser pensionados de la cultura, es decir, de vivir de las rentas que nos proporciona nuestra cultura o de las ideas y prejuicios que hemos asimilado en nuestro pensamiento. Debemos aprender a leer los mapas o ensayos de nuestra vida cotidiana; también debemos aprender a abrir nuestros espacios culturales con el objeto de dejarnos comprender y conseguir hacer de nuestro medio un lugar de mejores relaciones. Fornet–Betancourt señala que la filosofía latinoamericana es monocultural y sólo bilingüe (español-portugués), por eso, se hace urgente la necesidad de sacarla de ese proceso de desarrollo y contexto cultural que pretende ser imperialista (por ejemplo nosotros solemos creer que al hablar español estamos hablando todas las lenguas). Por contextualizar no solo se entiende, ubicarse geográficamente, sino fundamentalmente ubicarse en procesos históricos de una región y sus proyectos en desarrollo que habrán de marcar la historia de ese lugar. Contextualizar se ubica también, en los procesos de interculturación que son completamente diferentes al proceso de inculturación promovido desde el Concilio Vaticano II por la filosofía de la liberación y la teología, porque este planteamiento aunque es mas avanzado que los anteriores sigue siendo colonialista. Asimismo, cada cultura también crea sus propios conceptos participando –interactuando o interpretando- desde dentro de la misma. Por ello, no se deben tergiversar los conceptos propios de cada cultura interpretándolos desde fuera; debido a que, lo que es razonable o no, se define dentro de cada cultura; por lo cual, es ella quien impone sus propias reglas de juego. Por ejemplo: un juego cualquiera se puede asumir de manera limpia o pícara; pero sólo se pueden evadir las reglas siempre y cuando estas evasiones no predominen, porque sino, las reglas del juego ya no serían efectivas y el juego no funcionaría. Continuará una 2da parte...
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