"La trilogía del juicio: La puta Bárbara" (ebook 'Las horas contadas')
Hay personas que nacen rotas, con desafecto de fábrica. La puta Bárbara no había
nacido puta, ni siquiera en el sentido peyorativo que le dan a la palabra puta dirigido a
personas que aun así no se dedican a la profesión. Ella había nacido bárbara, solo
Bárbara. Brava y bruta se había criado en un matadero de cerdos con su tío y el marido,
hasta que alguien pensó que no podían criar a una chiquilla y se los llevaron. ¿Por qué
no me llevaron a mí?, pensaba Bárbara. Aunque se sentía libre al principio, llegó a
desear desde las entrañas salir de ese monte, de esa casa de madera podrida, de ese
estiércol. Se quedó con una abuela muda y el silencio se hizo ambiente. La abuela era
muy trabajadora pero pronto los cerdos empezaron a tener extrañas diarreas y su carne
se hizo incomestible. La mujer, inexperta, dejó la explotación animal y, sin consultarle
nunca, decidió explotar a la chica. Bárbara no tardó en perdonarla porque le gustaba
pensar que, si aquella mujer hubiera sabido hablar o entender lenguaje, su opinión
habría sido importante.
La llegada a la ciudad y el abandono por exilio de la casa oxidada fueron un trámite en la
trayectoria de Bárbara. Al menos eso pensaba ella; que debía pasar como pudiera
aquellos tiempos para alcanzar algo mejor. Pero también sentía en el fondo que su vida
y su talento y su valor eran simulados, engañosos, falsos. Quizás la oportunidad de ser
diferente no llegaba nunca para la gente como ella. O más bien, la oportunidad de no ser
indiferente.
Por mucho y muy bien que la describieran, ella no era una persona de la que el resto se
acordara al sentarse al lado de forma casual en un banco en medio de la ciudad al cabo
de años de haberse conocido. Le parecía que era una suerte, pues un poco de contacto
algunos días la estresaba, y de esta forma podía sobrevolar en calma todo el tiempo que
veía pasar. Y que pasaba.
Ella no concebía que se la considerara radical. Porque ella simplemente era lo que era, y
a veces tenía la sensación de convertir en soledad aura que tocara.
Comentarios
Bárbara la historia de Bárbara. Una vida frustrada por las circunstancias, pero también, y principalmente, por ella misma, por la propia Bárbara. El saberse imponer -caiga quien caiga- en la vida frente a las adversidades, aunque en ciertos sectores intelectuales se pueda ver como un acto de soberbia, un acto de preponderancia, es una virtud. Y es una virtud poco menos que imprescindible en el difícil caminar
Me ha gustado tu microrrelato. Saludos
¡Muchas gracias por tu reflexión!