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Los Zuccarelli- Capítulo 3

CAPÍTULO 3

Una vez salgo del edificio principal localizo rápidamente el puente rojo. La Decana Bailey me ha dicho que todas las habitaciones están al otro lado del lago. Sin embargo, no ha tenido la amabilidad de decirme hacia qué altura está mi habitación. Si hay más de doce mil habitaciones, porque me ha explicado que las habitaciones compartidas en este campus no existen, no sé cómo carajos encontraré la mía. Es la número 5.525.

El puente rojo es hermoso y me pararía a hacer unas cuantas fotografías si no fuera porque todos los estudiantes que hay allí me observan como si tuviera la piel violeta o tres ojos. Algunos de ellos ya van vestidos con los uniformes, yo lo llevo dentro de una funda de plástico ahora que por fin ya lo tengo. Todos estos estudiantes están paseando, riendo, sentados en bancos, haciéndose fotografías, escuchando música, pero todos callan y me miran cuando paso por delante de ellos. Caray, qué incómodo y qué largo es este puente.

Cuando llego al otro lado empiezo a ver los edificios que me ha explicado la Decana Bailey. En realidad, son como casas de un barrio adinerado, cada una con cinco habitaciones, de planta única y con un garaje subterráneo. Cuando le he dicho que no tenía coche sólo me ha preguntado cómo pensaba desplazarme por el campus, o por fuera de él. Quiero ir caminando por el campus. Sí, es grande, pero creo que puedo arreglarme sin tener un coche. Y más adelante ya me espabilaré para ver qué hago si quiero ir a Portland y explorar Oregon.

Tardo muchísimo en encontrar mi casa. Delante de la casa de las habitaciones 5.521-522-523-524-525 hay coches que entran en cola al parking subterráneo. Los conductores de esos coches son mis vecinos. La casa es de ladrillos rojos con el tejado oscuro. Es muy bonita en realidad. Una vez entro me encuentro con un pasillo y en cada lado hay puertas con los números de las habitaciones. Me cruzo con un chico asiático que lleva los auriculares con la música a todo volumen. No me da ni tiempo a presentarme, ya se ha cerrado en la habitación 5.523. Caramba, incluso tendré simpáticos vecinos. Cuando llego a la última puerta, la 5.525, suspiro de alivio porque tengo muchas ganas de dormir.

Mi habitación es un completo sueño para cualquier estudiante universitario: limpia, cómoda y nueva. El suelo es de parqué, sólo os digo eso. Lo primero que ves cuando abres la puerta es un espejo enorme con lavamanos. A la izquierda hay un baño escondido y un plato de ducha de puertas polarizadas. Los armarios del baño son rojos y al lado del lavamanos hay uno de enorme de color blanco, supongo que el de ropa. La mesa para estudiar es de madera y muy larga. De hecho, no sé si necesitaré ir a la biblioteca si tengo esta mesa tan grande, me imaginaba que sería minúscula o simplemente inexistente. Incluso tiene estantes para dejar los libros, y una enorme ventana al fondo que da al jardín trasero. Y finalmente, al lado a esta ventana, hay cama enorme. Y aún más cajones debajo de ella. Caramba, ¡es genial! ¡Si todas las habitaciones de universidad fueran así nadie querría graduarse nunca!

A los pies de la cama, y ​​por lo tanto muy cerca de la puerta, hay todas mis maletas con un papel doblado por la mitad encima de ellas. Curiosa lo cojo enseguida y leo.

Gracias.

Averiguaré quién eres Grayson Luzio, al fin y al cabo, soy una periodista en potencia y voy a investigar hasta que mis preguntas estén respondidas.

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