Felicito a todos aquellos escritores que juegan con las palabras para su propia satisfacción de tal modo que logran expresar muy bonitamente un hecho literario lo más fabuloso y precioso posible al oído lector y al entendimiento de modo que lo que escriben provocan un placer doble: al escribirlo el autor y al leerlo el comprador del libro. FELICITO a los que consiguen esto que he expresado con anterioridad y espero que cada vez haya más y así los libros durarán más entre nuestras manos sin cansarnos y nos abstraerán de tal modo que olvidaremos la realidad que nos circunda por más tiempo, que es de lo que se trata.