Suavidad de mis pechos a luz tenue.
Nos hablamos al oído hasta acariciar.
Cuatro manos bajarán por mis caderas.
Un aire tibio roza nuestros cuerpos.
Suelto el primer quejido
que viene a posarse en tu dureza.
Ahora me ves. Ahora me abres.
Con la lengua o con los dientes me abres.
Terminaremos por consumirnos.
Un beso más. Una penetración más.
Eres el propietario de mis pezones
cuando los muerdes hasta escuchar el grito.
Dejándote caer a mi interior
con todo el peso de tu cuerpo
separas los últimos pétalos ocultos.
(Nadie había llegado tan a fondo.)
Afloja la carne de mi sexo
y se entrega de lleno a la tuya con fiebre.
Nos falta la respiración y jadeamos.
Somos una fábrica de energía eléctrica.
Envuelto en sudor tocas mi alma
con tu sexo que explota.
Dejas este fuego en la matriz
y muerdes mis pezones hasta escuchar el grito.
Un aire tibio roza nuestros cuerpos.
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