Vuelvo a la ciudad
y cauteloso tengo mono
no me paro,
sigo mi ronda
buscando un lugar donde poderme colocar
con poesía.
¡Qué empiece la revolución,
no hay discusión!
Leo unos versos y,
ahora con descaro,
me deslizo sin cuidado
por la ciudad.
¡Estoy intoxicado!