El último turno del ingenio azucarero bajó de mi Combi y regresé vacío, por tener doble turno los de ésa noche dominguera. Noche de estrellas sin conejos ni lobos, por principiar el invierno apenitas. Asomaba ya Santiago al final del gusano pavimentado cuando vislumbré siluetas blancas en tropel, como aquellos campesinos labrando siembras bajo lluvias engranizadas, entre sendos rayos que iluminaban la noche y el compadre Lucio respondiendo a mis
-«¿porqué trabajan a ésta hora?»- con un
-«pos ya vé compadre, son como nosotros los señores espíritus; cómo cree que campesinos, con lo flojos que somos ¿y trabajando hasta la madrugada, compadre?»
Intrigado, bajé la velocidad por si las moscas y evitar integrar humanos al pavimento, que de etéreos nadita eran. Aquel tropel vestido con calzas y camisas blancas, avanzaba en grupo cerrado con los brazos palmas arriba, una camilla humana cargando a mi viejo vecino, con sus ocho agujeros escurriendo aquello rojo tan espeso. Iban rumbo a Tepoz y caminando con ésas ocho fugas, por más denso que fuera aquello rojo, no alcanzarían a cubrir ni una cuarta de la distancia restante.
-«Súbanlo a mi Combi y vámonos hasta Cuernabalas»- dije, mientras aquel viejo colador de ocho agujeros, nos cantaba corridos revolucionarios y otras picardías, resollando por todos sus hoyos menos los de nacimiento:
Dicen que las mujeres bonitas,
en el pecho tienen una esperanza;
dicen que las mujeres bonitas,
en el pecho tienen una esperanza;
y que más abajo tienen
las barbas de Carranza.
Sánmarqueña de mi vida,
sánmarqueña de mi amor
Dicen que las mujeres bonitas,
en el pecho tienen una cruz;
dicen que las mujeres bonitas,
en el pecho tienen una cruz;
y que más abajo tienen,
las barbas de Castro Ruz.
Sánmarqueña de mi vida,
sánmarqueña de mi amor
Cruzábamos un Tepoz vacío cuando ni tráfico había y que nos para una camioneta de la Polecía Secreta, siempre en vigilia. A ver cómo explico que ni traigo licencia de trasporte, ni permiso de ambulancia, pero escóltenme hasta Cuernabalas o se nos muere la música: -
«¿Traes al herido?»- -« Sí: pero ¿cómo madres se enteraron si la caseta telefónica cierra desde las nueve?»- -«Acá espérate con nosotros, ya'stan en camino la ambulancia con oxígeno y los matasanos con suero.»
Transbordado ya el músico del fuelle con fugas y rimas discordantes, regresamos a Santiago y Vicky, me chismeó la tragedia completita.
Era el papá de Nuestra Señora de la Ordeña y el hijo de ella, le reclamó a su abuelo maltratos de niñez a punta de balazos y a quemarropa. Los hermanos de Nuestra Señora de la Ordeña, tíos de su hijo así como hijos del abuelo, a machetazos lograron desanimar al muchacho. Al día siguente en el Camposanto, llegaban niños que encontraron deditos faltantes: hay que enterrar difuntos lo más completito que se pueda, los machetes son de lo pior para hacer buen picadillo ... y el viejo musical regresó con el fuelle parchado, anque tarde pa musicalizar al entierro. Tenía callo: había luchado junto a Zapata en su adolescencia.
Mientras, los hijos macheteros - hermanos de Nuestra Señora de la Ordeña y tíos del Scrable tan cadáver incompleto - ya no ordeñaban las vacas y se pudrían en las mazmorras clandestinas de la Injusticia Mexicana, por haber salvado aquél viejo fuelle musical de la familia.
Historia y Canto de la bella "San Marqueña" que enamoró a un cura compositor
Comentarios
Un relato con ese regusto exótico exquisito (yo que tan poco he frecuentado las letras americanas) y el tono picante-travieso que tanto me gusta. Deseando ver más textos tuyos.;)
Hasta que perdí la memoria inmediata (olvidando que olvidaba y porqué olvidaba) viví por PRiMERA VEZ seis años sin moverme de lugar y dibujando un poco: en Puerto Escondido en Oaxaca. Como no tenía memoria, lo recuerdo como si pasaron 6 meses. Un salto en paracaídas escarmentó a mi hipotálamo y dejó sus vacaciones para cumplir su cometido...al 75% de eficiencia cuando más. Me regalaron una Combi '73 y salí de Puerto (1998) para residir con la familia en hacienda Armonía desde entonces.
No sé literatura ni leo demasiado, ocupado en hacer camino y mi habilidad manual como único equipo, encauzado a reparar de todo para pagar mi gitana vida moderna. Reemplacé los colores por frases y al teclear con dos índices, no texteo en celular porque ahí usan los pulgares.
Sobreviví la guerra que perdimos en Francia escapándome al bosque, porque las jaurías humanas de los mayores andaban muy enfrentadas. Allá en el bosque encontré paz y seguridad gracias a una familia de lobos, de ahí el nombre. En cambio, para unos mayores era el rehén que traía dinero, cuando no había otros negocios funcionales mas que la venganza y consideraban a los otros mayores (que eran mi familia) como criminales de guerra y carne de paredón sin jucio, por Dios y por la Patria. A los cinco años entramos a Pamplona España de contrabando y en un campo de concentración de una dictadura, descubrí la misma libertad del bosque: ya no había que esconderse y a base de coscorrones vascos entraron las letras en castellano, porque me metieron con los jesuítas a estudiar. Nunca me gustó la escuela porque carece de aire libre, de lo verde de la Naturaleza y a los jesuítas, que fuera disléxico los ponía fuera de sí; hasta les hice creer que todo lo hacía con la derecha (la caligrafía especialmente o se me ponían basiliscos) pero ni fué fácil ni rápido debido a mi autismo (siempre hago lo que se me dá la gana) que yo digo funcional y mi familia dice, soy MUUY optimista y de funcional nada.
Ya me alargué más que un cuento y me despido para regar el jardín, estamos en la seca. Al ratito vengo y tengo borradores para poner, ni sabía mi falta de educación era aceptada. Gracias y un abrazo, las "Piedras Preciosas" que leí me'ncantaron.
¿Escribes con literatura?, pues no lo sé, escribes con faltas de ortografía, a veces, sin patrones ni reglas fijas, no inventas, no ficcionas, no imaginas ( justo lo contrario que hago yo), te limitar a contar tu vida, las cosas que te rodean, o te rozan, desde tu particularísimo modo de vida. Y eso me gusta muchísimo, lo particular que eres. No creo que te parezcas a ningún escritor que conozco, no creo que Carlos Serrano te pueda comparar con ninguno, porque eres único ( rarito...eso siiii
Un abrazo de parte de los de estas islas, de los compañeros del Sahara también.
Y sigue contandonos cosas, nos dejaras con los ojos abiertos de par en par, seguro. ¡Vaya vida la tuya compadre!