Desde muy joven, cuando aún estaba en la penca, supo que había nacido en una plantación de calidad, para finalmente ser pelada y comida por algún ser humano.
Como era una banana tropical, algo en su interior la impulsaba a ser fogosa y apasionada. Por lo anterior, decidió mantenerse esbelta y con buen color, pensando siempre en el día en que sería despojada de su cáscara y mostraría su desnudez a algún humano desconocido.
Cuando llegó su momento, fue recolectada, inspeccionada y etiquetada, antes de ser enviada al supermercado.
Durante el transporte hacia la ciudad, practicó discretamente movimientos eróticos y sensuales.
Cuando supo que finalmente había sido tomada del frutero para ser comida, disfrutó de sus últimos segundos de vida mientras era pelada, deleitando a aquel hombre con un excelente, sensual, rítmico, erótico e inolvidable strip tease con que ella siempre había soñado.
Aquel comensal jamás se atrevió a contar a nadie que había sido sexualmente excitado por una fogosa banana que se había comido de postre.
Comentarios