¡Bienvenido/a!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!

Los potens ens.

rebecarosales04rebecarosales04 Anónimo s.XI
editado octubre 2013 en Ciencia Ficción
Hola a todos! Este es un extracto del primer capítulo que escribí hace un tiempo, todavía era una adolescente así que creo que el lector ideal son ellos,pero me gustaría oír sus opiniones. Muchas gracias!
Los Potens ens
Capítulo 1
El mundo en el que creíste que vivías
Todas las cosas que pasaron y me trajeron hasta este auto, esta carretera sin destino, esta tensión, este olor a húmedo, este calor que se impregna en la piel, que se siente en los ojos, esta carrera sin sentido, todo lo que me trajo aquí, a este momento, carece verdaderamente de sentido.
Miré para atrás un segundo, ningún auto cerca, ninguna pista, nada, sólo carretera. Mi nombre es Rebecca Rosebushes, mis amigos me dicen Becca, mi familia, Beks, tengo dieciséis años, dieciséis de los cuales viví en un mundo imperfecto, intranquilo pero mío y el único que conocía. Odio que deshagan mi cama cuando ya está hecha, odio madrugar, me gusta lo dulce más que lo salado, no me gusta la sensación en mis oídos cuando voy en un avión que se está elevando, me da pereza estar en los aeropuertos, soy desordenada y eso vuelve loca a mi mamá, también soy olvidadiza y eso lo saqué de mi papá, me rio muy fuerte y de cualquier cosa, tengo una hermana gemela que adoro con toda mi alma, hay días en los que mi pelo se enoja conmigo y no sé porqué, no entiendo nada de matemáticas, a veces me reservo demasiadas cosas pero la mayoría del tiempo digo demasiado, el profesor de física me cae bien y nunca hago deporte, me gusta salir a bailar y los viernes en la noche veo películas con mis siete mejores amigos. Este es mi mundo, al menos, el mundo en el que creía que vivía.
No entendía muy bien que estaba pasando. En realidad, no entendía del todo. Estaba en el auto rojo, con Benjamín, íbamos a todo lo que daba el acelerador, dirigiéndonos no se adonde, no sé a qué. Yo no sabía si se suponía que tenía que abrir mi boca para tranquilizarlo, tranquilizarme o tranquilizarnos a los dos, porque los nervios y la desesperación, acumulado con la incertidumbre, nos iban a matar, si antes no nos mataba otra cosa. La carretera era una de esas que daban con la nada, kilómetros y kilómetros de nada y cuando miras al fondo lo único que ves es lo que parece una onda de calor que nunca se alcanza, así que mi único objetivo se convirtió en mirar por la ventana, al vacío y a los árboles tratando de mantener mi mente en el mismo estado en el que ellos parecían estar, tratando de no molestarlo y supuse que él estaba haciendo lo mismo, hasta que tomó mi mano y detuvo el auto en seco, gracias al cinturón y su brazo firme sujetándome no me estrellé contra el parabrisas. El sonido del auto deslizándose por el asfalto en un intento por detenerse abruptamente nos terminó de sacar de cualquier trance en el que hubiéramos estado.
Benjamín salió del auto tan rápido que no lo vi llegar a mi puerta, ni me di cuenta cuando la abrió y me quitó el cinturón, yo todavía estaba tratando de agarrar un poco de aire o cesando de respirar tan seguido, no estoy segura. Cuando me bajé del auto me tomó de la mano, y me arrastró unos cuantos metros lejos de él, mirando al aire, a los lados y yo hacía los mismo esperando que el resto de nosotros apareciera. Sabíamos que otros iban a venir y que no eran nuestros amigos, por esa razón necesitábamos que el resto de nosotros apareciera de inmediato, no queríamos estar nosotros dos solos cuando “los otros” aparecieran.
Benjamín de repente tiró de mi mano y de mi brazo, obligándome a mirarlo, respiraba tan fuerte que sentía que despeinaba mi cabello pero no me importó, yo respiraba igual.
—Becca—dijo con mi cara entre sus manos, me agarraban tan fuerte que si lo hubiera querido no me hubiera podido separar de él— van a venir—afirmó con voz fuerte asegurándose de que yo le creyera—, pero no importa lo que pase quiero que sepas que te amo y que no importa…
—¡Basta!—lo frené— No me vas a dar un discurso de despedida que te aprendiste de alguna película
—No es un discurso, es lo que quiero que sepas—afirmó con tono desesperado.
—Bueno lo que sea, no es el momento, hoy no, así que no lo intentes.
Abrió su boca para contestar pero finalmente un sonido particular en el aire nos anunció que nuestros amigos estaban cerca. Nos separamos un poco observando los alrededores, sin soltar nuestras manos, en la espera de alguna señal pero no pasaron más de treinta segundos cuando teníamos a Phillip de pie en frente nuestro, Phillip tiene la habilidad de materializarse de la nada, nunca lo ves llegar o irse, nunca se escucha, lo cual resultaría muy útil en un día como hoy. Segundos después aparecieron Francis y Matt, que llegaron corriendo, casi volando, literalmente. Ellos tienen la capacidad de correr distancias ridículamente largas en tiempos igual de ridículos por cortos, todos lo hacemos pero ellos son más rápidos que el resto por eso Lucy y Camille los siguieron y llegaron tan sólo unos segundos después. La última en llegar fue Ashley, mi hermana gemela, que descendía de las alturas tan rápido que pensé que se iba a estrellar sin embargo puso sus pies en el suelo con la delicadeza que tendría un ángel y que era característico de ella.
Ahora sí estábamos todos juntos, los ocho, Camille, tan delgada que a veces luce quebradiza, Phillip, ocultando esa sonrisa que tiene pegada, Lucy, esa chica que pasa por modelo, Ben, tan protector, Matt, listo para lo que sea, Ashley, tan igual a mí y tan distinta, Francis, impasible y yo, nerviosa, así es como debemos estar, unidos, y mientras sigamos así no tendría que tener miedo. Una ola de positivismo estalló contra mi cuerpo, me sentí segura y logré que mi respiración volviera a la normalidad casi en el mismo instante en el que me di cuenta que era la única que se sentía así. Los ocho seguíamos en nuestros uniformes del colegio, las chicas con una falda de cuadros beige con rojo, blusa blanca y chaleco color del vino tinto y los chicos con un pantalón beige, camisa blanca y saco del mismo color que nuestro chaleco. Entonces la ola de positivismo que segundos antes había explotado contra mi cuerpo se había oficialmente convertido en espuma, iniciando una serie de preguntas que sabía muy bien nadie me iba a contestar, empezando en ¿porqué ando falda? ¿Por qué no me cambié antes de venir? Siguiendo en ¿porqué vinimos? Y volviendo a la que sabía nos estaba rondando la cabeza a todos ¿para qué?

Comentarios

  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado agosto 2013
    Hace rato pasé por ahì:):p
  • hadamaleficahadamalefica Anónimo s.XI
    editado octubre 2013
    El principal poder de este relato reside en las emociones. Está escrito con pasión, y se nota.

    Veremos qué tal les va a estos superhéroes
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado octubre 2013
    Haber si regresa, eso me molesta que colocan cosas con continuación y luego ni sus luces.;)
Accede o Regístrate para comentar.


Para entrar en contacto con nosotros escríbenos a informa (arroba) forodeliteratura.com