Occidente conoció, después de su muerte en 1975, el trabajo de Mijail Bajtín, teórico y filósofo del lenguaje que ya contaba con prestigio en los círculos académicos moscovitas. La causa por la que traigo a Bajtín a Foro de Literatura tiene relación con uno de los mayores intereses del pensador: el momento en que el lenguaje deja de ser una virtualidad para ponerse en juego la interacción comunicativa.
Cuando las comunidades virtuales se convierten en algo más que el lugar de encuentro de un pequeño grupo, trascienden la división geopolítica y se llenan de piedritas desiguales, podemos observar con mayor frecuencia la presencia del malentendido, quizá unos de los aspectos menos favorables del intercambio al que invita la palabra escrita.
La voz no habita en el discurso que volcamos en las páginas del foro, no vemos a un mensaje sonrojarse, tartamudear o transpirar como tampoco tenemos acceso a las cualidades paralingüísticas de las emisiones verbales, por lo tanto aguzamos la percepción para hallar el significado adivinando o imaginando el comportamiento del otro, tratando de asignar posibles interpretaciones en varios niveles. Lo manifestado se torna más complejo si recordamos que cada persona cuenta con una competencia comunicativa diferente.
Bajtín nos recuerda, también, que el sentido no es construido totalmente por el enunciador sino que siempre hay cierta indeterminación en el mensaje, que éste termina de concluirse en la recepción y cualquier deriva o desvío de sentido son parte del lenguaje utilizado.
Vinculado con lo expresado en los párrafos precedentes, Valentín Voloshinov (miembro del Círculo de Bajtín) narra una historia muy didáctica en su obra: "El discurso de la vida y el discurso de la poesía"; he querido compartirla con ustedes con el propósito de abrir otro tema para la reflexión:
"Dos hombres se encuentran en una habitación. Silencio. Luego uno de ellos dice: “bueh”. El otro nada responde.
Para nosotros, que no nos encontrábamos en la habitación en el momento en que esta conversación se mantenía, el conjunto de la “entrevista” resultó totalmente incompresible. El enunciado “bueh”, tomado aisladamente, está vacío y desprovisto de sentido. Y sin embargo, esa extraña conversación que sólo consta de una palabra, pero pronunciada, ciertamente, con una entonación muy expresiva, está cargada de sentido, de significación, y es una conversación totalmente cumplida, acabada.
Para esclarecer el sentido y la significación de esta charla, hay que analizarla. Pero concretamente, ¿qué podemos analizar aquí? Aunque diéramos vuelta en todos los sentidos la parte puramente verbal del enunciado y determináramos con toda la sutileza posible los aspectos fonéticos, morfológicos y semánticos de la palabra “bueh”, no llegaríamos a alcanzar ni siquiera una mínima parte el sentido global de esa conversación.
Admitamos no conocer la entonación con la que se pronunció la palabra: un tono de reprobación vehemente, mezclado, sin embargo, con un dejo de humor. Esto llena en parte el vacío semántico del enunciado “bueh”, pero no revela por ello la significación del conjunto.
¿Qué es lo que falla en nuestro análisis? Es el contexto extra-verbal en el que la palabra “bueh” cobraba un sentido para el auditor. Este contexto extra-verbal del enunciado se descompone en tres aspectos:
1) El horizonte espacial común a los hablantes (la unicidad de lugar visible: la habitación, la ventana, etc.)
2) El conocimiento y la comprensión de la situación, igualmente común a los dos hablantes.
3) La evaluación, común, aquí también, que los dos tienen de la situación.
En el momento en que transcurre esta conversación, los dos hombres miran por la ventana y ven que nieva; los dos saben que ha llegado el mes de mayo y que ya es hora de que se anuncie la primavera; los dos están ya muy cansados de un invierno que no se termina; los dos al unísono esperan la llegada de la primavera con impaciencia; y los dos están contrariados porque aún nieva. Sobre ese conjunto que forma el horizonte común (los copos de nieve fuera de la habitación), el saber común (la fecha: es el mes de mayo), y la evaluación común (el deseo de que el invierno acabe y de que llegue la primavera), el enunciado se afirma de forma inmediata: todo se engloba en la significación viva, se encuentra absorbido por ella y, sin embargo, permanece como no marcado verbalmente, no dicho. Los copos de nieve permanecen tras la ventana, la fecha queda en la hoja del calendario, la evaluación se aloja en el psiquismo del hablante, pero todo ese conjunto esta sobreentendido en la palabra “bueh”.
Ahora que nos hemos enterado acerca del “sobrentendido”, es decir, sobre el horizonte espacial y semántico común a los dos hablantes, comprendemos perfectamente el sentido global del enunciado “bueh”, e igualmente comprendemos su entonación..."
Cordial saludo.
Comentarios
Estando en la universidad, estudié algo acerca de este tema. Uno de los estudiosos más sobresalientes que existen respecto al lenguaje es Noam Chomsky. Chomsky le da un enfoque matemático al lenguaje presentándolo en una maquina de estados, esta máquina de estados posee un conjunto reglas las cuales se representan mediante grafos. En esto se basa el concepto de “gramática universal”
Los lenguajes de programación están basados en este modelo. El lenguaje entre los seres humanos también se puede representar en una modelo de grafos. He utilizado dos conceptos no definidos; maquina de estados y grafo. Los explicaré con un ejemplo:
El enunciado lógico:
Si X es cierto entonces Y ocurre. Sino entonces Z ocurre.
Es aplicable a cualquier idioma sobre la tierra, esto se puede representar en una maquina de estados como sigue:
X-> [||] ->Y
M-> [||] ->Z
Siendo [||] la misma máquina de estados. La representación en grafo sería muy parecida a lo anterior.
La máquina de estados es lo que convencionalmente se conoce como gramática. El lenguaje conceptualmente es un conjunto de reglas aceptadas por el emisor y el receptor.
En el ejemplo que planteas; aquel hombre dice: ‘bueh’. Para nosotros que no lo conocemos ese balbuceo no significa nada, pero para el receptor que si lo conoce significa mucho. Esencialmente el lenguaje, un conjunto de reglas. El rostro del emisor, el clima, el estado de ánimo son algunos elementos no representables pero si perceptibles por el receptor.
Muchas veces el lenguaje no son palabras, son gestos y actitudes. El lenguaje como medio de expresión de la realidad no necesariamente se da a través de la palabra. En mi archivo encontré un pdf referido al tema en el que se plantea el sentido “metafórico” del lenguaje.
http://cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/07/aih_07_1_039.pdf
Un abrazo Ariel, gracias por hacerme desempolvar algunos conocimientos que tenía olvidados.
Gracias, compañero, por acercar tu apreciación.
Cordial saludo.
Toda actividad humana se relaciona con el uso de la lengua desde que nacemos. El uso de la lengua se lleva a cabo en forma de enunciados orales o escritos concretos y singulares.
La palabra denota emociones y adquiere un matiz expresivo solo en el enunciado.
Gracias Juancho por el aporte.
También yo descubrí a Bajtín en la Universidad, por aquellos años apenas se conocía en mi país, Argentina; un grupo de intelectuales que dictaba cátedra donde yo estudiaba comenzó a traer material y desarrollarlo; confieso que me abrió la cabeza en muchos aspectos, permitiéndome concebir otro mundo. Con su teoría del enunciado (la palabra contextualizada) había producido un quiebre en la lingüística tradicional.
Reitero mi gratitud.
saludos
Soy de Uruguay y me parece que seguimos líneas parecidas con Argentina...
Al contrario, creo que el agradecimiento es para vos.
Me encantó leer este hilo (¡que empezaste hace diez años!). Entre tanta hojarasca, da gusto reencontrarse con comentarios de este tipo.
Un abrazo,
Marcelo
¡Increíble, Marcelo, diez años ya! Difícil olvidar la fertilidad de este lugar en aquel tiempo. Ahora me pregunto dónde habrán ido aquellos compañeros que escribían tantas historias (verdaderas o no), esos que re-construían (volvían a construir) una realidad dentro de los márgenes de este foro, los que lo hacían hablar, caminar, debatir... Lo cierto es que, como sabemos, con el transcurrir de los años estos lugares prácticamente dejaron de conformar un elemento modelizante dentro del mecanismo cultural de las sociedades, o por lo menos de un buen sector de ellas. Cuando escribo «modelizante» me refiero a su particularidad para «modelar» el mundo del lector.
¡Saludos, Marcelo!
Vaya, ¡tema interesante que no conocia! echaré un vistazo, no tengo formación en estos aspectos, pero me ha surgido una duda, por este principio de realidad necesario en un enunciado ( sino he confundido la idea principal que prodria ser), significa que cualquier tipo de comunicación que no esté enmarcada en el presente real, no es completa? Es decir, si para ir a un caso concreto, si se escribe cartas con alguien, ¿ hay que dar por sentado que la comunicación no es efectiva por carecer de la presencia del otro? Este debate si lo he tenido, porque yo si defiendo, que es otro tipo de comunicación y que de por si, el ser humano es capaz de compensar, suplementar o añadir incluso valor a lo escrito, y que a veces es mejor por palabras escritas que por el contexto real. No sé si alguien ha pensado como yo.