De: Eric N. Palmieri (Espíritu del Viento)
Errante, errado, y siempre por error
veo la verdad tan rebuscada, aun así tan relativa.
Cual gato de cornisa, parado frente a la ciudad,
con la mirada perdida, fuera de mí mismo.
Es apacible, la noche, quieta está la ciudad,
palabra mía, del lince vigilante de la cornisa.
No se a quien espero, aunque aquí sentado me encuentro
merodeando en mis más profundos pensamientos.
Esa esencia extraña que hace descender la noche,
de sus fragantes estrellas, adornada con sus blancas joyas,
esa pintura de muchas formas que las luces y las rutas forman,
es raro todo esto, no lo comprendo,
voy hablando solo, sólo en silencio.
Escribo de a poco mi utopía,
mientras veo volar a las aves y confundirlas al regresar
ahora ya en sus nidos,
ahora en un sueño me encuentro sumido.
En vano nos ponemos barreras, solo nos trabamos
son en vano muchas cosas,
y aunque es en vano preguntarlas,
por algo dudamos, ¿O me equivoco?
Hay que recordar los sueños, aún los más extraños
para cumpliros, de la vida son regalos.
Vive con las estrellas, mas una aparentas ser,
piérdete en un sueño, más ahí no puedes perder.
Una a una, en un coro se apagan las luces
dulcemente la vida vuelve a sus fugaces destellos
así sin más se apagan las luces,
así sin más he terminado este poco de mi utopía.