Muerte, tiros..., en el fuerte
vida siempre en tu vientre
este, oeste es tu suerte,
¡callas!, luego lloras..., despiertas con tu gente.
Pueblo nomada, lloras desolado.
Esas gentes que miran a lo alto, suplicando
y se vuelven tras sus pasos a la línea del ocaso.
¿Cuántas guerras han pasado?
¿Cuántos muertos en los campos?
Viúdas siembran odio y miedo
a esos blancos que dominan el desierto
y posando tu cabeza, en el suelo
oyes truenos que retumban en tu pecho
son los gritos de un pequeño embrabecido
por las guerras de los blancos y los indios...