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unipersonal: una actor, una silla, un escenario.

Cuentista DCFCuentista DCF Pedro Abad s.XII
editado febrero 2011 en Teatro
[FONT=&quot]Sensatez[/FONT]

[FONT=&quot]—Yo les voy a contar la historia de Tu… y El —Dijo señalando a dos de entre el público; luego se sentó en la silla que traía bajo su brazo— Tu y El eran dos personas bien distintas, yo no diría opuestas… pero sí divergentes. Curiosamente, ambos buscaban lo mismo, los dos querían llegar al mismo lugar; pero lo intentaban transitando por caminos bien distintos, caminos que, paso a paso, los iban separando cada vez más. Tu y El no se conocían, todo lo que tenían en común era aquel sueño distante, y ambos, estaban convencidos, marchaban directo hacia él. Pero claro alguno tenía que estar equivocado; los dos no iban a llegar. Caso curioso el de Tu y El, ya que ambos, persistiendo, vieron un día su sueño en el horizonte y allí fue cuando echaron a correr; y al cabo de un rato los dos llegaron, sólo que el sueño era tan grande y estaba tan alto, que se extendía todo a lo largo del horizonte y por encima de sus cabezas. Allí mismo, Tu y El comenzaron a saltar estirando sus manos desesperados… pero no hacían más que manotear el aire hasta que tú, tomaste carrera hacía tu izquierda, pensando que así saltaría más alto y él, más tranquilo, echó a andar a su derecha… buscando un palo… una piedra… algo para bajar ese sueño. Así fue como tú y él se conocieron. Se miraron. Se midieron. Tú notaste que él era más alto, y Él, supo que tú eras más liviano. Pronto tú estabas subido a caballito sobre él y sentado en sus hombros, intentabas alcanzar el sueño… pero no podías lo recuerdo clarito, si los estoy escuchando: “Paráte Tu, paráte sobre mis hombros que llegás”, “Ya casi El, ya casi lo tengo” y había que verlos estirarse, haciendo equilibrio uno sobre el otro como acróbatas de circo… para no llegar, les faltaba un palmo, un sólo palmo. Y qué podía hacer yo viendo esto: tomen muchachos… les presto mi silla. —Dijo Parándose y colocando su silla vacía al frente del escenario— El la tomó decidido, la plantó bajo el sueño y se subió en ella, tú ágilmente trepaste sobre El… y así lograron, felices, dormir tranquilos por siempre.[/FONT]

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