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El día mas largo de la Literatura

alteregoalterego Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
editado julio 2011 en Literatura
Es muy posible que haya libros de elite, incluso literatura que segrega a sus posibles lectores. No es un segregacionismo racial, tampoco religioso o económico. Es acaso el peor de todos, el segregacionismo cultural. Frente al cual la ignorancia se rinde en su propia esencia.

James Joyce es el más espléndido representante de la cultura Irlandesa, (quizá haya injusticia del comentario para con George Bernard Shaw, o Beckett, incluso el profundo y lúdico Oscar Wilde) Joyce, cuya figura es tan compleja que describirlo seria incurrir torpemente en innumerables gratuidades, es una detención obligada. Sin embrago el que es considerado el mayor escritor del siglo XX, (posiblemente sólo igualado por Marcel Proust y Kafka), tenía plena conciencia de su genio y de la perdurabilidad de su Obra. En Joyce tenemos el escritor-genio-solipsista que implica una literatura en sí misma. Su obra es un multi-verso en constante mutación y con sus propias reglas; Borges lo denominó “el Arquitecto de Laberintos”; Virginia Woolf en cambió lo odió en sus diarios dolorosamente, confesando“ lo que yo hago, este irlandés lo hace mejor” incluso muestra su desesperanza frente al futuro creativo con una sentencia lapidaria “después del capítulo final del Ulysses, nadie debería volver a escribir”; T.S. Eliot entre obsesión y envidia reverenció: “Considero que este libro es la expresión más importante que ha encontrado nuestra época; es un libro con el que todos estamos en deuda y del que ninguno de nosotros puede escapar”; William Faulkner recomendaba “acercarse al Ulysses como quién se acerca al Antiguo Testamento, con Fé”…

El 16 de Junio de 1904 Leopold Bloom, un empleado de publicidad del periódico dublinense “The Freemans Journal”, comenzaba un día agitado en su vida. Durante 18 horas, desde las 8 de la mañana hasta las 2 AM, el inolvidable personaje de James Joyce realiza la peregrinación psicológica y física más grande de toda la Literatura. Su periplo sugiere una experiencia inasible, con multitud de técnicas narrativas y alegóricas, con una profundidad formal e idiomática que excede nuestras pobres capacidades, de algún modo es una exploración del idioma Inglés y búsqueda de límites. Joyce pide demasiado de nosotros y nosotros nunca entregamos lo suficiente.

Cada 16 de Junio, desde 1954, se festeja en la capital de Irlanda el “Bloomsday”, (es una fiesta nacional, me han dicho), con una serie de coloquios, exposiciones, seminarios y lecturas, así como representaciones teatrales e improvisaciones en la calle de escenas de la historia de Irlanda y la historia de Stephen Daedalus (alter-ego joven de Joyce-Telémaco) y Leopold Bloom (alter-ego Adulto-Ulysses)

Posiblemente la única predisposición anímica o cualitativa hacia este libro, sea la valentía y la audacia. De lo contrario el libro intimida por su complejidad y desechará y avergonzará al lector medio. Conozco personas que lo han dejado al cabo de algunas páginas, reconociendo su absoluta incapacidad de comprensión. Ulysses arrastra una estela de hermetismo y rareza. No es un libro para cualquiera, pero si cualquiera puede intentarlo y adquirir una experiencia inigualable. Actualmente se lee mas “sobre Ulysses” que “Ulysses propiamente tal”. En este sentido, Joyce es posiblemente el escritor que ha despertado una mayor cantidad de estudios formales después de Shakespeare, sé que existe un libro de alusiones literarias sobre Ulysses que bordea las 700 páginas. También sé que mi primer contacto en español con él fue tormentoso pero impagable. Imprescindible es su lectura en inglés.

Ulysses implica esfuerzo lector, pero como toda recompensa fundada en ello, sus placeres son insuperables.

Reproduzco el inicio del capítulo tres: “PROTEUS”, (el dios cambiante de forma) “Stephen Daedalus, camina sobre la orilla de la playa de Sandycove; monólogo interior, el pensamiento; duración del capítulo es idéntico a lectura en voz alta, también idéntico al espacio longitudinal recorrido en aquella playa".


“INELUCTABLE modalidad de lo visible: por lo menos eso, si no más, pensado a través de mis ojos. Las signaturas de todas las cosas estoy aquí para leer, freza marina y ova marina, la marea que se acerca, esa bota herrumbrosa.
Verdemoco, platiazulado, herrumbre: signos coloreados. Límites de lo diáfano. Pero añade: en los cuerpos.
Luego se percató de aquellos cuerpos antes que de aquellos coloreados. ¿Cómo? Dándose coscorrones contra
ellos, claro. Tranquilo. Calvo era y millonario, maestro di color che sanno. Límite de lo diáfano en.
¿Por qué en? Diáfano, adiáfano. Si puedes meter los cinco dedos es una cancela, si no una puerta. Cierra los
ojos y ve.
Stephen cerró los ojos para oír cómo las botas estrujaban los recrujientes fucos y las conchas. Estás andando
sobre esto tranquilamente en cualquier caso. Lo estoy, una zancada cada vez. Un espacio muy corto de
tiempo a través de tiempos muy cortos de espacio. Cinco, seis: el Nacheinander. Exactamente: y ésa es la
ineluctable modalidad de lo audible. Abre los ojos. No. ¡Jesús! ¡Si cayera por un acantilado que se adentra
sobre su base, cayera por el Nebeneinander ineluctablemente! Me voy acostumbrando bastante bien a la
oscuridad. Mi espada de fresno cuelga a mi lado. Bordonea con ella: ellos lo hacen. Mis dos pies en sus
botas en los extremos de sus piernas, nebeneinander. Suena sólido: forjado por el mazo de Los demiurgos.
¿Acaso voy andando hacia la eternidad por la playa de Sandymount? Estruja, recruje, rac, ric, rac. Dinero
del mar salvaje. Maese Deasy se lo sabe tó.
¿Vendrías a Sandymount,
Madeline la mar?
El ritmo empieza, lo ves. Lo oigo. Tetrámetro acataléctico de yambos marchando. No, al galope: deline
la mar.
Abre los ojos ahora. Lo haré. Un momento. ¿Se ha desvanecido todo desde entonces? Si abro y me encuentro
para siempre en lo adiáfano negro. ¡Basta! Veré si puedo ver.
Mira ahora. Ahí todo el tiempo sin ti: y siempre estará, por los siglos de los siglos.”

Comentarios

  • urfe41urfe41 Pedro Abad s.XII
    editado julio 2010
    La audacia formal suele deslumbrar a los lectores menos dispuestos a cuestionar el establishment de las letras. La "dificultad" de Joyce es un cliché, y muchos ignoran que hay más literatura en el monólogo final de "Los muertos" (traducción de Gabriel Cabrera Infante), que en el de Molly Bloom.
  • roberto carlosroberto carlos Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado julio 2010
    en eso consiste la magia de joyce ? .en organizar las palabras para que en el plano de su capitulos, sea posible, hallar sincronias arquitectonicas? entonces parece mas el trabajo de un matematico o ingeniero que el de un novelista clasico .si se ha esforzado en delimitar previamente los contornos geometricos de cada seccion de su novela para hacer con ellas una suerte de moderna infraestructura urbanistica puede que , si asumimos la perspectiva que se presta mejor para tal visualizacion , lo haya logrado .sin embargo , si nos acercamos mas para leer el hilo argumental de la obra puede que nos resulte incoherente , inconexo y simplon; porq los ladrillos , es decir , las palabras que utilizo para construir su novela son puro relleno pretencioso extraidas, sin ton ni son, de todas sus lecturas anteriores y volcadas a la manera de flujo de conciencia ,pues, su historia contada ,de modo ordinario, habria pasado desapercibida .

    no me acuerdo del monologo de los muertos pero si el de molly bloom .dicen que es extraordinaria .para mi no lo es tanto .creo que llamo la atencion por su caracter impudico .molly tiene casi 40 años y cuando ve a stephen da rienda suelta a su lujuria .se imagina amancebandose con el .sorprende porq , aunq es infiel a bloom , aparenta ser una dama ,una dama que solo se pone a disposicion de su esposo y su amante .pero ella lejos de restringirse a eso , fantasea eroticamente con sthepen , casi como una puta .
  • ferbr1ferbr1 Pedro Abad s.XII
    editado julio 2011
    El Jarama, novela del escritor español Rafael Sánchez Ferlosio, también dura menos de 24 hs. en el desarrollo de su historia. Es un libro que vale la pena leer.
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