¿ESCRIBIMOS LO QUE NO SOMOS Y QUEREMOS SER?
Me centraré dentro del género literario de la narrativa, en la prosa y más concretamente en la novela, aunque el cuento nos iría perfecto aquí también.
Sí, naturalmente existen muchas clasificaciones, así que tendremos que escoger, pero os permito un amplio abanico, desde las novelas de aventuras, sociales, épicas, negras, góticas, históricas, picarescas, costumbrista, románticas y por qué no, fantásticas. Sí, podéis elegir la que más os guste. Y ahora os propongo un pequeño ejercicio. Cerrar los ojos e imaginaros al personaje principal de esa trama, de la novela escogida y respondedme:
¿El autor, manifiesta un deseo con ese personaje?
¿Cuando construimos un personaje, estamos manifestando abiertamente un deseo escondido en lo más recóndito de nuestro subconsciente por ser él, por parecernos a él, por imitar o emular sus gestas, por tener sus poderes, por ser tan perfecto, tan bello? O simple y llanamente es fruto de nuestra imaginación sin mayores connotaciones. Lo situamos en un escenario y le ofrecemos las armas necesarias para que desarrolle nuestra trama.
¿Pero…, estamos seguros que no queremos ser él, parecernos siquiera?
Y los lectores, cuando se ven inmersos en la trama capitaneados por ese personaje de fantasía y ficción, ¿No sueñan con volar e imitar sus acciones?
¿Escribimos lo que no somos y queremos ser?
¿Leemos lo que nos gustaría emular?
Comentarios
Si me pongo en el papel del que escribe un personaje (todavía me cuesta lo de escritor), no pretendo que el heroe o personaje central sea un cúmulo de mis aspiraciones, aunque creo que si puedo llegar a dotarles de aquello que para mi propia sensibilidad es bueno o noble. Pero es que en mis novelas no hay heroes al uso, no hay seres perfectos, bueno y nobles, puros de espíritu. Son reales como la vida misma, y por tanto, con claro-oscuros.
Ahora cuando me pongo a leer, me encanta verme hechizada por un personaje maravilloso y volar con la imaginación siguiendo todas sus peripecias como si yo misma las viviera. De hecho, a veces, lloro, sudo, padezco, en fin, que lo vivo, e imagno que eso es porque el personaje en cuestión "me posee" de alguna forma.
Interesante tema, Amando, como siempre.:)
Y en cuanto a la lectura de personajes, yo soy más de admirarlo y ponderarlo por lo que es, que envidiarlo y querer ser como él.
¡Qué buena charla!
César
Yo no puedo escribir lo que soy en todos mis personajes, si como tal entiendo que sean un espejo de mi propio ser, aunque sí que tienen la carga de lo que para mí es positivo o negativo, y los filtros de aquello que tengo en mi mente. Pero son entes diferentes a mí, con personalidad propia, muy alejada de la mía en la mayoría de los casos (espero, porque hay cada uno).
Interesante punto de vista.:)
Quizás en ese momento, sí deseas ser él, porque para construirlo, para recrearlo, necesitas serlo.
El lector..., no es cierto que mientras se empapa de la trama se identifica con uno u otro personaje, uno le es más simpático que otro, eso debería ser obvio. No digo que quiera ser él, simplemente creo que su mente puede llegar a recrear esos momentos y sentirse él.
Recuerdo cuando era joven y las películas de Bruce Lee estaban de moda, era mi ídolo, cerraba los ojos y acababa con todos los malos de mi alrededor emulando sus posturas, sus gestos, sus golpes, su sonrisa irónica, yo en aquel momento sí quería ser él, quizás en el interior de mi mente y solo ahí, lo era.
Estoy seguro que Dostoievski también disfrutó asesinando desde su salón a la vieja avara,y en su caso no se conformó con estrangularla limpia y finamente,sino que le descalabró el cerebro a base de hachazos.Dostoievski leyó en los periódicos el caso de un joven estudiante sin recursos que había asesinado a una vieja avara usurera para financiarse los estudios y decidió convertirse en él pq comprendió sus motivos e hizo un relato más perfecto y veraz que el que podría haber escrito el propio asesino,y esto pq Dostoievski tenía talento,inteligencia e imaginación,y el asesino no.Es por esto que Dostoievski era Raskolnikov.También me habría gustado ver la cara que puso Dostoievski cuando escribió la descripción del asesinato,seguro que sonreía.
En definitiva,supongo que todo se reduce a una cuestión de comprensión,si uno puede entender por qué alguien hace tal o cual cosa en un momento determinado,puede ponerse en su situación,pensar como él,y tener la certeza de que de haber estado en su lugar,probablemente habría actuado de la misma forma.Es por esto que yo tb soy Raskolnikov.
Cuando escribo intento ponerme en la piel del personaje, pero para ello tengo que motivarme de alguna manera, y la razón más importante es que ese personaje, sea un asesino, ladrón, violador... "no soy yo" y por eso he de motivarme bien escuchando música especial o bien trayendo a mi mente algunos recuerdos que me ayuden a "no ser yo" sino ese personaje que intento escribir... en fin cada cual tiene sus métodos y lo que se intenta, al escribir, es dar la mayor verosimilitud posible para que el que te vaya a leer se lo crea, pero para eso primero te lo tienes que creer tú mismo sinó ¿cómo se lo van a creer los demás?.
En situaciones reales, si tuviera que matar... friamente pues me parece que no, vamos estoy seguro que no, una persona digamos en situación de "normalidad" no lo hace, para hacerlo tiene que estar alentado por la ira, el orgullo, la soberbia, o tener una reacción violenta ante el daño que le puedan hacer a alguien de tu familia o a uno mismo... pero esas circunstancias no son las que normalmente actúan en uno más libremente, sino que en esos momentos eres -digámoslo así- "esclavo" de esas emociones negativas que anulan y ciegan la voluntad y ayudan a cometer ese acto.
Hay diferencia entre estar "normal" o bajo el influjo de alguna emoción fuerte que te hace llevar a cabo todos eso que hemos hablado antes.
Y probablemente, Fedor Dostoievsky se tuvo que poner en la "piel" de Rodia porque era la única manera de "vivir" esas sensaciones que experimentó el estudiante al matar a las ancianas... Pero también tuvo que ponerse en su piel cuando le llegó el arrepentimiento.
En fin lo que quiero decir es que la mayoría de las veces tengo que esforzarme en ser ese personaje, en ser lo que no soy, y para eso busco la motivación, a no ser, claro está, que el escrito sea autobiográfico.
César
este desdoblamiento es muy comun en la niñez y la adolescencia , y tambien en personas adultas que leen asiduamente. y supongo que los literatos(que son personas que en teoria leen bastante) hallan en la escritura el campo ideal para sembrar, a traves de sus tantos personajes, esos yo ideales que durante años han ido fraguandose lentamente en su interior ,cultivandolos con una dedicacion que se diria , incluso mas compremetida que con determinados aspectos de su vida real. pero cuando el literato es un esquizofrenico , el resultado de su obra , muchas veces es tambien un libro esquizofrenico , delirante , que sin embargo no sabe a comida chatarra , a enlatado de supermarket ,al procesado producto de cualquier buen escritor, que por el solo hecho de tener facilidad para escribir, inventa unas historias que pueden ser muy buenas pero que dejan una sensacion de artificio . cosa que no ocurre con aquellos locos como kafka , sabato , hesse , dostoiesky etc, cuyos libros no son simplemente la materializacion de algo que quieren y no pueden ser , sino el brutal testimonio de algo que lamentablemente (para ellos)son y no pueden dejar de ser .porq las obras del esquizofrenico que escribe , generalmente no responden a un deseo de crear una vida o un mundo paralelo ;escriben acuciados por el infierno que los atormenta , sus paginas, en el sentido mas veras , son una extension de su yo real ,de un yo real que percibe o experimenta en carne propia , a veces de forma totalmente inerme , la accion de unas furias , a las que el solo puede conjurar (o al menos tratar), mediante el balsamo de la escritura .
Claro. Aunque sólo sea el deseo de crearlo
¿Cuando construimos un personaje, estamos manifestando abiertamente un deseo escondido en lo más recóndito de nuestro subconsciente por ser él, por parecernos a él, por imitar o emular sus gestas, por tener sus poderes, por ser tan perfecto, tan bello? O simple y llanamente es fruto de nuestra imaginación sin mayores connotaciones.
No creo que sea un deseo de ser él o parecerse. El personaje somos nosotros mismos. Con otra identidad, otros rasgos superficiales... pero en su profundidad, tiene algo nuestro, algo que ni nosotros sabemos qué es. En todo lo que uno crea deja su huella, aunque ni siquiera el autor es capaz de verla. El personaje sí se adorna con aquello que nos gustaría ser, parecer, tener, etc. pero su esencia está constituida por la misma materia que la nuestra.
Creo que esto deja más o menos aclaradas las siguientes preguntas.
PD: No quiero que parezca que afirmo como si mi argumento fuese la única verdad posible. Si he escrito con demasiada rotundidad, ya os lo digo: es sólo mi opinión.