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Y había una loca, y era loca porque ella se sentía loca: Dicen que deambulaba por las calles canturreando canciones extrañas y ritos mágicos. Definitivamente era una loca feliz con sus flores en el pelo, sus vestidos primaverales y su caminar tranquilo.
Un día aquella loca que se creía loca, se paró frente a un escaparate. Se enamoró nada más verlo, era robusto; pero a la vez delicado; aquel enorme jarrón le pareció el jarrón más perfecto del mundo. Lo deseó y contó con su pensamiento cuantas monedas llevaba en su bolso, tal vez podría tener un lugar para sus flores.
—¿Ya lo tiene decidido?, es difícil dar el paso por algo así ¿verdad? — Le preguntó la dependienta al verla mirar fijamente y sin pestañear la estantería que lo sostenía.
La loca que se sentía loca, respondió:
—Para mí no, me parece bello—. Sonriendo con sus dientes blancos y perfectos.
—Si, lo es ¿sabe qué?, si lo coloca debajo de su cama le evitará levantarse en mitad de la noche. — Le comentó la dependienta al comprender la locura de la loca que se creía loca.
—No, no creo. — dijo sin inmutarse. —Solo es que me gusta usar escupideras para mis flores.
Comentarios
De un loco o una loca se puede esperar uno cosas sorprendentes tirando a inverosímiles, como el final del este microrrelato humorístico.
Me entretuve con tu relato.
Shalom amigazo
Pues sigue cavilando mientras estás cocinando, que muy bien se te está dando
Es andaluza, concretamente de Andújar (Jaén)
Las alcarrazas de Andújar