Listeza - Inteligencia
A veces me enredo con los
significados de los términos Listeza e Inteligencia. Como son dos conceptos con similitudes, creo que es fácil caer en el error. Es que ni en el DRAE se especifican definiciones concretas, corroborado eso anterior porque he leído un Tratado
sobre este asunto del eminente psicólogo Howard Gardner, que imparte
clases en Harvard , y sin embargo, no termino de desenredarme,
sencillamente porque ni el mismo señor Gardner, en sus significados se desenreda. Pero, a pesar de este confusionismo,
así lo veo yo, y dejo plasmado en estos papeles.
Para iniciarme en este looping,
resumo en tres líneas mi óptica:
El listo es más torpe que el inteligente,
y el inteligente es más listo que el listo, porque tiene la Inteligencia de la
que carece el listo y porque cede la Listeza al listo, precisamente por su
calidad de inteligente.
Parece un trabalenguas, pero no
es difícil de entender. Si no, reléelo. Y si necesitas más ayuda, escríbelo, que
así harás más bueno el dicho: “escribir es como leer dos veces”.
El listo es intuitivo, capacitado para lo más difícil, por enrevesado que sea; es retentivo y de rápidas reacciones,
brillante en sus concepciones y certero en sus conclusiones. Y el inteligente,
además de todo eso anterior, es estudioso, estratega, hábil previsor del cuándo,
cómo y qué, y no es necesario que se prepare un ideario porque a su llegada a lo que
sea se percata de todo lo que se esté tramando, sin temor a confundirse en su
apreciación, además del poco esfuerzo que necesita para poner en vía clara su magnánima virtud, que para alguien de un coeficiente normal le puede
representar un mundo. A bote pronto, se puede decir que “el listo es quien
evita el problema y, si no lo puede evitar, el inteligente lo resuelve”.
El inteligente que además sea listo es el
no va más, pues poseer estas dos perlas es un privilegio. No es frecuente encontrar
a personas así, pero las hay, que, por lógica, ocupan cargos destacados y perciben cuantiosos salarios. Pero del asunto remuneración no voy a hablar, solo analizaré esto conceptualmente, en evitación de injerencias que puedan extrapolarme.
Empero, sabido es que hay que tener precaución
con el poder con este doble don, porque si lo emplea para hacer el bien, bienvenido sea, pero si hay abuso con malicia,
aviados vamos. Aunque, repasando mentalmente, podría asegurar que no hay
mandatarios con esta dualidad en el panorama del poder universal, más bien gente
mediocre.
Aunque suene a incongruente, no es bueno,
ni tan siquiera estético, que se asignen para sí, arbitrariamente, dos jefes este
doblete para un mismo fin. Es más, seguro estoy de la conveniencia de que solo
sea uno, porque más de uno sería un obstáculo para lo que se quiera lograr. Al
igual que existe una jerarquía en todo, en esto no debe haber excepción, y así
se evitarían infortunios de redundancias imprevisibles, que se ocasionarían,
sobre todo, por los intereses creados de aquellas personas que se erijan
así mismas ofreciendo propuestas
contrapuestas.
Básicamente, debe regir un canon según
conocimientos y capacidades, para posicionarse en una cabeza rectora. Porque quien
actúe a su libre albedrío, no hace sino evidenciar una carencia de materia gris.
Por tanto, es obligado que exista “uno que mande y los demás que reme”, pero en
favor de una misma corriente, para fortalecer unas decisiones que redunden en beneficio
común. En ese lote están incluidos los sabelotodo, que piensan que, por
suplantar, enmendando planas, son más aptos; los mismos que, irónicamente, se “sorprenden”
si se producen resultados negativos.
La Inteligencia está por encima de las
vicisitudes encontradas. Me explico. Sabe emular a la Listeza en la misma
medida que ella; es decir, desempeña su cometido de inteligente, consistente en no
pasarse de las aptitudes reconocidas a la Listeza, porque si se pasa, podría
causar confusionismo, que aturdiría a ambas virtudes juntas, e incluso por
separado. Es por ello, que el inteligente tiene que desempeñar un rol
doblemente complicado: “el poseer tanta excepcionalidad junta y el realizar un
exhaustivo control, con buen fin, de situaciones concretas, casos previstos y casos
surgentes, pero desde la perspectiva de ser reconocido como un ser superior.
-pasa a página 2 y última-
Comentarios
La Inteligencia es de más valor que la riqueza, y aunque demasiadas veces se vea relegada por ella, por la deslumbrante aureola que lleva, más pronto que tarde ocupará el puesto que le corresponde, que no es otro que el primero. Es obvio que todo lo material se puede perder, pero la Inteligencia jamás. Naturalmente, me refiero a personas que se encuentren en pleno uso de sus facultades mentales.
El inteligente ha tenido siempre más en cuenta al intelectual que al capitalista, y aunque sabe que la riqueza material es la gran demoledora, también sabe que es variable, según los índices. La riqueza puede comprar personas, pero la Inteligencia puede persuadir a lo contrario; es decir, doctrinar hasta el punto de hacer ver que lo material no lo es todo, solamente eso: material. La Inteligencia quiere demostrar con esto que mientras se le profese convencimiento, nos disponemos a fortalecer una de las grandes piedras filosofales de la vida.
Desde la iniciación del mundo, existieron, existen, y en adelante existirán personas expertas y no expertas. Y siempre hubo, hay y habrá inteligentes listos y torpes, y un lugar para todos. Desde tiempos arcaicos, se crearon, ahora se crean y en un futuro se crearán jerarquías reconocedoras de las valías de la persona. Y así lo entendieron, lo entienden y lo entenderán los seres humanos como lo más acertado para lograr un mejor engranaje de la humanidad. Es por ello, que se debe admitir, sin paliativos, la necesidad trascendental de un entarimado que sepa diferenciar a inteligentes, listos, regulares, mediocres y nulos. Y no digo “malos” para no confundir.
Se me ocurre hacer un símil que define mi enfoque sobre la Listeza y la Inteligencia. Y es que el listo es el que inventa y el inteligente lo puede modificar, sin herir susceptibilidades, que para eso posee inteligencia. El bueno digiere y dirige el cotarro, el regular hace el trabajo lo mejor que sepa; el mediocre ayuda en la medida que pueda, y el nulo complementa el censo, pero sin obligaciones concretas.
En todo caso, símil rocambolesco aparte, en la escala de valores y en los méritos a alcanzar, siempre será lícito y además encomiable un afán de superación en todo y en todas las personas, siendo justo y necesario, pero imposible de conseguir la exención de inteligente o listo, o ambas, porque esta gracia no se obtiene con constancia, esfuerzo y trabajo, sino por Otorgación Divina (para los creyentes), u Otorgación de la Naturaleza (para los no creyentes), y no a todos, a la vista está, nos concedió Dios o la Naturaleza este don o dones.
LA LISTEZA ES COSA DE “VIVOS”,
ESOS QUE SIEMPRE LLEGAN ANTES,
Y SUS DESTREZAS Y SUS OBJETIVOS
SON SUS DOTES MÁS BRILLANTES.
LA INTELIGENCIA ES UNA POTENTE LUZ
QUE SOLO POSEEN ALGUNOS CEREBROS,
Y ES TAN EXTRAORDINARIA SU MAGNITUD,
QUE DESLUMBRA EN TODO MOMENTO.
LA LISTEZA Y LA INTELIGENCIA APUNTAN
QUE SON DOS IMPRESIONANTES PROEZAS,
QUE COMO ACTÚEN LAS DOS, Y JUNTAS,
DIFÍCIL SERÁ DERRIBAR SU FORTALEZA.
Antonio Chávez López
Sevilla junio 2006
Un texto interesante
Yo también me pregunto a menudo en qué consiste la inteligencia. Excepto en casos de limitación muy palmaria, a veces me cuesta determinar si otro es inteligente o no lo es, o en qué medida (o yo misma, por qué no; aún no lo tengo claro 🙄). Juzgar según el concepto actual que se tiene de la inteligencia deja fuera muchas facultades que no son despreciables, aunque no pertenezcan a lo que se asume como cerebral o racional; por ejemplo, la inteligencia emocional -y que como tal sí tiene mucho que ver con lo racional.
La distinguiría de listeza por entender que esta tiene un carácter más pragmático, limitado o, por así decirlo, mundano. La inteligencia tal vez discurre a otro nivel, más abstracto, amplio, que abarca desde la sensibilidad, la creatividad, el sentido crítico... Yo diría que la inteligencia en su mayor potencia se caracteriza por ser versátil, dinámica, imaginativa; por lo que puede que sean los listos los que se adaptan más fácilmente y medran en casi cualquier circunstancia, por encima de los inteligentes.
Por cierto que no me convence mucho el rasero actual que pretende medir e incluso cuantificar la inteligencia reduciéndola a una serie de habilidades, principalmente lógicas y matemáticas.
Y estoy de acuerdo en que la verdadera inteligencia desprecia la riqueza como meta; como cualquier afán reductivo, utilitarista o materialista, porque alcanza mucho más allá.
No creo que sea un don de la divinidad y tampoco -únicamente- de la naturaleza; si hay en principio cierta base genética, son el estímulo, el movimiento y la libertad lo que permiten su desarrollo.
Quién puede saber la cantidad de cerebros y de sensibilidades potencialmente bien dotados que han quedado y quedan infinitamente por debajo de sus capacidades (o se limitan a la listeza) por falta de posibilidades.
Sarasvati
Pues no son menos interesantes tus comentarios. He tomado nota de algunas cosas que has escrito, las rumiaré y trataré de pronunciarme al respecto.
Gracias por leerme y por colaborar.
Saludos
Algunas omisiones que se hace necesario incluir por ser significativas, y las destaco en mayúsculas negrillas.
Por ejemplo...
- Empero, sabido es que hay que tener precaución con el poder con este doble don, porque si lo emplea para hacer el bien, bienvenido sea, pero si hay abuso con malicia, aviados vamos. Aunque, repasando mentalmente, podría asegurar que EN LA ACTUALIDAD no hay mandatarios con esta dualidad en el panorama del poder universal, más bien gente mediocre.
- Aunque suene a incongruente, no es bueno, ni tan siquiera estético, que se asignen para sí, arbitrariamente, dos jefes este doblete para un mismo fin. Es más, seguro estoy de la conveniencia de que solo sea uno, porque más de uno sería un obstáculo para lo que se quiera lograr. Al igual que existe una jerarquía en todo EN LA VIDA, en esto no debe haber excepción, y así se evitarían infortunios de redundancias imprevisibles, que se ocasionarían, sobre todo, por los intereses creados de aquellas personas que se erijan así mismas ofreciendo propuestas contrapuestas.
- “uno que mande y los demás que reme (REMEN -me comí una N-)
- En todo caso, símil rocambolesco aparte, en la escala de valores y en los méritos a alcanzar EN EL DIFÍCIL CAMINAR EN LA VIDA, siempre será lícito y además encomiable un afán de superación en todo y en todas las personas, siendo justo y necesario, pero imposible de conseguir la exención de inteligente o listo, o ambas, porque esta gracia no se obtiene con constancia, esfuerzo y trabajo, sino por Otorgación Divina (para los creyentes), u Otorgación de la Naturaleza (para los no creyentes), y no a todos, a la vista está, nos concedió Dios o la Naturaleza este don o dones.
Por error o distracción no puse el título correcto, que es:
LISTA forodeliteratura (5ª edición) Listeza- Inteligencia
"La riqueza puede comprar personas, pero la Inteligencia puede persuadir a lo contrario."
Resalto esas dos oraciones por qué son las que más me han gustado, aunque debo decir que el texto en general me parece un gran acierto.
Me da la sensación de que el inteligente es tan inteligente (vale la redundancia) que es capaz de comprender su propia inteligencia y, a partir de ahí, es capaz de proyectarla y potenciarla al máximo. Como un deportista que es consciente de su habilidad para el deporte, pero no utiliza esa habilidad para alardear, sino más bien, para ayudar a todo su equipo. En cambio, el listo no siempre es consciente de su listeza. En los mejores casos, sabe que es más capaz que el promedio de seres humanos, aunque no entiende del todo por qué, solo sabe que puede usar esa habilidad a su favor cuando le plazca.
¿Se imaginan un mundo liderado por verdaderos inteligentes? Que hermoso sería. Actualmente estamos gobernados, en su mayoría, por mediocres que se creen listos y, en menor medida, por listos que usan su listeza para beneficio propio. No sé que caso es peor. Los inteligentes, por desgracia o por suerte, acaban por inclinarse a otras áreas, como la filosofía, la literatura, la música, la ciencia, etc.
Hasta ahí llegan mis reflexiones. ¡Que siga el buen trabajo, Antonio!
Consultadas mis fuentes internas y llevadas a mi léxico, el resultado es:
La inteligencia es una cualidad que presenta demasiadas dificultades para su estudio. ¿Cualidad única? ¿Diferenciada? ¿Se define a través de las capacidades humanas? Si es así, ¿qué capacidades debemos tener en cuenta que forman parte de la inteligencia?
Empecemos por la definición semántica que nos facilita la RAE, que es inconcreta y confusa, porque alude a muchas otras cosas.
Nos ayuda más y mejor la biología, que define la inteligencia como una capacidad que nos permite adaptarnos a situaciones nuevas para sobrevivir y solventarlas con éxito. Pero para la biología, la inteligencia es un rasgo individual.
No obstante, esta capacidad de adaptación, quizá innata, varía si tenemos una serie de conocimientos que nos permita solventar mejor esa situación.
Difícil es definir esta gran dimensión que llamamos inteligencia. Quizá podemos partir de la base, en la que seguramente todos estaremos de acuerdo, de que la inteligencia es el cociente de los procesos mentales que depende de los momentos evolutivos de cada persona. Si aceptamos eso, volvemos a clarificar que esos procesos mentales dependen de muchos y diversos factores, sobre todo biológicos.
En mi opinión, no existe una conclusión definitiva sobre qué es realmente la inteligencia.
Los humanos somos cabezotas por naturaleza y necesitamos definiciones para trabajar. Así que en un intento de llegar a un consenso, casi todos aceptamos como válida la definición de Passer y Smith : “Inteligencia es la habilidad para adquirir conocimientos, pensar y razonar con eficacia, y manejarse en el entorno de modo adaptativo.”
La inteligencia necesita de tres elementos: 1. Capacidad de adquirir conocimientos. 2. Conocimientos adquiridos. 3. El uso que hacemos de ellos. La capacidad depende de la herencia biológica, los conocimientos dependen de las oportunidades educativas a las que tengamos acceso, y como los usamos, depende de nuestra experiencia previa.
A los seres humanos nos gusta medir, ordenar, clasificar… Porque así es como funciona nuestro cerebro,
En un afán por medir, medimos también la propia actividad cerebral: la inteligencia, y así afirmamos que hay personas con una inteligencia normal; otras, con una inteligencia por debajo de lo normal, y otras por encima de lo normal.
Esta manera comparativa de medir la inteligencia nace de un expreso encargo que el gobierno francés hizo a un científico en el año 1905. Debido a la promulgación de la ley de escolarización obligatoria, era necesario identificar a aquellos niños que requerían una atención especial.
Esa escala se basa en comparar las respuestas de un niño concreto con las respuestas que dan la mayoría de los niños de su misma edad. Y eso hacen también los test de inteligencia actuales, relacionan la inteligencia de un individuo con la de su grupo de edad.
La edad mental es el grado de desarrollo de la inteligencia a una edad cronológica determinada. Si la edad mental y la cronológica coinciden, la relación será de 1 y su cociente intelectual de 100.
La edad mental no tiene por qué coincidir con la edad cronológica, y podemos hallar que la relación sea inferior o superior a la esperada.
¿Cómo podemos saber cuál es el grado de desarrollo de la inteligencia para cada edad? En realidad no lo sabemos. Pero con nuestro afán de medir, utilizamos una serie de instrumentos prediseñados –test de inteligencia– que han sido validados en una nación concreta; por ejemplo, los niños españoles entre 6 y 17 años. Las respuestas que nos dan tienen una distribución normal –conocida como campana de Gauss– y se considera que el número de respuestas correctas que dé la mayoría de niños de una edad determinada, es el equivalente a la edad cronológica.
Si nos da por pensar que la inteligencia es el cociente de nuestros procesos mentales y que su principal función es permitirnos una mejor adaptación a nuestro entorno, no podemos obviar las idoneidades no medibles en una cédula de identidad.
A ti por aportar
Nunca he comprendido cómo se pretende conocer la inteligencia aplicando esos instrumentos o parámetros prefabricados a niños y gente muy joven, independientemente de que se categoricen según la edad común: es partir de la base esencialista de que la inteligencia es algo más o menos dado y muy concreto, a edades en las que está en un desarrollo todavía incipiente. Y el grado de ese desarrollo depende de múltiples factores, no sólo de un posible talento "congénito", si es así, y de una edad común.
Como si la inteligencia -incluso entendida convencionalmente, como ese abanico relativista de capacidades- no fuera algo dúctil, moldeable, que cambia, madura y evoluciona con el aprendizaje (adecuado) y con el tiempo.
Y añado sólo que, aunque es difícil de definir, para mí la verdadera inteligencia siempre está más cerca de la sensibilidad (de la sensibilidad equilibrada, no del instinto o del sentimentalismo irracional) que del sentido puramente lógico y racional; de lo "sentipensante", como decía Galeano.
Sarasvati
Nunca he comprendido cómo se pretende conocer la inteligencia aplicando esos instrumentos o parámetros prefabricados a niños y gente muy joven, independientemente de que se categoricen según la edad común: es partir de la base esencialista de que la inteligencia es algo más o menos dado y muy concreto, a edades en las que está en un desarrollo todavía incipiente. Y el grado de ese desarrollo depende de múltiples factores, no sólo de un posible talento "congénito", si es así, y de una edad común.
¿De qué otro modo científico se puede conocer la Inteligencia? Es cierto que puede resultar hasta cruel el someter a un crío a este tipo de pruebas, pero no veo cómo de otra forma. Supongo que antes de atiborrar de aparatos "raros" el cerebro de un niño, previamente será inspeccionado y controlado por un psicólogo.
Buenas reflexiones las tuyas, Lucas; sin reparos por mi parte, podría incluir en mi texto algunas de tus ocurrentes frases. Como siempre, no te limitas a leer por leer los textos de los compañeros, no, quizás hasta los releas; y, claro, tus razonados comentarios dan gusto recibirlos. Esta es tu línea de seriedad en esto de la Literatura, y aventuro a decir que en todos los cometidos que afrontas. ¡De pm, pibe, ese es el camino correcto!
Saludos afectuosos desde Sevilla (España).
A bote pronto de mi pluma, por consiguiente sin reflexionar por el que maneja la pluma, ahí va eso...
El listo es un individuo que es un pillo, un tunante, un granuja, un audaz, absolutamente capaz de enfocar y solucionar cualquier tipo de problemas, sin tener presente y pasando por alto el ámbito en el que se desarrolla el problema.
Y el inteligente, más que un individuo taimado, al que se le reconoce unos saberes y una amplitud de visión y una capacidad desorbitada, es exclusivo, singular y con improntas sorprendentes, pero para los demás, porque para él es tan simple y sencillo como echar un huevo a freír,
La listeza es algo práctico, simplemente vulgar; por contra, la inteligencia es un concepto netamente matemático, como una etiqueta adhesiva concreta.
cehi dijo:
Creo que en el concepto/tratamiento moderno que se ha impuesto de la inteligencia hay mucho de la lógica actual de la competitividad, de esa idea de la preponderancia supuestamente natural de los "mejores" sobre los mediocres o menos buenos.
A muchos jóvenes se les pretende "orientar" sobre su futuro laboral o (no) académico en base a esos parámetros y marcas puntuales; y lo que se consigue es desalentarlos, encasillarlos y limitar su porvenir.
Quizá se trata de empezar la casa por los cimientos, no por el tejado: de que el desarrollo de la inteligencia y de sus posibilidades sea lo más amplio e igualitario posible.
No es casualidad que los países con menor media de CI sean los más subdesarrollados económicamente. Y por otro lado, en los desarrollados existe un problema cultural o generacional cada vez mayor: cribar la inteligencia de niños que no leen, que apenas estudian, que están imbuidos desde muy corta edad de la cultura del no esfuerzo, del desprecio hacia lo intelectual, etc... basta echar un vistazo por ejemplo a las tasas de abandono escolar. Lo que se mide sobre esa base es una superioridad muy relativa; aparte de que se centra en aspectos demasiado funcionales de la inteligencia.
Igual lo primero es ocuparse de mejorar las condiciones de vida para que pueda prosperar de manera verdaderamente natural la inteligencia; entre otras cosas, hay mucho por replantearse respecto al modelo educativo.
Dejando de lado que estandarizar y catalogar la inteligencia, como cualquier otra realidad humana, será siempre una aspiración discutible.
Gracias Antonio por este texto que requiere filosofar, está de más decir que eso me encanta.
En este comentario solo reflexionaré sobre tu texto, sin embargo abarcaré otro abusivamente (sonrisa escondida) para aportar sobre los comentarios anteriores.
Debo reconocer que la inteligencia como capacidad, en mi humilde opinión está sobrevalorada. Si bien es una atribución medida por rangos intelectuales puede compararse analíticamente con la propia mente. Que se encarga no solo de estudiarla sino de predominarla en función de sí misma. Por lo cual en mi parecer todos somos inteligentes en condiciones sectoriales.
No puede juzgarse un individuo en la pintura si su naturaleza es el deporte. Tan distinto fuese el mundo si el humano se evaluara sin un concepto generalizado preconcebido. Aun así avanzamos, eso es inteligencia.
Si la inteligencia se relacionara más al conocimiento, se pudiese desarrollar la interacción con las emociones y por ende a la capacidad intuitiva del ser. El cual desde un punto de vista de sabiduría celular abarrotaría la iluminación y en consecuencia la inteligencia innata.
Entonces desde una perspectiva humanística, se podría decir que el inteligente es más una máquina perfeccionada con software incluido. Mientras que, sin defender al listo que comunmente carece de valores, involucra mas emociones que racionalidad. Ante sus acciones atienden la causa y no el resultado, lo que extrae su inteligencia a un reservado.
Ahora bien ¿debe el conocimiento sumergirse para derrochar inteligencia? En mi parecer el conocimiento carece de limitantes mientras la inteligencia se rige por patrones.
Pues podría decirse que el listo aplica la intuición natural. Por lo cual, si ajusta sus valores podría acceder al empoderamiento de la mente y de esa forma vencer al intelectual o bien el inteligente acceder a la conciencia y mantener un punto muerto entre ambos.
Lógicamente esto no sería útil financieramente hablando, en especial para aquellos que nombras como inteligentes y ganan grandes salarios. Esto porque, o bien dejarían de ganar salarios y obtendrían ingresos propios o vencerían a los que pagan sus salarios, en caso de tener patrones.
Sin caer en detalles sobre políticos que no son ni humanistas ni inteligente, sino más bien facilitadores dominados por el poder.
Nuevamente gracias.
Perfectamente definido tu punto de vista sobre estos dos conceptos que nos ocupa, que no tanto preocupa, al menos a niveles colectivos; es decir, en cierto modo, no solo yo tengo mis dudas en cuanto a las denominaciones, también mis dudas son compartidas; máxime, como ya dejé reseñado en mi texto inicial, corroborando que ni los "técnicos académicos" de la RAE, y quizá los de otras academias de otros países, no se pronuncian con definiciones concisas, concretas y convincentes; por contra, confusas a toda luces.
Tengo que reconocer que me ha sido enriquecedor el haber cambiado contigo mensajes al respecto. Sigo aprendiendo, y, modestia al cuerno, a ese afán por un permanente aprendizaje a mi edad, yo mismo le echo un montón de requiebros, pero sin vanidad, simplemente pretendo con esto que mi ansia por aprender cada día una cosa nueva sirva de acicate a la gente de mi quinta.
Estimada y respetada Sarasvati, motéjame si quieres de egocéntrico, pero yo me gusto como soy. Mi trabajito diario me ha costado para no ir nunca en contracorriente de la realidad.
Como dijo el compañero @Sarasvati a saber cuantos quedaron relegados.
La calidad de humanos sabios y no inteligentes que tuviese el mundo.
En algún lugar leí algo muy acertado e inteligente:
¿Porque pensar en dejar un mundo mejor para nuestros hijos en vez de dejar mejores hijos para nuestro mundo?
¿Podríamos medir la inteligencia de esta pregunta o la tíldamos de sabiduría?
Por nada. Solo digo lo que veo y leo a diario.
Gracias por leerme y por colaborar
Alguien con talento es inteligente; ser listo es una capacidad que, progresivamente, se educa, y en la que el esfuerzo juega un rol decisivo.
Claro que no te motejo de egocéntrico. Gustarse a sí mismo (moderadamente) es autoestima. Y esta hay que mimarla y masajearla de cuando en cuando, por supuesto 😜
Antes al contrario: tener la predisposición y la amplitud de miras de aprender constantemente implica estar dispuesto a reconsiderar, a cambiar... es lo opuesto al solipsismo satisfecho de sí mismo propio de los egocéntricos.
"Compañera, es una chica, con muy buen sentido de la escritura y muy agradable por cierto"
Muy amable, gracias
Sarasvati
Antes al contrario: tener la predisposición y la amplitud de miras de aprender constantemente implica estar dispuesto a reconsiderar, a cambiar... es lo opuesto al solipsismo satisfecho de sí mismo propio de los egocéntricos.
Leer, te instruye; escribir, te realiza y puede hasta medio consolidarte en tus ilusiones o pretensiones literarias, pero viajar te colma de cultura.
Hasta los sesenta y tantos he viajado muy a menudo (más por asuntos profesionales de mi carrera universitaria que de ocio), por cuatro de los cinco continentes (nunca estuve en Oceanía, y me gustaría conocer Australia). Pero ahora, a mi edad, no me atrevo. Sigo teniendo soltura y autonomía, pero los años son inexorables. De entrarme un súbito venate y querer hacer un viaje largo, poco menos que tendría que tener la aquiescencia de mis hijas, y ellas no están muy por la labor.
Dos de mis hijas viven y trabajan en Nueva York; una como medica pedíatra, y la otra como economista, y ni te imaginas la insistencia de las dos para que me vaya a allí a vivir con alguna de ellas. Las he visitado en varias ocasiones, y Nueva York es una maravilla, solo para visitarla, pero no me hago a la idea de vivir mis últimos años (meses, semanas, días...) en esa descomunal mole, además de que echaría mucho en falta a mi Sevilla, mis amistades, mi Ateneo, mis círculos, mi Betis...
"Compañera, es una chica, con muy buen sentido de la escritura y muy agradable por cierto"
Muy amable, gracias
Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.
Tengo que admitir que yo apenas he viajado... sólo por España y mucho menos de lo que me gustaría, por desgracia; me encantaría, por ahora no puedo. Aunque entiendo lo enriquecedor que es o puede llegar a ser salir de los hábitos, de las costumbres,... moverse, en suma, que a menudo, si se aprovecha bien, suele implicar cambiar y ampliar las miras, la perspectiva.
Sobre Nueva York sé poco o nada, aunque me atrevo a imaginar que tampoco sería la ciudad de mis sueños para establecerme. Pero bueno, tú tienes una opinión fundamentada al respecto... Lo mío son prejuicios, pero si es por bulliciosa y masiva coincido, a mí me costaría mucho adaptarme a algo así. Casi no soy capaz de visualizarla, pero me la imagino como una olla a presión, o un hormiguero amenazador y apabullante (cosas de pueblerina😂).
Tus hijas tienen su parte de razón en no estar por la labor y tú otra parte de razón en desear viajar. Lo seguro es que ya nadie te puede quitar lo viajado y vivido; un buen acervo es vida constante y de la que extraer rendimiento (por ejemplo, escribiendo).
Tienes un bagaje interesante, Cehi.
Yo también creo que hay cosas que nos son consustanciales, que existe cierta base conformada de la personalidad a partir de la infancia y la adolescencia. Pero no monolítica ni inamovible, claro está.
Y por supuesto que aprender no es un proceso acrítico ni pasivo, que conocer otro medio no significa necesariamente acoplarse a él o renunciar al propio, a la cultura ni modificar los rasgos propios.
Gracias, te llamaré Antonio. Leo con mucho gusto el texto y pronto lo comento.
Sarasvati
Leo con mucho gusto el texto y pronto lo comento.
Me da que te va a gustar. Ya me dirás...
Por cierto, sigo esperando un correo tuyo con el tema de la infidelidad, aunque supongo que también requerirá su tiempo.
En breve regreso.