Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!
Hora es ahora de reflexionar
Nunca le tuve miedo a la muerte; la muerte es un designio inexorable de la Madre Naturaleza. Y desde que falleció mi hijo, inesperadamente y con tan solo 51 años, menos miedo todavía le tengo. Mis ojos le vieron irse, y fue entonces cuando me di cuenta de que el morir es como el nacer, se nace y se muere. Y punto.
Si me atrapase este fatídico virus, “El Coronavirus Covid-19”, en el acto me integraré al grupo de los más vulnerables; sí, ese grupo indefenso de la gente mayor. Tengo casi 79 años y sé que, si me contagio, pocas o nulas posibilidades tendré de seguir viviendo.
Esta terrorífica pandemia nos está recordando a todos algunas prioridades a tener en cuenta en todo momento y a la vez nos está mostrando una realidad, la realidad de la gran desigualdad existente en los cinco continentes. Es evidente que hay personas que viven ricamente, rodeadas de lujos y caprichos, y otras (desgraciadamente demasiadas) pasando hambre y sed: miseria.
Tácitamente, todos estamos tratando de fabricarnos una nueva vida. Nos cuesta volver a la vida que antes considerábamos normal. Ese sueño de ensueño de que el mundo se convierta, súbitamente, en diferente, en el que todos los seres humanos nos entendamos y nos queramos en la medida más afectiva.
La pura realidad es que venimos a este mundo para perderlo todo; cuanto más vivimos, más perdemos. Vamos perdiendo a nuestros abuelos, vamos perdiendo a nuestros padres, vamos perdiendo a nuestros seres queridos, y vamos perdiendo nuestras propias facultades, físicas e intelectuales. La Parca nos arrebata todo y nos lleva de la mano de la misma forma que nuestra madre nos trajo a la vida: desnudos.
Aun todo eso anterior, ciertamente macabro pero real, no podemos vivir con temor, simplemente porque nos hace imaginar lo que todavía no ha pasado. Hay que tratar de ver las cosas como son, para sí poder disfrutar plenamente el presente.
Suerte en la vida a todos
Comentarios
Cuando padecí de dengue (una enfermedad que mata a cientos de personas en mi país todos los años), y varios años después, de candidiasis (una infección por hongos en el sistema digestivo, que también puede ser mortal) por un momento creí que iba a morir (momento en el que pasé las etapas más amargas de esas enfermedades). No obstante, no desfallecí, mantuve la actitud positiva, incluso cuando el dolor me estaba matando, me cuidé, fui responsable conmigo mismo, y pude pasar por esos infiernos en vida.
En todo caso, es cierto que cuando uno está mayor, se siente más cerca del final, pero nunca dejes la actitud positiva, Antonio, se responsable contigo mismo y, quien sabe, hasta puedas ver el nacimiento de un mundo mejor.
Como bien dije en ese escrito, no temo a la muerte; al fin y al cabo, ya tengo una edad avanzada y todavía estoy disfrutando de mi longevidad. Pero por mor de este mortal virus ¿qué va a pasar con mis hijos y con mis nietos? Miedo no, pánico me da con sólo pensarlo. Que Dios proteja al mundo...
A positivo y optimista me puede empatar quien sea, pero ganarme es harto difícil. Yo siempre veo la botella media llena.
Lamento mucho lo de tu hijo, Antonio.
Por supuesto que el amigo Gary merece la admiración de toda alma sensible, después de todo lo que ha pasado con esas dos gravísimas enfermedades.
Gracias, Álvaro. Voy sobrellevando mi gran pérdida como buenamente puedo, pero no siempre consigo esa estabilidad emocional necesaria. Si eres padre, entiendes mi situación. Me dejó como secuela un insomnio casi crónico, estado malo para cualquier persona, elevándose a pésimo por mi edad. Mi condición de persona positiva y realista me estabiliza a ratos, pero no es fácil
Oh, la jefa. Buenos días desde la otra Sevilla
Ahora, ahora que parece que se está despejando poco a poco el panorama contagioso y que al bichito chino (o bichazo amarillo) Covid se le ha antojado dejar de darnos por retambufa, es cuando se están viendo las verdaderas consecuencias, el verdadero lastre, las verdaderas redundancias de esta macro catástrofe, sin precedentes en la historia de España, provocadas por un intruso animalejo importado. Porque nuestros (¿nuestros?, míos nos(, políticos no se enteran de nada, y nada les preocupa, solo se ocupan en robar lo más posible en el menor tiempo posible.
Y, encima, este inepto egocéntrico y psicópata, indigno presidente de mi país, tiene la poca vergüenza de pedirnos, incluso reiteradamente y en todos los medios habidos y por haber, que nosotros, los de siempre, los ciudadanos de a pie, nos esforcemos por alcanzar la normalidad; sí, esa ansiada normalidad que él mismo cacareaba al principio de este 2021 que había logrado. !Mentira, mentira cochina! Este tipo no ha conseguido nada, "solo" se ha dedicado a alimentar a todo plan, con caviar iraní del más caro y Dom Perignon Magnum a independentistas y batasunos, para él seguir ocupando el mejor sillón de la poltrona, que la han rebautizado como "poltronaza"
¿Necesitamos paciencia en grandes dosis o estoy diciendo una tontería?