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REFLEXIONES DE UN FILÓSOFO DE BARRIO

MEDITACIÓN ACERCA DE LA GRATITUD

Tomado de mi libro Reflexiones de un filósofo de barrio, descárgalo GRATIS en Freeditorial.com

 

Este mundo tan solo necesita un poco de amor, o algo así, más o menos, dicen que dijo, John Lennon.


Desde pequeños estamos oyendo decir: ¡Sé agradecido!, ¡No seas desagradecido! a fin de evitar el oprobio de que alguien pueda llamarnos:¡Malagradecidos! de modo tal que se aprecia la existencia; por parte de las costumbres, la tradición y los protocolos sociales instituidos por la cultura; como una necesidad de que se muestre y demuestre nuestra gratitud porque, el hecho de que no se aprecie, constituye o puede constituir, nuestra no-aceptación social.

Desde antiguo la no aceptación del individuo dentro la familia, del clan, la horda, la tribu, la aldea, etcétera, era un castigo semejante a la muerte o el destierro, algo que, para entonces, era bastante parecido. Tal es así que, todavía, arrastramos esa fobia ancestral.

Pero ¿Qué es la gratitud? pero sobre todo ¿Por qué es tan importante demostrar cuán agradecidos somos y/o estamos? Y digo somos y estamos porque no es lo mismo y, es por ello que, debemos demostrar ambas, o al menos es lo que parece si observamos la dinámica social en tales casos y creo no sea necesario explicarlo mucho.

Ser algo, implica una permanencia de ello; lo que sea, es sostenido, estable y queda como una parte firme que se identifica con lo que somos. Así, ser agradecido, tiene que ver con una serie de demostraciones de agradecimientos pasados que, se supone, queden en la historicidad social de nuestras interacciones personales. El que, para muchos, pases por o no haya duda de que eres alguien agradecido; lo único que hace es aumentar las expectativas acerca de tus futuras demostraciones de gratitud en las próximas interrelaciones con los demás, por eso ¡no basta! haberlo sido muchas veces antes, sino que debes estar agradecido cada vez, con todo y que te digan: ¡Bah! No hay de qué. Esto es algo que los más inteligentes (a los que llamo, habilidosos) han descubierto y, por tanto, se ocupan más de actuar la gratitud que de sentirla; hacen de ella una representación externa con fines utilitarios, y no una experiencia en sus vidas; quedando tales agradecimientos en el campo de la teatralidad.

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Comentarios

  • Meditación acerca de la gratitud 2

    Tomado de mi libro Reflexiones de un filósofo de barrio

    Por alguna razón la educación, el aprendizaje, la religión y, en, fin la cultura, como ya dije, nos instalan el convencimiento de que es importante para nosotros demostrarle a los demás que somos agradecidos; nos hacen un favor, una muestra de aceptación, incluso cuando nos ofrecen un servicio por el que hemos pagado más de lo que vale o cuando recibimos un honor más que merecido, se supone que ¡agradecerlo! como que nos limpia o nos mejora. Para comprenderlo bien, tan solo hacemos algo a alguien y nos observamos a nosotros mismos: la idea es ver qué sentimos de forma emocional cuando se nos agradece y qué cuando no; con exactitud ¡Eso mismo! es lo que sienten, esos que llamamos, los demás.

    Ahora, por qué, los demás, necesitan recibir muestras de agradecimiento. Bueno, puede que haya varias razones. Yo, creo que, la primera y principal, es para sentirse reconocidos, por eso me detengo a considerar esta, con todo y que las otras puedan tener su importancia ¿Por qué alguien necesitaría sentir que otro le reconoce? Y lo único que se me ocurre pensar es que se trata de que es incapaz de reconocerse a sí mismo, por eso requiere, todo el tiempo, hacer cosas que llamen la atención sobre sí y ser considerado por ellas.

    Pero en esto no queda el asunto. Las personas, por lo general la inmensa mayoría, quieren ser reconocidas o sentir ese reconocimiento no de la forma que cada cual, dada su personalidad, carácter, temperamento y/o tipología psicológica pueda ofrecérsela; sino como ellas esperan que debe ser, es decir, de la forma en que la etiqueta social, las costumbres, la tradición y los protocolos externos nos han impuesto por medio de la educación, que resulta ser el procedimiento mediante el cual se vale la cultura para instalar tales programas mentales. Por lo general, la gran mayoría hace favores, regala cosas, ofrece servicios o brinda ayuda, con la íntima seguridad de que garantiza la devolución futura en forma de un favor semejante; tal seguridad queda sellada con el recibo del agradecimiento explícito, es como un juego no declarado, como un protocolo social que vela una negociación donde se apuesta por la seguridad, cuando no por una ganancia, o al menos, por una retribución de la inversión a cierto plazo. Y en este caso ¡también! se debe a un asunto de búsqueda de sí porque se trata de sentirse con cierto control sobre los otros, porque apenas se sienten en deuda pueden ser manipulados con cierta facilidad.

    Pero…

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  • Meditación acerca de la gratitud 3

    Tomado de mi libro Reflexiones de un filósofo de barrio

     

    Agradecer, estar agradecido, demostrarlo, decir: Gracias

    La sociedad, la cultura, las costumbres, la tradición, la educación, en fin… de alguna manera nos encauzan a evidenciar el agradecimiento como una forma de dejar sin lugar a dudas nuestra buena educación y quedar bien ante los demás. Si nos fijamos, si estamos atentos a lo que ocurre en nuestro mundo psicológico interno cuando decimos: Gracias, después de recibir un servicio, nos damos cuenta que lo decimos más bien como un formulismo, como un automatismo que está mucho más centrado en demostrar nuestra corrección y disciplina por las normas, establecidas por la civilización y la sociedad, que por cualquier otra cosa.

    Sin embargo, agradecer, estar agradecido, son nuestra manera de expresar la experiencia del agradecimiento porque, el agradecimiento, es algo que ocurre dentro de nosotros, es una emoción positiva, que percibimos con placer y satisfacción ante el beneficio, inesperado o no, de ver resueltas inquietudes, necesidades o problemáticas que nos aguijoneaban.

    Analizado así podríamos decir que la demostración del grato sentimiento de gratitud; mediante el protocolo de decir: Gracias, o no decirlo; ni aumenta ni disminuye la realidad o la intensidad de experimentarlo, porque ese sentimiento ocurre en el mundo interior de cada cual, en la intimidad personal, en el oscuro secreto de nuestra psicología. Quiero dejar bien claro esto: estar agradecido, el agradecimiento, es algo que me ocurre a mí o a ti, adentro y, por tanto, solo yo o tú tenemos seguridad de estarlo y sentirlo y el simple decirlo, mediante la articulación del vocablo: Gracias, no constituye necesaria ni suficiente prueba de que lo sintamos o lo estemos, porque en potencia podemos decir; ¡Gracias! sin que experimentemos agradecimiento alguno.

    Por lo regular agradecemos aquellas acciones que otros hacen en nuestro favor cuando acontecen bajo tres condiciones mínimas a saber, sin que tengan que suceder juntas, y son: uno, que acaezcan de forma inesperada, dos, que se trate de algo que necesitamos mucho y tres, que la persona que interviene no obtenga beneficios. En detalles si el asunto que debo resolver debe ser resuelto mediante el trabajo de un funcionario que está ahí, siempre, para eso, se entiende que el elemento sorpresa no aplica y, por otra parte, que el funcionario cobre un salario por hacer algo de forma profesional, en lo que interviene oficio y maestría por su repetitividad me parece que deja bastante poco espacio para el agradecimiento genuino. Porque, a decir verdad, no tienes que agradecerme nada si me estás pagando ¡qué lo estoy haciendo porque me pagas! Y vienes seguro de que resolveré tu problema porque me dedico a eso, no te sorprenderá ni que lo haga ni que sea bien ni rápido ¡Extraño fuera lo contrario!

    Continúa...


  • Meditación acerca de la gratitud 4

    Tomado de mi libro Reflexiones de un filósofo de barrio

    ¡Vamos! Que no estoy diciendo ni promoviendo que todas esas palabras y frases prefabricadas, prediseñadas para funcionar como lubricante social y que han ido, con el uso, perdiendo su sentido original para volverse una retórica automática, dejen de usarse por el aquello de que luce bonito o tan solo porque no están demás o para sentirnos civilizados; lo que quiero es llamarnos a la realidad de que, usted, puede continuar diciendo tales palabras mágicas y los demás oírlas, pero sabiendo que tras tales palabras puede haber o no, agradecimiento y por lo regular ninguno o muy poco. Que nos demos cuenta de que la interacción social, matizada por la cultura y lo que llamamos civilización no es más que una truculencia y un malabarismo de palabras que van perdiendo significado para llevar nuestra humanidad a una reducción robotizada de la que debíamos darnos cuenta y escapar de ella ¡No todos! Porque no creo que tales ideas estén en un nivel de comprensión muy amplio, pero estoy seguro que muchas personas mejoraran sus vidas al lograr explicarse el mundo que les rodea y funcionar de acuerdo con él. 

    Veamos, entonces, esto mismo desde el lado de quien hace el favor, porque es el favor lo que se agradece porque lo que se agradece es: la gracia de que el otro haga algo por mí, que no tiene por qué hacer y, sin embargo, lo hace ¡incluso! sin que yo lo merezca ¡Entonces! Es que me siento agradecido, porque en mí recae la gracia del otro. Quien hace el favor desinteresado es quien tiene la gracia y la deposita en mí, que estoy necesitado.

    Hay varias formas de hacer un favor, brindar un servicio o hacer algo por otro, en dependencia de la actitud de quien favorece a alguien, en dependencia de la calidad del pensamiento que mueve a llevar a cabo tal acción. Siempre hacemos algo motivados por algo, por alguna retribución.

    Puede que, usted, haga algo, un favor, un servicio o algo por otra persona, en cumplimiento de una orden, tal orden puede provenir de una ley, de una tradición o costumbre establecida o de una persona (natural o jurídica) investida con autoridad para ello y en tales casos su motivación personal, por lo regular, sobre todo si es algo que se reitera, se desmerece porque, usted, lo hace con obligación y/o compromiso, incluso aunque lo haga con cierta espontaneidad, en lo recóndito, no es, usted, quien lo hace en tal caso, usted, es usado como una herramienta para llevar a cabo tal acción.

    Continúa…



  • Meditación acerca de la gratitud FINAL

    Tomado de mi libro Reflexiones de un filósofo de barrio

    Si, usted, hace un favor, brinda un servicio o hace algo por otra persona pensando que cuando, usted, por esas cosas de la vida, se encuentre necesitado, va a tener a esa misma persona o¡a otra cualquiera! comprometida a servirle por medio de un supuesto acuerdo de causa y efecto, pues está errado. Creer tal, y obrar teniendo esta creencia, conduce al error de descubrir que no siempre sucede así y puede que se sienta muy mal cuando esto ocurra, pues pensará que la otra persona es mal agradecida, lo cual pudiera ser cierto, pero igual, pudiera no serlo; también, usted, pensará, como se dice en familiaridad, que aró en el mar o que, como decimos en Cuba, trabajó para el inglés. Ambas situaciones lo llevarán a sentir resentimiento por la otra persona e insatisfacción por la suya propia.

    Pero si, usted, hace un favor, brinda un servicio o hace algo por alguien con una motivación distinta, digamos más personal, por el simple gusto de servir, de dar, le agradezcan o no; si lo hace por gusto, por nada, porque sí, porque le da la gana; y si le agradecen está bien, pero si no le agradecen no le importa porque ya la retribución que le importa y que es ¡Darse gusto! No depende de otro; entonces, usted, no sentirá la necesidad del agradecimiento externo porque ese gusto ya lo tiene y nunca, nunca, nunca nadie podrá quitárselo ni empequeñecérselo.

    Continúan otras Reflexiones de un f….




  • DISQUICISIONES ACERCA DE LA REALIDAD Y DEL VACÍO

    Tomado de mi libro, Reflexiones de un filósofo de barrio, se descarga GRATIS en Freeditorial .com

    En el año 1897, Thompson, descubre y describe el electrón como una partícula elemental de la materia; por lo cual la Academia Sueca le otorgó el premio Nobel de Física. Treinta años más tarde, en el año 1927, su hijo es también merecedor de tal galardón, al detallar la ¡paradójica! naturaleza ondulatoria, es decir: no física, del electrón.

    Al estudiar las propiedades de la luz, los científicos descubrieron que, bajo determinadas circunstancias la luz actúa como onda, lo cual dio origen a la teoría ondulatoria pero que, bajo circunstancias opuestas, actúa como partícula, lo cual dio origen a la teoría corpuscular... Dicha realidad, partícula-onda, se puso de manifiesto cuando los científicos tuvieron consciencia de que la naturaleza de la luz parecía cambiar en dependencia de cómo fuera observada por ellos. La realidad volvía a ser algo relativo. Neils Bohr (danés, 1885-1962, premio Nobel de Física, en el año 1922) descubrió tal dualidad, presentándola como; El principio de complementariedad. Así; según, el también conocido como la interpretación de Copenhague de la Mecánica Cuántica; la materia, es decir, la realidad objetiva, se comporta de dos maneras complementarias y contradictorias. Si observamos la materia de una forma, esta aparece como si estuviese formada por partículas: bien localizadas en el espacio... pero, si escogemos otro modo de observación, la propia materia, se asemeja a ondas: que no se hallan bien localizadas en el espacio. Pero, nunca, puede ser ambas a la vez, porque una excluye a la otra. De modo que, la naturaleza en que aparece la materia, está en dependencia de las selecciones que haya hecho nuestra mente: la realidad es asunto de selectividad y/o depende del punto de vista del observador.

    De acuerdo con los postulados del Principio de Complementariedad: no existe la realidad hasta tanto la misma no sea observada. La antigua física clásica o newtoniana, obsoleta para la era atómica, describe al mundo de manera que, éste, tiene una existencia aparte y con total independencia del observador; algo que va a contrapelo con el conocido postulado esgrimido por el materialismo dialéctico: la materia existe con independencia de la consciencia. La Física Cuántica establece que, tal mundo objetivo, es una ilusión, dado que los cinco sentidos de los cuales nos valemos a diario, no son fiables para que puedan ofrecernos una visión total ni segura, de eso que llamamos, la realidad.

    En otras palabras, quizás, un tanto sorprendentes, eso que llamamos realidad no es más que interpretaciones que realizan determinadas zonas cerebrales llamadas Áreas de Brodmann, a partir de los estímulos que les envían nuestros instrumentos sensoriales (vista, oído, tacto, olfato, gusto, etcétera) los cuales, pueden cambiar en función de la sensibilidad de percepción de tales sensores así, como por las múltiples asociaciones neuronales que puedan establecerse debido a nuestras experiencias de vida, en tales zonas de la delgada corteza cerebral (espesor de apenas dos milímetros).

    El principio de complementariedad, nos recuerda que mientras nos encontremos observando el tono rojizo de algo, su verdor permanece invisible a nuestro sentido de la vista o viceversa. Siempre existe un lado que resulta complementario a todo lo que experimentamos.  (Apréciese la correspondencia con la ley del péndulo, detallada por Mauricio Nicoll en sus Comentarios...) Siempre va a existir un aspecto de la realidad que observamos, la cual nos estaremos perdiendo.

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  • Disquisiciones acerca de la realidad y del vacío 2

    Tomado de mi libro, Reflexiones de un filósofo de barrio, se descarga GRATIS en Freeditorial
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    Otra piedra angular de la Física cuántica refuerza este criterio: se trata de la Relación de incertidumbre o Principio de indeterminación, de Heisenberg (alemán, premio Nobel de Física, en 1932) el cual expresa que no podemos conocer, de forma simultánea, la posición y el momentum de un objetivo. Para poder observar una partícula, se hace necesario lanzar contra ella a otra partícula, pero al efectuar tal cosa, estamos perturbando a la partícula original. A fin de lograr observar a un electrón tendríamos que lanzarle un rayo de luz de alta frecuencia (un fotón) el impacto luminoso lo saca fuera de órbita cambiando así su dirección y momentum dentro de formas impredecibles. Si se utilizase una luz de menor intensidad energética, a fin de no perturbar el momentum del electrón, entonces, sucedería que dicha luz no podría alcanzar una longitud de onda capaz de sacarlo de órbita, seríamos incapaces de poder observar la partícula. En resumen, toda intención de localizar a una partícula altera lo que estamos tratando de determinar. No se puede observar algo – según la Física cuántica – sin que sufra cambios (En la Física clásica, momentum, se define como el producto de la masa del cuerpo y su velocidad en un instante determinado; ya en Física cuántica es una definición un tanto más compleja, para ser descrita en un articulito como este que no intenta más que sugerir ideas; para información algo más especializada, consulte Wikipedia en español).

    Por estos dos Principios (el de Complementariedad y el de Indeterminación) queda demostrado que el mundo resulta misterioso e insondable pues, de él, sólo tenemos acceso a una parte de su realidad y porque, además, el acto de búsqueda de conocimiento real quebranta ese mundo a causa de la acción que ejercemos con nuestra observación; de modo que tenemos acceso a una realidad alterada ¡qué nada tiene que ver! o tiene muy poco que ver, con la realidad originaria y ¡para colmo! esa realidad alterada no podemos predecirla más que dentro de límites estadísticos.

     Igual sucedería si donde se ha escrito electrón, partícula, etcétera, pusiéramos: ser humano o a los eventos que éste produce o aquellos en que, la naturaleza, lo envuelve.

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  • editado marzo 2020

    Disquisiciones acerca de la realidad y del vacío FINAL


    Tomado de mi libro, Reflexiones de un filósofo de barrio, se descarga GRATIS en Freeditorial.

    Otro aspecto de este mismo asunto es el caso del vacío. Está establecido que el noventa y nueve,punto nueve por ciento de la masa del átomo radica en su núcleo y que éste, tendría una dimensión entre diez mil y cien mil veces más pequeño que el tamaño total del átomo; por lo que, como promedio, si el núcleo tuviera eldiámetro de un centímetro, en proporción, la distancia a que estaría un electrón girando alrededor suyo sería de ¡un kilómetro! Por otra parte, el núcleo, aunque parezca macizo no lo es, pues protones y neutrones, se encuentran girando unos sobre los otros sin ponerse en contacto. En proporcionalidad, si estamos formados por átomos mantenemos, por carácter transitivo, la misma distribución de vacuidad: ¡El noventa y nueve,punto nuevepor ciento! de nuestro cuerpo está vacío o, lo que en mayoría nos forma es, como se dice en las funerarias, nada.

    El hecho de que puedan existir los famosos agujeros negros, cuerpos cósmicos cuya densidad másica es de tal enormidad que un centímetro cúbico de ella podría pesar miles de toneladas, explicaría la gran cantidad de vacío en la materia que conocemos y que podría ser comprimida hasta esos extremos. Otro fenómeno que puede dar una idea de la gran cantidad de espacio vacío que tiene la materia que consideramos maciza es el hecho de que los neutrinos que emite el sol, pueden atravesar la Tierra por un punto cualquiera y salir por su antípoda, sin colisionar con ninguna otra partícula elemental.

    Pero hay más, se sabe que las partículas elementales parecen emerger de ese vacío, en términos prácticos se hipotetiza que somos ¡ese vacío! del cual formamos parte y que es, ese vacío, lo que es la vida, lo que llamamos naturaleza, realidad, inteligencia universal, es decir, Dios.

    De acuerdo con los modelos actuales que el estado de la Física propone, sólo el cinco por ciento del universo conocido está formado por lo que conocemos como materia ordinaria, es decir que tiene masa.

    Del cien por ciento que constituye el universo solo ¡El cinco por ciento! es material en la forma en que suponemos la materialidad de forma ordinaria. El noventa y cinco por ciento del resto del universo que llamamos conocido tiene ese nombre (conocido) porque es hasta dónde nuestra capacidad tecnológica de visión alcanza o llega a apreciar objetos cósmicos considerándose, por tanto, hasta tal límite;ese noventa y cinco, que llamamos el resto del universo, hasta hace pocos años era considerado vacío. Hoy se calcula que el veintitrés por ciento está compuesto de materia oscura y el setenta y dos por ciento, restante, lo compone energía oscura. Este calificativo de oscuridad es para determinar su invisibilidad pues su masa es: ¡cero!

    Información divulgada recientemente basada en el trabajo realizado por la nave espacial Planck sobre la distribución del universo, obtuvo una estimación más precisa: 68,3 por ciento de energía oscura, un 26,8 por ciento de materia oscura y un 4,9 por ciento de materia ordinaria.

    En astrofísica esto de materia y energía oscuras vienen a hipotetizar la necesidad que en un momento anterior de la historia de la física cumplió el concepto del éter para poder explicar ciertos fenómenos de la luz que, con posterioridad, los trabajos experimentales de Thompson y parecieron demostrar que el éter era un error. Ahora en lugar de éter es necesario introducir los conceptos de materia y energías oscuras con lo cual la idea del vacío, desaparece, aunque significa lo mismo.

     Continúa...

  • OTRAS CONSIDERACIONES SOBRE LA REALIDAD

     Tomado de mi libro, Reflexiones de un filósofo de barrio, se descarga GRATIS en Freeditorial.

    La realidad es una categoría que nos excede, sin embargo, todos creemos se halla bajo nuestro control e inmediato acceso. Ya en otros artículos he argumentado al respecto. Con mayor exactitud he expuesto ideas de otras personas sobre el particular las cuales adopté como propias por parecerme más interesantes que las que tenía hasta el momento. Pero una cosa es filosofar teóricamente y otra bien distinta o más pedagógica ver en la práctica cómo se manifiestan y/o cómo las interpretamos.

    Resulta lugar común quedar para un encuentro con alguien un día cualquiera de la próxima semana o que alguien nos prometa devolvernos enseguida una herramienta prestada… de tal modo puedes ver que la vida se compone de una serie de grandes o pequeños acuerdos, promesas o compromisos que establecemos o establecen los demás con nosotros. Tales van desde quedar para un café, que puede iniciar una relación amorosa o de negocios, hasta asistir a una cita formal de cualquier tipo. En todo esto también se incluyen todos aquellos formalismos, automatismos, frases mecánicas o respuestas típicas que forman parte de un repertorio verbal del cual no tenemos plena consciencia y que se dicen como soluciones prefabricadas fáciles, que todos esperan y ¡No decirlas! es lo que resultaría ¡De veras! dar la nota; pero que expresarlas nos salva de eso, añadiendo la dispensa de la aceptación; y de otras que reafirman o rematan el mensaje de las primeras, pero que, de hecho, ni las primeras ni las segundas llevan implícitas seguridad de realización. Estoy hablando de frases de pre-diseño como: hasta mañana, te veo luego, después te llamo, No dejes de ir, Te espero, Cuídate, Tenemos que hablar, Te veo pronto…

    En cierta oportunidad un amigo (a quien denominaré X por el aquello de la incógnita, pero que no es el mismo X al cual he hecho referencia en otros textos) y yo quedamos en encontrarnos en la esquina de G y 23, en el Vedado, pues íbamos a una emisora de radio donde trabajaba un conocido suyo en busca de oportunidades para conseguir trabajo como escritores en ese medio. Aunque yo no estaba interesado en semejante empleo quedé en acompañarlo, en esa época trabajaba por mi cuenta y podía darme el lujo de tomarme el día. Por razones muy urgentes e inmediatas ajenas a mi voluntad, relacionadas con mi familia y que reclamaban mi impostergable atención no fui, razones las cuales no referiré para no apartarme del asunto. Para entonces no existía, en Cuba, telefonía móvil u otra forma inmediata para avisarle, los teléfonos públicos la mayoría estaban rotos y escaseaba la calderilla para realizar una llamada si encontrabas alguno apto para el servicio y pensé que mi presencia, a fin de cuentas, no era decisiva para el objetivo a alcanzar, en todo caso más bien su amigo en la emisora era quien podría tener el poder de decidirlo.

    Tres horas más tarde se apareció en mi casa, bastante ofendido, acusándome de hacerle perder su tiempo, etcétera… Gracias a que no traté de exponer argumentos en mi defensa y le dejé, en silencio, hacer su descargo, el hecho no trascendió porque, de haberlo hecho, creo, me hubiera agredido. Estuvo un tiempo distanciado, hasta que un día, aun sintiéndose razón para el agravio según me confesó, vino a disculparse.

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  • OTRAS CONSIDERACIONES SOBRE LA REALIDAD 2 y FINAL

     Tomado de mi libro, Reflexiones de un filósofo de barrio, se descarga GRATIS en Freeditorial.

    Relato esta anécdota para evidenciar lo fácil que muchas personas, por no decir todas, toman determinaciones y/o llegan a conclusiones a partir de supuestos falsos, teniendo en cuenta solo algunos aspectos de eso que llamamos la realidad; llamando ¡Con ese nombre! a una minúscula parte de ella.

    Ahora ¿Existirá alguna forma, algún procedimiento, que nos permita ¡Aún sin tener acceso a todos los datos que concurren a los hechos! poder decidir con acierto y en alineación con la desconocida realidad? Sí, si existe, y exponerlo es objetivo de este artículo.

    Es muy sencillo. lo primordial es tener consciencia de la imposibilidad del acceso a la realidad. Si solo os queda un atisbo de tener posibilidad de tenerlo, ya lo perdiste. Una vez te quede claro, lo demás es obrar en consecuencia.

    Analicemos este presupuesto desde la práctica. Si estás convencido de no saber nada de lo que realmente sucede o de saber poco o no todo, si sabes que no tienes control sobre los eventos externos o ¡Al menos! sobre muy pocos, ya estás en ocasión de comprender que no puedes contraer compromisos de los cuales no tienes seguridad de poder cumplir. Esto te da el conocimiento cierto de tener bastante poco control sobre el momento presente. De ese modo, si alguien con intenciones de ir a visitarte, te pregunta si estarás mañana en casa, no puedes asegurarlo, no puedes saber si algo va a alterar que suceda que estés… mil situaciones probables e imprevistas pueden darse lugar y la persona perdería el viaje, con lo cual faltarías a tu palabra endeudada. Si alguien te dijo que fueras a su casa un día cualquiera a determinada hora, debes saber que si vas no hay ninguna seguridad de que esté y si acaso está es porque entra dentro del cálculo de un porcentaje del cincuenta por ciento que comparte con no estar.

    Ahora cuando comienzas a decir: Bueno ¡Ahora! Sé que estoy aquí, pero mañana no puedo asegurar nada. Debes estar dispuesto a que ¡Si terminas pudiendo ir! aun cuando ahora mismo no tenga yo planes para mañana dejar de estar; igual puedes encontrarme o no. Cualquier suceso ajeno a mi voluntad o que presente, para mí, un interés extraordinario, urgente o más ventajoso, podría lograr que incumpliera mi palabra; de modo que, mi palabra definitiva para salvarme de tal juicio es: Dime ahora lo que me vas a decir mañana, o ve mañana, con buen ánimo, dispuesto a sorprenderte con lo que suceda, siendo el interesado tienes que arriesgar tu tiempo, no comprometer el mío de antemano; ya que tal sería una forma, reconocida o no, de manipular mi libertad. Muchas veces sucede que, en espera de la persona que dijo iba a venir, dejas de hacer gestiones inmediatas, pierdes oportunidades por quedar bien con aquella persona quien, por su parte, termina no asistiendo porque atendió un reclamo de última hora más de su conveniencia.

    Estas palabras te ponen en las manos las riendas para un control más cercano a la realidad de tu vida; te hacen libre porque te sacan de la esclavitud a la cual te someten los esquematismos sociales y las conductas manipuladoras de personas que no tienen un proyecto de vida propio.

     Continuarán otras Reflexiones...






  • Relato esta anécdota para evidenciar lo fácil que muchas personas, por no decir todas, toman determinaciones y/o llegan a conclusiones a partir de supuestos falsos, teniendo en cuenta solo algunos aspectos de eso que llamamos la realidad; llamando ¡Con ese nombre! a una minúscula parte de ella.

    Ahora ¿Existirá alguna forma, algún procedimiento, que nos permita ¡Aún sin tener acceso a todos los datos que concurren a los hechos! poder decidir con acierto y en alineación con la desconocida realidad? Sí, si existe, y exponerlo es objetivo de este artículo.

    Es muy sencillo. lo primordial es tener consciencia de la imposibilidad del acceso a la realidad. Si solo os queda un atisbo de tener posibilidad de tenerlo, ya lo perdiste. Una vez te quede claro, lo demás es obrar en consecuencia.

    Analicemos este presupuesto desde la práctica. Si estás convencido de no saber nada de lo que realmente sucede o de saber poco o no todo, si sabes que no tienes control sobre los eventos externos o ¡Al menos! sobre muy pocos, ya estás en ocasión de comprender que no puedes contraer compromisos de los cuales no tienes seguridad de poder cumplir. Esto te da el conocimiento cierto de tener bastante poco control sobre el momento presente. De ese modo, si alguien con intenciones de ir a visitarte, te pregunta si estarás mañana en casa, no puedes asegurarlo, no puedes saber si algo va a alterar que suceda que estés… mil situaciones probables e imprevistas pueden darse lugar y la persona perdería el viaje, con lo cual faltarías a tu palabra endeudada. Si alguien te dijo que fueras a su casa un día cualquiera a determinada hora, debes saber que si vas no hay ninguna seguridad de que esté y si acaso está es porque entra dentro del cálculo de un porcentaje del cincuenta por ciento que comparte con no estar.

    Ahora cuando comienzas a decir: Bueno ¡Ahora! Sé que estoy aquí, pero mañana no puedo asegurar nada. Debes estar dispuesto a que ¡Si terminas pudiendo ir! aun cuando ahora mismo no tenga yo planes para mañana dejar de estar; igual puedes encontrarme o no. Cualquier suceso ajeno a mi voluntad o que presente, para mí, un interés extraordinario, urgente o más ventajoso, podría lograr que incumpliera mi palabra; de modo que, mi palabra definitiva para salvarme de tal juicio es: Dime ahora lo que me vas a decir mañana, o ve mañana, con buen ánimo, dispuesto a sorprenderte con lo que suceda, siendo el interesado tienes que arriesgar tu tiempo, no comprometer el mío de antemano; ya que tal sería una forma, reconocida o no, de manipular mi libertad. Muchas veces sucede que, en espera de la persona que dijo iba a venir, dejas de hacer gestiones inmediatas, pierdes oportunidades por quedar bien con aquella persona quien, por su parte, termina no asistiendo porque atendió un reclamo de última hora más de su conveniencia.

    Estas palabras te ponen en las manos las riendas para un control más cercano a la realidad de tu vida; te hacen libre porque te sacan de la esclavitud a la cual te someten los esquematismos sociales y las conductas manipuladoras de personas que no tienen un proyecto de vida propio.

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