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Enciclopedia de curiosidades

Bueno, mis saludos a todas las personas que allegadas al libro, a la literatura y, sobre todo, a quienes se afanan por escribir.
Enciclopedia de Curiosidades, se ha publicado hasta ahora en dos tomos en formato digital, está disponible en PDF y Epub y aunque en esencia es un trabajo más bien compilativo, aunque algunos de sus artículos son de opinión que pueden aproximarse al ensayo, pero son artículos que van desde varias páginas en algunos casos más de quince o veinte, hasta tan breves como un simple párrafo. Pero son curiosidades de todo tipo: geográficas, matemáticas, fisiológicas, sociales, zoológicas, botánicas, psicológicas, religiosas, históricas, literarias, lingüísticas, vidas de personajes increíbles, y me parece que cualquiera que se ocupe de escribir puede necesitar salpicar su obra de detalles de este tipo que son tan sugestivos. Están disponible Gratis, En freeditorial.com los tomos I y II en tercero está en fase de terminanción. El tomo I ha recibido 5400 descargas en poco más o menos de dos años y el segundo en menos de tres meses, hace una semana, iba por 2300.

https://freeditorial.com/en/books/enciclopedia-de-curiosidades
https://freeditorial.com/en/books/enciclopedia-de-curiosidades-II

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  • SORPRESAS LITERARIAS

    Tomado de mi libro, Enciclopedia de curiosidades.

    La información tiene su escala de valores. Hay conocimientos más importantes unos que otros, independientemente de que se refieran a Ciencia o Arte en general como a sus ramas en particular, bien porque esté dedicado a trasmitir lo tratado en forma elemental o práctica para los neófitos, bien porque presentan un mayor cúmulo de información, digamos teórica, para los ya iniciados.

    Pero existe un cierto conocimiento colateral que, si de veras no tiene importancia trascendente para el desarrollo de un tema dado, sí está matizado por ese atractivo que le otorga la peculiaridad individual del humano: ser un curioso empedernido. Conocimiento este que, repetimos, aunque exento de la enjundia temática, siempre tendrá su propio magnetismo y que, además, por insignificante que sea aumenta nuestro acervo cultural.

    Así llegamos a lo que se ha dado en llamar curiosidades. Y en este caso dentro del ámbito literario.

    Entre las curiosidades anecdóticas tenemos la referida a la Isla del Tesoro, esa novela que ha despertado el entusiasmo de adolescentes de varias generaciones, fue concebida por el escocés Robert Louis Stevenson ante los mapas imaginarios que dibujaba en los muros de un desván para entretener a su hijastro.

    En Francia nos impresiona el caso de Francois Villon, poeta lírico de la Edad Media quien fuera asaltador de caminos e incluso criminal, según las malas lenguas. El también francés Rimbaud a los diecinueve años de edad ya había escrito toda su obra, abandonando la poesía y dedicándose a la vida aventurera.

    También hay información que nos llama la atención por lo paradójico, así tenemos que mientras el español Lope de Vega cultivó todos los géneros literarios y particularmente el teatro para el cual escribió más de quince mil obras por lo que mereció los sobrenombres de Fénix de los Ingenios y Monstruo de la Naturaleza. El francés Alain Fournier, con sólo una novela, El Gran Meaulnes, no muy extensa, pasó a la posteridad.

    Eugenio O‘Neill, primer dramaturgo norteamericano y premio Nobel en el año 1936, abominaba el espectáculo teatral y la vida en la ciudad, por lo que se refugiaba en ambientes silvestres. También fueron amantes de la soledad y el silencio, hasta el extremo de enclaustrarse en cámaras a prueba de ruido para escribir sus obras; el romántico francés Lamartine y el poeta español Juan Ramón Jiménez, el célebre autor de Platero y Yo, aunque el más conocido de los solitarios fue Marcel Proust quien vivió completamente encerrado los últimos años de su vida mientras escribía su obra cíclica: En Busca del Tiempo Perdido, su único contacto con el mundo real era que su hermano le pasaba a través de una ventanita bajo  la puerta, los alimentos.

    (Voltaire también mencionó en su relato fantástico Micromegas, del año 1752, que el planeta Marte poseía dos lunas. El descubrimiento de los dos satélites marcianos, Fobos y Deimos, no ocurrió de forma oficial hasta el año 1877; o sea, veinticinco años después, cuando el astrónomo Asaph Hall, quien pudo verlas desde el Observatorio Naval de los Estados Unidos, próximo aWashington D.C. Debido a este tipo de coincidencia, conocida con el nombre deserendipia, uno de los más grandes cráteres en Deimos, alrededor de tres kilómetros de diámetro, fue bautizado con el nombre de Voltaire.Por su parte, Aspah Hall, mereció que otro cráter de la luna marciana Deimos, lleve su nombre, así como también otro en la luna terrestre y el asteroide No. 3299, llevan el nombre Hall, en su honor. Por supuesto, nuestro amigo Voltaire debió haber leido la Obra de Swift, Los Viajes de Gulliver.

    Resulta mucho más curioso todavía, el hecho de que Jonathan Swift en sus Viajes de Gulliver, describiera, también y primero, la existencia de los satélites del planeta Marte, Fobos y Deimos, ciento cincuenta años antes de su descubrimiento en 1877 y que incluso las cifras que él ofrece sobre las distancias y los periodos de revolución de los mismos se hallen muy cerca de la verdad científica. Como es justo, también otro cráter en Deimos lleva el nombre de Jonathan Swift.

    Entrando en detalles personales más o menos significativos tenemos el caso de Hemingway quien se cortaba el cabello a sí mismo, auxiliándose con dos espejos, o Goethe quien en días de hipersensibilidad escribía con lápiz pues le irritaba el rasgar de la pluma sobre el papel. El también alemán, e íntimo amigo suyo, Shiller, quien guardaba en su escritorio manzanas podridas cuyo olor le deleitaba y hacía propicio su estado anímico para escribir. Algo similar ocurría a Voltaire con el café, el cual consumían en

    grandes cantidades y lo mismo le sucedía a su coterráneo Balzac.

    Rubén Darío y Edgar Allan Poe se dieron a la bebida en forma desmedida y Tomás de Quincey fue drogadicto. Hablando de drogas recordemos a Conan Doyle quien un poco antes de matar a su Sherlock Holmes en el Problema Final, lo presentó en La Aventura de un Escándalo en Bohemia, con los adormilamientos de la cocaína, en un intento por hacerlo repulsivo ante la opinión pública pues es conocido que llegó a odiar al personaje que le ganó fama y gloria y que resulta uno de los mitos literarios más conocidos.

    Otro mito es el creado en torno a la novela de Juan Jacobo Rousseau, Julia, más conocida como La Nueva Eloísa, la gente de su tiempo la creyó real. A su autor le escribían cartas de gratitud y se hacían peregrinaciones hasta Clarens y Meillerie, sitios recreados en la obra y desconocidos hasta entonces, los cuales devinieron casi sagrados, tal es así que Goethe y Lord Byron fueron allí para llorar.

    Mucha fue la influencia de Rousseau, Tolstoy en su juventud llevó al cuello un relicario con un retrato del francés Rousseau; y Pestalozzi, el padre de la Pedagogía Moderna, se sintió tan identificado con él cuando leyó su Emilio o la Educación, que puso como nombre Emilio, a su hijo a quien educó siguiendo los postulados del antagonista de Voltaire.

    La lista de las perplejidades sería infinita pues a diario la vida va haciendo complejas las relaciones, y el serhumano, ese divino monstruo, se ocupa de ir recreando su propio asombro.

    Continuará...



  • LA ORIGINALIDAD EN EL ARGUMENTO LITERARIO

    Tomado de mi libro, Enciclopedia de curiosidades.

    Siempre se ha considerado la originalidad como uno de los aspectos más importantes en el momento de valorar una obra artística. Al otorgarle el rango de original, se le confiere a la misma todo el respeto por lo auténtico, lo singular, lo exclusivo y nos acercamos a ella como al vehículo que nos posibilitará la aventura de adentrarnos en un mundo inexplorado y maravilloso, garantizándonos el placer estético que necesitamos. Pero, así y todo, como podría suponerse, no siempre los trabajos originales han ganado desde el primer momento el favor del público ni de la crítica autorizada.

    Generalmente, y con esto me refiero al lector medio, se piensa que el toque de distinción lo otorga la novedad del argumento, lo diferente en la trama que se desarrolla, incluso se observa este juicio entre individuos que han trascendido el nivel de lector medio y hasta en otros con inquietudes literarias. Es más, simples coincidencias argumentales han llegado a recibir en estos medios, el calificativo ominoso de plagio.

    Sin entrar en el rigor cronológico ni en la exégesis de las obras relacionadas pretendemos resaltar cómo los clásicos de la antigüedad grecolatina, los maestros renacentistas, e incluso los talentos y genios contemporáneos, han desarrollado sus planteamientos filosóficos, las fuerzas de sus estilos e impuesto sus técnicas, partiendo de mitos, leyendas y fábulas recreadas ya por sus antecesores, por si esto fuera poco podemos argumentar como otras manifestaciones artísticas como la Danza, la Música, o la Pintura se apoyan entre sí sin que esto constituya demérito para sus autores.

    Tal ejemplo es el caso de Moliere quien, con su comedia Anfitrión, imitó la de Plauto; o el caso de Jean Racine, que hizo versiones de las tragedias de Eurípides titulándolas incluso igual (me refiero a Andrómaca y a Ifigenia en Aulide). También hizo su versión del trágico griego el alemán Goethe utilizando el mismo título: Ifigenia en Táuride. Y hablando del teatro clásico, recordemos que el tema de Antígona de Sófocles fue nuevamente revitalizado por el trágico italiano Vittorio Alfieri y en fecha más reciente, por el dramaturgo francés Jean Anouilh.

    Esto podemos verlo también en los títulos; recordemos que nuestro Carpentier tituló su Recurso del método, pensado en El discurso… de Descartes, o en Balzac que, motivado por la Fisiología del gusto, del gastrónomo francés Savarín, escribió su Fisiología del matrimonio; El Espectador, de Ortega y Gasset fue inspirado en la revista Spectator, fundada por el ensayista inglés Joseph Addison.

    En Música tenemos el caso de Ricardo Wagner que recuerda la epopeya alemana de Los nibelungos, en su ópera El anillo de los nibelungos, y en Parsifal, donde utiliza el tema de la novela caballeresca del igual título obra de Wolfram Eschenbach escrita en el siglo XIII. También Verdi, en su ópera Falstaff toma el argumento de Las alegres comadres de Windsor, de Shakespeare.

    El hecho de tomar un argumento ajeno para hacer una versión propia no implica, y no falta quien lo diga, poca imaginación creadora o sencillamente falta de fantasía, de sensibilidad poética. Hablando en términos de psicología éste es sólo uno de los componentes de la inteligencia, del talento, pero aún otros como la memoria, la capacidad para relacionar la información, la voluntad, etc. los cuales, aunados, son los que dan el perfil artístico.

    Claro que no hay que ir a buscar apoyo para reiterar lo planteado en el extremo que sostiene que es necesaria esta continua repetición, de argumentos, dado que en literatura ya están todos los temas agotados, criterio que viene repitiéndose desde tiempo inmemorial sin nunca faltarle seguidores. Existe un antiguo documento persa que resulta un lamento por no existir ya nada nuevo que decir y Salomón en Eclesiastés, dice: no hay nada nuevo bajo el sol.

    La originalidad en Literatura no depende de la novedad del argumento, este es nuestro campo de batalla, volvamos a él. Así vemos como eminentes escritores que han influido en las generaciones que les precedieron tomaron sus temas de leyendas históricas, tal es el caso de Shakespeare quien se inspiró para su Hamlet en una leyenda que refiere Saxo Gramático, el historiador danés, además, casi toda su obra no es más que su interpretación ¡genialísima! de otras historias.

    El Fausto de Goethe, que tanto antes como después de él, tuvo diversas versiones ¡Claro que nunca con la maestría y profundidad del estadista de Weimar! Proviene de cierta leyenda o de cierto personaje de la vida real, posiblemente algún alquimista de la Edad Media.

    Un caso similar lo tenemos con los,Don Juan que sucedieron al Burlador de Sevilla o El Convidado de Piedra de Tirso de Molina, iniciando así uno de los mitos literarios más conocidos e interesantes de la historia de la literatura universal que dio curso a las Memorias, del veneciano Giovanni Giacomo Casanova, en el siglo XVIII y que tuvo aún sus más altos exponentes con los Don Juan de Zorrilla y de Byron.

    La historia de la literatura demuestra que lo más importante no es el argumento. Quien da gloria al artista no es la trama que cuenta sino el enfoque realizado, o sea, su valor de contenido y el cómo lo dice, o sea, su valor de forma. Tal es así que la novela moderna se da el lujo de prescindir de argumento, una prueba es LaRayuela de Julio Cortázar.

    Tampoco negamos a la originalidad su importancia en las producciones literarias, respecto al argumento, ni siquiera menguar su valor, ahora bien, sólo dárselo hasta su verdadero nivel. Sin el grado de majestad que confiere el lector medio.

    Digamos, aparece una novela con el argumento de la tragedia Edipo Rey, de Sófocles, a nadie se le ocurriría pensar que es un plagio, pero a pesar de ser una trama conocida, interesaría saber qué tratamiento psicológico da el autor a Yocasta, qué planteamiento moral hace. En esto puede estar la novedad, en cómo conduce técnicamente la obra, cómo maneja el tiempo, los recursos estilísticos, el lenguaje, etcétera.

    Lo válido de tomar tramas conocidas de otros autores radica en nuestro estado de cultura con respecto a la obra en cuestión. Ahora la información trasciende con mayor rapidez y calidad y conocemos y relacionamos más tendencias, más técnicas que nuestros antecesores, lo cual pone en relativa ventaja al artista moderno para revalorar o revisar las obras que ha leído. Esto con relación a las obras más antiguas.

    Con relación a las obras contemporáneas también nuestro estado de cultura nos brinda más libertad y diversidad de criterios políticos, religiosos, filosóficos, de simple gusto y lo expuesto por un autor cualquiera puede ser considerado diametralmente opuesto a la opinión de otro, y éste utilizar la trama de aquel para dar su versión, siempre y cuando dé a entender esta intención abiertamente, sin ánimo de atribuirse la paternidad del argumento, lo cual sería entonces un verdadero plagio.

    Continuará...




  • JOSÉ MARTÍ, EXÉGESIS SUSCINTA DE SU LITERATURA

    Tomado de mi libro, Enciclopedia de curiosidades.

    Redactar un trabajo sobre Martí podría parecer relativamente fácil debido a la gran cantidad de información acumulada sobre él, sin embargo, debido a esto mismo resulta extraordinariamente complejo. En la medida en que ha ido creciendo el número de textos sobre su obra tanto política como literaria, sobre su vida tanto personal como pública, ha ido apareciendo también anexa a su realidad histórica, otra realidad no menos importante, se trata de la interpretación individual de cada autor, de su punto de vista en la investigación que realiza, el objetivo que persigue en este trabajo, resultando de esto una nueva imagen de Martí, que sirve para redescubrirlo y amplificar entonces su grandeza o para distorsionarlo sutilmente a fin de crear titubeos ideológicos en las mentes de poco desarrollo intelectual o de escasa voluntad de estudios.

    Estudiar la obra de un gran hombre, conocer lo que dijeron de él sus contemporáneos, amigos o enemigos, y con nuestra moderna óptica, con todo este bagaje cultural, posterior a él, podemos redescubrirlo, encontrar nuevas vetas que escaparon a quienes lo conocieron y en muchos casos hasta al individuo mismo porque recordando los ensayos de Unamuno tenemos que admitir que muchos de los valores que reconocemos en el Quijote estaba fuera de la intención de Cervantes; tal es su grandeza, La de otorgar libertad y vida a su obra para crear en la mente de cada lector ideas y relaciones que él nunca imaginó.

    Y esta es precisamente la importancia de estudiar la obra martiana, me refiero, como se comprenderá, a su obra literaria la cual como todo campo de subjetividad es accesible a las interpretaciones, pues otras facetas de su hacer están más definidas y perfiladas por su propia actitud ante todas las situaciones que estuvo obligado a afrontar, quedando como un ejemplo imperecedero, como un camino por el cual conducir los pasos de nuestras juventudes.

    Afrontar la producción literaria de Martí con intención crítica es un acto que implica un dominio de su obra que pocos han logrado y se arriesga uno a ser tildado de inmodesto, arrogante y pretencioso. Por lo antes expuesto: de ningún modo vamos a abordar este trabajo con intención argumentativa sino más bien descriptiva.

    Siguiendo un orden ascendente de importancia muy personal, que tal vez no coincida con la opinión más generalizada, su labor profesional en sentido literario podemos clasificarla metodológicamente como sigue. Su poesía, su labor periodística, sus trabajos en literatura infantil, su epistolario y su oratoria. Es necesario significar que este orden ascendente de importancia es flexible y puede permutarse y hasta fundirse unos aspectos con otros.

    Si bien el desarrollo histórico de su obra quizás no siguió a pie juntillas este orden clasificatorio, si vamos, en este orden a presentarlo.

    Dirigiéndonos sin más dilación al objetivo fundamental, en defensa del criterio de otorgarle primera importancia a su poesía, primero porque fue su inicial forma de proyección literaria (uno de sus primeros soneto fue publicado en la hoja estudiantil clandestina El Siglo, me refiero al Diez de Octubre, tenía entonces unos quince años de edad) y también de esta época es su drama en un acto, Abdala, que si bien es una obra teatral, no olvidemos que fue estructurada en versos, y si es cierto que utiliza un tono enfático y rimbombante, es innegable que se mostró mucho más seguro de su expresión poética que en trabajos anteriores. En síntesis, la importancia concedida a su poesía corresponde en este caso, a una valoración cronológica pues fue lo que primero escribió y aunque fue mejor poeta, en mi opinión, después, tanto en prosa como en verso, y aunque estas obras no sean lo más representativo de su poesía en cuanto a calidad literaria, son suficientes para fundamentar lo expuesto.

    En segundo puesto de importancia se encuentra su actividad periodística, pensando en aquella obra de juventud, tendría dieciocho años, El Presidio Político en Cuba, ese testimonio es mucho más, es un alegato judicial y reviste una tremenda importancia de orden periodístico porque comunica una información trascendental para Cuba al dar a conocer dentro de la misma metrópoli los horrores y miserias de las cárceles españolas en la isla.

    Críticos de renombre como Enríquez Ureña en su,Panorama Histórico de la Literatura cubana y el ya celebérrimo Martínez Estrada en su obra,Martí Revolucionario, por sólo citar a dos, coinciden en que contribuyó en grado sumo como modelador de su formación literaria, la lectura de la Biblia realizada en Isla de Pinos en casa de Sardá, poco antes de su deportación a España, y que se puso de manifiesto de inmediato en su obra,El presidio político en Cuba, tanto en lo referente a forma como en contenido. También se aprecia considerable influencia de Víctor Hugo a quien fuera a ver, años más tarde, de paso por París y de quien obtuvo permiso para traducir su obra, Los Hijos.

    El resto de su labor periodística es impresionante pues su interés por dar a conocer al pueblo aspectos de la cultura universal en una doble actuación de periodista y educador, lo llevaron a escribir artículos tanto sobre pintura, como sobre música, crítica literaria, etc. con acertadísimo juicio sobre sus contemporáneos y poniendo de relieve sus cualidades de observador de severo juicio y de respetable imparcialidad sin caer en el elogio ligero ni en la crítica mordaz. Todo esto nos ofrece a un Martí cultísimo, erudito, pero con una rara cualidad en los hombres así, sin querer con esto ofender la memoria de aquellos a quienes pueda referirme, pues fue Martí un hombre sencillo a pesar de su saber, a pesar de sus manos pulcras y de su impecable saco negro.

    Su actividad en el campo de la literatura infantil es reconocida. Nunca antes se escribió para los niños con tanto deseo de participarles el interés por la verdad de los libros con tanta acertada forma, pues Martí en aquellos cuatro números de su revista La Edad de Oro logró hablarles de temas prácticos, temas de importancia social, de temas de aplicación de las ciencias a la industria, de temas de apreciación literaria, de historia, con claridad meridiana sin caer en aridez ni aburrimiento.

    Sus trabajos de ficción como son los cuentos que matizan con el elemento fantástico la esencia misma de la niñez son edificantes, moralizadores y quizás no sea la palabra precisa, sino modeladores de la sensibilidad emocional del niño induciéndole su doctrina de amor a los demás, de servicio social y de abandono de toda actitud de hostilidad y rencor, sin caer en blandenguerías ni en actitudes sensibleras. Es su obra altamente revolucionaria para su época desde este punto de vista. No podemos olvidar la honda herida que sufrió Martí cuando su esposa Carmen Zayas Bazán lo separó de su hijo.

    Continuará...





  • Martí, Exégesis suscinta de su literatura CONTINUACIÓN

    Tomado de mi libro, Enciclopedia de curiosidades.

    Y aunque nuestro Martí era todo amor y aunque hubiera disfrutado de las ternuras filiales hubiera sido tan noble como fue, no podemos negar que esa separación, ese dolor inmenso creado por el distanciamiento de su hijo facilitó o acrecentó ese manantial de luz que fueron sus trabajos dedicados a los niños.

    Resulta necesario, aunque nos alejemos un poco del tema, sacrificar la dirección del trabajo que exponemos para acercarnos un poco más a este hombre eminente. Sería latoso y monótono agregar cuartillas de elogio para tratar de comunicar, de hacer comprender su grandeza.

    Pero hay un detalle mínimo que nos da la medida de su valor y es precisamente relacionado con su hijo, aunque no pretendemos con ello enjuiciarlo como tampoco a Carmen, ¡Cuánto no habrá sufrido nuestro Martí! Tanto amó a su hijo, tanto que se preocupó por dejarle lo mejor de sí en sus versos y cuanto hizo es conocido que llevó la intención de ofrecérselo, que cuánto no sufriría al ir viendo el desamor tan grande de que fue objeto por parte de él. Tal vez por propia incapacidad para comprender a su padre o sencillamente por simple incapacidad para la emoción. Así también fueron los hijos de Víctor Hugo, los hijos de Goethe.

    Cada nuevo conocimiento sobre la vida de Martí es siempre algo nuevo que nos asegura lo gigantesco de su martirio para alzarlo ante nuestros ojos hasta quedarse definitivamente allí, en nuestra mente, en el lugar donde se guardan los tesoros.

    En cuarto lugar: su epistolario. Recordemos aquella carta que sin haberse enviado fue tan decisiva en su vida. La carta escrita junto con Fermín Valdés y encontrada en casa de éste durante un registro casual. La carta en la que reprochaban a un antiguo condiscípulo haberse incorporado al Cuerpo de Voluntario y por la cual fueron enviados a presidio. Fermín Valdés por seis meses y Martí por seis años pues fue tal su vehemencia y seguridad que convenció al tribunal de su culpabilidad.

    Luego está todo su epistolario. Creo que en sus cartas es donde más se ponen de manifiesto sus virtudes y donde más oportunidades tenemos de acercarnos al hombre que fue pues en su obra literaria, Martí no nos dejó casi nada de su individualidad pues fue un carácter que no se dio a rememorar, que no recreó su niñez, privándonos de  detalles particulares, de  curiosidades biográficas, es más incluso a aquellos pocos amigos que tuvo no les franqueó sus intimidades, ni su problemática personal salvo en momentos de suma intensidad dramática.

    Formalmente la prosa de sus cartas es fluida y son características porque todas carecen de esa típica introducción de las cartas familiares, va directo al motivo de su misiva sin dejar de ser familiar en ningún momento. Su estilo es singular y es reconocida su presencia en cualquier fragmento de texto, su yo, aunque no aparezca su nombre. Son altamente significativos sus frases cortas y sentenciosas, como versículos, sus oraciones están unidas por conjunciones copulativas que le imprimen vehemencia y velocidad. Algo también a considerar es la gran cantidad de imágenes en sus textos.

    En cuanto al valor de contenido de su epistolario vemos una profunda bondad, un olvido de sí mismo impresionante. Se observa principalmente en sus cartas un modo de conducirse a sí mismo que no ha pasado inadvertido y que se ha tomado como método, tal es así que se ha hablado de una doctrina martiana. En realidad, esa renuncia de las cosas materiales inmediatas, de esa austeridad que nos hace recordar al ascetismo, esa capacidad para soportar el dolor, esa satisfacción suya, esa devoción, por sufrir el dolor ajeno y hacerlo suyo como para remediarlo en su prójimo, esa profesión de bondad lo elevan a los más altos planos del ideal moral de los hombres, tal que no ha faltado quien encuentre en él, los tres más grandes valores, el interés por la verdad de los sabios, la capacidad de sacrificio de los héroes y la profesión de bondad de los santos, para decirlo con ideas de Ezequiel Martínez Estrada, y es cierto.

    Y es cierto porque Martí no sólo nos esbozó en sus cartas esa bondad suya que fluía de sí sin proponérselo, sino que su vida misma fue un dechado de sencillez.

    Si bien toda la producción literaria de Martí está matizada de las intenciones más nobles, más humana y aunque en las diferencias de forma vayan implícitas necesidades de expresión que tienen mayor identificación con determinadas esferas de acción que con otras y a pesar de ser la oratoria dentro de la literatura una disciplina un poco especial, creo que fue su oratoria lo más significativo de su actividad, con todo lo discutible que pueda ser.



  • Martí, Exegesis suscinta de su literatura. CONTINUACIÓN
    Tomado de mi libro, Enciclopedia de curiosidades.

    Puede objetarse que su labor escrita llega más a nosotros debido a estar más a nuestro alcance, que tiene más valor por estar profesionalmente más elaborada, meditada y que en definitiva fue escrita con toda la intensión de perpetuidad conferida a los textos. Sin embargo, no lo creo así. Recordemos que todo lo escrito se reviste de esa impersonalizada otorgada por los giros literarios, no olvidemos que la expresión escrita no resulta, a pesar de su fluidez y sencilla factura, tan natural como el discurso. Es más, si intentaremos hablar siguiendo el orden sintáctico, la estructura, los giros, de la expresión escrita daríamos una desagradable impresión y nos tacharían de afectados. Con esto pretendemos dejar establecida la importancia de su oratoria. Aún más, cuando leemos cualquier texto, por el simple hecho de estar escrito en imprenta le concedemos una distinción especial, por otra parte, la escritura pierde la eficiencia de las palabras articuladas pues está exenta de entonación, inflexiones, timbre, ritmo, gesticulación, es decir, siempre un texto tendrá una cierta frialdad de orden psicológico. No es así el discurso y aunque me refiero al discurso como pieza oratoria, quiero extender esta idea respecto a Martí, hasta su conversación más trivial, dada su dedicación a la causa revolucionaria, dada su renuncia a valores preciados por la generalidad de los mortales, desplegando toda su energía, su actividad, y lo que concierne al tema: su palabra, en función de la libertad de Cuba.

    Tiene el discurso la limitación del tiempo pues luego de pronunciarse deja de tener la efectividad emotiva trasmitida por el calor humano, otra limitación es su matiz de utilidad. Fuera de su época, de su realidad histórica queda el discurso como simple ejecución verbal, con valores literarios formales muy precisos.

    Pero trasladándonos imaginariamente al momento en que se pronuncia, adquiere de inmediato una importancia de orden superior. Estas mismas limitaciones se tornan entonces valores cruciales. Se establece una comunión de intereses y sentimientos entre quien ejecuta el discurso y el auditorio. U en este caso importa más este último, que viene dada por el talento de aquel para trasmitir su pensamiento y convencer por medio de la elocuencia y es aquí donde la estatura de Martí sobresale. Según testimonio de qui8enes tuvieron la oportunidad, ¡privilegio histórico! De oírlo, era su voz algo fuera de lo común pues su timbre, el color de su voz, eso que en materia musical se nombra tesitura, era arrollador pues tal naturaleza se avenía a la perfección con su estilo de decir dulce, de fibra, de humedad espiritual, de increíble posibilidad para la proximidad íntima con su interlocutor. Para solicitar un ejemplo recordemos aquel emotivo discurso suyo despidiendo el duelo del poeta Hereda con el cual provocó lágrimas de toda una multitud.

    En sentido general, se observa por los críticos la influencia de José de la Luz y Caballero en su obra en lo que se refiere a ideas. A propósito, para esto sirvió de transmisor el maestro Rafael María de Mendive, quien fuera discípulo de aquel filósofo que estableciera la conciencia de nuestra nacionalidad. Está casi aceptado de forma unánime la influencia de Víctor Hugo en sus primeros escritos con mayor intensidad y en el resto de su obra con menos trazas, pero se le hace responsable en definitiva del perfume de romanticismo que exhalan sus poemas y párrafos.

    Con mayor intensidad la crítica encuentra ecos de voces que fueron exponentes del siglo de oro de las letras ibéricas, tales como Gracián y Quevedo, así como también cierta influencia de los místicos españoles, en especial de santa Teresa de Jesús.

    continuará...




  • Martí, Exégesis suscinta de su literatura. FINAL
    Tomado de mi libro, Enciclopedia de curiosidades, este libro se encuentra en descarga GRATIS en Freeditorial.com

    Es obvio el misticismo martiano tanto en su poesía y en su prosa como en su conducta de entrega a la causa libertaria, es tal su afán de trabar íntima relación con los altos ideales humanos, con los más antiguos y recónditos objetivos espirituales, que es conocida su búsqueda entre las columnas de las logias masónicas desde cuyos orientes vibró su palabra de orador.

    Me aventuro, y dispénsenme los críticos el atrevimiento, a concederle poca importancia a la supuesta influencia gracianesca en Martí. El afán del jesuita por la síntesis, por la ambición intelectual y por el egoísmo profesional opacan, por cuestiones de principio, cualquier aproximación o posibles reminiscencias o coincidencias con el uso de algún giro, de algún que otro recurso estilístico. El poder de síntesis en Martí no se desarrolla pues, a diferencia de Gracián, quien escribe para intelectuales; Martí escribe para el pueblo, para los niños y sus ansias de ser correctamente interpretado lo llevan, una y otra vez, a caer en la reiteración, en la oración subordinada, hasta muchas veces ser demasiado explícito y quizás un poco dilatado.

    Lo místico en él, con nueva solicitud de perdón de la crítica profesional, no creo que se lo deba a Sta. Teresa, aunque sí es obvia su influencia y no quiero dejar de reconocerlo, lo que no quiero es dejar de señalar otras quizás poco defendidas. Me refiero a una influencia de contenido, no de forma. No recuerdo si existe algún otro autor de más talla que la del señor Antonio Benítez Bello que la haya señalado, pero es de esta fuente que me llega la comparación y ahora la certeza de esta posibilidad. Él nos dice en su obra: La adolescencia de Martí, (1944 Edic. Hab. Imp. P. Fez. Y Cía. Obispo 113 pág. 21) Spranger destaca la posibilidad de un panteísmo naturalista en el Homo religiosus. El martiano tiene, inclusive, cierta afinidad con un panteísmo espiritual más o menos próximo o remoto del de un Herder o Schleimacher, si bien en general más se aproxima, reiteramos, al de las doctrinas hindúes.

    Creo que es cierto, en la doctrina martiana se atisban las enseñanzas que da Krisna a Arjuna en el Baghabad-Gita.

    Más adelante en la página 64 de la citada obra nos dice Bello, nuevamente:

    "ya otros historiadores y biógrafos se han detenido en el análisis minucioso del Presidio Político. Nosotros, ante la descripción martiana, soberbia y dolorosa, más que las torturas que se hacían sufrir al hacinamiento de niños y ancianos, criminales vulgares y condenados políticos, nos limitaremos a señalar el extraño valor personal y la serenidad insólita en un adolescente con que éste afrontó la situación nueva; su amor universalista, inspirado de ideas metafísicas, teológicas a veces, teosóficas las más, cuando no reminiscencias de doctrinas brahmánicas o hindúes..."

    Aunque no conozco ningún otro autor que lo diga le supongo a Martí el conocimiento y estudio de los Vedas pues su entrega, su ‘profesión de amor y su capacidad de sufrimiento son motivos para probarlo. Y no es que quiera darle, a sus sentimientos, el cauce de la razón, no es que desee hacer ver que Martí era bueno, porque en tal o más cual obra se dice como serlo, pero es innegable que ciertas obras conmueven y tocan cuerdas que vibran en algunos hombres ejemplares amplificando o agudizando su curva melódica.

    Por otra parte, es imposible hablar de Martí como escritor sin hablar del Modernismo. Esa corriente literaria que, aunque inspirada en los parnasianos franceses, que es la primera manifestación de fuerza intelectual de auténtica expresión del nuevo continente. Se le ha llamado precursor del Modernismo, otros más atrevidos lo sitúan como figura importante dentro del movimiento. Pero lo real es que Martí fue superior al Modernismo como bien apunta Marinello, esta corriente nace en América, pero es poco americana, poco humana. Darío, el insigne nicaragüense que fue el máximo exponente de este Ismo escribió sobre temas de mitología griega, sobre princesa y en general todos los continuadores de esta corriente trataron poco el tema americano, el tema político lo cual es diametralmente opuesto a Martí quien se dio entero a la causa inmediata de la libertad de su patria.

    Bien es cierto que si Martí no hubiera sido tan político hubiera sido un escritor mucho más importante en la historia de la literatura universal, si no hubiera dado su vida por la causa, hubiera tenido, seguro, mucho más tiempo de forjar una obra a la altura de un Dante o de un Cervantes pero si bien es así,  también es cierto que su ejemplo, su doctrina, han servido como lo hubiera sido aquella obra quizás, a mantener y a inspirar a generaciones de escritores y revolucionarios, en el sentido político, en todo el continente americano y más allá de sus fronteras.

    Continuarán otras curiosidades...




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