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Comentarios

  • estrofaestrofa Garcilaso de la Vega XVI
    editado julio 2016
    la foto del invernadero


    fue la que siempre quisimos y faltó.
    el invernadero estaba junto al parque
    con sus cristales húmedos bajo el sol que entraba
    en la tarde, o en la mañana, a colorear sus plantas.
    yo me paseaba contigo de la mano -eras
    de estatura un poco más bajo que yo-
    y así alcanzaba a ver, desde esa altura,
    los tallos quebrados por mi madre
    que componía y podaba las macetas de bunganvillas.
    nunca entramos, éramos demasiado pequeños
    para invadir la zona de confianza de esos seres extraños
    que permanecían dentro. estábamos afuera.
    saltando con nuestra energía sin razón
    excluidos de la paciencia de las manos de mi madre
    pero es allí donde quisiera vivir...
    en el lugar inexacto de una foto que falta
    para que no imites otra vez, o intente imitar el ser que soy.
    el paisaje prohibido donde pondríamos el amor
    con exclusividad.
    el paisaje del deseo, que no se suponía o se reproducía a cada instante
    y que permaneció oculto para nosotros
    -la algarabía de ser niños no nos dejaba ver
    "todos andábamos a la caza de una flora insectívora".
    éramos suspicaces. ahora, acomodo en mi mente
    la mente del invernadero. su llama tibia
    en el centro de las imágenes haciéndonos creer que algo temblaba
    o que podría no ser alcanzable.
    esa incertidumbre del temblor donde cruje la madera
    y la realidad se distorsiona y parte en dos lenguajes.
    fue la que siempre quisimos y faltó.


    Reina María Rodríguez (La Habana,1952)
  • estrofaestrofa Garcilaso de la Vega XVI
    editado julio 2016
    Gracias, cehi, por el poema de Reina María Rodríguez, lo guardé.



    Un cuento


    No digas nada, Joana,
    tan sólo escúchalo y no digas nada.
    Íbamos caminando en la lluviosa
    mañana por el pueblo adormecido,
    entrábamos despacio
    por una larga calle de adoquines
    que no llevaba hacia ninguna parte.
    Los niños nos llamaban con canciones
    para acercamos al canal, que viésemos
    su casa reflejándose en el agua.
    Te gustaba, ¿recuerdas?,
    ver a los niños. Al marchamos
    quedaban sus caritas pegadas al cristal,
    sus voces apagándose en el agua.
    Llegamos tarde. Demasiado. Tanto
    que siempre volveremos separados:
    ese es el precio por haber podido
    entrar dentro de un cuento.
    Y qué suerte encontrarte ahora aquí,
    de madrugada, convertida en patio:
    esto quiere decir que todo el tiempo
    estabas junto a mí en la oscuridad.


    Joan Margarit (Lleida, 1936)
  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV
    editado julio 2016
    Casi anónima sonríes.
    El sol dora tus cabellos.

    ¿Por qué para ser feliz
    hacía falta no saberlo?
  • estrofaestrofa Garcilaso de la Vega XVI
    editado julio 2016
    Felicidad


    Pedí a los profesores que enseñan el sentido de la vida
    que me dijeran qué es la felicidad.
    Fui a ver a los afamados ejecutivos que comandan el
    trabajo de miles de hombres.
    Todos menearon la cabeza y me sonrieron como si yo
    tratase de engatusarlos.
    Y un domingo por la tarde fui a pasear por la orilla del
    río Desplaines.
    Y vi a un grupo de húngaros bajo los árboles, con sus
    mujeres y sus hijos, un barril de cerveza y un
    acordeón.


    Carl Sandburg
  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV
    editado julio 2016
    Fisonomía

    no es mentira
    es otro
    el dolor que duele
    en mí
    es un proyecto
    de paseo
    en círculo
    un malogro
    del objeto
    en foco
    la intensidad
    de luz
    de tarde
    en el jardín
    es otro
    otro el dolor que duele
    es aquí
    por ahora
    todavía no hay
    cortina
    alfombra
    luz indirecta
    amenizando la noche

    cuadros en las paredes

    Ana Cristina Cesar
  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV
    editado julio 2016
    Para Estrofa (pájaros :))

    Trece tesis para la mejor comprensión de los pájaros

    1. El mundo es la suma de hechos y pájaros.

    2. Toda proposición tiene una forma (o sintaxis: el perfil de un jilguero siberiano) y un contenido (o semántica: el vientre de un jilguero siberiano).

    2.1. El contenido de un vaso de leche, que podría ser un cuerpo humano que emite canciones sobre pájaros, es la letra de las canciones que emiten los pájaros.

    2.2. La forma depende de la forma del vuelo.

    2.2.1. Supongamos que pensar es volar y viceversa. Entonces, la forma depende de las categorías mentales; es decir, la forma depende de la estructura −sin palabras− del pensamiento y del vuelo del decir.

    2.2.1.1. Las niñas sordomudas se visten de palabras o, en las palabras, de colores, para decir. Manejan delicadamente estas estructuras, con palabras.

    2.2.1.2. Estructura y categoría son sinónimos de piel.

    2.2.1.3. La piel del lagarto delimita al lagarto que, en mi imaginación, existe y carraspea.

    2.2.1.4. Lo que concreta al pájaro no se llama piel, pero lo que concreta al pájaro que imagino sí se llama piel.

    2.2.1.5. En los misteriosos bosques de lo que es hoy China, en el Cretácico, existió y carraspeó un pájaro-lagarto que no logro imaginar.

    2.2.2. Una palabra es una gota de lluvia.

    2.2.2.1. Las gotas de lluvia −que son palabras− se precipitan diagonalmente sobre los objetos –reales, ficticios, híbridos o azules−. Su existencia comienza, no en el cielo (tesis platónica) ni en el objeto real o ficticio (tesis platónica), sino en la tierna cabeza rapada de un bebé.

    2.2.2.2. Toda palabra está de más.

    2.2.2.2.1. Estar de más duele.

    2.2.2.3. Todo lenguaje es lengua franca.

    2.2.2.3.1. Todo tanteo es tanteo a ciegas.

    3. En todos los poemas sale un pájaro.

    3.1. En todos los poemas, o bien sale un pájaro, o bien se sugiere la presencia de un pájaro, que está más allá del punto de fuga de la imagen (siempre hay una imagen de un cisne agazapado) y del marco barroco del poema (todo poema, normalmente, trata sobre hortensias).

    3.2. Si detenemos el video del pájaro que pía en el segundo treinta y dos, justo cuando el pico está totalmente abierto, reconoceremos en su pico totalmente abierto un trapecio trisolátero.

    4. Un milagro es un hecho no explicable por las leyes naturales.

    4.1. Las leyes naturales, que permiten que con la mezcla de fibras vegetales, tela de araña y saliva de colibrí se fabrique un nido de colibrí, son un milagro.

    4.1.1. Las leyes naturales no están en el mundo, sino en las categorías mentales desde las que miramos el mundo. Pero es un milagro que todo, tal vez, se sostenga.

    4.1.2. Categoría y estructura son sinónimos de ojo.

    4.1.3. El ojo no está cubierto por la gasa.

    4.1.3.1. El ojo es la gasa.

    4.1.4. El mundo se mira de dos maneras: o bien panorámicamente, desde el lomo de un pájaro, o bien íntimamente, desde el regazo de un pájaro.

    4.2. Todas las preposiciones son mentira.

    4.2.1. Todas las conjunciones adversativas son una exageración ruin.

    4.2.2. Coincidir es un milagro.

    4.2.3. El amor es coincidir.

    4.2.3.1. Yo, que podría haber sido un dinosaurio terópodo, hace cien millones de años antes de María Magdalena, por ejemplo una hembra eoraptor, o una golondrina común, emparentada remotamente con el dinosaurio terópodo, o un esclavo negro que muere de asfixia en un barco inglés dieciochesco, acurrucado como una golondrina, o una flor feliz en algún campo pálido de agotamiento en Castilla, tierra de esclavos de la tierra, o la madre de Adolf Hitler, que cultivaba flores, o una cría de tortuga que, en su aventura desde la arena hasta la orilla, es secuestrada por una garza hambrienta como Hitler, yo, que podría haber sido un bonsái, una medusa, un ferrocarril, una diadema, soy yo, aquí, ahora, y te acaricio el pelo con los labios.

    5. El miedo a la muerte es un cuervo.

    5.1. El miedo a la muerte deriva de haber sido feliz.

    5.2. La felicidad es un pájaro a la deriva.

    5.3. Para Aristóteles, hay que domesticar a ese pájaro. Para Kant, hay que subordinar a ese pájaro. Para mí, hay que alimentar a ese pájaro.

    5.4. Un cuervo es una mota de sombra.

    6. La aliteración es el ruido de pensar y volar.

    7. Los hombres que nacen sin cristalino son los hombres más guapos del mundo.

    7.1. La tórtola apuñalada no es una víctima, es un tipo de tórtola.

    8. Nuestro deseo de copos de nieve y de trozos de tarta salvajemente cortados no tiene límite ni textura.

    9. Cuando enfermé, adelgacé veinticinco gorriones.

    9.1. Ser reducida a un muslo o a un idioma duele.

    9.1.1. Los pájaros no tienen ni género ni nación.

    9.1.2. Una niña sordomuda que no tiene nación, a la que el profesor insulta esparciendo sobre sus mejillas la palabra pájaro en género femenino, es una niña que escribirá dos o tres poemas.

    9.1.3. Todo poema proviene de un insulto.

    9.1.4. Sugar Kane Kowalczyk es un pájaro enjaulado. La actriz que interpreta a SugarKane Kowalczyk pertenece a una indescifrable especie de pájaros enjaulados que imitan a los dígitos de las operaciones financieras.#

    9.1.4.1. Nadie conoce a la actriz que interpreta a Sugar Kane Kowalczyk.

    9.1.4.1.1. Nadie conoce a nadie en verdad: con ecuanimidad y exactitud, como Gustave Flaubert conoció a su hija, Emma Bovary, nadie conoce a nadie en verdad.

    10. El mirlo era blanco hasta que hallé un mirlo.

    10.1. El sustantivo no es un resumen y no se llega a él por inducción. El sustantivo es una canción (sobre pájaros o sobre estrellas fugaces) y proviene del sueño.

    11. El sentido de una proposición es su acuerdo o desacuerdo con las posibilidades de existencia e inexistencia de los pájaros.

    11.1. Sin embargo, toda proposición corre el riesgo de no conservar su sentido, si se dice demasiadas veces.

    11.2. No obstante, decir poco duele.

    11.2.1. La contradicción es el tejido nórdico y precolombino de la vida.

    11.3. Agbogbloshie, barrio de la ciudad de Acra, capital de Ghana, es el vertedero de la basura electrónica proveniente de Norteamérica y Europa. Inmensos pájaros sobrevuelan las cordilleras de basura. Inmensos pájaros, envueltos en inmensas nubes de veneno transparente, sobrevuelan las siluetas de las personas negras y transparentes que rebuscan canciones y pájaros en las cordilleras de basura, en las aristas del río Densu.


    11.4. Un ramillete de cobre y cables y plástico no es un ramillete de orquídeas.

    11.4.1. ¿De qué son símbolo las orquídeas? ¿Cuál es su relación con la virtud?

    11.4.2. La voluntad de ser bueno es un águila extremadamente pequeña.

    12. La biografía pesa veinticinco gorriones, pero el pensamiento de ausencia –de biografía o de amante− pesa un millón de gorriones.

    12. 1. Visualizar el pellizco es escribir un poema.

    12.2. El helado derretido que se seca en el suelo adopta la forma de un animal muerto (cualquier animal muerto menos un pájaro). Y cuando anochece, he visto que se mueve.

    12.3. El papel higiénico empapado de vino no remite a los poemas de Omar Jayyam: remite al dolor de transformarme en pájaro.


    12.4. El poema no termina nunca.

    12.4.1. El poema no termina nunca porque ninguna palabra o proposición puede agotar la referencia.

    12.4.2. Cuando se trata de apresar la eternidad del instante (la acrobacia del pájaro que no termina nunca, la muerte de Margarita Gautier), la música es un medio superior: la melodía no vierte en el mundo categorías o estructuras que éste no posee cuando no es observado, por las niñas sordomudas o, tal vez, por los pájaros. La melodía es profiláctica como un cazamariposas.

    12.5. Todos tenemos frío.

    13. Tú, por favor, no me trocees por no caerte.

    Berta García Faet
  • andresalvarezandresalvarez Anónimo s.XI
    editado julio 2016
    Un principio de cuento maravilloso:

    Es el niño en la primera fila, la cabeza repeinada, el pelo húmedo. Niño cargado de buenas notas y distinciones, niño planchado a raya. El que recita las lecciones de pe a pa, sin dejarse ni una coma para orgullo del padre y desafío del maestro.Voz de pájaro, arpa y clarinete en la garganta. Flota por el patio y le da flojo a la pelota. Objeto de burlas, zancadilleado cuando se descuida...

    SIGUE AQUÍ: http://www.cuentoscomochurros.com/el-nino/
  • estrofaestrofa Garcilaso de la Vega XVI
    editado julio 2016
    Gracias Saravasti, leer poemas sobre pájaros te aproxima al vuelo y este tiene originalidad añadida. Lo guardé :-)


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    Descálzate
    los ojos:
    el mundo es un jardín
    de páginas
    o un libro

    ¿qué sabría
    si no fuera por él?

    ¿de quién habría aprendido
    tolerancia y bondad
    sino del suelo
    que lo mismo alimenta
    la ortiga que el jazmín?

    si no fuera por la noche
    y el alba
    ¿cómo habría tenido la certeza
    de que nada termina
    de que todo termina
    de que se llora hasta la última lágrima
    y luego nos despierta
    la serenidad?

    ¿cómo habría escrito versos
    sin escuchar el ritmo
    de la lluvia?
    ¿cómo habría escrito prosa
    sin haber visto que la nieve contaba
    de manera distinta la ciudad?
    ¿de quién aprendí humor
    sino de nubes?

    ¿de quién paciencia más que del almendro
    que espera el año entero
    por un día?

    ¿de quién pasión más fiel
    que del torrente:
    cada deshielo
    buscando sin dudar
    el mismo cauce?

    ¿generosidad de quién sino de octubre
    que marcha hacia el invierno
    derrochando en monedas
    el oro
    que ganó bajo el sol?

    ¿de quién sabiduría más que del paisaje
    que en cada ocasión se las arregla
    para hacemos anhelar
    lo que inexorablemente
    le sucede?

    José María Parreño[/FONT]
  • estrofaestrofa Garcilaso de la Vega XVI
    editado julio 2016
    Amor eterno


    Da miedo, a veces, encontrarse con que el camino cae a pico y que hay que bajar agarrándose con las uñas de las rocas.
    En esta circunstancia, no se puede sino aconsejar que a cien metros del suelo se suelten las manos.
    La caída es deliciosa: el cuerpo se ha hecho permeable; lo atraviesan flores, hojas aromáticas; riachuelos, algas,
    espuma del mar, hilos de lluvia, cabellos de mujer, copos de nieve. Estos, al fin, se solidifican a su alrededor, para luego
    estallar tal una granada arrojada con violencia al rostro de la mujer amada, que aparece sonriente tras las trayectorias
    vertiginosas de los granos rojos.


    Emilio Adolfo Westphalen
  • estrofaestrofa Garcilaso de la Vega XVI
    CIRCE 

    Solo contra la tierra
    este sudor de instintos ha deshecho mi rostro de pájaro confuso
    extraviado en los restaurantes de los tejados bajo la mañana sin oficio
    convertido de pronto en la bestia inocente que ronca entre las flores
    una mano de adiós
    un golpe de olas en el alma

    Disfrazado de playas y ciudades que pasan
    las promesas se olvidan como en sueños
    como un reverbero de moscas sobre tales países sin escrúpulos ni socorro
    en las eternas fogatas del tiempo
    entre las plagas de la inconstancia
    mientras se coagula al sol un vino de archipiélagos
    —oh carne sobrenatural con tu incomprensible gemido
    celeste torturado y salvajemente vivo en las venas—
    ahora que revisto la piel del cerdo fosforescente
    el olfato del camino
    su relámpago de mujeres dormidas exhalando el perfume penetrante de la tristeza
    de plumas de sexo barridas por el viento

    Pero te recobro
    oscuro corazón de prisionero y te desafío
    ciego corazón humano
    con el hechizo de la corriente
    vacilaciones, éxtasis y terrores
    y el musgo de abismo que brilla entre dos bocas que se besan
    para ser nuevamente sólo un hombre sin más amparo que tu furia
    sin otro cielo que tu aliento
    como una blasfemia deslumbrante como un lazo demente tendido a los más puros vampiros de la tierra

    Enrique Molina

  • estrofaestrofa Garcilaso de la Vega XVI


    Relámpago extasiado entre dos noches,

    pez que nada entre nubes vespertinas,

    palpitación del brillo, memoria aprisionada,

    tembloroso nenúfar sobre la oscura nada,

    sueño frente a la sombra: eso somos.

    Por el agua estancada va taciturno el día,

    doblegando los juncos hacia barcas de olvido.

    El alma silenciosa en las violetas tiembla.

    ¿No somos un secreto guardado por las horas?

    Mirad cómo en el césped de la tarde

    la mirada es un brillo de azahares,

    cómo se esconde el ser

    en el suspiro leve de las frondas.

    Algo se cierra siempre en torno a nuestra frente.

    El frío de las piedras corre por nuestra sangre.

    Un susurrar de nardo desciende por los valles.

    Y siempre el hombre solo, bajo el sol y los truenos,

    perseguido por voces y látigos y dientes.

    El hombre siempre solo, con su mirada, suya,

    con sus recuerdos, suyos, y con sus manos, suyas.

    El hombre interrogando a sus calladas sombras.

    Escucha: yo te llamo desde mis soledades,

    desde mis suspirantes comarcas de palmeras,

    abiertas a los signos luminosos del cielo.

    El viento se te enreda con nieblas siderales,

    y te detiene al pie de negros abedules.

    Venados de la luna van corriendo

    por la antigua memoria,

    y en tu silencio caen llamas del corazón.


    Vicente Gerbasi

  • QuintiQuinti Juan Boscán s.XVI

    EN LA PLAZA

    Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo,
    sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido,
    llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado.

    No es bueno
    quedarse en la orilla
    como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente imitar a la roca.
    Sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha
    de fluir y perderse,
    encontrándose en el movimiento con que el gran corazón de los hombres palpita extendido.

    Como ese que vive ahí, ignoro en qué piso,
    y le he visto bajar por unas escaleras
    y adentrarse valientemente entre la multitud y perderse.
    La gran masa pasaba. Pero era reconocible el diminuto corazón afluido.
    Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolución o con fe, con temeroso denuedo,
    con silenciosa humildad, allí él también
    transcurría.

    Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.
    Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,
    un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,
    su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.
    Y era el serpear que se movía
    como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,
    pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.

    Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse.
    Cuando, en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,
    con los ojos extraños y la interrogación en la boca,
    quisieras algo preguntar a tu imagen,
    no te busques en el espejo,
    en un extinto diálogo en que no te oyes.

    Baja, baja despacio y búscate entre los otros.
    Allí están todos, y tú entre ellos.
    Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.

    Entra despacio, como el bañista que, temeroso, con mucho amor y recelo al agua,
    introduce primero sus pies en la espuma,
    y siente el agua subirle, y ya se atreve, y casi ya se decide.
    Y ahora con el agua en la cintura todavía no se confía.

    Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos y se entrega completo.
    Y allí fuerte se reconoce, y se crece y se lanza,
    y avanza y levanta espumas, y salta y confía,
    y hiende y late en las aguas vivas, y canta, y es joven.

    Así, entra con pies desnudos. Entra en el hervor, en la plaza.
    Entra en el torrente que te reclama y allí sé tú mismo.
    ¡Oh pequeño corazón diminuto, corazón que quiere latir
    para ser él también el unánime corazón que le alcanza!



                                                              Vicente Aleixandre
  • QuintiQuinti Juan Boscán s.XVI
    Soy mi propio parásito

    Siento tener que anunciarles
    que no ha podido venir el hijo
    obediente, el novio que siempre te acompaña
    a casa, el chico modélico
    que las madres quieren para sus hijas
    y que las hijas quieren para cuidarle como madres,
    el tipo retraído
    sin enemigos
    ni tampoco muchos amigos,
    el preferido de los profesores,
    el que hace la cama nada más levantarse,
    el que cede el paso a los demás,
    el que sabe casi todas las respuestas de los concursos
    pero no sabe poner una lavadora.
    En su lugar he venido yo,
    que no soy exactamente
    otro. Soy el que le dicta
    versos que jamás quiso haber escrito.


    Jacob IglesiasHoras de lobo – Premio nacional de poesía Origami (Editorial Origami, 2012)

  • QuintiQuinti Juan Boscán s.XVI

    Karen Plata (México, 1986) escribe así:


    dice la abuela que las ranas atraen la lluvia
    que son signos de felicidad
    que nuestro futuro se puede leer en sus panzas y en las estrellas
    que si ves las estrellas con atención puedes saber el día de tu muerte 
    a mi no me gusta ver las estrellas
    les tengo miedo
    ayer al salir de casa vi tres ranas saltado en el patio
    quise atraparlas pero al volver las tres estaban muertas
    dice la abuela que la muerte esta en todas partes
    no le creo
    la muerte se esconde en las estrellas
    ayer todas las ranas miraban al cielo con la misma mirada de mi abuela muerta



    ***



    un día viré a mi madre desde el espacio
    me la encontré de frente con las piernas abiertas al mar
    con el mar saliendo de entre sus piernas
    era mi madre un gran vientre
    y nosotros los argonautas sus hijos


    ***



    mamá dice que es peligroso pretender tocar el cielo
    dice que un día su abuela quedó ciega cuando cerró los ojos
    y extendió sus manos hacia el techo
    que jamás había visto algo igual
    mamá dice que un día la abuela le puso sus manos en el rostro
    y desde entonces extraña la tierra

    luego nos sigue contando más cosas para amargarnos la vida


    ***



    mamá espera la muerte
    mamá es la muerte en casa sentada en la sala
    yo soy su hija chiquita y mugrosa
    yo me hinco a lamerle las piernas de tanto lodo que trae cargando
    soy la posibilidad en todas las cosas


    ***



    me imagino a mamá muriendo
    a mamá muerta en una esquina de la casa
    con los labios morados y su pechito frío
    me imagino que me sostiene en sus brazos
    que soy su bebé
    mamá me canta canciones para que me duerma
    mamá canta mientras yo toco su piel
    me sonríe y dice que es feliz
    mamá ahora es más feliz que antes


    De mamá es una nave.

    .
    .
  • estrofaestrofa Garcilaso de la Vega XVI

    Desmesura

    Dijo que no. Y el Tiempo se quedó sin tiempo.
    Luego, la vida hizo una pausa
    y todo pareció recomponerse
    como esos acertijos infantiles
    en los que sólo falta una palabra,
    una palabra necesaria y rara.
    Pero dijo que no. Cerró los labios
    y escuchó el gorgoteo de las sílabas
    luchando por vivir a la intemperie.
    Dijo que no. Y el tiempo oyó el silencio.
    Luego, la vida hizo una pausa.
    Y todo fue distinto: el dolor fue
    más cauto, más sensato,
    la lujuria lloró en su madriguera.
    Y el tiempo inauguró sus máscaras:
    hubo un pequeño espanto en los rincones,
    temblaron los espejos agobiados
    defendiendo impotentes el azogue. 
    Los pájaros callaron esa tarde
    y la luna brilló blanca y sin manchas.
    Ardió la noche como vieja tea
    con la absurda avaricia de la muerte,
    con su luto distante y pegajoso,
    y un rencor resabiado y carcomido
    descargó como lluvia en el desierto.
    Entonces, sólo entonces,
    oyó a su corazón ladrando
    y se volvió despacio a los espejos
    y los vio tiritar con mucho frío
    y pedir compasión desde su escarcha.
    Y no supo qué hacer con tanta desmesura:
    cerró los labios y escuchó al silencio.

    Francisca Aguirre




  • estrofaestrofa Garcilaso de la Vega XVI
    Escena de tormenta

    Heroína invisible
    Vestida de mendiga con coronas salvajes en un antiguo romance
    Haz la señal al amante tras la ventana en la casa desierta
    Con un candelabro de lobo entreabriendo sus fauces en el viento
    En la lejanía de las rosas
    Te precipitas al escenario iluminada por la locura
    Cantando tu vieja aria de lluvias
    Desvanecida por el aplauso de los años
    ¡Oh! Y sin embargo tu rostro perfumado por el aliento de esas planicies sin fin que se recorren en un beso
    No deja sosopechar tu extravío mientras la ola te arrastra entre los enormes telones de la muerte
    O escoges esa almendra sombría que no se abre jamás en este lado del mundo
    Pero toda la escena está llena de escombros
    Y flores rotas sollozos y bebidas bajo esta cúpula de vientre de barco suspendida en ruinas sobre un salón saqueado donde se cruzan los caminos
    Con viejas sangre de comedia
    De fango
    De plumas erizadas por la sal del olvido

    ¡Pájaro! Yo solo duermo en los rincones a donde llegan los cantos ajenos las voces de los desconocidos y los juramentos de esos mártires hechizados por la ternura de lo imprevisto
    Donde nunca se posa el buitre ambiguo de la costumbre
    Lejos de la vajilla entre las estatuas mojadas por el mar
    Mientras resplandecen de nuevo tus antiguas cabezas
    Restauradas un instante a la luz de la luna:
    La cabeza sonriente en una jaula de raíces
    La cabeza cubierta de lentejuelas nocturnas sobre una piedra de carnaval pintada de escarlata
    La cabeza de cielo de abismo en la que una gaviota no cesa nunca de caer
    Cuando te llamo algunas noches muy lejos
    Con una emoción sin nombre a la vista de una bujía o de una hoja de afeitar cuyo significado se pierde de pronto como tus pisadas
    Y el espectáculo de la dicha me exalta como esos mensajes celestes que impulsan a la manada a perseverar en la injuria del hambre
    ¡Pájaro! Nada más bello que la piedad materna perdiéndose en el alba hacia un lugar futuro donde los días dejarán caer todo su peso con una lágrima

    He allí los cerdos del vals al claro de luna

    Yo me unía a los cazadores de piojos
    A los saqueadores de tumbas
    A los desesperados por la esperanza
    En los lugares cálidos como la tempestad
    En las guaridas donde aúllan los trenes
    Donde las grandes serpientes que cruzan el cielo
    Se enlazan en mi corazón formando un monograma misterioso
    Deslumbrador como el infierno

    Enrique Molina

  • QuintiQuinti Juan Boscán s.XVI

    TOSTADERO

     

     

    Mientras muchachas que serán catequistas cantan y tocan la guitarra

    como quien eleva una protesta sentimental a un dios tímido o como 

            quien se rasca la panza con  mansedumbre

    y aquí en el tostadero ya son indiferentes las piernas y los brazos ya 

            sin dueño,

    mientras la fuente sigue siendo útil para fauces sedientas y espaldas 

            sonrientes de pura caricia

    y allí abajo en el pueblo tañe una canción de siseo de rezos total-

            mente impropia de la estación

    y el agua en todas partes es sobre todo sonido y no frescura

    pero quizá humedad amiga para quien es lamido en el hombro duran-

            te un verano ideal,

     

    yo pienso:

     

    estoy oyendo el tañido de una campana y un zumbido de canción

    y abrasándome al sol en el tostadero,

    lo que vale decir: solo en mitad del mundo.

     

    Ah, todo era perfectamente lógico hace apenas un minuto:

    las cosas nos venían solas y vivíamos el tiempo pequeño sin recono-

            cerlo ni siquiera en su tranquilo rumor

    Hay algo doloroso en la conciencia súbita:

    como una interrupción de alguna paz del mundo o asumir una extra-

            ña condición entre cosas que son de pronto extrañas.

     

    Lógico: para poder vivir sin daño

    y dejar que todo pase sobre nosotros mientras nosotros sólo estamos 

            tumbados en el tostadero,

    debemos no reconocer nada.

     

    O dicho de otra forma:

    es así como creemos obtener en el futuro el valor de lo que el tiempo 

            con mayúsculas nos deja,

    acaso unas reliquias: los jirones del sol, pongo por caso,

    o un sonido de gotas, ¡casi nada!

     

    Recordado, no vivido,

    bueno o inútil, inofensivo;

    turistas agotados y obedientes en alguna excursión interminable.

     

    -Como en casa de Víctor, en aquellas veladas infinitas:

    De pronto comenzaba a amanecer;

    lo decía algún pájaro húmedo, un motor increíble o una gota insistien-

            do en un mármol remoto de la casa: era un aviso.

     

    Súbitamente diurnos, sin vino ni conversación, solos y diferentes,

    entrábamos a un mundo demasiado sonoro,

    emprendíamos calles cada vez más nítidas,

    y ya en casa buscábamos en el sueño el olvido de las cosas.

     

    ¡Oh, Señor, protégenos

    a nosotros, los Turistas!

     

     

    José Luis Piquero

  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV
    El olvido

    Encerradas en un invernadero,
    bajo el cristal,  las flores olvidan
    que la luz del sol existe

    y cómo temblaban bajo el rocío.


    Adición

    No pregunto si soy feliz o no.
    Pero hay algo que permanece siempre alegre en mi cabeza:
    que en la gran suma -esa suma que aborrezco-
    de sus demasiados números, yo no soy uno,
    no soy una de esas unidades. Yo no fui contado
    en el total. Y eso ya me alegra suficientemente.

    Konstantino Kavafis


  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII

    Poema Despedida 

    Entre mi amor y yo han de levantarse
    trescientas noches como trescientas paredes
    y el mar será una magia entre nosotros.
    No habrá sino recuerdos.
    Oh tardes merecidas por la pena,
    noches esperanzadas de mirarte,
    campos de mi camino, firmamento
    que estoy viendo y perdiendo…
    Definitiva como un mármol
    entristecerá tu ausencia otras tardes.

    Jorge Luis Borges


  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII

    Poema El Enamorado 

    Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
    lámparas y la línea de Durero,
    las nueve cifras y el cambiante cero,
    debo fingir que existen esas cosas.
    Debo fingir que en el pasado fueron
    Persépolis y Roma y que una arena
    sutil midió la suerte de la almena
    que los siglos de hierro deshicieron.
    Debo fingir las armas y la pira
    de la epopeya y los pesados mares
    que roen de la tierra los pilares.
    Debo fingir que hay otros. Es mentira.
    Sólo tú eres. Tú, mi desventura
    y mi ventura, inagotable y pura. 

    Jorge Luis Borges

  • QuintiQuinti Juan Boscán s.XVI
    VITRAL DE MUJER SOLA

    Se sabe de una mujer que está sola
    porque camina como una mujer que está sola
    se sabe que no espera a nadie
    porque camina como una mujer que no espera a nadie
    esto es
    se mueve irregularmente y de vez en cuando se mira los zapatos
    Se sabe de las mujeres que están solas
    cuando tocan un botón por largo tiempo
    Las mujeres solas no inspiran piedad
    ni dan miedo
    si alguien se cruza con ellas en mitad de la vereda
    se aparta por miedo a ser contagiado
    Las mujeres solas miran el paisaje
    y se diría que son amantes
    de las aceras/ de los entresuelos/ de las alcantarillas/ del subsuelo
    de los subterfugios
    Las mujeres solas están sobre la tierra al igual que sobre los árboles
    les da igual porque para ellas es lo mismo
    Las mujeres solas recitan parlamentos
    estoy sola
    y esto quiere decir que está con ella
    para no decir que está con nadie
    tanto se considera una mujer sola
    Las mujeres solas hacen el amor amorosamente
    algo les duele
    y luego todo es más bien triste o colérico o simplemente amor
    Estas mujeres se alumbran con linternas
    van al detalle
    saben donde se encuentra cada cosa
    porque temen seguir perdiendo
    y ya han perdido o ganado demasiado
    Ellas no lo saben
    porque van del llanto a la alegría
    y a veces piensan en la muerte
    También planean un largo viaje e imaginan encuentros posibles
    Administran el dinero
    compran legumbres
    trabajan de 8 a 8
    Si tienen hijos hacen de madres
    son tiernas y delicadas
    aunque muchas veces se alteren
    un pensamiento recurrente es
    ya no puedo ni un minuto más
    Las mujeres solas tienen infinidad de miedos
    terrores francamente nocturnos
    los sueños de tales mujeres son
    terremotos catástrofes sociales
    Una mujer sola reconoce a otra mujer sola de forma inmediata
    llevan el mismo cuello airado
    lo cual no quiere decir que no quieran a nadie más que a sí mismas
    esto es completamente falso
    Lo cierto es que la casa de una mujer sola
    está abierta a su antojo
    Una mujer sola
    no puede curar su soledad
    porque nada está enfermo
    se remedia lo curable
    una gripe o un dolor de estómago
    La mujer que piense que su soledad es curable
    no es una mujer sola
    es un estado transitivo entre dos soledades
    infinitamente más peligrosas
    Una mujer sola es una mujer acompañada
    aunque de este hecho no se percate más que el zapato
    al que mira con detenimiento
    o el botón
    que parece representar algo verdaderamente importante
    como de hecho lo es
    como los árboles o el cielo
    sólo que el privilegio que deriva de semejante atención
    es más bien propio de las almas temperadas al siguiente fuego:
    id contigo
    para estar con vosotros.



    Yolanda Pantin (Venezuela)
  • estrofaestrofa Garcilaso de la Vega XVI

    DIARIO

    A partir de ahora, todo poema que hable de amor, fuera.
    Todo poema que no revolucione, fuera.
    Todo poema que no enseñe, fuera.
    Todo poema que no salve vidas, fuera.
    Todo poema que no sobreviva, fuera.
    Voy a dejar un anuncio en el periódico;
    Se busca poeta. Me traspaso.

    Ana Salomé - Ana Catarina Rocha -
    (Lisboa, Portugal, 1982)

  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV
    Ternera acosada por tábanos

    podría describirla
    ¿tenía nariz ojos boca oídos?
    ¿tenía pies cabeza? 
    ¿tenía extremidades? 

    sólo recuerdo al animal más tierno
    llevando a cuestas
    como otra piel
    aquel halo de sucia luz

    voraces aladas
    sedientas bestezuelas
    infamantes ángeles zumbadores
    la perseguían

    era la tierra ajena y la carne de nadie

    tras la legaña
    me deslumbró el milagro mortecino
    la víspera el instinto la mirada
    el sol nonato

    ¿era una niña un animal una idea?
    ah señor
    qué horrible dolor en los ojos
    qué agua amarga en la boca
    de aquel intolerable mediodía
    en que más rápida más lenta
    más antigua y oscura que la muerte
    a mi lado
    coronada de moscas
    pasó la vida

    Blanca Varela




  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV

    Carson McCullers


    ella murió de borrachera

    envuelta en una manta
    en una silla de extensión

    en un vapor
    transatlántico

    todos esos libros suyos de
    aterrada soledad

    todos esos libros suyos sobre
    la crueldad
    del amor sin amor

    fue todo lo que quedó
    de ella

    tan pronto 
    el paseante descubrió
    su cuerpo

    notificó al capitán

    y ella fue rápidamente
    despachada a otra parte 

    del buque

    mientras todo seguía
    tal como ella lo había

    escrito

    Charles Bukowski
  • estrofaestrofa Garcilaso de la Vega XVI
    Retrospectivas de la guerra de 1837 

    Una de las 
    cosas que descubrí 
    en ella, y desde entonces: 

    que la historia (esa lista 
    de deseos inflados y de golpes de suerte, 
    contratiempos, caídas y errores que se ciñen 
    como paracaídas) 

    se te lía en la mente 
    por un lado, y por otro se deslía 

    que esta guerra estará pronto entre esas 
    diminutas figuras ancestrales 
    que se te nublan y se te diluyen 
    por la parte de atrás de la cabeza, 
    confundidas, inquietas, inseguras 
    de qué hacen ahí 

    y que de vez en cuando asoman con un rostro 
    idiota y unas manos de racimo de plátanos; 
    con banderas, 
    con armas, adentrándose entre árboles 
    trazo marrón y garabato verde 

    o, en el dibujo a lápiz gris intenso 
    de una fortaleza, se esconden disparándose 
    unos a otros, humo y rojo fuego 
    que en la mano de un niño se hacen realidad.

    Margaret Atwood


  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV
    "A Frida Kahlo, enviándole el anillo con el aro maya"

    Cero a la izquierda, nada. Yo te digo:
    toma esta nada, póntela en un dedo.
    Nada en un dedo llevarás sin miedo.
    La nada poderosa del mendigo.

    Te veo por la nada de un postigo
    y eres la cifra que alcanzar no puedo.
    Ante tu fuerza saludable quedo
    igual a un árbol hueco y enemigo.

    Cero sin fin a la derecha es tuyo.
    Si pienso en ti -robándote- destruyó
    toda la cobardía que me llena.

    Yo no soy nada. Tú todo.
    Con nuestra vida
    llena de soledad, yo soy la arena

    y tú la raya horizontal salvada.  

    Carlos Pellicer
  • estrofaestrofa Garcilaso de la Vega XVI
    Sucio, mal vestido 

    En el camino de los perros mi alma encontró 
    a mi corazón. Destrozado, pero vivo, 
    sucio, mal vestido y lleno de amor. 
    En el camino de los perros, allí donde no quiere ir nadie. 
    Un camino que sólo recorren los poetas 
    cuando ya no les queda nada por hacer. 
    ¡Pero yo tenía tantas cosas que hacer todavía! 
    Y sin embargo allí estaba: haciéndome matar 
    por las hormigas rojas y también 
    por las hormigas negras, recorriendo las aldeas 
    vacías: el espanto que se elevaba 
    hasta tocar las estrellas. 
    Un chileno educado en México lo puede soportar todo, 
    pensaba, pero no era verdad. 
    Por las noches mi corazón lloraba. El río del ser, decían 
    unos labios afiebrados que luego descubrí eran los míos, 
    el río del ser, el río del ser, el éxtasis 
    que se pliega en la ribera de estas aldeas abandonadas. 
    Sumulistas y teólogos, adivinadores 
    y salteadores de caminos emergieron 
    como realidades acuáticas en medio de una realidad metálica. 
    Sólo la fiebre y la poesía provocan visiones. 
    Sólo el amor y la memoria. 
    No estos caminos ni estas llanuras.
    No estos laberintos.
    Hasta que por fin mi alma encontró a mi corazón.
    Estaba enfermo, es cierto, pero estaba vivo. 

    Roberto Bolaño

  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV
    Nunca
    había amado
    a tantos hombres como ahora
    cuando la cerradura de las rejas
    de mi cuarto de criada
    se ha arrancado. 
    Y la noche es de hierro.
    Las Fuerzas Armadas son de hierro.

    Soy un ser humano libre.
    Siempre lo he sabido
    y nunca lo he entendido.

    Kristina Lugn
  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV
    Algún día el amor yo al fin alcanzaré
    tal como es entre mis mayores muertos;
    no dentro de los ojos, sino fuera, 
    invisible, mas perenne

    si de fuego no, de aire.

    Carlos Germán Belli


  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV
    Objeto encontrado 1

    Entonces pasé a prestarle atención a mi vecina, Alberta. Hablamos de amores. El tema le interesaba en teoría y a mí, al menos, no me interesaba en la práctica. Además, era agradable hablar de él. Me pidió que le expusiera algunas ideas y de pronto me pareció descubrir una que parecía provenir directamente de mi experiencia del día. La mujer era un objeto que variaba de precio más que cualquier acción en la Bolsa de Valores. Alberta no me entendió bien, y creyó que yo estaba por repetir un lugar común.

    Ana Cristina César
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