fue la que siempre quisimos y faltó.
el invernadero estaba junto al parque
con sus cristales húmedos bajo el sol que entraba
en la tarde, o en la mañana, a colorear sus plantas.
yo me paseaba contigo de la mano -eras
de estatura un poco más bajo que yo-
y así alcanzaba a ver, desde esa altura,
los tallos quebrados por mi madre
que componía y podaba las macetas de bunganvillas.
nunca entramos, éramos demasiado pequeños
para invadir la zona de confianza de esos seres extraños
que permanecían dentro. estábamos afuera.
saltando con nuestra energía sin razón
excluidos de la paciencia de las manos de mi madre
pero es allí donde quisiera vivir...
en el lugar inexacto de una foto que falta
para que no imites otra vez, o intente imitar el ser que soy.
el paisaje prohibido donde pondríamos el amor
con exclusividad.
el paisaje del deseo, que no se suponía o se reproducía a cada instante
y que permaneció oculto para nosotros
-la algarabía de ser niños no nos dejaba ver
"todos andábamos a la caza de una flora insectívora".
éramos suspicaces. ahora, acomodo en mi mente
la mente del invernadero. su llama tibia
en el centro de las imágenes haciéndonos creer que algo temblaba
o que podría no ser alcanzable.
esa incertidumbre del temblor donde cruje la madera
y la realidad se distorsiona y parte en dos lenguajes.
fue la que siempre quisimos y faltó.
Gracias, cehi, por el poema de Reina María Rodríguez, lo guardé.
Un cuento
No digas nada, Joana,
tan sólo escúchalo y no digas nada.
Íbamos caminando en la lluviosa
mañana por el pueblo adormecido,
entrábamos despacio
por una larga calle de adoquines
que no llevaba hacia ninguna parte.
Los niños nos llamaban con canciones
para acercamos al canal, que viésemos
su casa reflejándose en el agua.
Te gustaba, ¿recuerdas?,
ver a los niños. Al marchamos
quedaban sus caritas pegadas al cristal,
sus voces apagándose en el agua.
Llegamos tarde. Demasiado. Tanto
que siempre volveremos separados:
ese es el precio por haber podido
entrar dentro de un cuento.
Y qué suerte encontrarte ahora aquí,
de madrugada, convertida en patio:
esto quiere decir que todo el tiempo
estabas junto a mí en la oscuridad.
Pedí a los profesores que enseñan el sentido de la vida
que me dijeran qué es la felicidad.
Fui a ver a los afamados ejecutivos que comandan el
trabajo de miles de hombres.
Todos menearon la cabeza y me sonrieron como si yo
tratase de engatusarlos.
Y un domingo por la tarde fui a pasear por la orilla del
río Desplaines.
Y vi a un grupo de húngaros bajo los árboles, con sus
mujeres y sus hijos, un barril de cerveza y un
acordeón.
no es mentira
es otro
el dolor que duele
en mí
es un proyecto
de paseo
en círculo
un malogro
del objeto
en foco
la intensidad
de luz
de tarde
en el jardín
es otro
otro el dolor que duele
es aquí
por ahora
todavía no hay
cortina
alfombra
luz indirecta
amenizando la noche
Trece tesis para la mejor comprensión de los pájaros
1. El mundo es la suma de hechos y pájaros.
2. Toda proposición tiene una forma (o sintaxis: el perfil de un jilguero siberiano) y un contenido (o semántica: el vientre de un jilguero siberiano).
2.1. El contenido de un vaso de leche, que podría ser un cuerpo humano que emite canciones sobre pájaros, es la letra de las canciones que emiten los pájaros.
2.2. La forma depende de la forma del vuelo.
2.2.1. Supongamos que pensar es volar y viceversa. Entonces, la forma depende de las categorías mentales; es decir, la forma depende de la estructura −sin palabras− del pensamiento y del vuelo del decir.
2.2.1.1. Las niñas sordomudas se visten de palabras o, en las palabras, de colores, para decir. Manejan delicadamente estas estructuras, con palabras.
2.2.1.2. Estructura y categoría son sinónimos de piel.
2.2.1.3. La piel del lagarto delimita al lagarto que, en mi imaginación, existe y carraspea.
2.2.1.4. Lo que concreta al pájaro no se llama piel, pero lo que concreta al pájaro que imagino sí se llama piel.
2.2.1.5. En los misteriosos bosques de lo que es hoy China, en el Cretácico, existió y carraspeó un pájaro-lagarto que no logro imaginar.
2.2.2. Una palabra es una gota de lluvia.
2.2.2.1. Las gotas de lluvia −que son palabras− se precipitan diagonalmente sobre los objetos –reales, ficticios, híbridos o azules−. Su existencia comienza, no en el cielo (tesis platónica) ni en el objeto real o ficticio (tesis platónica), sino en la tierna cabeza rapada de un bebé.
2.2.2.2. Toda palabra está de más.
2.2.2.2.1. Estar de más duele.
2.2.2.3. Todo lenguaje es lengua franca.
2.2.2.3.1. Todo tanteo es tanteo a ciegas.
3. En todos los poemas sale un pájaro.
3.1. En todos los poemas, o bien sale un pájaro, o bien se sugiere la presencia de un pájaro, que está más allá del punto de fuga de la imagen (siempre hay una imagen de un cisne agazapado) y del marco barroco del poema (todo poema, normalmente, trata sobre hortensias).
3.2. Si detenemos el video del pájaro que pía en el segundo treinta y dos, justo cuando el pico está totalmente abierto, reconoceremos en su pico totalmente abierto un trapecio trisolátero.
4. Un milagro es un hecho no explicable por las leyes naturales.
4.1. Las leyes naturales, que permiten que con la mezcla de fibras vegetales, tela de araña y saliva de colibrí se fabrique un nido de colibrí, son un milagro.
4.1.1. Las leyes naturales no están en el mundo, sino en las categorías mentales desde las que miramos el mundo. Pero es un milagro que todo, tal vez, se sostenga.
4.1.2. Categoría y estructura son sinónimos de ojo.
4.1.3. El ojo no está cubierto por la gasa.
4.1.3.1. El ojo es la gasa.
4.1.4. El mundo se mira de dos maneras: o bien panorámicamente, desde el lomo de un pájaro, o bien íntimamente, desde el regazo de un pájaro.
4.2. Todas las preposiciones son mentira.
4.2.1. Todas las conjunciones adversativas son una exageración ruin.
4.2.2. Coincidir es un milagro.
4.2.3. El amor es coincidir.
4.2.3.1. Yo, que podría haber sido un dinosaurio terópodo, hace cien millones de años antes de María Magdalena, por ejemplo una hembra eoraptor, o una golondrina común, emparentada remotamente con el dinosaurio terópodo, o un esclavo negro que muere de asfixia en un barco inglés dieciochesco, acurrucado como una golondrina, o una flor feliz en algún campo pálido de agotamiento en Castilla, tierra de esclavos de la tierra, o la madre de Adolf Hitler, que cultivaba flores, o una cría de tortuga que, en su aventura desde la arena hasta la orilla, es secuestrada por una garza hambrienta como Hitler, yo, que podría haber sido un bonsái, una medusa, un ferrocarril, una diadema, soy yo, aquí, ahora, y te acaricio el pelo con los labios.
5. El miedo a la muerte es un cuervo.
5.1. El miedo a la muerte deriva de haber sido feliz.
5.2. La felicidad es un pájaro a la deriva.
5.3. Para Aristóteles, hay que domesticar a ese pájaro. Para Kant, hay que subordinar a ese pájaro. Para mí, hay que alimentar a ese pájaro.
5.4. Un cuervo es una mota de sombra.
6. La aliteración es el ruido de pensar y volar.
7. Los hombres que nacen sin cristalino son los hombres más guapos del mundo.
7.1. La tórtola apuñalada no es una víctima, es un tipo de tórtola.
8. Nuestro deseo de copos de nieve y de trozos de tarta salvajemente cortados no tiene límite ni textura.
9. Cuando enfermé, adelgacé veinticinco gorriones.
9.1. Ser reducida a un muslo o a un idioma duele.
9.1.1. Los pájaros no tienen ni género ni nación.
9.1.2. Una niña sordomuda que no tiene nación, a la que el profesor insulta esparciendo sobre sus mejillas la palabra pájaro en género femenino, es una niña que escribirá dos o tres poemas.
9.1.3. Todo poema proviene de un insulto.
9.1.4. Sugar Kane Kowalczyk es un pájaro enjaulado. La actriz que interpreta a SugarKane Kowalczyk pertenece a una indescifrable especie de pájaros enjaulados que imitan a los dígitos de las operaciones financieras.#
9.1.4.1. Nadie conoce a la actriz que interpreta a Sugar Kane Kowalczyk.
9.1.4.1.1. Nadie conoce a nadie en verdad: con ecuanimidad y exactitud, como Gustave Flaubert conoció a su hija, Emma Bovary, nadie conoce a nadie en verdad.
10. El mirlo era blanco hasta que hallé un mirlo.
10.1. El sustantivo no es un resumen y no se llega a él por inducción. El sustantivo es una canción (sobre pájaros o sobre estrellas fugaces) y proviene del sueño.
11. El sentido de una proposición es su acuerdo o desacuerdo con las posibilidades de existencia e inexistencia de los pájaros.
11.1. Sin embargo, toda proposición corre el riesgo de no conservar su sentido, si se dice demasiadas veces.
11.2. No obstante, decir poco duele.
11.2.1. La contradicción es el tejido nórdico y precolombino de la vida.
11.3. Agbogbloshie, barrio de la ciudad de Acra, capital de Ghana, es el vertedero de la basura electrónica proveniente de Norteamérica y Europa. Inmensos pájaros sobrevuelan las cordilleras de basura. Inmensos pájaros, envueltos en inmensas nubes de veneno transparente, sobrevuelan las siluetas de las personas negras y transparentes que rebuscan canciones y pájaros en las cordilleras de basura, en las aristas del río Densu.
11.4. Un ramillete de cobre y cables y plástico no es un ramillete de orquídeas.
11.4.1. ¿De qué son símbolo las orquídeas? ¿Cuál es su relación con la virtud?
11.4.2. La voluntad de ser bueno es un águila extremadamente pequeña.
12. La biografía pesa veinticinco gorriones, pero el pensamiento de ausencia –de biografía o de amante− pesa un millón de gorriones.
12. 1. Visualizar el pellizco es escribir un poema.
12.2. El helado derretido que se seca en el suelo adopta la forma de un animal muerto (cualquier animal muerto menos un pájaro). Y cuando anochece, he visto que se mueve.
12.3. El papel higiénico empapado de vino no remite a los poemas de Omar Jayyam: remite al dolor de transformarme en pájaro.
12.4. El poema no termina nunca.
12.4.1. El poema no termina nunca porque ninguna palabra o proposición puede agotar la referencia.
12.4.2. Cuando se trata de apresar la eternidad del instante (la acrobacia del pájaro que no termina nunca, la muerte de Margarita Gautier), la música es un medio superior: la melodía no vierte en el mundo categorías o estructuras que éste no posee cuando no es observado, por las niñas sordomudas o, tal vez, por los pájaros. La melodía es profiláctica como un cazamariposas.
Es el niño en la primera fila, la cabeza repeinada, el pelo húmedo. Niño cargado de buenas notas y distinciones, niño planchado a raya. El que recita las lecciones de pe a pa, sin dejarse ni una coma para orgullo del padre y desafío del maestro.Voz de pájaro, arpa y clarinete en la garganta. Flota por el patio y le da flojo a la pelota. Objeto de burlas, zancadilleado cuando se descuida...
Gracias Saravasti, leer poemas sobre pájaros te aproxima al vuelo y este tiene originalidad añadida. Lo guardé :-)
[FONT="]
[/FONT]
[FONT="]
Descálzate
los ojos:
el mundo es un jardín
de páginas
o un libro
¿qué sabría
si no fuera por él?
¿de quién habría aprendido
tolerancia y bondad
sino del suelo
que lo mismo alimenta
la ortiga que el jazmín?
si no fuera por la noche
y el alba
¿cómo habría tenido la certeza
de que nada termina
de que todo termina
de que se llora hasta la última lágrima
y luego nos despierta
la serenidad?
¿cómo habría escrito versos
sin escuchar el ritmo
de la lluvia?
¿cómo habría escrito prosa
sin haber visto que la nieve contaba
de manera distinta la ciudad?
¿de quién aprendí humor
sino de nubes?
¿de quién paciencia más que del almendro
que espera el año entero
por un día?
¿de quién pasión más fiel
que del torrente:
cada deshielo
buscando sin dudar
el mismo cauce?
¿generosidad de quién sino de octubre
que marcha hacia el invierno
derrochando en monedas
el oro
que ganó bajo el sol?
¿de quién sabiduría más que del paisaje
que en cada ocasión se las arregla
para hacemos anhelar
lo que inexorablemente
le sucede?
Da miedo, a veces, encontrarse con que el camino cae a pico y que hay que bajar agarrándose con las uñas de las rocas.
En esta circunstancia, no se puede sino aconsejar que a cien metros del suelo se suelten las manos.
La caída es deliciosa: el cuerpo se ha hecho permeable; lo atraviesan flores, hojas aromáticas; riachuelos, algas,
espuma del mar, hilos de lluvia, cabellos de mujer, copos de nieve. Estos, al fin, se solidifican a su alrededor, para luego
estallar tal una granada arrojada con violencia al rostro de la mujer amada, que aparece sonriente tras las trayectorias
vertiginosas de los granos rojos.
Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo, sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido, llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado.
No es bueno quedarse en la orilla como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente imitar a la roca. Sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha de fluir y perderse, encontrándose en el movimiento con que el gran corazón de los hombres palpita extendido.
Como ese que vive ahí, ignoro en qué piso, y le he visto bajar por unas escaleras y adentrarse valientemente entre la multitud y perderse. La gran masa pasaba. Pero era reconocible el diminuto corazón afluido. Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolución o con fe, con temeroso denuedo, con silenciosa humildad, allí él también transcurría.
Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia. Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo, un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano, su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba. Y era el serpear que se movía como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso, pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.
Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse. Cuando, en la tarde caldeada, solo en tu gabinete, con los ojos extraños y la interrogación en la boca, quisieras algo preguntar a tu imagen, no te busques en el espejo, en un extinto diálogo en que no te oyes.
Baja, baja despacio y búscate entre los otros. Allí están todos, y tú entre ellos. Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.
Entra despacio, como el bañista que, temeroso, con mucho amor y recelo al agua, introduce primero sus pies en la espuma, y siente el agua subirle, y ya se atreve, y casi ya se decide. Y ahora con el agua en la cintura todavía no se confía.
Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos y se entrega completo. Y allí fuerte se reconoce, y se crece y se lanza, y avanza y levanta espumas, y salta y confía, y hiende y late en las aguas vivas, y canta, y es joven.
Así, entra con pies desnudos. Entra en el hervor, en la plaza. Entra en el torrente que te reclama y allí sé tú mismo. ¡Oh pequeño corazón diminuto, corazón que quiere latir para ser él también el unánime corazón que le alcanza!
Siento tener que anunciarles que no ha podido venir el hijo obediente, el novio que siempre te acompaña a casa, el chico modélico que las madres quieren para sus hijas y que las hijas quieren para cuidarle como madres, el tipo retraído sin enemigos ni tampoco muchos amigos, el preferido de los profesores, el que hace la cama nada más levantarse, el que cede el paso a los demás, el que sabe casi todas las respuestas de los concursos pero no sabe poner una lavadora. En su lugar he venido yo, que no soy exactamente otro. Soy el que le dicta versos que jamás quiso haber escrito.
Jacob Iglesias. Horas de lobo – Premio nacional de poesía Origami (Editorial Origami, 2012)
dice la abuela que las ranas atraen la lluvia que son signos de felicidad que nuestro futuro se puede leer en sus panzas y en las estrellas que si ves las estrellas con atención puedes saber el día de tu muerte a mi no me gusta ver las estrellas les tengo miedo ayer al salir de casa vi tres ranas saltado en el patio quise atraparlas pero al volver las tres estaban muertas dice la abuela que la muerte esta en todas partes no le creo la muerte se esconde en las estrellas ayer todas las ranas miraban al cielo con la misma mirada de mi abuela muerta
***
un día viré a mi madre desde el espacio me la encontré de frente con las piernas abiertas al mar con el mar saliendo de entre sus piernas era mi madre un gran vientre y nosotros los argonautas sus hijos
***
mamá dice que es peligroso pretender tocar el cielo dice que un día su abuela quedó ciega cuando cerró los ojos y extendió sus manos hacia el techo que jamás había visto algo igual mamá dice que un día la abuela le puso sus manos en el rostro y desde entonces extraña la tierra
luego nos sigue contando más cosas para amargarnos la vida
***
mamá espera la muerte mamá es la muerte en casa sentada en la sala yo soy su hija chiquita y mugrosa yo me hinco a lamerle las piernas de tanto lodo que trae cargando soy la posibilidad en todas las cosas
***
me imagino a mamá muriendo a mamá muerta en una esquina de la casa con los labios morados y su pechito frío me imagino que me sostiene en sus brazos que soy su bebé mamá me canta canciones para que me duerma mamá canta mientras yo toco su piel me sonríe y dice que es feliz mamá ahora es más feliz que antes
Vestida de mendiga con coronas salvajes en un antiguo romance
Haz la señal al amante tras la ventana en la casa desierta
Con un candelabro de lobo entreabriendo sus fauces en el viento
En la lejanía de las rosas
Te precipitas al escenario iluminada por la locura
Cantando tu vieja aria de lluvias
Desvanecida por el aplauso de los años
¡Oh! Y sin embargo tu rostro perfumado por el aliento de esas planicies sin fin que se recorren en un beso
No deja sosopechar tu extravío mientras la ola te arrastra entre los enormes telones de la muerte
O escoges esa almendra sombría que no se abre jamás en este lado del mundo
Pero toda la escena está llena de escombros
Y flores rotas sollozos y bebidas bajo esta cúpula de vientre de barco suspendida en ruinas sobre un salón saqueado donde se cruzan los caminos
Con viejas sangre de comedia
De fango
De plumas erizadas por la sal del olvido
¡Pájaro! Yo solo duermo en los rincones a donde llegan los cantos ajenos las voces de los desconocidos y los juramentos de esos mártires hechizados por la ternura de lo imprevisto
Donde nunca se posa el buitre ambiguo de la costumbre
Lejos de la vajilla entre las estatuas mojadas por el mar
Mientras resplandecen de nuevo tus antiguas cabezas
Restauradas un instante a la luz de la luna:
La cabeza sonriente en una jaula de raíces
La cabeza cubierta de lentejuelas nocturnas sobre una piedra de carnaval pintada de escarlata
La cabeza de cielo de abismo en la que una gaviota no cesa nunca de caer
Cuando te llamo algunas noches muy lejos
Con una emoción sin nombre a la vista de una bujía o de una hoja de afeitar cuyo significado se pierde de pronto como tus pisadas
Y el espectáculo de la dicha me exalta como esos mensajes celestes que impulsan a la manada a perseverar en la injuria del hambre
¡Pájaro! Nada más bello que la piedad materna perdiéndose en el alba hacia un lugar futuro donde los días dejarán caer todo su peso con una lágrima
He allí los cerdos del vals al claro de luna
Yo me unía a los cazadores de piojos
A los saqueadores de tumbas
A los desesperados por la esperanza
En los lugares cálidos como la tempestad
En las guaridas donde aúllan los trenes
Donde las grandes serpientes que cruzan el cielo
Se enlazan en mi corazón formando un monograma misterioso
Encerradas en un invernadero, bajo el cristal, las flores olvidan que la luz del sol existe
y cómo temblaban bajo el rocío.
Adición
No pregunto si soy feliz o no. Pero hay algo que permanece siempre alegre en mi cabeza: que en la gran suma -esa suma que aborrezco- de sus demasiados números, yo no soy uno, no soy una de esas unidades. Yo no fui contado en el total. Y eso ya me alegra suficientemente. Konstantino Kavafis
Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.
No habrá sino recuerdos.
Oh tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo…
Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes.
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.
Se sabe de una mujer que está sola porque camina como una
mujer que está sola se sabe que no espera a nadie porque
camina como una mujer que no espera a nadie esto es se mueve
irregularmente y de vez en cuando se mira los zapatos Se sabe de
las mujeres que están solas cuando tocan un botón por largo
tiempo Las mujeres solas no inspiran piedad ni dan miedo si
alguien se cruza con ellas en mitad de la vereda se aparta por
miedo a ser contagiado Las mujeres solas miran el paisaje y se
diría que son amantes de las aceras/ de los entresuelos/ de las
alcantarillas/ del subsuelo de los subterfugios Las mujeres
solas están sobre la tierra al igual que sobre los árboles les
da igual porque para ellas es lo mismo Las mujeres solas recitan
parlamentos estoy sola y esto quiere decir que está con
ella para no decir que está con nadie tanto se considera una
mujer sola Las mujeres solas hacen el amor amorosamente algo
les duele y luego todo es más bien triste o colérico o
simplemente amor Estas mujeres se alumbran con linternas van al
detalle saben donde se encuentra cada cosa porque temen seguir
perdiendo y ya han perdido o ganado demasiado Ellas no lo
saben porque van del llanto a la alegría y a veces piensan en
la muerte También planean un largo viaje e imaginan encuentros
posibles Administran el dinero compran legumbres trabajan de
8 a 8 Si tienen hijos hacen de madres son tiernas y
delicadas aunque muchas veces se alteren un pensamiento
recurrente es ya no puedo ni un minuto más Las mujeres solas
tienen infinidad de miedos terrores francamente nocturnos los
sueños de tales mujeres son terremotos catástrofes sociales Una
mujer sola reconoce a otra mujer sola de forma inmediata llevan el
mismo cuello airado lo cual no quiere decir que no quieran a nadie
más que a sí mismas esto es completamente falso Lo cierto es
que la casa de una mujer sola está abierta a su antojo Una
mujer sola no puede curar su soledad porque nada está
enfermo se remedia lo curable una gripe o un dolor de
estómago La mujer que piense que su soledad es curable no es
una mujer sola es un estado transitivo entre dos
soledades infinitamente más peligrosas Una mujer sola es una
mujer acompañada aunque de este hecho no se percate más que el
zapato al que mira con detenimiento o el botón que parece
representar algo verdaderamente importante como de hecho lo
es como los árboles o el cielo sólo que el privilegio que
deriva de semejante atención es más bien propio de las almas
temperadas al siguiente fuego: id contigo para estar con
vosotros.
podría describirla ¿tenía nariz ojos boca oídos? ¿tenía pies cabeza? ¿tenía extremidades? sólo recuerdo al animal más tierno llevando a cuestas como otra piel aquel halo de sucia luz
voraces aladas sedientas bestezuelas infamantes ángeles zumbadores la perseguían
era la tierra ajena y la carne de nadie
tras la legaña me deslumbró el milagro mortecino la víspera el instinto la mirada el sol nonato
¿era una niña un animal una idea? ah señor qué horrible dolor en los ojos qué agua amarga en la boca de aquel intolerable mediodía en que más rápida más lenta más antigua y oscura que la muerte a mi lado coronada de moscas pasó la vida
Nunca había amado a tantos hombres como ahora cuando la cerradura de las rejas de mi cuarto de criada se ha arrancado. Y la noche es de hierro. Las Fuerzas Armadas son de hierro.
Soy un ser humano libre. Siempre lo he sabido y nunca lo he entendido.
Entonces pasé a prestarle atención a mi vecina, Alberta. Hablamos de amores. El tema le interesaba en teoría y a mí, al menos, no me interesaba en la práctica. Además, era agradable hablar de él. Me pidió que le expusiera algunas ideas y de pronto me pareció descubrir una que parecía provenir directamente de mi experiencia del día. La mujer era un objeto que variaba de precio más que cualquier acción en la Bolsa de Valores. Alberta no me entendió bien, y creyó que yo estaba por repetir un lugar común.
Comentarios
fue la que siempre quisimos y faltó.
el invernadero estaba junto al parque
con sus cristales húmedos bajo el sol que entraba
en la tarde, o en la mañana, a colorear sus plantas.
yo me paseaba contigo de la mano -eras
de estatura un poco más bajo que yo-
y así alcanzaba a ver, desde esa altura,
los tallos quebrados por mi madre
que componía y podaba las macetas de bunganvillas.
nunca entramos, éramos demasiado pequeños
para invadir la zona de confianza de esos seres extraños
que permanecían dentro. estábamos afuera.
saltando con nuestra energía sin razón
excluidos de la paciencia de las manos de mi madre
pero es allí donde quisiera vivir...
en el lugar inexacto de una foto que falta
para que no imites otra vez, o intente imitar el ser que soy.
el paisaje prohibido donde pondríamos el amor
con exclusividad.
el paisaje del deseo, que no se suponía o se reproducía a cada instante
y que permaneció oculto para nosotros
-la algarabía de ser niños no nos dejaba ver
"todos andábamos a la caza de una flora insectívora".
éramos suspicaces. ahora, acomodo en mi mente
la mente del invernadero. su llama tibia
en el centro de las imágenes haciéndonos creer que algo temblaba
o que podría no ser alcanzable.
esa incertidumbre del temblor donde cruje la madera
y la realidad se distorsiona y parte en dos lenguajes.
fue la que siempre quisimos y faltó.
Reina María Rodríguez (La Habana,1952)
Un cuento
No digas nada, Joana,
tan sólo escúchalo y no digas nada.
Íbamos caminando en la lluviosa
mañana por el pueblo adormecido,
entrábamos despacio
por una larga calle de adoquines
que no llevaba hacia ninguna parte.
Los niños nos llamaban con canciones
para acercamos al canal, que viésemos
su casa reflejándose en el agua.
Te gustaba, ¿recuerdas?,
ver a los niños. Al marchamos
quedaban sus caritas pegadas al cristal,
sus voces apagándose en el agua.
Llegamos tarde. Demasiado. Tanto
que siempre volveremos separados:
ese es el precio por haber podido
entrar dentro de un cuento.
Y qué suerte encontrarte ahora aquí,
de madrugada, convertida en patio:
esto quiere decir que todo el tiempo
estabas junto a mí en la oscuridad.
Joan Margarit (Lleida, 1936)
El sol dora tus cabellos.
¿Por qué para ser feliz
hacía falta no saberlo?
Pedí a los profesores que enseñan el sentido de la vida
que me dijeran qué es la felicidad.
Fui a ver a los afamados ejecutivos que comandan el
trabajo de miles de hombres.
Todos menearon la cabeza y me sonrieron como si yo
tratase de engatusarlos.
Y un domingo por la tarde fui a pasear por la orilla del
río Desplaines.
Y vi a un grupo de húngaros bajo los árboles, con sus
mujeres y sus hijos, un barril de cerveza y un
acordeón.
Carl Sandburg
no es mentira
es otro
el dolor que duele
en mí
es un proyecto
de paseo
en círculo
un malogro
del objeto
en foco
la intensidad
de luz
de tarde
en el jardín
es otro
otro el dolor que duele
es aquí
por ahora
todavía no hay
cortina
alfombra
luz indirecta
amenizando la noche
cuadros en las paredes
Ana Cristina Cesar
Trece tesis para la mejor comprensión de los pájaros
1. El mundo es la suma de hechos y pájaros.
2. Toda proposición tiene una forma (o sintaxis: el perfil de un jilguero siberiano) y un contenido (o semántica: el vientre de un jilguero siberiano).
2.1. El contenido de un vaso de leche, que podría ser un cuerpo humano que emite canciones sobre pájaros, es la letra de las canciones que emiten los pájaros.
2.2. La forma depende de la forma del vuelo.
2.2.1. Supongamos que pensar es volar y viceversa. Entonces, la forma depende de las categorías mentales; es decir, la forma depende de la estructura −sin palabras− del pensamiento y del vuelo del decir.
2.2.1.1. Las niñas sordomudas se visten de palabras o, en las palabras, de colores, para decir. Manejan delicadamente estas estructuras, con palabras.
2.2.1.2. Estructura y categoría son sinónimos de piel.
2.2.1.3. La piel del lagarto delimita al lagarto que, en mi imaginación, existe y carraspea.
2.2.1.4. Lo que concreta al pájaro no se llama piel, pero lo que concreta al pájaro que imagino sí se llama piel.
2.2.1.5. En los misteriosos bosques de lo que es hoy China, en el Cretácico, existió y carraspeó un pájaro-lagarto que no logro imaginar.
2.2.2. Una palabra es una gota de lluvia.
2.2.2.1. Las gotas de lluvia −que son palabras− se precipitan diagonalmente sobre los objetos –reales, ficticios, híbridos o azules−. Su existencia comienza, no en el cielo (tesis platónica) ni en el objeto real o ficticio (tesis platónica), sino en la tierna cabeza rapada de un bebé.
2.2.2.2. Toda palabra está de más.
2.2.2.2.1. Estar de más duele.
2.2.2.3. Todo lenguaje es lengua franca.
2.2.2.3.1. Todo tanteo es tanteo a ciegas.
3. En todos los poemas sale un pájaro.
3.1. En todos los poemas, o bien sale un pájaro, o bien se sugiere la presencia de un pájaro, que está más allá del punto de fuga de la imagen (siempre hay una imagen de un cisne agazapado) y del marco barroco del poema (todo poema, normalmente, trata sobre hortensias).
3.2. Si detenemos el video del pájaro que pía en el segundo treinta y dos, justo cuando el pico está totalmente abierto, reconoceremos en su pico totalmente abierto un trapecio trisolátero.
4. Un milagro es un hecho no explicable por las leyes naturales.
4.1. Las leyes naturales, que permiten que con la mezcla de fibras vegetales, tela de araña y saliva de colibrí se fabrique un nido de colibrí, son un milagro.
4.1.1. Las leyes naturales no están en el mundo, sino en las categorías mentales desde las que miramos el mundo. Pero es un milagro que todo, tal vez, se sostenga.
4.1.2. Categoría y estructura son sinónimos de ojo.
4.1.3. El ojo no está cubierto por la gasa.
4.1.3.1. El ojo es la gasa.
4.1.4. El mundo se mira de dos maneras: o bien panorámicamente, desde el lomo de un pájaro, o bien íntimamente, desde el regazo de un pájaro.
4.2. Todas las preposiciones son mentira.
4.2.1. Todas las conjunciones adversativas son una exageración ruin.
4.2.2. Coincidir es un milagro.
4.2.3. El amor es coincidir.
4.2.3.1. Yo, que podría haber sido un dinosaurio terópodo, hace cien millones de años antes de María Magdalena, por ejemplo una hembra eoraptor, o una golondrina común, emparentada remotamente con el dinosaurio terópodo, o un esclavo negro que muere de asfixia en un barco inglés dieciochesco, acurrucado como una golondrina, o una flor feliz en algún campo pálido de agotamiento en Castilla, tierra de esclavos de la tierra, o la madre de Adolf Hitler, que cultivaba flores, o una cría de tortuga que, en su aventura desde la arena hasta la orilla, es secuestrada por una garza hambrienta como Hitler, yo, que podría haber sido un bonsái, una medusa, un ferrocarril, una diadema, soy yo, aquí, ahora, y te acaricio el pelo con los labios.
5. El miedo a la muerte es un cuervo.
5.1. El miedo a la muerte deriva de haber sido feliz.
5.2. La felicidad es un pájaro a la deriva.
5.3. Para Aristóteles, hay que domesticar a ese pájaro. Para Kant, hay que subordinar a ese pájaro. Para mí, hay que alimentar a ese pájaro.
5.4. Un cuervo es una mota de sombra.
6. La aliteración es el ruido de pensar y volar.
7. Los hombres que nacen sin cristalino son los hombres más guapos del mundo.
7.1. La tórtola apuñalada no es una víctima, es un tipo de tórtola.
8. Nuestro deseo de copos de nieve y de trozos de tarta salvajemente cortados no tiene límite ni textura.
9. Cuando enfermé, adelgacé veinticinco gorriones.
9.1. Ser reducida a un muslo o a un idioma duele.
9.1.1. Los pájaros no tienen ni género ni nación.
9.1.2. Una niña sordomuda que no tiene nación, a la que el profesor insulta esparciendo sobre sus mejillas la palabra pájaro en género femenino, es una niña que escribirá dos o tres poemas.
9.1.3. Todo poema proviene de un insulto.
9.1.4. Sugar Kane Kowalczyk es un pájaro enjaulado. La actriz que interpreta a SugarKane Kowalczyk pertenece a una indescifrable especie de pájaros enjaulados que imitan a los dígitos de las operaciones financieras.#
9.1.4.1. Nadie conoce a la actriz que interpreta a Sugar Kane Kowalczyk.
9.1.4.1.1. Nadie conoce a nadie en verdad: con ecuanimidad y exactitud, como Gustave Flaubert conoció a su hija, Emma Bovary, nadie conoce a nadie en verdad.
10. El mirlo era blanco hasta que hallé un mirlo.
10.1. El sustantivo no es un resumen y no se llega a él por inducción. El sustantivo es una canción (sobre pájaros o sobre estrellas fugaces) y proviene del sueño.
11. El sentido de una proposición es su acuerdo o desacuerdo con las posibilidades de existencia e inexistencia de los pájaros.
11.1. Sin embargo, toda proposición corre el riesgo de no conservar su sentido, si se dice demasiadas veces.
11.2. No obstante, decir poco duele.
11.2.1. La contradicción es el tejido nórdico y precolombino de la vida.
11.3. Agbogbloshie, barrio de la ciudad de Acra, capital de Ghana, es el vertedero de la basura electrónica proveniente de Norteamérica y Europa. Inmensos pájaros sobrevuelan las cordilleras de basura. Inmensos pájaros, envueltos en inmensas nubes de veneno transparente, sobrevuelan las siluetas de las personas negras y transparentes que rebuscan canciones y pájaros en las cordilleras de basura, en las aristas del río Densu.
11.4. Un ramillete de cobre y cables y plástico no es un ramillete de orquídeas.
11.4.1. ¿De qué son símbolo las orquídeas? ¿Cuál es su relación con la virtud?
11.4.2. La voluntad de ser bueno es un águila extremadamente pequeña.
12. La biografía pesa veinticinco gorriones, pero el pensamiento de ausencia –de biografía o de amante− pesa un millón de gorriones.
12. 1. Visualizar el pellizco es escribir un poema.
12.2. El helado derretido que se seca en el suelo adopta la forma de un animal muerto (cualquier animal muerto menos un pájaro). Y cuando anochece, he visto que se mueve.
12.3. El papel higiénico empapado de vino no remite a los poemas de Omar Jayyam: remite al dolor de transformarme en pájaro.
12.4. El poema no termina nunca.
12.4.1. El poema no termina nunca porque ninguna palabra o proposición puede agotar la referencia.
12.4.2. Cuando se trata de apresar la eternidad del instante (la acrobacia del pájaro que no termina nunca, la muerte de Margarita Gautier), la música es un medio superior: la melodía no vierte en el mundo categorías o estructuras que éste no posee cuando no es observado, por las niñas sordomudas o, tal vez, por los pájaros. La melodía es profiláctica como un cazamariposas.
12.5. Todos tenemos frío.
13. Tú, por favor, no me trocees por no caerte.
Berta García Faet
Es el niño en la primera fila, la cabeza repeinada, el pelo húmedo. Niño cargado de buenas notas y distinciones, niño planchado a raya. El que recita las lecciones de pe a pa, sin dejarse ni una coma para orgullo del padre y desafío del maestro.Voz de pájaro, arpa y clarinete en la garganta. Flota por el patio y le da flojo a la pelota. Objeto de burlas, zancadilleado cuando se descuida...
SIGUE AQUÍ: http://www.cuentoscomochurros.com/el-nino/
[FONT="]
los ojos:
el mundo es un jardín
de páginas
o un libro
¿qué sabría
si no fuera por él?
¿de quién habría aprendido
tolerancia y bondad
sino del suelo
que lo mismo alimenta
la ortiga que el jazmín?
si no fuera por la noche
y el alba
¿cómo habría tenido la certeza
de que nada termina
de que todo termina
de que se llora hasta la última lágrima
y luego nos despierta
la serenidad?
¿cómo habría escrito versos
sin escuchar el ritmo
de la lluvia?
¿cómo habría escrito prosa
sin haber visto que la nieve contaba
de manera distinta la ciudad?
¿de quién aprendí humor
sino de nubes?
¿de quién paciencia más que del almendro
que espera el año entero
por un día?
¿de quién pasión más fiel
que del torrente:
cada deshielo
buscando sin dudar
el mismo cauce?
¿generosidad de quién sino de octubre
que marcha hacia el invierno
derrochando en monedas
el oro
que ganó bajo el sol?
¿de quién sabiduría más que del paisaje
que en cada ocasión se las arregla
para hacemos anhelar
lo que inexorablemente
le sucede?
José María Parreño[/FONT]
Da miedo, a veces, encontrarse con que el camino cae a pico y que hay que bajar agarrándose con las uñas de las rocas.
En esta circunstancia, no se puede sino aconsejar que a cien metros del suelo se suelten las manos.
La caída es deliciosa: el cuerpo se ha hecho permeable; lo atraviesan flores, hojas aromáticas; riachuelos, algas,
espuma del mar, hilos de lluvia, cabellos de mujer, copos de nieve. Estos, al fin, se solidifican a su alrededor, para luego
estallar tal una granada arrojada con violencia al rostro de la mujer amada, que aparece sonriente tras las trayectorias
vertiginosas de los granos rojos.
Emilio Adolfo Westphalen
EN LA PLAZA
Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo,
sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido,
llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado.
No es bueno
quedarse en la orilla
como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente imitar a la roca.
Sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha
de fluir y perderse,
encontrándose en el movimiento con que el gran corazón de los hombres palpita extendido.
Como ese que vive ahí, ignoro en qué piso,
y le he visto bajar por unas escaleras
y adentrarse valientemente entre la multitud y perderse.
La gran masa pasaba. Pero era reconocible el diminuto corazón afluido.
Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolución o con fe, con temeroso denuedo,
con silenciosa humildad, allí él también
transcurría.
Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.
Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,
un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,
su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.
Y era el serpear que se movía
como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,
pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.
Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse.
Cuando, en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,
con los ojos extraños y la interrogación en la boca,
quisieras algo preguntar a tu imagen,
no te busques en el espejo,
en un extinto diálogo en que no te oyes.
Baja, baja despacio y búscate entre los otros.
Allí están todos, y tú entre ellos.
Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.
Entra despacio, como el bañista que, temeroso, con mucho amor y recelo al agua,
introduce primero sus pies en la espuma,
y siente el agua subirle, y ya se atreve, y casi ya se decide.
Y ahora con el agua en la cintura todavía no se confía.
Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos y se entrega completo.
Y allí fuerte se reconoce, y se crece y se lanza,
y avanza y levanta espumas, y salta y confía,
y hiende y late en las aguas vivas, y canta, y es joven.
Así, entra con pies desnudos. Entra en el hervor, en la plaza.
Entra en el torrente que te reclama y allí sé tú mismo.
¡Oh pequeño corazón diminuto, corazón que quiere latir
para ser él también el unánime corazón que le alcanza!
Vicente Aleixandre
Siento tener que anunciarles
que no ha podido venir el hijo
obediente, el novio que siempre te acompaña
a casa, el chico modélico
que las madres quieren para sus hijas
y que las hijas quieren para cuidarle como madres,
el tipo retraído
sin enemigos
ni tampoco muchos amigos,
el preferido de los profesores,
el que hace la cama nada más levantarse,
el que cede el paso a los demás,
el que sabe casi todas las respuestas de los concursos
pero no sabe poner una lavadora.
En su lugar he venido yo,
que no soy exactamente
otro. Soy el que le dicta
versos que jamás quiso haber escrito.
Jacob Iglesias. Horas de lobo – Premio nacional de poesía Origami (Editorial Origami, 2012)
Karen Plata (México, 1986) escribe así:
dice la abuela que las ranas atraen la lluvia
que son signos de felicidad
que nuestro futuro se puede leer en sus panzas y en las estrellas
que si ves las estrellas con atención puedes saber el día de tu muerte
a mi no me gusta ver las estrellas
les tengo miedo
ayer al salir de casa vi tres ranas saltado en el patio
quise atraparlas pero al volver las tres estaban muertas
dice la abuela que la muerte esta en todas partes
no le creo
la muerte se esconde en las estrellas
ayer todas las ranas miraban al cielo con la misma mirada de mi abuela muerta
***
un día viré a mi madre desde el espacio
me la encontré de frente con las piernas abiertas al mar
con el mar saliendo de entre sus piernas
era mi madre un gran vientre
y nosotros los argonautas sus hijos
***
mamá dice que es peligroso pretender tocar el cielo
dice que un día su abuela quedó ciega cuando cerró los ojos
y extendió sus manos hacia el techo
que jamás había visto algo igual
mamá dice que un día la abuela le puso sus manos en el rostro
y desde entonces extraña la tierra
luego nos sigue contando más cosas para amargarnos la vida
***
mamá espera la muerte
mamá es la muerte en casa sentada en la sala
yo soy su hija chiquita y mugrosa
yo me hinco a lamerle las piernas de tanto lodo que trae cargando
soy la posibilidad en todas las cosas
***
me imagino a mamá muriendo
a mamá muerta en una esquina de la casa
con los labios morados y su pechito frío
me imagino que me sostiene en sus brazos
que soy su bebé
mamá me canta canciones para que me duerma
mamá canta mientras yo toco su piel
me sonríe y dice que es feliz
mamá ahora es más feliz que antes
De mamá es una nave.
.
.
TOSTADERO
Mientras muchachas que serán catequistas cantan y tocan la guitarra
como quien eleva una protesta sentimental a un dios tímido o como
quien se rasca la panza con mansedumbre
y aquí en el tostadero ya son indiferentes las piernas y los brazos ya
sin dueño,
mientras la fuente sigue siendo útil para fauces sedientas y espaldas
sonrientes de pura caricia
y allí abajo en el pueblo tañe una canción de siseo de rezos total-
mente impropia de la estación
y el agua en todas partes es sobre todo sonido y no frescura
pero quizá humedad amiga para quien es lamido en el hombro duran-
te un verano ideal,
yo pienso:
estoy oyendo el tañido de una campana y un zumbido de canción
y abrasándome al sol en el tostadero,
lo que vale decir: solo en mitad del mundo.
Ah, todo era perfectamente lógico hace apenas un minuto:
las cosas nos venían solas y vivíamos el tiempo pequeño sin recono-
cerlo ni siquiera en su tranquilo rumor
Hay algo doloroso en la conciencia súbita:
como una interrupción de alguna paz del mundo o asumir una extra-
ña condición entre cosas que son de pronto extrañas.
Lógico: para poder vivir sin daño
y dejar que todo pase sobre nosotros mientras nosotros sólo estamos
tumbados en el tostadero,
debemos no reconocer nada.
O dicho de otra forma:
es así como creemos obtener en el futuro el valor de lo que el tiempo
con mayúsculas nos deja,
acaso unas reliquias: los jirones del sol, pongo por caso,
o un sonido de gotas, ¡casi nada!
Recordado, no vivido,
bueno o inútil, inofensivo;
turistas agotados y obedientes en alguna excursión interminable.
-Como en casa de Víctor, en aquellas veladas infinitas:
De pronto comenzaba a amanecer;
lo decía algún pájaro húmedo, un motor increíble o una gota insistien-
do en un mármol remoto de la casa: era un aviso.
Súbitamente diurnos, sin vino ni conversación, solos y diferentes,
entrábamos a un mundo demasiado sonoro,
emprendíamos calles cada vez más nítidas,
y ya en casa buscábamos en el sueño el olvido de las cosas.
¡Oh, Señor, protégenos
a nosotros, los Turistas!
José Luis Piquero
Encerradas en un invernadero,
bajo el cristal, las flores olvidan
que la luz del sol existe
y cómo temblaban bajo el rocío.
Adición
No pregunto si soy feliz o no.
Pero hay algo que permanece siempre alegre en mi cabeza:
que en la gran suma -esa suma que aborrezco-
de sus demasiados números, yo no soy uno,
no soy una de esas unidades. Yo no fui contado
en el total. Y eso ya me alegra suficientemente.
Konstantino Kavafis
Poema Despedida
Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.
No habrá sino recuerdos.
Oh tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo…
Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes.
Jorge Luis Borges
Poema El Enamorado
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.
Jorge Luis Borges
Se sabe de una mujer que está sola
porque camina como una mujer que está sola
se sabe que no espera a nadie
porque camina como una mujer que no espera a nadie
esto es
se mueve irregularmente y de vez en cuando se mira los zapatos
Se sabe de las mujeres que están solas
cuando tocan un botón por largo tiempo
Las mujeres solas no inspiran piedad
ni dan miedo
si alguien se cruza con ellas en mitad de la vereda
se aparta por miedo a ser contagiado
Las mujeres solas miran el paisaje
y se diría que son amantes
de las aceras/ de los entresuelos/ de las alcantarillas/ del subsuelo
de los subterfugios
Las mujeres solas están sobre la tierra al igual que sobre los árboles
les da igual porque para ellas es lo mismo
Las mujeres solas recitan parlamentos
estoy sola
y esto quiere decir que está con ella
para no decir que está con nadie
tanto se considera una mujer sola
Las mujeres solas hacen el amor amorosamente
algo les duele
y luego todo es más bien triste o colérico o simplemente amor
Estas mujeres se alumbran con linternas
van al detalle
saben donde se encuentra cada cosa
porque temen seguir perdiendo
y ya han perdido o ganado demasiado
Ellas no lo saben
porque van del llanto a la alegría
y a veces piensan en la muerte
También planean un largo viaje e imaginan encuentros posibles
Administran el dinero
compran legumbres
trabajan de 8 a 8
Si tienen hijos hacen de madres
son tiernas y delicadas
aunque muchas veces se alteren
un pensamiento recurrente es
ya no puedo ni un minuto más
Las mujeres solas tienen infinidad de miedos
terrores francamente nocturnos
los sueños de tales mujeres son
terremotos catástrofes sociales
Una mujer sola reconoce a otra mujer sola de forma inmediata
llevan el mismo cuello airado
lo cual no quiere decir que no quieran a nadie más que a sí mismas
esto es completamente falso
Lo cierto es que la casa de una mujer sola
está abierta a su antojo
Una mujer sola
no puede curar su soledad
porque nada está enfermo
se remedia lo curable
una gripe o un dolor de estómago
La mujer que piense que su soledad es curable
no es una mujer sola
es un estado transitivo entre dos soledades
infinitamente más peligrosas
Una mujer sola es una mujer acompañada
aunque de este hecho no se percate más que el zapato
al que mira con detenimiento
o el botón
que parece representar algo verdaderamente importante
como de hecho lo es
como los árboles o el cielo
sólo que el privilegio que deriva de semejante atención
es más bien propio de las almas temperadas al siguiente fuego:
id contigo
para estar con vosotros.
Yolanda Pantin (Venezuela)
podría describirla
¿tenía nariz ojos boca oídos?
¿tenía pies cabeza?
¿tenía extremidades?
sólo recuerdo al animal más tierno
llevando a cuestas
como otra piel
aquel halo de sucia luz
voraces aladas
sedientas bestezuelas
infamantes ángeles zumbadores
la perseguían
era la tierra ajena y la carne de nadie
tras la legaña
me deslumbró el milagro mortecino
la víspera el instinto la mirada
el sol nonato
¿era una niña un animal una idea?
ah señor
qué horrible dolor en los ojos
qué agua amarga en la boca
de aquel intolerable mediodía
en que más rápida más lenta
más antigua y oscura que la muerte
a mi lado
coronada de moscas
pasó la vida
Blanca Varela
Carson McCullers
ella murió de borrachera
envuelta en una manta
en una silla de extensión
en un vapor
transatlántico
todos esos libros suyos de
aterrada soledad
todos esos libros suyos sobre
la crueldad
del amor sin amor
fue todo lo que quedó
de ella
tan pronto
el paseante descubrió
su cuerpo
notificó al capitán
y ella fue rápidamente
despachada a otra parte
del buque
mientras todo seguía
tal como ella lo había
escrito
Charles Bukowski
Cero a la izquierda, nada. Yo te digo:
toma esta nada, póntela en un dedo.
Nada en un dedo llevarás sin miedo.
La nada poderosa del mendigo.
Te veo por la nada de un postigo
y eres la cifra que alcanzar no puedo.
Ante tu fuerza saludable quedo
igual a un árbol hueco y enemigo.
Cero sin fin a la derecha es tuyo.
Si pienso en ti -robándote- destruyó
toda la cobardía que me llena.
Yo no soy nada. Tú todo.
Con nuestra vida
llena de soledad, yo soy la arena
y tú la raya horizontal salvada.
Carlos Pellicer
había amado
a tantos hombres como ahora
cuando la cerradura de las rejas
de mi cuarto de criada
se ha arrancado.
Y la noche es de hierro.
Las Fuerzas Armadas son de hierro.
Soy un ser humano libre.
Siempre lo he sabido
y nunca lo he entendido.
Kristina Lugn
tal como es entre mis mayores muertos;
no dentro de los ojos, sino fuera,
invisible, mas perenne
si de fuego no, de aire.
Carlos Germán Belli
Entonces pasé a prestarle atención a mi vecina, Alberta. Hablamos de amores. El tema le interesaba en teoría y a mí, al menos, no me interesaba en la práctica. Además, era agradable hablar de él. Me pidió que le expusiera algunas ideas y de pronto me pareció descubrir una que parecía provenir directamente de mi experiencia del día. La mujer era un objeto que variaba de precio más que cualquier acción en la Bolsa de Valores. Alberta no me entendió bien, y creyó que yo estaba por repetir un lugar común.
Ana Cristina César